lunes, 22 de febrero de 2016
Más allá del jardín (2014). Revisitando cuentos
Me siguen gustando mucho los dibujos animados un poco extraños, aunque ya no sean una novedad. Entre Hora de aventuras (ahora camino de convertirse en Los Simpson del canal Boing), Historias corrientes, a ratos algo de Clarence y hasta Titoyayo, no falta animación con la mezcla justa entre lo absurdo, los guiños para adultos escondidos entre chistes raros y un tono a veces un poco macabro. El anuncio hace un año de una nueva serie, muy corta, prometía el mismo tipo de dibujos que seguía, aunque quizá con más incidencia en lo fantástico y lo siniestro..lo que me gustaba aún más. El horario de emisión y el estar viendo otras series en ese momento hizo que junto a su brevedad, se quedara en algo que decidí ver más adelante, y esos diez capítulos de diez minutos escasos pasaron a ser algo que se quedó por ahí pendiente. Pero también esa brevedad sirvió para que el mismo canal optara por una nueva emisión, esta vez seguida como si fuera una película de animación, que encontré por coincidencia y sí que me quedé a ver. Además de hacerme pensar "¿por qué demonios he esperado tanto?" Y que, teniendo en cuenta la calidad de la producción, no iba desencaminado. Porque detrás de los personajes se encuentran actores como Elijah Wood o Christopher Lloyd.
Más allá del jardín es la historia de dos hermanos perdidos en el bosque que intentan volver a casa. Como tantos otros en cientos de cuentos y libros. Y que al igual que estos, no podían ser más distintos: un adolescente preocupado y desconcertado ante un lugar desconocido, junto a un niño alegre, un poco extraño y que acepta felizmente todo lo que pasa. Dos reacciones muy distintas hacia un bosque donde todo resulta fuera de lo común: los animales hablan y los esqueletos bailan. Pero no todo es tan inofensivo: un leñador les ha advertido contra el propio bosque y la bestia que lo habita, quien no permitirá que estos vuelvan a su casa. Pero en muchos casos, las intenciones del leñador y la propia bestia no terminan de quedar claras.
Debido a la distribución de la historia, muy corta, se trata más bien de una miniserie. Y una compuesta de minicapítulos, porque estos no son más largos que un corto de la Warner. Y que n cierto modo, podría ser una película por entregas, como los folletines. Una comparación muy adecuada porque parte del estilo y la ambientación recurre a la estética de principios de siglo: los vestuarios, los colores sepia, muchos enfoques propios de las primeras animaciones, y sobre todo, la banda sonora y las canciones, donde abundan los temas de piano y las melodías que recuerdan a los seriales mudos.
Lo cierto es que la distribución por episodios, independientes entre sí de no ser el hilo principal, hace que, vistas seguidas y montadas como largometraje resulten muy aleatorias y separadas en argumento y tono unos de otros. Algo que en realidad no es negativo: es una serie, no una película, aunque pueda verse en menos de dos horas, por lo que el ritmo es distinto. Además, aún viéndose de forma continuada, esa independencia de tramas y capítulos hace que se note más el aspecto anterior de serial. Y que, a nivel de guión, aporte elementos como el presentar la historia de forma menos lineal. Mientras el comienzo presenta a dos niños vestidos de forma rara en un lugar todavía más raro, que aceptan sin demasiada dificultad. Al igual que el público, que también lo acepta como aceptó las aventuras de Finn y Jake. Pero que no es hasta más adelante cuando, una vez se hayan presentado los personajes, se sepa quienes son y de donde vienen. Y donde su origen anodino contrasta con los elementos fantásticos que ahí son la norma.
No puedo ver calabazas bailando sin acordarme de Leguman y Telegato
Este giro es también parte de uno de los componentes más importantes de la serie: las influencias, a nivel narrativo o visual, de trabajos anteriores, clásicos o recientes. Los niños perdidos en el bosque y la búsqueda del hogar son uno de los arquetipos por excelencia de la narrativa popular. Pero en muchas escenas puede reconocerse sin problemas a Coraline, Las crónicas de Narnia (las de C. S. Lewis, no la hermana de Sabela), El árbol de las brujas, el viaje de Chihiro, los animales parlantes de Beatrix Potter y los primeros cortometrajes de animación. Pero también a Slenderman e incluso un guiño, muy sutil, a Posesión infernal. Son muchas situaciones y elementos reconocibles, pero que en ningún momento la historia parece hecha para enseñarlos, o montada a trozos. Más bien, han tomado una estética y unos elementos que hoy son parte de la imaginación colectiva del público, reconocibles por su origen e impacto, más que por querer hacer batiburrillo de referencias.
Más allá del jardín se ha planteado como un cuento. Un muy breve donde se recogen escenarios que hoy su público reconoce muy bien. Pero también un cuento macabro, donde lo siniestro se dibuja con una estética de aspecto infantil. Es el tipo de animación que, de haberla visto con cinco años, me habría quedado pasmada y de la que probablemente, recordaría durante años sus secuencias de esqueletos bailarines, árboles retorcidos y donde uno de sus protagonistas lleva una tetera en la cabeza.
Me la apunto. Lo he intentado con otras series como 'Gravity Falls' y 'La leyenda de Korra' pero no he podido. SI me hubieran pillado con unos cuantos años menos quizá hubiera entrado más fácil.
ResponderEliminarLast Airbender y La leyenda de Korra he oído muy buenas críticas, aunque no es el tipo de ficción que me guste. Gravity Falls también, y me llama mucho más la atención, pero se ha ido quedando aparcada por el mismo motivo que Más allá del jardín.
ResponderEliminarEs verdad, con unos años menos no me habría perdido ni uno solo de los dibujos.