jueves, 21 de noviembre de 2024

Apocalipsis Z. El principio del fin (2024). Los zombies en tiempos post covid

 


Durante el verano de 2006, n abogado de  Pontevedra decidió en sus raltos libres, empezar a escribir un blog donde narraba en primera persona, a modo de diario,  la aparición de un virus zombie y con el,  la desaparición de la sociedad. Una historia  que había sido contada cientos de veces, pero que esta vez   era abordada de una forma distinta:  los zombies deambulaban no por las calles de alguna ciudad de Estados Unidos, sino por las carreteras de los pueblos de Galicia.  El escenario, tan  cercano como novedoso, se ganó  pronto el interés de sus seguidores, que, con un parón necesario durante  finales de agosto de ese año por los incendios en Galicia ( demostrando de forma indirecta que el final   de todo puede estar más cerca y más real de los que esperamos), aguardaba cada semana una nueva entrada   de lo que les sucedía a Manel y su gato Lúculo en  busca de un lugar seguro. El éxito, en parte    qtuvo tanto que ver   con  col buen  hacer narrativo de Loureiro como  el haber aparecido  en el momento adecuado, a principios del boom de la ficción zombie, hizo que no solo   las entradas de su blog  fueran publicadas como novela,  así como  convertirse en trilogía,  sino que fuera el primero de varias epidemias zombie nacionales, desde versiones conemporaneas como Los caminantes de Carlos  Sisi hasta  ucronías como Noche de difuntos del 38, y que  se hablara de una posible adaptación cinematográfica. Esta tardaría más años en llegar…los suficientes como para que los zombies dejaran de ser el monstruo  estrella, Walking dead se convirtiera en un culebrón, y el púbico tuviera su propio apocalipsis en 2020,  sin zombies  pero con más papel  higiénico y mucho más devastador.  Hasta que en 2024 Amazon anunciaba el estreno en octubre de un largometraje que adaptaba ese prime libro.



El principio del fin traslada a la actualidad la historia narrada por Manel, un joven   viudo que vive con su gato Luculo en un chalet a las afueras de Vigo: a través  de las noticias, de las redes sociales y de las conversaciones con su hermana, casada con un militar,  va dándose cuenta de que el virus desconocido al que las autoridades no daban importancia es algo mucho más peligroso que la cuarentena declarada con posterioridad, y la orden de evacuación de la población a puntos seguros ya no p pueden evitar. Aconsejado por su hermana, Manel  permanece oculto durante la evacuación  de su  urbanización, quedándose solo  con su gato y unas provisiones que empiezan a escasear. Su primera salida   en busca de víveres le muestra la realidad de la epidemia  ocultada hasta entonces: los cadáveres reanimados deambulan intentando devorar a los vivos. Pero los muertos vivientes  son solo una amenaza más en un mundo donde las comunicaciones y la sociedad han desaparecido: ahora, este es el mejor escenario para que mercenarios y oportunistas  puedan establecer sus reglas. Y Manel deberá hacer  lo posible para sobrevivir y encontrar una forma de llegar a un lugar seguro.



Aunque los zombies no son ni de lejos la tendencia de hace 10 años, continúan siendo un personaje recurrente en el cine, como ha sido el caso de Army of the  Dead o Malnazidos (que también tuvo la mala pata de retrasar su estreno de 2020 a 2022), y la trilogía de Loureiro se trata también de un pequeño clásico dentro del fantástico contemporáneo español. Una adaptación cinematográfica, o al menos, un largometraje destinado a un medio que garantiza la rentabilidad  como es el streaming, era un éxito potencial. Una decisión acertada como también lo fue a la hora de su éxito  los cambios en la adaptación de la narración.

El fin de los tiempos será anunciado no por trompetas, sino  por la iluminación navideña de Vigo

Esta sucede en la actualidad,  sustituyendo esas entradas de Livejournal por los videos que el  protagonista intenta enviar a su hermana a través de un Whatsapp caído,  las informaciones, sesgadas, con cuentagotas y  a veces verídicas que este  p puede ver a través de tiktok y las comunicaciones del cogobierno que parecen al principio y remiten  de forma directa a la principal fuente de inspiración para desarrollar la trama: el  Covid supuso en cambio a la hora de percibir  los Apocalipsis ficticios y demuestra la facilidad con la que todo puede venirse a bajo, pero también  la desinformación, la ocultación de la verdad y la indefensión ante una situación de la que saldríamos “mejores y más fuertes” (mejor y más, sí que salimos, pero no  con el adjetivo que esperábamos). Unos hechos a los que la película recurre  mostrando  escenas donde la gente se dedica a arrasar con el papel higiénico, se declara estado de alarma y cuarentena, y que por su familiaridad resultan  más inquietantes  que los extras caracterizados de zombies: la hermana del protagonista diciéndole “quédate en casa” me provocó  más escalofríos que las siete temporada de Walking Dead.


