miércoles, 27 de abril de 2011

Empieza la temporada del Doctor Who y yo con estos pelos



El Doctor Who, visto en Barrilete Cósmico ¡¡El negro es igualito a mi Dalek!!

Desde la semana pasada, estoy que no doy abasto: aunque a mis series habituales les queden cuatro telediarios, tengo todavía por delante doce episodios de Juego de Tronos, y especialmente, Doctor Who, una de las primeras que empecé a seguir según se emitía.

La novedad más importante la temporada anterior fue la entrada de Matt Smith, su cabezón y de Steve Moffat como responsable de la serie. Este nuevo doctor lo tuvo muy crudo para superar el cariño que los fans le guardaban a David Tennant, y después de ver el especial de navidad y este primer episodio, creo que todavía tendrá que seguir intentándolo...Cuatro años son cuatro años, y no se olvidan facilmente.

La temporada nueva empezó con un encabezamiento un tanto triste, debido a la muerte de Elisabeth Sladen (la Sarah Jane del cuarto Doctor), y sin continuidad respecto del especial de Navidad, lo que a estas alturas sorprende por lo acostumbrados que estábamos a que sirviera de adelanto para la temporada oficial. En este caso, no se mencionan para nada los viajes de Amy y Rory en la Tardis, que ahora llevan dos meses instalados en una casa como recién casados. El próximo contacto con el doctor lo tendrán gracias a una invitación indicándoles que viajen a Estados Unidos, lo que también resulta una aparición un tanto rara para un personaje que nos tenía acostumbrados a materializarse con su Cabina en los momentos más inesperados.

Para inaugurar temporada, aparece también River Song, que para ser la no-compañera, o acompañante en un futuro, desde el 2008 parece que está abonada a la serie. No seré yo quien se queje porque me gusta mucho el personaje, y según han prometido, este año tendremos más información acerca de cómo conoció al Doctor.

Sin decir nada sobre el argumento, tiene todas las cosas típicas de Moffat, como es una tendencia hacia lo macabro mucho más marcada, y un montón de paradojas temporales que incluyen dos Doctores, alienígenas que modifican la memoria, y una River Song enfrentándose a lo que supone conocer al Doctor en orden temporal inversa. No es de extrañar, porque este hombre es el que nos provocó dentera a las estatuas, a las bibliotecas, organizó toda una temporada en torno a dos viajes temporales, e incluyó a una acompañante que el Doctor todavía no ha encontrado.



Como principio, no es de los episodios que más me haya gustado: la ambientación en Estados Unidos me resulta un tanto rara en una serie tan puramente británica como esta, y me hace sospechar si no se tratará un movimiento para popularizar todavía más la serie al otro lado del charco. Pero de momento, intriga y paradojas sí ofrece a raudales. Por no decir un trailer que tiene todo lo que nos gusta en este blog: ¡monstruos de goma! ¡muñecos inquietantes! ¡hasta nazis! ¿quien decía que en Doctor Who, para nazis ya teníamos a los daleks?

domingo, 24 de abril de 2011

Meme literario



Otro al que le fastidiaron las vacaciones

Ayer fue el día del libro, aunque entre procesiones e inundaciones varias, no es que luciera mucho la fiesta en cuestión. Y como en este blog la lectura es algo tan necesario como el comer, hoy toca un meme sobre libros que he encontrado por ahí.

El último libro que he leído. Guardianes del Crepúsculo, de Serguei Lukyanenko. Es el último de la trilogía de los Guardianes, una saga de fantasía urbana escrita por un ruso (perdón, kazajo) bastante peculiar: el autor se pasa por el forro todas las simplicidades de bien y mal, quedándose con una historia mucho más difusa en cuanto a la moralidad de los personajes. Ah, y también tiene dos películas basadas en el libro, que se le parecen como un huevo a una patata. Pero que son increíblemente divertidas.

El libro que estoy leyendo. Le parfum de la dame en noir, de Gaston Leroux. Si a estas alturas no domino el idioma del país ese en el que ofrecen trabajo, es porque el francés tenía una oferta literaria mucho más variada.

El libro que cambió mi forma de pensar. Gormenghast, de Mervyn Peake. Dicen que la segunda mitad del siglo XX tiene dos tipos de lectores: los que les gusta El señor de los anillos, y los que les gusta Titus Groan. Yo estoy entre los segundos.

