jueves, 21 de febrero de 2013

Lecturas de la semana. Cualquier intento de buscarles un nexo en común es inútil


Aunque de forma general podría decirse que los dos libros que he terminado en estos días sean de temática fantástica, no lo es tanto si nos ponemos picajosos con las clasificaciones. Y saliendo de ellas, todavía más: uno lo he leído en papel, el otro en ebook. Uno es una novela, y el otro, recopilación de relatos. Y el primero forma parte de una exitosa saga de fantasía urbana mientras que el segundo son escritos que seguramente hoy no recuerde nadie.

 

La Tumba. Jim Butcher. Tercer libro en la serie Harry Dresden, el mago que ofrece sus servicios cual detective cualquiera y al que le cabrea un montón que le pidan filtros y pociones amorosas (de hecho, lo indica claramente en su tarjeta). Tras ir conociendo su trabajo y su historia, no muy feliz, en los dos primeros libros, ahora le toca enfrentarse con una importante cantidad de actividad fantasmal, que, según descubre, no es una coincidencia: los espectros han sido torturados lo suficiente como para manifestarse más, y esto da lugar a la aparición de una criatura a la que se refieren como Pesadilla, con la que Harry Dresden y sus compañeros tuvieron un enfrentamiento hace tiempo y ahora quiere venganza. Además, tiene que asistir a una reunión de una de las cortes vampíricas, en la que seguramente intenten que no salga vivo.

Del tal Dresden no conozco gran cosa, porque no llegué a terminar el primer libro ni leí el segundo, pero lo que tienen a su favor estos libros es lo independientes que resultan unos de otros: aparecen personajes que el protagonista conoce, o hacen referencias a cosas que este ha vivido, pero lo suficiente concisas como para que el lector se entere de lo que pasa, y sobre todo, que estas no tengan una gran importancia en lo que cuenta en el siguiente libro. Aunque el protagonista evolucione a lo largo de la serie, hasta el punto de tener una novia, bastante insoportable ella, en este libro, en ningún momento provoca sensación de confusión o de haberse perdido algo en concreto. Y, tomándolo tal cual, el libro se disfruta bastante por la cantidad de acción que incluye e incluso el esfuerzo a la hora de crear una sociedad propia para las criaturas sobrenaturales.

 En cambio, si se intenta tomar el libro en serio, no aguanta muy bien la lectura: Harry Dresden no deja de ser el arquetipo de detective encallecido pero romántico, con respuestas para todo, que cuenta sus aventuras en primera persona y que se ha visto millones de veces desde la época de Philip Marlowe y Sam Spade. Además, el autor recurre mucho a los diálogos en los que los personajes recopilan pistas y conclusiones una y otra vez, como para asegurarse que el lector no pierda el hilo de la historia que, para qué negarlo, tampoco es tan complicada.

 

Varios Autores. Dossier Negro. Hay gente a la que se le debería hacer el trabajo que realizan mucho más, como la persona a la que se le ocurrió recopilar digitalmente todos los relatos aparecidos en la revista de comics de terror Dossier Negro. Lo más famoso de la revista fue más bien algunos comics, y seguramente todas estos relatos cortos acabarían desapareciendo como lágrimas en la lluvia (más que nada, porque si no escribo la frase, reviento).

Conservo algunos ejemplares en papel, en general los relatos no pasaban de dos páginas a doble columna. El que no recordara ninguna en concreto demuestra lo poco memorables que eran, porque en realidad, no había nombres conocidos, sino que la mayoría eran escritos con seudónimos, más algún texto adaptado de Poe, y los cuentos solían trabajar con escenarios y situaciones tópicos del género de terror para llegar a un final sorpresa: mujeres que engañan a sus maridos haciéndoles creer locos, científicos, selvas y salvajes, nobles despiadados, fantasmas e incluso una historia en los Cárpatos por ser un lugar que no podía faltar en una buena recopilación de terror de consumo.

A pesar de no tener una calidad para echar cohetes, me divertí un montón leyéndolos. Porque ante todo, no engañan, y no quieren ser otra cosa que historias de terror entretenidas e incluir un final de infarto que haga que las dos páginas de texto merezcan la pena. Hace años leí bastantes novelitas de terror publicadas por la editorial Bruguera, con el mismo estilo, el mismo truco de autores escribiendo con seudónimo inglés y sus mismos escenarios fuera de España porque, como todo el mundo sabe, esas cosas solo pasan en Inglaterra y en lugares apartados de Europa. Y el volver a encontrar este tipo de historias, y sobre todo, conservadas en un nuevo soporte, hace que al menos la lectura merezca la pena por lo nostálgico de esta.

 

3 comentarios:

  1. Yo leí el primero de Harry Dresden y vi la serie de tv, ninguna de las dos cosas me satisfizo mucho.

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  2. El gatico de hoy es de una insolencia que me lo comía... a besos!!!

    Los buenos finales me han dado los mejores momentos. No todos saben terminar bien las historias. Un académico como Arturo Pérez Reverte tiene finales horribles. El final de 19Q4 de Haruki Murakami es de decepcionante, después de una magnífica novela leída como si me fuera la vida en ello. Y así muchos. Siempre lo digo, hay historias en la que lo menos importante es el final, pero hay otras en las que es imprescindible. Otra novela adictiva, EL OCUPANTE de Sarah Waters con un final para no leerla jamás. Deberían existir unos premios para escritores que saben cómo proporcionar un final maravilloso y otros para los que jamás saben terminar bien una novela que lo requiere.

    Al hablarnos de "Dossier Negro" he recordado unas historias de terror que disfruté muchísimo hace años y que no recuerdo en qué publicación eran. Es horrible, porque me encantaría releer algunas de ellas. Pero nada, no logro acordarme.
    Las relecturas de vez en cuando son tan gratas!!

    Un besazo y gracias una vez más por una entrada muy interesante!

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  3. satrian: la serie no llegué a verla, pero los libros, aún siendo entretenidos, no es algo que me compraría habitualmente.

    La Minomalice: hace un montón de tiempo que no leía relatos, y estos de Dossier Negro, aunque flojos, funcionan muy bien por la nostalgia de ese tipo de literatura de rellenar páginas.
    De publicaciones de terror recuerdo un par, una era la revista de Historias para no Dormir, que publicaban relatos extranjeros muy buenos, y una tira cómica de humor negro. La otra se llamaba Biblioteca Universal de Misterio y Terror, traían a cuatro o cinco relatos por tomo, y se reconocían bien porque en la portada siempre presentaban una carota monstruosa.

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