El uso de estos elemento recientes, y mucho más reales, hace  que junto a las características del escenario sea una película de zombies con muy pocos zombies: las primeras escenas, junto al hecho de que  Galicia sea una zona con una densidad de población baja, hacen que las apariciones de los  infectados tarden en llegar,. No es hasta los cincuenta minutos en los que se ve a ese primer zombie, que irán en aumento  una vez que el protagonista se mueva por escenarios más familiares como las carreteras o el hospital de la última parte. La trama se centra más  en temas reales como esa facilidad en la que todo puede desaparecer , que los vivos,  encarnados en esos mercenarios rusos par los que el fin de la civilización es una oportunidad, pueden ser peores que cualquier virus ficticio y en la dependencia de las redes de comunicación. Un enfoque en el que aunque tampoco faltan zombies en el desenlace, funciona mucho mejor que la versión tradicional.

Los cambios  llevados a cabo respecto de la novela también han sido una mejora: la década y media  transcurrida desde que el libro se fuera escribiendo por episodios han servido para saber lo que funcionaba y lo que no,  sustituyendo algunas tramas que no iban a ninguna parte por otra más  adecuada al tono de la película, así como el  haber cambiado al interés romántico original, una adolescente de 17 años  que hoy daría muchos problemas, por una enfermera,  personaje mejor desarrollado e integrado en la historia.

Si bien Apocalipsis  Z sigue siendo una película de zombies clásica dentro del esquema de desastre, supervivencia y antagonistas, esta funciona muy bien  tanto por la cercanía del escenario como por el empleo de los hechos recientes, además de un reparto sólido en el que destaca Francisco Ortiz,  García! En la serie de  HBO,  como protagonista. Un éxito, tanto a nivel cinematográfico como  de público, convirtiéndose en una de las películas más vistas dela plataforma, y también, asegurando la posibilidad de la secuela.

jueves, 14 de noviembre de 2024

Uzumaki (2024). La maldición de (animar) las espirales

 


Aunque Junji Ito sea uno de los mangakas de terror más populares,  hasta el punto de caerle el apodo de  “el Stephen King japonés”, parece que  esta popularidad  no le ha servido mucho   en las adaptaciones al medio audiovisual. La minuciosidad aterradora de sus viñetas no había encontrado equivalente  en la miniserie de Gyo, ni mucho menos, en  las serie en la que Netflix, hace un par de años, adaptaba varias de sus historias cortas.  El estilo anime de televisión actual, demasiado plano y   acompañado a menudo por animaciones donde prima lo económico sobre el trabajo bien hecho, deslucían los guiones y series  largas  caracterizadas  por viñetas donde una particular visión del horror cósmico, sobrenatural, y abecés absurdo eran representadas con un detalle que podría calificarse  como horror  vacuii. Una adaptación de un manga suyo en condiciones parecía inviable hasta que hace un año, un tráiler de dos minutos donde un pueblo, invadido   progresivamente por espirales, mostraba por fin  que una adaptación como él merecía, y de una de sus mejores  obras.  Los cuatro episodios del anime de Uzumaki fueron estrenados en octubre de 2024, una miniserie que consiguió dar que hablar…pero no como  el público y los fans del manga esperaban.


Este anime adapta como el pueblo de Kurouzu y sus habitantes comienzan a ser transformados por una misteriosa fuerza que   se cierne sobre la superficie del lugar.  Cada patrón atmosférico, vegetal e incluso el comportamiento de los vecinos viene determinado de un modo u otro por las espirales. Un alfarero comenzará a obsesionarse con este patrón, las plantas crecerán de esa forma, los tornados se verán atraídos al pueblo e incluso sus habitantes  empezarán a comportarse de forma retoricada e y ser transformados físicamente siguiendo las  estructura de las líneas que afectan a Kurouzu.



El manga que  narra esta secuencia de sucesos de   forma progresiva, reflejaba  esa degeneración y la existencia de algo incomprensible de  una forma muy similar a como Lovecraft  lo haría en  El color que cayó del cielo.  Las espirales de Ito son tan ajenas a la humanidad como los Primigenios de Howard…aunque en el caso de Ito, no faltase tampoco el horror corporal, e incluso un sentido del humor un tanto oscuro,  que acompaña el relato. El anime tenía únicamente 4 capítulos de veinticinco minutos para poder narrar  esta historia de horror de  progresivo,  donde los hechos puntuales dan paso a fenómenos colectivos.