El último libro que me hizo llorar: La Ley General Tributaria. Solo con leer la parte de las actas de conformidad, se me saltaban unos lagrimones de aquí a Lima

El último libro que me hizo reír. Mascarada, de Terry Pratchett. Nunca habían dado una definición del ballet tan acertada como la del autor de Mundodisco (sí, las bailarinas se dedican a eso ¡¡voluntariamente!!)

Un libro prestado que no me han devuelto. Esencia Oscura, de Tim Powers. Pero tampoco lo echo mucho de menos.

Un libro prestado que no he devuelto. Las crónicas de Elric de Melniboné, a la misma persona que no me devolvió el otro. Quid pro quo, doctor.

Un libro que volvería a leer. Uf, muchísimos, y según tenga el día. Desde La legión de los condenados de Sven Hassel, a Crimen y Castigo de Dostoievski.




Un libro que cambió mi vida. El Nuevo Plan General Contable. A peor, se entiende.


Un libro para regalar a ciegas. El golem, de Gustav Meyrink. Ninguna casa está completa sin un ejemplar.

Un libro que me sorprendió para bien. Cumbres Borrascosas, de Emily Brontë. Heatcliff ni de lejos me va a parecer el antihéroe romántico del que muchas lectoras se enamoran, pero los personajes se me hicieron simpáticos, aunque solo fuera por lo desquiciados que están, los pobres.

Un libro que me decepcionó. Los Hijos de Anansi, de Neil Gaiman. Siempre me pareció un tío un tanto sobrevalorado.

Un libro que encontré perdido. Uno, cuyo nombre no recuerdo, sobre la historia contemporánea de España, en inglés, que se dejaron unos turistas americanos. Para lo plomo que es, con datos estadísticos y económicos, es sorprendentemente corto. Claro que la historia del país la terminan en 1986.

Un libro que robé. El señor de los anillos, de Tolkien. Pero me lo habían levantado a mí primero, y ya se sabe lo que pasa cuando se roba a un ladrón.



De no ser por este hombre, yo no estaría aquí



El autor del que tengo más libros. Tengo las obras completas de H. P. Lovecraft y casi todo lo de Jean Ray, por lo que andan empatados.

Un libro valioso. Mi edición de Penguin de Titus Groan, Gormenghast y Titus Alone, actualmente en la caja de seguridad de un banco suizo.

Un libro que llevo tiempo queriendo leer: El Ulises de Joyce, a ver si es tan fiero el león como lo pintan.

Un libro que prohibiría: cualquiera de Jesús Omeñaca, un hombre dispuesto a acabar con la psique de los aprendices a contable.

El próximo libro que leeré. Si Dios no lo remedia, Le bossu, de Paul Feval. Que la capa y espada en Francia no eran patrimonio exclusivo de la familia Dumas.

Como este meme no es de nominar a nadie, sírvase cualquiera de hacer uso de él.

martes, 19 de abril de 2011

Año Uno DJ (después de Juego de Tronos)






El crossover definitivo: mi gata y Juego de Tronos


¡¡Habemus Juego de Tronos!! Durante unos dos años comenzamos escuchando rumores, vistos buenos, cambios de reparto y después, fotos, vídeos, y hasta un adelanto de quince minutos del primer episodio. Cosas de las que he huído despavorida por aquello de no destriparme nada de lo que fuera a aparecer. Y bien que me lo he pasado viendo este primer capítulo sin saber nada de antemano.

Como a partir de ahora las reseñas sobre el primer episodio y el argumento de los libros y serie no van a ser una novedad, he decidido hacer una recopilación de lo que más y menos me ha gustado ver en pantalla. Pero, a título informativo, un pequeño resumen del argumento y origen de la serie sería el siguiente:



