jueves, 2 de julio de 2015

Septic Man (2013). El antihéroe cacoso




Hoy voy a hablar de una película de mierda. Pero literalmente. De mierda, de fosas sépticas, de trastornos gastrointestinales y de sinsentidos varios. Lo primero, al menos, sería el argumento de Septic Man. Lo segundo, se va poniendo de manifiesto a medida que avanza la película. Una película, que, con semejante título, tampoco podía esperarse que fuera el colmo de la limpieza.

 
 

Todo empieza con un problema en el suministro de aguas en una pequeña ciudad: la gente comienza a enfermar gravemente por lo que el alcalde, un tipo de aspecto un poco desquiciado, anuncia la evacuación inmediata durante un período de tiempo. Esta medida de seguridad parece esconder algo más grave: el ejército ha empezado a vigilar la zona, y un individuo que asegura representar al Consejo de la ciudad ha contactado con Jack,  un trabajador del servicio de alcantarillas solicitando su ayuda. Él más que nadie sabe cómo encontrar el origen del problema y solucionarlo durante el tiempo que dure la evacuación. A cambio de una importante suma y de la promesa de guardar silencio, Jack dedice investigar la planta de tratamiento de aguas, quedando atrapado por accidente en una de las fosas sépticas y a merced de una pareja de asesinos que deambulan por la planta, y que han decidido que la mejor manera de acabar con él, y de justificar la duración de la película, es hacer que se quede ahí a fermentar. Porque, si algo se ha aprendido sobre los residuos tóxicos en el mundo de la ficción, es que lo que no te mata, te convierte en un horrible mutante.



Lo más importante que se puede señalar de la película es que gran parte de todo lo que pasa no tiene ningún sentido. Ni el punto de partida, que parece querer ser un homenaje a los héroes monstruosos como Darkman o La cosa del pantano, ni el planteamiento, donde todas las referencias a la actuación del gobierno, la evacuación y el agente misterioso que contacta al protagonista son olvidados a los quince minutos…ni el desarrollo. Donde a la media hora la historia se convierte en una sucesión de situaciones un poco grotescas, derivadas en su mayor parte por el hecho de explotar la idea de un tipo deslizándose por unas alcantarillas, y en menos parte, por incluir por ahí a una pareja de psicópatas tirando a grimosos, que no se queda muy claro que pintan ¿Es que el agua se ha envenenado porque tiraban los cadáveres a los pozos, como en la Edad Media? ¿Una planta de tratamiento de residuos de semejante tamaño no debería tener al menos unos cincuenta trabajadores en distintos turnos y medidas de seguridad varias, en lugar de a unos tíos raros deambulando por ahí? Al final todo esto se reduce a los intentos del protagonista por salir de la alcantarilla, la aportación del guiño de serie B con todo el tema de las mutaciones, y a intentar explotar todo lo que se pueda el componente escatológico. Porque desde la primera temporada de South Park no veía a tanta gente vomitando de forma continuada como gag recurrente.

 


No hay KH 7 suficiente en este mundo para limpiar este WC

Precisamente esta falta de lógica hace que la película no funcione. Muchas series B se mantienen gracias a la suspensión de credibilidad del espectador, pero para eso hay que aportarle alguna razón: sea el truco de los residuos tóxicos, lo sobrenatural, alienígenas..o cualquier cosa. Pero aquí no hay más que un montón de conceptos apenas utilizados, hilados de una manera muy pobre y que no sirven de gran cosa porque el desenlace establecido habría llegado de una manera u otra.

 

 
Este guión tan absurdo va de la mano de unas actuaciones que le hacen justicia: los cuatro personajes que aparecen se limitan a decir sus frases de una forma muy forzada y mecánica. Más que interpetar se limitan a aparecer  ahí y hablar..pero con el material, tampoco es que puedan hacer gran cosa. Se salva en principio Stephen Mchattie, con un brevísimo papel como alcalde, explotándo al máximo un estilo muy excesivo y desquiciado. Pero en realidad su aparición es casi una anécdota y simplemente se limita a aparecer en una película que comparte guión con otras del mismo autor: Tony Burgess, además de novelista, también es el guionista de Pontypool y Hellmouth. La primera, me pareció una historieta muy original sobre un virus zombie que se trasmitía a través del idioma inglés (la película estaba filmada en Québec por lo que hacían muchas bromas sobre las dos lenguas oficiales). La segunda está pendiente de estrenarse pero su trailer promete bastante. Y el que cuente también con un director distinto a Septic Man ayuda a que no haya perdido el interés tras ver este truño. Lo de truño, esta vez, va también en sentido metafórico.

 


Una expresión similar se me quedó tras ver la película

No me queda muy claro cual era la intención de este Hombre Séptico ¿Una parodia de los héroes de aspecto monstruoso? ¿Una historia de orígen de la que tendremos una secuela con un monstruo de alcantarilla sembrando el pánico? ¿O es simplemente una broma donde hacen parodia de todos estos elementos? Teniendo en cuenta la secuencia de los créditos, que casi es lo más divertido de la película, y sobre todo, la canción especialmente escrita para ella, que suena al final, es probable que se trate de esto último. Pero al chiste este, tras unos  cuarenta minutos, acabé por no ser capaz de encontrarle la gracia. Por el momento, en cuanto a humor escatológico, me sigo quedando con Arale y sus cacas sonrientes. Al menos son más monas.

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