El primer episodio despejó la duda sobre el proyecto: la calidad de la animación, respetando el blanco i y negro del original, conservaba la minuciosidad de viñetas memorables como un  hombre retorcido en el interior  de un tonel  o una joven siendo absorbida por una espiral,  dos de las  primeras historias de la serie, y que el anime parecía adaptar de forma simultánea. Pero esto fue solo el primer capítulo: el resto más que la adaptación de un popular manga, parecía la versión del  meme “cuando lo pides por  Aliexpress vs  cuando lo recibes en casa”. el segundo capítulo era un desplome absoluto en cuanto a calidad, donde la minuciosidad  era sustituida   por fotogramas fijos,  dibujos apenas rematados y animación a saltos propia de serie s más económicas, y que revelaban que los cinco años de trabajo previos eran  una sucesión de presupuestos mal ejecutados y subcontratos de estudios de animación donde claramente, el dinero se había ido en ese primer episodio que sirvió de presentación.   Los dos restantes, pasada la indignación inicial, oscilaban entre  lo normal y  lo mediocre, adaptando  los capítulos del manga de una forma un tanto desordenada y  demostrando que, aunque fuera una suerte que ese  dolor de animación se limitara a cuatro episodios, estos  tampoco hacían bien su trabajo a nivel narrativo.

La verdad que lo clava

Además de los problemas en cuanto a  animación, la adaptación del guion  tampoco hace justicia:  los capítulos  resultan  escasos para poder   mantener  la atmósfera de terror progresivo  que existía en el manga, donde los sucesos aislados ganaban magnitud hasta llegar a un desenlace apocalíptico, sino que aquí se limitan a  incluir de forma atropellada  todas las viñetas, quedándose únicamente con los efectos visuales en lugar de con su contenido y significado en el contexto d narrativo, en  lugar de  la opción más viable para poder salir del paso, que sería   obviar alguna historia  episódica y centrarse en el desarrollo de un final potente,   esta salta de un horror a otro sin tener en cuenta  ritmo, líneas temporales ni sentido narrativo,  solo unos fotogramas, del último capítulo, seguramente preparado para presentar el proyecto,  parece  querer  hacer recordar  lo que podrí ahaaber sido  la serie de contar con un poco más de cuidado, y también, con u n par de capítulos extra para poder adaptar el manga como merecía.

Uzumaki se convirtió en uno de los fiascos de 2024, y seguramente, en cinco años perdidos para los responsables , pero, salvo para animar a que el público que no conociera el manga se acercar a sus viñetas,  parece confirmar  algo igual de inquietante: no sé si  habrá una maldición  sobre las espirales, pero desde luego Junji Ito tiene una bastante grave con sus adaptaciones en pantalla.

jueves, 31 de octubre de 2024

Let England Shake II. Hijos de hombres y el Worst Case Scenario

 


Si la granja de Cold Comfort servía de escenario  para una comedia  llena de ironía en la luminosa campiña inglesa,  el regreso al presente y a Londres, la ciudad por excelencia, sirve para  uno de los escenarios más sombríos que también pueden dar las islas británicas.  Quizá porque este aislamiento  que les supone su insularidad da pie a plantear que podía  suceder  ante una catástrofe global, o en este caso, como afrontarían lo que podría ser  el fin de la humanidad…que no es ese final rápido e indoloro con el que todos los que estamos esperando a un meteorito que  ponga orden teorizamos, sino uno más inquietante y  sin posibilidad de alternativa: ¿y si nos extinguimos definitivamente? O peor, ¿y si tuviéramos que convivir, diaria e inevitablemente, con nuestra inminente extinción?


En 1996 nació el último ser humano.  El miembro más joven de lo que se llamaría la Generación Omega marcaría el comienzo, por motivos desconocidos, de la  esterilidad que acabará con toda la especie humana. Sin  el nacimiento de un solo niño en dos décadas, los miembros más jóvenes de la sociedad se han convertido en seres hedonistas, muchos organizados en bandas de delincuentes, mientras el mundo se dirige paulatinamente a su desaparición. Los controles periódicos en búsqueda de  personas fértiles, son intentos de mantener a la población sana y ocupada, solo son una fachada que oculta una realidad  donde  los hombres  morirán de viejos,  en el mejor de los casos, en las colonias penales establecidas en distintas islas o en los suicidios colectivos y voluntarios,  ofrecidos  a la población más anciana en un intento  de aligerar la presión asistencial en un mundo donde   la mano de obra empezará a escasear. En esta Inglaterra de  jóvenes nihilistas y ciudadanos entrados en la mediana edad,  Theo Fanon lleva una vida solitaria, lejos de las esferas de  poder en las que su primo, proclamado  Custodio del país, dirige el gobierno manteniendo  el orden a toda costa. Todo cambia  cuando un grupo de  jóvenes contacta con este en un intento de hacer valer su influencia y que las políticas dictatoriales sean abolidas. Theo,  al menos al principio, carece de ningún motivo por a prestar su ayuda, en un mundo en el que todo da igual. Salvo que algo puede cambiar: una de los miembros del grupo ha quedado embarazada.