Juego de Tronos es el primer volumen de la saga de George R. Martin, Canción de Hielo y Fuego. Ambientada en un lugar imaginario (Westeros), narra la historia de una guerra sucesoria entre las distintas casas nobles, tras la muerte del rey Robert Baratheon (que a su vez, también había depuesto al anterior, Aerys Targaryen). Como suele pasar en estos casos, la batalla acaba resultando una guerra fraticida y una verdadera masacre para los campesinos y quienes se encuentren en el camino de los soldados. En este sentido, Canción de Hielo y Fuego podría ser tranquilamente una versión no reconocida de cualquier conflicto que se produjo en Europa durante la Edad Media. La principal diferencia son los elementos fantásticos que forman parte de Westeros: el sistema de estaciones es un tanto raro, y todos sus habitantes viven bajo la amenaza de un invierno que podría durar años. De hecho, el lema de una de las casas, los Stark, es "Se acerca el invierno". Es precisamente con los Stark con los que empieza la historia, ya que sus dominios se encuentran cercanos al Muro, una construcción gigantesca, muy similar al Muro de Adriano, que separa el mundo civilizado de los Salvajes, un grupo de tribus dispersas. Y de los Otros, unas criaturas capaces de crear muertos vivientes. Sin embargo, y aunque comenzará a aparecer la magia más adelante, el autor utiliza estos elementos de manera muy sutil, de forma que queda completamente integrada en un universo coherente y bastante realista de sus cánones. Lo que también quiere decir que ningún personaje va a finiquitar a un ejército lanzando bolas de fuego.

Así es como comienza también el Juego de Tronos de la HBO, y con un poco de suerte, iremos viendo los siguientes libros. Esta cadena siempre ha tenido fama, sobre todo en los últimos años, de no cortarse un pelo con lo que saca en pantalla (aunque a veces acabe resultando un tanto gratuito y se parezcan a la versión cultureta de Telecinco), pero también de poner mucho cuidado y trabajo a la hora de rodar una serie. Esta no ha sido una excepción, y a esto se le deben algunas de las mejores cosas que ha tenido este episodio, que no todas:



Los créditos. No suelo fijarme en esta parte, porque a base de ver una serie semanalmente, acaban por aburrirse. Es más, algunas están empezando a reducirlos drasticamente o a prescindir de ellos, pero estos han sido una verdadera obra maestra, y creo que van a pasar muchos episodios antes de que empiece a darle al forward.

La caracterización y ambientación. Aunque era de esperar, Juego de Tronos está más cercana a una edad media realista, que a La leyenda del Buscador, por lo que nada es especialmente bonito ni luminoso: los castillos se erosionan, las ciudades están sucias...incluso tienen el cuidado de no dejarle una dentadura muy sana a los figurantes más cercanos. En los personajes principales, nada brilla demasiado: nadie es excesivamente guapo y hasta los vestidos de la casa Stark son todo lo toscos y prácticos que corresponde a la situación.

El boom del ladrillo, visto por Martin

El Muro. En los libros se han cansado de describirlo, de dar su altura correcta..pero aún así, me sigue asombrando el verlo en pantalla, con un aspecto gigantesco e interminable.

Los personajes. Aunque todavía no aparecieron todos, hay algunos que sobresalen:

Robert Baratheon (Mark Addy), un rey fanegas, putero y cirrótico perdido. Solo con verlo bajar del caballo, ya da pena, o podría servir de campaña para la promoción de una república.


Harry Lloyd, dándolo todo por su público

Viserys Targaryen (Harry Lloyd). No es de las mejores interpetaciones, e incluso parece un pelín sobreactuado, pero el chico da el do de pecho a base de bracear mucho, y sobre todo, poner cara de desquiciado, lo que supone una aportación muy disfrutable y hasta cómica para un personaje odioso. O se le da muy bien, o se ve que su aparición en el capítulo de Doctor Who, Family of Blood, le sirvió de entrenamiento.


Juapo, juapo, non é, pero ten un pelaso...

Jaime Lanister (Nikolaj Coster-Waldau). Creo que no podían haber encontrado a nadie mejor para el papel: La perfecta combinación entre pelo Pantene y la pedazo mandíbula cuadrada, hacen que sea el arquetipo de caballero bastante creído.

Hasta yo me planteé cambiar de animalito oficial

Los huarguitos. Este blog tiende más a los gatos, pero ¿Como resistirse a la aparición de seis adorables cachorritos? No voy a quejarme por haber usado huskies: es preferible un animal de verdad a tirar de efecto informático que tarde o temprano, va a envejecer muy mal. Y aunque los huskies no se parezcan a su contrapartida del libro..¿Alguien sabe donde encontrar un huargo? Si es así, que no dude en comunicárselo a la HBO.

