jueves, 6 de febrero de 2014

Gormenghast y Mervyn Peake. El castillo de Irás y No volverás



Hay libros que despiertan un gran cariño y pasión entre sus lectores. El caso más conocido es el del Señor de los Anillos, cuyos personajes gozan de un gran cariño y admiración por parte de estos. Personalmente nunca lo entendí: me había gustado como obra de fantasía y su calidad es innegable, pero no me parecía que fuera algo completamente mío ni había llegado a tener ese nivel de empatía con un personaje ficticio. Entonces descubrí Gormenghast, la trilogía escrita por Mervyn Peake, y lo entendí perfectamente. Y la comparación no es aleatoria, porque ambas obras son relativamente cercanas en el tiempo, las dos tienen sus grupos de seguidores fieles (en el caso de la última, mucho más minoritario), y especialmente, porque alguien dijo en una ocasión: “Los lectores de la segunda mitad del siglo XX pueden definirse en dos categorías: los que les gusta El señor de los anillos y los que les gusta Gormenghast”. No me avergüenza reconocer que estoy en el segundo grupo.



Los libros de Mervyn Peake describen un mundo inventado. Pero a diferencia de la Tierra Media, influída en la mitología e influyente en la fantasía posterior, estos no parecen tener un referente ni intención de crear un universo realista: el castillo de Gormenghast, habitado por sus nobles y sirvientes, es un lugar bastante irreal y grotesco. Los Groan, familia titular, está formada por Sepulchrave, el conde, es un hombre melancólico al que le interesa poco el título, y pasa el día leyendo. Su mujer Gertrude, ignora a su familia y hace lo propio pasando el tiempo rodeada de pájaros y gatos blancos. El núcleo lo completan Fucsia, su hija mayor y Cora y Clarice, las hermanas gemelas del conde. El reino es bastante acorde al carácter de sus habitantes: se trata de un enorme páramo rodeado de marismas, arenas movedizas y el océano. No parece haber más lugareños que los castellanos y los Talladores, aldeanos que periódicamente presentan ante el señor del castillo sus obras. Esto ha sido así durante los últimos 76 gobernantes, pero algo cambia cuando se anuncia el nacimiento de Titus, el próximo heredero, y cuando Steerpike, un mozo de las cocinas escapa de una vida miserable para entrar al servicio del médico de la corte.



Los tres libros, o al menos, los dos primeros, abarcan un período de tiempo bastante amplio, de unas dos décadas en la vida de sus personajes. Aunque a Titus se le considere el protagonista por tener el mayor peso en el desarrollo de la historia, es solo una parte muy concreta, entre la que el resto de personajes viven, maduran, se enamoran y algunos son asesinados. Paralelo a Titus es el avance de Steerpike, un personaje al que más que villano, se le califica de antihéroe por oponerse a todo lo que supone el castillo y sus costumbres: es difícil saber en qué momento pasa de ser un personaje simpatético a alguien ambicioso y que poco a poco, se va acercando al dominio del castillo. Sería muy difícil mencionar con detalle a todos los personajes sin explayarse más, pero aunque su actitud y muchos de sus rasgos sean grotescos y absurdos, como la propia sociedad del castillo en el que viven, el autor los trata con una enorme  humanidad y ternura, haciendo que trasciendan su condición un poco esperpéntica y se conviertan en seres entrañables, llenos de defectos y virtudes. De todos, el retrato más tierno es el de Fucsia Groan, que hace su primera aparición como adolescente y cuya primera caracterización me sorprendió por ser el retrato más fiel que alguien podía haber hecho de una persona de 15 años: sus cambios de humor, rabietas, la ternura con su niñera y su hermano, y su imposibilidad de abandonar la fantasía a medida que se hace mayor   hizo que se convirtiera en mi favorito de todo el libro, y que comprendiera cómo alguien puede acabar sintiendo esa pasión que muchos demuestran por los protagonistas de sus libros preferidos.



Aunque el mundo de Gormenghast parezca irreal e incoherente, es muy fácil reconocer elementos reales en él: sin ir más lejos, lo absurdo de la casa noble y sus allegados no se diferencia mucho de cualquier casa real europea (y probablemente, de la británica) y en más de una ocasión se reconocen otros aspectos con los que el autor no estaba muy de acuerdo: los pasajes acerca de la formación académica de Titus son toda una declaración de principios, pero las similitudes con escenarios y situaciones reales del momento no se quedan ahí. Solo hay un volumen de los tres en el que se muestre el mundo exterior, y este es, si cabe, mucho más grotesco e inquietante de lo que pudo serlo Gormenghast, que de todas formas siempre retrató un punto de afecto. En este no se corta a la hora de hacer referencias a una guerra pasada, a campos y a antiguos enemigos, todo ello de una forma bastante pesadillesca..Algo comprensible, teniendo en cuenta que Peake participó en la II Guerra Mundial.



Los cinco tomos que su autor había planeado se quedaron en tres a causa del Parkinson, enfermedad que le impidió escribir más de tres páginas de Titus Awakes. Fue su mujer, a partir del material disponible, quien decidió terminarlo. Este a su vez estuvo perdido y no fue publicado hasta hace poco.  No lo he leído, pero por suerte Titus Solo resulta un final adecuado para una saga como estas. A falta de poder conocer el final que el autor hubiera querido dar a su obra, nos quedan sus tres volúmenes y los bocetos e ilustraciones de Peake que acompañan a muchas de las ediciones, gracias a los cuales es imposible imaginarse a sus personajes de otra forma.


Aunque en un principio no haya tenido mucho impacto en otros medios, sí cuenta con una versión, muy buena, de los dos primeros tomos, realizada por la BBC. Esta contó con un reparto de primera, entre los que se contaban Jonathan Rhys-Meyers y Christopher Lee (que también había conocido a Peake) en los papeles de Steerpike y Flay. Y The Cure se encargó de dedicarle una canción a Fucsia, que aunque no recomiendo escuchar antes de los libros, por cuestión de spoilers, me parece que a su protagonista le hubiera encantado. 

3 comentarios:

  1. Yo soy de los que me gustan las dos sagas Gormenghast y El Señor de los Anillos, y también me he visto la serie británica. Pero como suele ser normal llegué antes a los Hobbits que a las tribulaciones relatadas por Mervyn Peake.

    ResponderEliminar
  2. José Miguel García de Fórmica-Corsi9 de febrero de 2014, 12:24

    Durante muchos años (pero de esto hace ya tiempo...) solía detenerme en las librerías a hojear los libros de la saga "Gormenghast". Unas veces más que otras, tenía claro que algún día me la compraría. Pero no lo hice en su momento y después desaparecieron de las tiendas. Ignoro si ya están descatalogadas o todavía se pueden encargar. Sigue siendo una cuenta pendiente

    ResponderEliminar
  3. satrian: yo también me leí El señor de los anillos primero, y a Gormenghast no lo encontré hasta años después..pero fue leer sobre el castillo y sus singulares habitantes y acabar prefiriendo a la familia Groan y sus excentricidades.

    José Miguel García de Fórmica-Corsi: desde que los publicó Minotauro, no se volvió a saber. Igual en algún momento los de Valdemar los rescatan. Los recomiendo profundamente, aunque teniendo en cuenta que fue amor a primera línea, igual no soy muy objetiva.

    ResponderEliminar