jueves, 3 de abril de 2014

El Hobbit; La desolación de Smaug (2013). El viaje que se alargaba



Con Un viaje inesperado comenzaba la primera entrega de El hobbit, donde Peter Jackson retomaba la Tierra Media y a sus personajes. Pero debido a la extensión de los guiones que habían preparado, su primera entrega se limitaba a poner en camino a los protagonistas de cara a recuperar el hogar de los enanos de Smaug, el dragón que los había expulsado.






Un año después, con un estreno en plenas vacaciones, como suele ser en el caso de los blockbusters, los personajes continúan donde habían quedado: intentando llegar a la montaña, pero con los orcos comandados por Azog persiguiéndolos, en bastante malas migas con los elfos, y sin Gandalf. Porque este último debe seguir averiguando quien es esa figura conocida como el Nigromante y si realmente es más peligroso que un hechicero humano.


A El hobbit se le ha criticado por ser la vaca lechera de El señor de los Anillos: todavía es muy pronto para otra versión de la obra de Tolkien, pero por mucho que rebuscaban, no encontraban otra saga de fantasía que se le pareciera en pantalla. El intentarlo con las Crónicas de Narnia e incluso con Materia oscura lo demuestra (y también que no andaban muy afinados a la hora de elegir), y por ello la opción más fácil era retomar el libro más breve sobre la Tierra Media y reconvertirlo a trilogía. Sí, la obra original del Hobbit ocupaba más de novecientas páginas por lo que técnicamente no se están inventando nada. Pero si la versión que se publicó era mucho más reducida, sería por algo. Y aunque la primera entrega de esta trilogía resultaba amena pese a lo extensa, a su segunda parte se le nota demasiado esa duración extra que le han impuesto.


¡-2 a Destreza y +5 al Daño!

No me quejo en un principio de las persecuciones, de las secuencias de acción, ni de todas las secuencias en el pueblo del lago con el personaje de Bard. Me gustó cómo recreaban un asentamiento humano, con su comercio, sus habitantes y  hasta con su aduana (en Tierra Media también pagan impuestos. Muchos deberían tomar nota). Y sin que fuera un escenario de batalla, al menos en un principio. Además, cuenta con Stephen Fry en un papel muy breve pero tan divertido como nos tiene acostumbrados este hombre. Pero otra de las tramas, con la aparición de la elfa Tauriel y ese romance que se adivina entre ella y Kili, se nota tremendamente forzado, incapaz de aportar nada a la trama excepto el alargarla y meter giros innecesarios. Más que el haber convertido un libro breve en una trilogía, me disgusta esta forma tan absurda de modernizar una historia, por el simple hecho de no contar  con personajes femeninos y romances. Estos enanos con aspecto de elfos en miniatura, estas elfas con dramas románticos, parecen más un pegote añadido a última hora que algo integrado dentro de un guión. Por comparación, los viajes de Gandalf, su enfrentamiento contra el Nigromante, y las referencias que van incluyendo sobre el anillo único, resultan mucho más interesantes y dinámicas. Hasta los enfrentamientos con los orcos cumplen mejor su funcion. Y eso que sigo sin tomarme en serio a un personaje que vaya por ahí llamándose Azog el Profanador. Se ve que algún guionista ha jugado demasiado a Dragones y Mazmorras…



Toda historia debe tener un planteamiento, un nudo y un desenlace. Aunque este último quede completamente abierto y de cara a ser finalizado en la siguiente entrega. Esto es algo que en Un viaje inesperado sí tuvieron en cuenta, pero que esta vez, en su empeño por alargar lo máximo posible la aparición dramática del dragón Smaug, se han olvidado: la película, más que un final abierto, se queda con un cliffhanger de cara a la siguiente entrega, de forma que, después de haber pasado dos horas y media viendo las idas y venidas de los personajes, desconcierta bastante. Además de dar la impresión de que se han olvidado de cerrar el guión, o que directamente, no les dio tiempo.


Se que es una criatura codiciosa y sanguinaria, pero...¡¡Es una monada!! 

El punto fuerte de La desolación de Smaug es precisamente la aparición de su dragón, que se hace esperar pero que es todo lo que el público esperaba y más: tiene su gracia el ver de nuevo a Martin Freeman y Benedict Cumberbatch (al menos, a su voz) compartiendo pantalla de nuevo, y han conseguido dotar de caracterización a un personaje que, igual que Gollum, solo cuenta con su generación infográfica y la voz de un actor. Pero es precisamente su voz, sus expresiones, e incluso su forma de actuar, muy egocéntrica, cínica y casi felina, la que lo hace más divertido. En mi caso, sobre todo por esto último, claro. Pero quizá el principal problema es el pensar si todos los añadidos, y esta vocación de conseguir un segundo Señor de los anillos, han acabado por deslucir el viaje del hobbit y su compañía.  

3 comentarios:

  1. José Miguel García de Fórmica-Corsi3 de abril de 2014, 17:40

    No es ya la irritante sensación de que el personaje de Tauriel y su amor interracial huelen a modernización bajo el perfume de la corrección ideológica. Es que, al final, el mensajito no puede ser más banal y conservador, incluso reductor desde el punto de vista feminista: la elfa guapa se enamora no de cualquier enano, ni siquiera del más valiente o del más inteligente, sino del más... guapo.

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  2. Lo de darle esa visión conservadora y sexista no lo veo tan claro (se enamora primero Fili de ella, y ella acaba fijándose en él por su insistencia cansina, no porque sea guapo y haya sido amor a primera vista) pero sí, es un añadido de pegote muy para cine de todos los públicos, comercialmente hablando.

    Muy de acuerdo en general con tu crítica. Y me han encantado eso de que Smaug tiene algo de felino, es cierto!
    Esperemos que la tercera parte remonte.

    Un abrazo

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  3. José Miguel García de Fórmica-Corsi: la aparición de Tauriel y su futura historia de amor me pareció una concesión muy cutre a las normas del cine comercial. Hoy parece obligatorio que todo blockbuster tenga su trama romántica. Y ya en la primera parte me había chocado que a una parte de los enanos les habían dado un lavado de cara haciéndolos más atractivos al público..Lejos queda el Gimli de El señor de los Anillos.

    Liliana Fuchs: pegote es la forma más adecuada de definirla. En cada aparición que tiene a la mitad de la película se queda quieta, mira a Fili, vuelve a quedarse quieta en una esquina...¡ni los guionistas no saben qué hacer con ella!
    Yo también tengo esperanzas para la segunda parte. La primera, aunque larga, mantenía muy buen ritmo y me divirtió mucho. Aquí se notó que necesitaban material para tres películas y les faltaba material.
    (y sí, este Smaug es un poco felino él..quizá por eso me gusta todavía más :))

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