He tenido una pesadilla horrible: soñé que me perseguían las cejas de Groucho Marx

Aunque el apartado negativo va a ser mucho más pequeño, no puedo dejar de quejarme de las cejas de los personajes. Sencillamente, es algo que me pone enferma desde que en el 2001 ví a Orlando Bloom con una peluca rubia: se han gastado un dineral en escenarios, rodaje, caracterización...¿Y se han olvidado de comprar decolorante?

domingo, 17 de abril de 2011

Lecturas bisemanales

Gato protestando contra su principal enemigo Como esta es la última entrada previa al Gran Día (para más señas, el estreno de Juego de Tronos. Que para nosotros será en lunes), toca de nuevo una recopilación de lecturas. Bueno, por eso, y porque también estoy leyendo a una velocidad que mete miedo, aunque mi gata esté empezando a protestar por falta de atención y de cumplidos hacia su felina persona. Robert A. Heinlein. Tropas del espacio. Rebuscando en la estantería de un familiar (o me estoy contagiando de los gatos, o donde hay confianza, da asco), encontré varios ejemplares de una colección de ciencia ficción clásica, que no dudé en visitar por tener varios ejemplares muy conocidos. Uno de ellos es este Tropas del espacio, que aunque tuvo una película hace varios años, es una versión muy libre: la novela es mucho más simple, contando la historia de un chico que se alista en el ejército, y junto a su avance en el rango y carrera militar, van contando las características de esa sociedad futurista, en la que haber servido en el ejército es condición necesaria para tener la ciudadanía plena, y cómo se llegó a ese sistema debido a la decadencia de las democracias del siglo XX. De las batallas espaciales, más allá de explicar cómo se hace el ataque a un planeta y contar que se pelean con unos alienígenas insectoides, poco más cuentan, quedándose estos en un enemigo muy difuso y que sirve como telón para la historia. Mäs allá de su facilidad de lectura, no me ha convencido mucho, y si quiero leer narrativa bélica que me entretenga y me divierta, me quedo con Sven Hassel, mucho más salvaje, absurdo y anárquico. Clifford D. Simak. Estación de Tránsito. Otro clásico de la ciencia ficción, que en realidad es una novela muy cortita en la que el argumento (los alienígenas convierten la granja de un hombre en una estación de paso para viajes interestelares) se resuelve muy rápido y sin demasiados dramatismos. Aunque la historia comienza con el descubrimiento de esta situación por parte de un científico, esta es una trama muy menor y el libro se centra en la soledad del protagonista y sus intentos para evitar que se deje de utilizar la estación de la tierra. Larry Niven. Mundo Anillo. Otra de ciencia ficción, de los setenta, y con una estructura más cercana a la novela de aventuras: un grupo de personajes dispares (dos humanos y dos alienígenas) viajan al espacio en busca de un mundo artificial. A partir de ahí, las situaciones son las típicas del género: hipervelocidades, fallos en las naves, y un poco de existencialismo sobre el destino del universo. Tiene buenas dosis de aventuras pero entre el ambiente setentero (describiendo todo tipo de peinados y modas absurdas) y lo insoportable de los personajes acaban por lastrarla muchísimo. Creo que para ciencia ficción, seguiré quedándome con El día de los Trífidos. Susan Towshend. The Growing Pains of Adrian Mole. Pude leer este libro gracias a una iniciativa en una escuela de idiomas (dejar una estantería con libros de libre acceso). Por eso, y por referencias de Hewl acerca de lo que le había gustado el primero de la serie. Porque el tal Adrian Mole es un conjunto de libros que en forma de diario, narra desde su primera adolescencia hasta hacerse adulto, todo ello con bastante ojo crítico y mala baba para los adultos que lo rodean. El personaje nació en la Inglaterra de los ochenta, y en un programa de radio, por lo que empiezo a encontrar más de un parecido con Manolito Gafotas. La principal diferencia es que Adrian Mole es un personaje algo mayor y mucho más ácido, más orientado hacia un público adulto que para lectores menores de quince años. En concreto, este segunda entrega se centra en la llegada de su hermana pequeña, los problemas de paternidad de esta, así como de su medio hermano. Porque el entorno de Adrian es de todo menos tradicional, que diría el Foro de la Familia. Sorprende bastante leer pasajes tan plagados de divorcios, crisis matrimoniales, referencias a la era Tatcher y a sucesos de la época (la boda de Lady Di, los presuntos diarios de Hitler y la guerra de las Malvinas) sabiendo que lo que se escribía en España no era ni la mitad de salvaje.

domingo, 10 de abril de 2011

El discurso del rey (2010)

Me llena de orgullo, satisfacción, y Gourmet Whiskas...