La carrera de James se centra más en el policiaco y el misterio, aunque sea una distopia de 1992 una de sus novelas más conocidas y adaptada al cine. Esta adapta una hipótesis  global a un escenario concreto: como afecta la inminente desaparición de la humanidad a un país del primer mundo “civilizado” como sería  Reino unido, y la reacción de este a nivela político. La planificación de las entrada de inmigrantes para cubrir la necesidad de mano de obra, los programas de eutanasia voluntaria o las políticas de mano dura contra la delincuencia, un desarrollo del trasfondo que  da paso a la historia de los protagonistas, casi de forma involuntaria: el personaje principal, buscado por su relación con esa figura dictatorial  que ahora gobierna, es caracterizado como  alguien a quien la vida dejó de importarle hace mucho, al quedar marcado por el accidente en el que murió su hijo de tres años. Es precisamente un detalle tan anecdótico, pero tan terrible como fortuito, lo que sirve para marcar la importancia de la falta de niños no solo en relación al futuro de la especie humana, sino en como afecta a la sociedad: esta sigue emitiendo reposiciones de programas infantiles, muchos ciudadanos recurren a muñecos de porcelana que tratan como bebés y parte de la población cuida a sus mascotas como si fueran hijos, llegando a bautizarles, mientras que  las eutanasias se llevan a cabo ocultando los gritos de quienes se arrepienten. Si un párrafo donde se describe una de esas ceremonias fallidas es aterrador, todavía lo es más algo tan sencillo y grotesco  como una mujer mostrando orgullosa al protagonista a su gato con un faldón de bautizo.


James, viendo como siempre es posible cagarla más que Tatcher

Otro de los elementos que utiliza  James es al transformación y perversión  de las tradiciones. Ella misma fue miembro de la cámara de los Lores, y aquí, el antagonista se nombra a si mismo  custodio, empleando  como símbolo de su cargo un aniñllo que acabará en manos distintas. Y precisamente su programa de suicidio  busca  acallar lo que es mediante una ceremonia casi teatral  con reminiescencias de los mitos de gran Bretaña

No se trata de una novela de acción con facciones enfrentadas y  desenlaces épicos, sino como una situación afecta a sus protagonistas de forma que esto puede hacer que todo cambie. A lo largo de la huida de estos a través de Inglaterra,  varios  caerán  bien por la traición interna, por uno de esos grupos de jóvenes  salvajes que James, como trasfondo de la narración, desarrolla  con gran sencillez y credibilidad, o por la propia fuerza del orden quienes  pueden sufrir el mismo destino. El final, pese a un último instante de luz, tampoco resulta esperanzador, dado que la autora no solo aprovecha las referencias al uso de objetos como símbolo de poder político sino que a través de ellos sugiere  que pese a ese momento en el que na humanidad no está perdida del todo,  el triunfo de los protagonistas no es un porvenir  brillante ni la caída de un régimen dictatorial: solo será un cambio de gerencia.


jueves, 24 de octubre de 2024

Let England Shake I. La hija de Robert Poste y los Infelices 30

 


Inglaterra está, a los ojos de sus vecinos continentales, ligada de forma inseparable a las historias de fantasmas clásicas, el humor fino y elegante, a l origen de la fantasía que sería canon años después e incluso a los primeros clásicos de la ciencia ficción. Pero también a las sombras, más que a las luces, de la época  victoriana, de las brutales políticas coloniales y el Tatcherismo. Y con ellos, su respuesta cultural: Londres  bajo la  vigilancia del Gran  Hermano,  bajo la felicidad  programada de Ford,  la máscara de  Guy Fawkes que amenaza  el régimen dictatorial que la mantiene unida…y también el estrafalario linaje de los Groan y lo vacío de sus tradiciones.  Su literatura refleja la historia de la misma forma en que lo hacen en el resto de países, pero quizá con esa mayor presencia derivada de ser el idioma  y cultura anglosajones  los que tienen  mayor peso en comparación al los demás. Y en el caso de Gran Bretaña, con esa particularidad suya de ser  europeos, pero no como el resto del continente, con esa sensación de saberse al margen de  gran parte de los conflictos que tuvieron lugar en tierra, y un poco, con cierta sensación de identidad propia, separada de los demás. Esta percepción  concentrada en lo propio, de cierto individualismo, se percibe también  en unos años en los que, mientras sus vecinos se preparaban para el próximo conflicto, el país se recuperaba de la Gran Depresión volviendo a una imagen idílica y un tanto cómica de los estereotipos locales.


