lunes, 24 de noviembre de 2014

Sin City. A Dame to Kill for (2014). La secuela que no gustó


¿Y si Sin City, en vez de delincuencia, hubiera tenido más gaticos?

La adapción al cine de Sin City tuvo sus partidarios y sus detractores. Esta primera entrega era muy fiel al cómic original, tanto en fondo como en forma. Consiguió conservar el estilo de serie negra llevada al extremo, con todos sus personajes pasados de vueltas y sus escenarios llevados hasta lo imposible en cuanto a oscuridad y situaciones dramáticas. Pero también lo consiguió con la propia estética del cómic, compuesta practicamente por escenarios en claroscuro y siluetas que apenas se dibujaban con una línea blanca. Ambos tuvieron sus partidarios y sus detractores, y personalmente, viéndole sus defectos y todas las cosas que no me convencían, llegué a disfrutar con ese dramatismo un tanto exagerado que intentaba transmitir en todo momento. Hasta esa costumbre de pintar los cristales de las gafas en un blanco impoluto, y el célebre tío de color amarillo que hace su aparición, me acabaron haciendo gracia, aunque quizá no por los mismos motivos que había pretendido Frank Miller.


A Dame to Kill for llega casi nueve años después, bastante tarde para ser la secuela de una producción que funcionó bien (quizá tuviera algo que ver el descalabro de aquella versión tan rara que hizo de The Spirit), y que, al igual que la anterior, se compone de las distintas historias que viven los habitantes de los bajos fondos de Sin City. Una ciudad con un apodo adecuado, donde existen barrios enteramente dominados por la mafia, donde las prostitutas se agrupan en bandas para defenderse y donde las fuerzas de la ley son inexistentes, porque incluso sus políticos, encabezados por el Senador Roark, son incluso peores que los criminales…O lo mismo este también hizo la carrera en la misma facultad que los españoles, a saber. Sus personajes están tan al margen como la propia ciudad: detectives de medio pelo, strippers, jugadores y matones acabarán cruzando sus caminos en busca de venganza o de resolver un asunto pendiente. 



Se trata de una película que, o bien te acostumbras a su estética y la disfrutas por completo, o poco más se puede hacer. El escenario de Sin City sigue lleno de sombras, de callejones similares a los del cine negro, pero magnificados a la hora de mostrar su peor cara, y de mansiones que no desmerecerían en alguna película de los años cuarenta. El blanco y negro se va alternando de forma aleatoria con escenas, o incluso personajes solamente, que aparecen retratados en color, haciendo que los escenarios sean todavía más irreales. En realidad es parte de su gracia, al igual que los propios protagonistas. Porque el reparto también es de primera categoría y estos están al nivel que se necesita. Que no es precisamente una actuación creíble, sino un registro un tanto excesivo, y a veces sobreactuado, que también es el más adecuado al tipo de personaje que interpretan. Quizá el de Jessica Alba no de mucho de sí porque también es el más simple, aunque Josh Brolin y Joseph Gordon Levitt cumplen perfectamente. Y Mickey Rourke casi tiene mejor aspecto con la caracterización de Marv, el matón, que con el suyo normal.


Una femme fatale, un profundo y unas gafas con brilli-brilli 

En este caso, quien más sobresale es Eva Greene y su encarnación de mujer fatal. También es a quien se le dio más presencia en casi todas las fotos promocionales, pero su forma de llevar determinados papeles un poco difíciles de creer, como pudo ser Artemisia en 300, El origen de un imperio, es el más adecuado para su personaje. Además de ser el segmento más largo de la película, consigue darle vida a alguien tan imposible como una mujer con tal capacidad de hacer perder a los hombres, que casi entraría en el terreno fantástico.



Pero el mayor problema es que precisamente estos personajes, y sus propias historias, están demasiado pasados de vueltas. Sin City era una película muy excesiva, con determinadas situaciones que no tenían sentido. Pero conseguía mantener un equilibrio haciendo que esa ciudad llena de delincuentes y asesinos mantuviera un punto de credibilidad. Esta segunda parte entra de lleno en el terreno del sinsentido: las habilidades de algunos personajes parecen poderes de superhéroes, estos actúan de una forma tan absurda que solo se puede esperar a ver cual es la próxima burrada que aparece…y al final, cualquier posibilidad de mantener equilibrio se acaba perdiendo entre personajes con frases tremebundas, disparos porque sí y tramas que se van resolviendo sobre la marcha, o directamente, poniendo delante de los protagonistas lo que les haga falta al momento ¿Qué van a entrar a saco en la casa de un político corrupto? Qué coincidencia, justo se encuentran con una banda de moteros armados hasta los dientes ¿Qué no sabemos qué hacer con un secundario? Hm…vamos a hacer que se pegue un tiro presa de la locura. Quedará muy bien.

Quizá por llegar tarde, o quizá por contar con unos defectos demasiado evidentes, A Dame to Kill for fue uno de los fracasos este año. También es un poco difícil prever a veces lo que va a funcionar y lo que no, especialmente cuando es un tipo de película que se sale de las producciones habituales..pero también es cierto que en esta parecía que al guión se había perdido entre varias docenas de frases pretendidamente dramáticas y voces en off.


2 comentarios:

  1. Es una pena. Yo he idolatrado a Frank Miller durante muchos años, desde que fueron cayendo en mis manos todos sus comics... Pero es empezar a relacionarse con el cine y venírseme abajo. Me gustaba mucho el cómic "300"... hasta que vi la peli y "descubrí" defectos que no recordaba en él. Y lo mismo con la primera Sin City. Lo cual no quito que iré a ver esta segunda parte (¿la han estrenado ya? ¿cuándo ha sido??) o la recuperaré en formato doméstico. Y eso que no me he atrevido a ver "The spirit"...

    ResponderEliminar
  2. Ví las películas antes de los comics, por lo que sus defectos como autor se notaban más. Pero en esta segunda parte todavía son más obvios y parte de ella se podía considerar un sinsentido...Suerte que cuentan con un reparto a la altura de los personajes.
    Lo cierto es que fue uno de esos fracasos de taquilla y ni siquiera sé las fechas de estreno en España.
    Bueno, y después está lo de The Spirit que era una cosa muy rara..¿era un homenaje? ¿Era una parodia? ¿Alguien había echado alcohol en la bebida de los guionistas?

    ResponderEliminar