Para compensar el exceso de frikerío que supuso Sucker Punch, de nuevo he visto una película escarizada y sin efectos especiales de por medio. La premisa de un tipo que le cura la tartamudez al rey de Inglaterra no es lo que podría resultarme más atractivo, pero después de haber pasado dos horas viendo escenarios infográficos, El discurso del rey ha sido hasta saludable y todo. Para mayor sorpresa, Helena Bonham Carter sale haciendo un papel normal


Sería un poco difícil decidir si se trata de una película biográfica o histórica: porque no ocupa un período de tiempo excesivamente largo, y los hechos famosos que aparecen en ella se mencionan de refilón (es una de esas películas de nazis sin nazis). Aparecen la mayoría de personajes de la época, aunque muy diluídos e incluso sesgados según lo que se va contando: la reina es un personaje muy secundario, frente a la popularidad que tendría en los años de la guerra. Aparece Chamberlain de pasada, y un Winston Churchill cuya interpretación me resultó un canto rara, quizá por estar acostumbrada a sus apariciones como personaje popular. Y mención especial para el hermano del rey y Wallis Simpson, retratados como un Viva la Virgen y como una petarda, respectivamente. Cosa extraña porque en la Pronto y demás revistas del corazón los presentaban como una bonita historia en la que el amor triunfa sobre la realeza. Con el resto actuando como secundarios, o prácticamente, como una parte más de la ambientación, es normal que lo que brille con luz propia sean las interpretaciones principales. Colin Firth aparece primero como Duque de York, un personaje entrañable y familiar, segundón de la familia real, y después como rey de Inglaterra, avance que va parejo a su tratamiento para la tartamudez y el dominio de su miedo a hablar en público. En sus apariciones, su carácter amable y apocado con la insoportable familia real, va contrastando con arranques de mal genio y especialmente, especialmente a la hora de tratar con el personaje de Geoffrey Rush, que pese a muchos desplantes, muestra más paciencia que un santo. Geoffrey Rush tiene un papel más divertido como Lionel Langue, un actor australiano aficionado metido a logopeda, con una actitud bastante peculiar para la etiqueta y las normas de la época, y con métodos bastante poco ortodoxos que, además de resultar bastante cómicos en la pantalla, le funcionan pese a las protestas iniciales de Su Futura Majestad. Es un personaje mucho más abierto, calmado e improvisador que el resto que aparece, tanto la familia real (sean por encorsetados o por cantamañanas) como sus consejeros y allegados, más formales y a los que no les hace gracia la aparición de Langue. Aunque con un final un poco lento, a causa del famoso Discurso del Rey, la película resuelve bastante bien el tema biográfico, haciendo que resulte entretenida y emotiva una ambientación como la realeza británica, que a mí me es bastante indiferente, especialmente por el trabajo de sus dos protagonistas. Y recordemos que estos se tratan de Barbosa en Piratas del Caribe y el protagonista de La niñera mágica.

jueves, 7 de abril de 2011

Sucker Punch (2011). Chicas+armas+aviones= pifia

Yo me sentí igual a la media hora de película


Aunque el ganador por goleada en cuanto a trailers, fotos promocionales y expectación en el 2011 fuera Juego de Tronos, Sucker Punch tampoco se quedó corto. Hasta su estreno, fueron saliendo varios posters (con macizas cual calendario Pirelli), unos cuantos trailers impresionantes, y la sensación de estar ante una película prometedora. Después del estreno, el resultado no ha sido muy allá, y es que esta historia de la chica que intenta escapar de un manicomio en los años cincuenta, a través de un mundo imaginario, no ha tenido el éxito de crítica que se esperaba.

Este poster explica la falta de féminas aficionadas al género fantástico


De momento, Sucker Punch ha conseguio responder a dos preguntas: ¿qué tiene Zack Snyder en la cabeza? (como el anuncio de champú) y ¿cómo puede fallar una película que, prácticamente, es un caramelo para geeks? La respuesta a lo primero, en defecto de caspa, viene a ser un montón de frikadas. Supuestamente, Sucker Punch es su película más personal, y el argumento parece ser una excusa para que desfilen todos los escenarios posibles de la cultura popular: la primera guerra mundial (un tanto fantasiosa), la fantasía, el manga y la ciencia ficción futurista. Y unas macizas pilotando aviones y manejando espadas, aunque solo sea producto de su imaginación y estén intentando escapar del psiquiátrico.