Esta es la historia de Flora Poste, una huérfana que tras la pérdida de sus padres debe trasladarse al corazón de Inglaterra para instalarse con los Starkadder, propietarios de la granja de Cold confort. Estos, en deuda con la familia de  Flora por una afrenta sucedida hace años, parecen marcados por los secretos y la tragedia. La matriarca, Ada, vive encerrada en su habitación obsesionada con lo que presenció  siendo una niña. Su hija lleva una vida por y para sus hijos varones, obsesionados por la granja y  o por su desprecio a las mujeres. La más joven de la familia está abocada a un matrimonio acordado con un hombre  brutal que le dobla la edad…y si el lector estaba esperando un drama oscuro lleno de conflictos  psic9ológicos se va a llevar una sorpresa, porque lo que sucede en  Cold Confort tras la llegada de Flora  Poste está más cerca de las novelas de  Woodehouse que las de las Brönte.

El libro es el primero de la saga del mismo nombre que la granja,  del que solo se ha traducido este al castellano. Publicado en 1933, este tiene un componente muy sardónico, del que hace pensar  precisamente en el concepto de ironía inglesa y  humor británico. Este toma como punto de partida situaciones clásicas de la tradición narrativa  más oscura para darle la vuelta de una forma abiertamente paródica: Flora no es ninguna  jovencita desvalida  sino una mujer en la veintena  que tras varios intentos de  apalancarse  en la casa de distintos familiares 8quienes  le dan convenientemente el esquinazo) acaba  instalada en una granja con un nombre muy poco esperanzador. Los miembros de la familia  Starkadder llevan sus  obsesiones hasta el absurdo, con esa  cabeza de familia que solo se asoma pare decir ominosamente  p “solo era  una chiquilla, pero vi algo sucio en la leñera”,  una de los hijos va declamando su desprecio a las mujeres mientras que otro  de los residentes en la granja anuncia con el mismo dramatismo  su  próximo matrimonio con la más joven, mientras que otro de los hermanos atormenta a todo el que se le ponga a tiro con su fanatismo religioso. Un escenario tremebundo que sirve    que  la protagonista adivine, en las primeras páginas, que detrás  de este  entorno claustrofóbico  hay gente con aspiraciones tan corrientes y  anodinas como  adorar al cine, ser un buen administrador de la granja, o simplemente, necesitar  salir a que les de el aire y modernizarse un poco. Este descubrimiento de quienes son, y la misión de arreglar sus vidas, sea asumida por la  heroína que se ve a si misma como una suerte de figura  capaz de  poner orden, muy similar a los personajes de jane  Austen con quien también se compara de forma indirecta.


La intención  paródica no  queda solo en el tópico de la Inglaterra rural atormentada, sino que también  aparecen personajes urbanos         que siguen todo tipo de  creencias y actitudes modernas, que llegan al escenario buscando esa idea de la campiña bucólica y la sencillez de la vida rural. Bohemios, intelectuales de medio pelo más salidos que el pico de una plancha,  joven es de buenas familia claramente incómodos con su estancia en un lugar  que no sea Londres…van haciendo su aparición en los alrededores de la granja y en la vida diaria de  Flora. Esta tampoco se libra de esta visión acida. Es un personaje que se ve a sí misma como la protagonista de una situación literaria (el “síndrome del personaje principal” adelantado varias décadas) y que como tal, previere vivir algo que ella ha idealizado en lugar de tomar  una decisión realista. Aunque se precisamente su complejo de superioridad y eses afán por  mejorar la vida de sus parientes  de la manera que ella estima conveniente,  lo que consigue sacarlos del bucle en el que viven.  Aunque para ello recurra a herramientas actuales que tampoco  se salvan de ser pasados por el filtro del humor. Porque en este caso, no falta ni la referencia al psicoanálisis como situación a todo.