Registro interpretativo de la película



¿Y la segunda pregunta? A Snyder se le da bastante bien el hacer cine de entretenimiento con más argumento que unas cuantas explosiones, y ahí está El amanecer de los muertos, Watchmen o Ga´hoole. Conoce a su tipo de público y cuando dijo que Sucker Punch era un proyecto personal, se suponía que sería un homenaje a la imaginería fantástica y propia de los geeks. El fallo viene cuando toda la película consiste en un argumento que, ya bastante simple, no consigue guardar coherencia más allá de encadenar las secuencias de batallas, el reparto es completamente inexpresivo, y de nuevo, todo lo que va sucediendo está marcado para dar paso a las distintas escenas fantásticas. No es que le pida un argumento más complejo a una película como esta, pero sí un mínimo de lógica en lo que está contando ¿Qué la protagonista primero se imagina que está en un burdel y dentro de esa fantasía, imagina después que está combatiendo a un ejército de zombies al servicio del Kaiser? Vale, he visto cosas peores, pero ¿por qué, después de cumplir dos misiones con éxito, empiezan a desesperarse a decir que no va a funcionar nada? Y sobre todo, si la película está ambientada en los cincuenta, ¿Por qué toda la imaginería de la protagonista consiste en escenarios conocidos en la última década? Si tuviera más barbilla, podría doblar al malo de Lazy Town



Más que un Golpe Bajo, ha resultado una Pequeña Decepción, y otra muestra que, para hacer cine de palomitas, no basta solo juntar secuencias informáticas y explosiones.

domingo, 3 de abril de 2011

Cine dominguero

Lo que había en el Arca de la Alianza


Como debe ser en una tarde de sábado (en mi caso, el resto de los días también) una película de aventuras no suele fallar, independientemente de la calidad que pueda tener, pero...teniendo en cuenta los medios por los que todos vemos cines, tampoco nos vamos a poner pejigueros.


¡¡Abuelo, el sonotone!!

Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal (2008). Indiana Jones es al cine de aventuras ochentero lo que Star Wars al de ciencia ficción: una saga que todo el mundo ha visto (y gracias a la cual, muchos niños descubrieron la existencia de unos señores llamados nazis) y con la que se pasaron décadas esperando una cuarta entrega. En ambos casos, decepciónó bastante. Y en el de Indiana Jones, era de esperar: el tiempo pasa para todos, y en esta película, un Doctor Jones sesentón se enfrenta a los soviéticos por la búsqueda de una ciudad perdida que supuestamente fue construida por alieníg...digo...seres interdimensionales. Que los años noventa ya pasaron y hace feo mencionar platillos volantes. El principal problema de la historia es lo poco creíble que resulta. Y es que, aunque en su día aparecieran ciudades perdidas y nazis persiguiendo reliquias, todo lo que sucedía tenía su lógica, dentro de la película. La sensación que me dejó esta fue la de ser demasiado fantasiosa. Y es que en las dos horas he visto a un Harrison Ford que peina canas, recibiendo más caña de la que podría haber aguantado en las anteriores, siendo vapuleado dentro de una nevera, y saltando tres cataratas en una tanqueta. Los personajes nuevos tampoco ayudan, aunque aparezca la chica de la primera película y mencionen a Henry Jones Sr y a Marcus, ese Shia LaBeouf como hijo del arqueólogo no pega ni con cola, y en general, los personajes y sus aventuras parecen fuera de lugar en esos años cincuenta.


Consiga medir el movimiento de las entradas del Sr. Cage y gane un premio


Season of the Witch (2011). A estas alturas, estoy convencida que lo peor de una peli de Nicholas Cage es Nicholas Cage. Tuve mis dudas con Kick Ass, donde estaba bastante soportable, y lo confirmé con El aprendiz de brujo. Ahora, con este Tiempo de brujas vuelvo a tener mis dudas. Después de haber visto Black Death, mucho más oscura y conseguida, esta película medieval tiene las de perder, aunque los parecidos son evidentes: en este caso, un grupo de caballeros debe llevar a una supuesta bruja a un monasterio, para ser juzgada. Todo ello, en medio de una epidemia de peste negra que se lleva por delante a Christopher Lee (en un cameo brevísimo). Mientras que Black Death tiene un desarrollo más realista, y desengañado, Season of The Witch tiende hacia el fantástico, es un poco más simple en cuanto a la actitud de los personajes, y no duda en tirar de efectos especiales aparecienco varios demonios e incluso unos zombies. Sin ser ninguna maravilla, sí ha resultado divertida como película de aventuras, aunque es de las de no pedirle más.

viernes, 1 de abril de 2011

Lecturas de marzo



Definitivamente, "mismismissss...", no aparece en el diccionario...

Aunque este mes volviera a incluir una buena cantidad de libros gordos, no han dado mucho trabajo para terminarlos, porque como podía esperarse de ellos, han sido de lo más divertidos. Cada día estoy más convencida que, si el entretenimiento y la calidad literaria se enfrentaran en un combate de boxeo, todo el mundo apostaría por el primero. Por eso es mucho mejor que sigan así, que colaboren de vez en cuando y no choquen a menudo.



Con esto me suben las visitas, fijo

George R. R. Martin. Festín de Cuervos. Hasta la fecha, he terminado todos los libros disponibles de la saga fantástica más conocida de los últimos años. Dicen que este libro es de los "menos buenos", por el tema de no incluir a todos los personajes, pero yo no he notado diferencia porque en general, le tengo bastante aprecio a todos (el que en este volumen Tommen Lannister tenga tres gatitos no ha tenido nada que ver, lo juro). En concreto, los personajes que aparecen en este son Cersei Lannister & Familia, un par de Starks, Samwell Tarly y las Islas de Hierro, que aparte de pelearse entre ellos y vivir en el quinto infierno, tampoco es que hagan gran cosa por el tema de conseguir el trono de Hierro. Sin lugar a dudas, lo que peor llevo es la no aparición de Tyrion Lannister, por el que sí tengo algo más de interés en comparación con el resto..Y es que una novela de Canción de Hielo y Fuego sin Tyrion es como un jardín sin enanos de cerámica.



Lo que más me fastidia es que una editorial haga esa edición rara de "grande-tapablanda" para cobrar más


Suzanne Collins. Los juegos del hambre.
Había oído hablar de esta serie, relativamente reciente, pero no me parecía muy interesante: la literatura juvenil, entre tanto Crepúsculo y Cazadores de Sombras, está echada a perder. Sin embargo, tras leerlo comprendí por qué había despertado tanta simpatía entre la gente, porque ha resultado ser una novela tipo post-apocalíptica la mar de entretenida, y sobre todo, original para lo que me esperaba. La ambientación la resuelven en poquitas páginas, dejando clara la ubicación (Estados Unidos), y un poco lo que sucedió tras una gran guerra, para pasar a la situación de la protagonista y cómo tiene que participar en un reality de supervivencia a lo bestia por el bien de su familia y su distrito. El problema de este concurso es que solo puede haber un superviviente. Y con la variedad de realities absurdos y un tanto brutos que pueden verse hoy en día, la idea consigue suspender la credulidad del lector bastante bien. Como no podía faltar, incluye también los indicios de un futuro romance entre los protagonistas, pero está bastante matizado y...para ser una novela destinada a los chavales, es bastante bruta, ya que no se cortan en que los personajes se maten entre ellos. Uno de los detalles que más me gustó fue el que la autora intentara ser realista con el tema de la cosmética en un mundo empobrecido y devastado: a la protagonista, antes de una entrevista, no solo la peinan sino que le hacen la cera (con bastante dolor por su parte), con el comentario de una empleada acerca de su cantidad de pelo corporal. Puede parecer un tanto absurdo, pero en un sector literario en el que todas las heroínas van guapísimas incluso después de arrastrarse por una alcantarilla y son, por definición, escuálidamente monas, se agradece bastante.



La plaga de los zombies. Hay una historia curiosa acerca de este libro: fui a la biblioteca a por uno más serio, y cuando me di cuenta, había salido por la puerta con este bajo el brazo: la cabra tira al monte, nos pongamos como nos pongamos, y las antologías de la editorial Valdemar, pese a lo carillas, siempre son una buena lectura por el cuidado de la selección y las rarezas que aparecen. En este libro, como suele ser habitual, incluyen material clásico relacionado con los muertos vivientes, lo que en este caso se traduce en varias historias de vudú, y unas cuantas más de la época pulp, que son sin duda las más divertidas. Como lo que sí está de moda son los zombies que conocemos por el cine, no pueden evitar incluir varios relatos más recientes, aunque acaba siendo la parte más floja, especialmente por el de John Skipp, demasiado gore y basto para mi gusto.

Tras terminar este último, solo puedo confirmar una cosa: dios bendiga a las bibliotecas modernas.