El tono, con la intención humorística establecida desde el principio, es muy ligero: todos los problemas se solucionan rápidamente y sin contratiempo, sin más actuación que la de la protagonista aplicando lo que ella considera sentido común, para finalmente, encontrar también su desenlace muy propio de la comedia romántica. Una trama que acaba haciéndose demasiado simple en favor de presentar el mayor número de personajes cómicos posibles, y que hoy puede resultar demasiado inocente o forzada, más del gusto  de quien disfrute  con los libros de Jeeves que  con otras novelas  más modernas. Aunque lo mejor es el desconcierto que el lector acaba compartiendo con su protagonista al quedarse sin saber qué es lo que había en la leñera. Y sobre todo, ¿ porqué los antepasados de los Poste se peleaban por una cabra?




jueves, 17 de octubre de 2024

La muerte os sienta tan bien (1992). La arruga (no) es bella

 


La juventud, y la belleza eterna han sido uno de los mayores anhelos del ser humano. Unido  también al  rechazo al paso del tiempo como esa antesala de lo inevitable, el deseo de mantenerse, al menos en aspecto, joven,  se convierte en uno de los vicios   que han acompañado a industrias tan centradas en lo físico como son  la moda y el cine. Una exigencia  que ha sido criticada a menudo, parodiada, denostada y  reflejada en muchas películas que mostraban  los estragos, no de la edad  sino de los criterios de una sociedad que  quiere volver la espalda a la visión de la vejez, condenando al olvido a todos aquellos que  han  pasado esa edad óptima o  exigiendo  una  estética alcanzable únicamente mediante la cirugía. La parte más sombría de ese mundo de luces  ha sido  mostrada a menudo a través del drama psicológico o  bien del fantástico en su forma más oscura y visceral.  Si  El crepúsculo de los  dioses y la más  reciente  THe  Substance  so un buen ejemplo, la comedia también se una forma de  mostrar, con menos agresividad, la  pero la misma mala idea,  lo ridículo de intentar detener el tiempo. Aunque los protagonistas de la película de  Robert  Zemeckis, por un momento, lo consigan.


La muerte os sienta tan bien, además de ser   una de esas traducciones  creativas que acaban funcionando mejor que el título original (en este caso, Death Becomes  Her) adelanta lo que  sucederá a los protagonistas: Madison  y  Helen, actriz y escritora rivales desde hace años y con tendencia a  robarse las parajes una a la otra. Esto también sucederá cuando conozca a  Ernest, el prometido de Helen y que pasará a ser la última de las conquistas  de esta. Pero también, la gota que colma el vaso: años después,  Helen vive sumida en una depresión y obsesionada por  vengarse. Pero la vida  tampoco  ha ido  bien para la nueva pareja y el que fuera un  prometedor  cirujano plástico  se gana la vida como maquillador de muertos, y  Madison está  más ocupada  intentando aparentar menos años  que en mantener  una carrera artística en horas bajas.  Cuando, tras  reencontrar a Helen esta  contempla atónita como   parece haber rejuvenecido, decide probar  una formula que le asegura la juventud para siempre… con una sola advertencia: esta se mantendrá  pase lo que pase durante su vida. Incluso después de un accidente o de un intento de asesinato.



Zemeckis  es responsable de producciones   tan variadas como  recordadas. Éxitos como  Forrest  Gump,  Naufrago, pero  también Regreso al futuro, quien engaño a Roger Rabbit y  esta comedia fantástica que aunque no llegar a alcanzar el éxito de las anteriores, parece imposible que  sea considerada una obra menor contando con Meryl Streep ,Goldie Hawn y  Bruce Willis  como trio protagonista, además de Isabella Rosselini en un papel secundario. Centrada únicamente en los tres personajes principales,  la trama toma distintos tópicos del thriller, como  ese triángulo amoroso y un asesinato que sale mal, para después dar un giro  hacia el fantástico  y convertir al personaje mas apocado en el centro de las obsesiones e intereses de sus dos protagonistas


No hay  en este caso demasiada  comedia gestual, y las secuencias de la pelea  post mortem entre Goldie  Hawn y Meryl Streep se salda rápidamente en un par d eescenas  para dar paso a la segunda parte de la trama: el personaje de Bruce  Willis, motivo dela enemistad entre a ambas, se convierte en el objetivo a  proteger por un interés  común, pero también a quien mangonear por partida doble, algo que se dejaba entrever  mediante  la actitud de ambas y la caída hacia la mediocridad de este. Además de la rareza que supone el ver a Willis en un papel  cómico  no relacionado con el cine de acción. Y con un matita de pelo casi testimonial.


 


Los efectos e especiales, centrados especialmente en las escenas posteriores a la resurrección de  las protagonistas, son  un tanto puntuales pero han aguantado muy bien el paso del tiempo, algo parecido  a los utilizados en  La familia Addams en cuanto a uso y buen envejecer, pero son algo muy secundario  en comparación al tema principal y  su giro  de guion  en la parte central. Este  ocupado principalmente en el conflicto de las protagonistas, obvia elementos  tan interesantes como el personaje de Isabella  Rosselini como  anfitriona de un Beverly HIlls  por el que pasean  muertos ilustres como Warhol,  Marilyn, Jim Morrison o el mismo  Elvis, a modo de miembros de ese  culto  a la fama y juventud y como  guiño a esa cultura popular  de estrellas que vivieron rápido, murieron jóvenes y dejaron, o queremos creer, un bonito cadáver… como James Dean,  a quien también posible reconocer en ese momento.


Es el tono de  comedia amable el que hace que, ,pese a contar con momentos con un potencial tan hiriente como estos personajes   condenados a acabar embalsamados  para siempre,  se queda en una puya, opuesto al final  feliz ganado por ese protagonista un poco victima de las circunstancias que alcanza  la inmortalidad de forma metafórica, mediante  una buena vida y en la memoria de sus seres queridos (y , de una forma un tanto conservadora, mencionando como este  fue padre de familia numerosa) frente a la representación  de la vanidad con sus contrapartidas convertidas en poco menos que momias repintadas  una y otra vez.

Esta comedia  menor de Zemeckis lo es solo en comparación a sus producciones más vistosas y recordadas. Pero también es una película que  aún retratando un entorno tan superficial desde su nacimiento como es Hollywood, se adelanta varios años a su tiempo, recurriendo a la fantasía  para hacer mofa de una industria donde lo único que  cambia  son las tendencias en la cirugía estética.

jueves, 10 de octubre de 2024

Las colinas tienen ojos (1977). El infierno son los demás

 




Los setenta supusieron el fin del sueño americano  que el cine se había esmerado en reflejar.  El intento, salvo ciertas producciones,  de  mostrar una realidad más amable, obviando los conflictos que  luchaban por salir a la superficie, daba paso a un público consciente de la violencia, tanto  en el exterior, con la carnicería emitida en diferido desde Vietnam, como interior, donde el mundo alejado de los núcleos  urbanos  era mostrado como un entorno desconocido  y peligroso. Una sensación de desengaño, desamparo, en la que ningún lugar  era seguro y muchos cineastas   reflejaban entonces. los perros de Paja de Peckimpah, los excursionistas en Deliverance de Boorman, pero también  el cine de terror se adentraría en esa realidad, ya  alejada de los monstruos clásicos, donde el horror estaba en una carretera desolada y hacía que el castillo de un vampiro europeo fuera un lugar re conocible y amable. La violencia, menos explícita de lo que se recuerda en  La matanza de Texas, pero también  La última casa a la izquierda de  Wes Craven. También este último, mucho antes de volver al terror sobrenatural, ese escenario en el que  la violencia  se convierte en algo inherente al ser humano, tras la cual, la civilización es solo una capa muy fina. 



Las colinas tienen ojos comienza con la llegada de una  autocaravana a un paraje,  camino de California, que solo puede definirse como en medio de la nada.  En una ruinosa gasolinera el cabeza de una familia compuesta por un policía retirado, su mujer, sus tres hijos, su nieta y su yerno, preguntan como llegar a una antigua mina. Las recomendaciones   del empleado  acerca de los peligroso de atravesar  una carretera en el desierto, cerca de un campo de pruebas del  ejército aéreo,  es ignorada y poco después, un accidente los saca de la carretera y les obliga a pasar la noche en el desierto mientras los hombres de la familia buscan ayuda.  Pero durante la noche,  estos son atacados por los habitantes del desierto: un clan de  caníbales, que tras matar a los más ancianos, no dudan en saquear la caravana y llevarse al recién nacido. Destrozados, los supervivientes intentarán defenderse, con la misma  brutalidad, , de los asesinos que han prometido regresar. 


La historia  está inspirada directamente en la leyenda de Sawney Bean, el  patriarca de un linaje de caníbales que instalados   en una cueva  en una región de Escocia, mataron y devoraron a más de mil personas.  Un relato de carácter mítico, que si bien parece  alejarse del enfoque más crudo  del terror, es abrazado directamente desde en el momento en que uno de los personajes explica el origen de los asesino que los persiguen.  Cambiando  la Europa del Siglo XVI por  Estados Unidos en 1929,  se  acercan  también al final de los locos 20 (y que parte de los nacidos en esa década  andaban por la cincuentena en los setenta), acercan la sensación de abandono a u n escenario mucho más  familiar, como esa carretera que conecta núcleos urbanos pero que parece ajena al territorio desconocido para los protagonistas, urbanitas e incapaces de defenderse fuera de la seguridad de las ciudades. Es precisamente la figura   de autoridad más antigua, ex policía, el primero en ser asesinado  por esa  tribu de caníbales  concebida como un reflejo oscuro de los personajes principales, mostrados como civilizados   que, hasta el desenlace, parecen indefensos en un lugar donde todo es una amenaza, desde las temperaturas del desiertos, hasta las distancias, pasando por los animales que lo habitan. 




Es precisamente el desierto uno de los mejores recursos disponibles. Un espacio abierto en el que  alternan secuencias nocturnas y diurnas  pudiéndose ver en estas últimas la extensión del terreno y la sensación de encontrarse ante un paisaje lunar, donde   los únicos núcleos humanos son una ruinosa gasolinera y una cueva habitada por salvajes. Y en la que  la única muestra de civilización, casi artificial,  será  esa caravana, el reflejo de un hogar tradicional que  será pronto invadido y destrozado.  Escenario donde la posibilidad de  estar  habitado  parece tan  improbable como  amenazador, y que  seguiría utilizando se años después en propuestas como Horror  in the HIgh Desert. 




La realización en algunos momento resulta un tanto torpe. ES una producción hija de su tiempo, donde se mantiene cierto tono de cine de guerrilla, ese metraje con grano tan reconocible de la década, y se aprecia atropellado de algunas  situaciones, donde rozan un poco lo absurdo, y unos actores   a veces un tanto limitados  cuando se les pide un registro más allá de la violencia o  el miedo (al parecer alguno venía del cine para adultos.  Y no precisamente de las películas subtituladas del cineclub). Esto hace que la película tenga más valor en su conjunto de una forma similar a La matanza de Texas, e incluso a La noche de los muertos vivientes: por el uso, casi  pionero, de la lejanía de la ciudad  como algo hostil, y sobre todo, por esa parte crítica que se ve reflejada en el metraje. La oposición entre ambas familias (con un mismo numero de miembros y una misma figura de autoridad) casi  como un doble,  teniendo la violencia como nexo de unión, y el progresivo deterioro de su visión tradicional.  En los primeros minutos, se suceden las pequeñas discusiones,  desde el uso del lenguaje malsonante  hasta  una disputa  sobre quien ha sido el culpable de haberse perdido. Y finalmente, el regreso a una reacción instintiva de defensa y ataque, muy similar a la de los antagonistas, que  se plasma de forma descarnada en la  pelea del desenlace. Este se convierte en un final abrupto, carente de cualquier epílogo y   centrado únicamente en lo principal: la supervivencia. 

Las colinas tienen ojos, además de una de las películas  principales de Wes Craven ,es una de las más importantes dentro del terror de los setenta,  además de uno de los primeros papeles de Michael Berryman, un actor, que al igual que  Javier Botet años después,  destaca por su particular apariencia y desarrollaría una carrera de lo más  variada, no sola en el fantástico. 



jueves, 3 de octubre de 2024

Lecturas de la semana. Especial zombies


 Hace algo más de diez años, los zombies se convirtieron en el monstruo estrella de la ficción. Los cadáveres reanimados, que habían sido una parte  más del terror desde que  George A. Romero   popularizara sus rasgos modernos en La noche de los muertos vivientes, y a los que  Danny Boyle había  dotado de velocidad  en 28 días después ç8aunque  recordando a Enjuto Mojamuto, no son zombies sino infectados), se convirtieron durante  2010 en  adelante en la criatura más popular del siglo xXI.  Carente de identidad, de voluntad, e imposible de redimir a los ojos del público a diferencia de su pariente no muerto más cercano, el vampiro, reflejaban  bien la incertidumbre e inseguridad de una sociedad que venía de sufrir una nueva crisis económica. Walking Dead, del comic a la serie de TV, demostraba  que se podía hacer una historia sobre muertos vivientes duradera, lejos del público de nicho y los presupuestos ínfimos. Este interés se haría notar en el mundo editorial convirtiéndose la ficción  zombie en un subgénero más dentro del terror.  Esta semana, un poco porque parece que octubre se presta a ello, o por recordar esos años en los que  no teníamos ni idea de lo que se nos venía encima, he recuperado aun par de novelas que  recurren a los muertos vivientes de formas distintas cada una.



Craig Di Louie. Infection. Un virus desconocido provoca que  gran parte de la población caiga en coma. Poco tiempo después, los infectados despiertan, carentes de consciencia y  convertidos en depredadores    que matan a todo ser vivo que encuentran para alimentarse de ellos. En medio del caos, la sociedad se desmorona y solo  permanecen distintos grupos de supervivientes  intentando llegar al día siguiente. Uno de tantos, formado por un ex militar, un agente de policía, un adolescente y un sacerdote, tiene más suerte  que el resto y consigue llegar a uno de los pocos campos de refugiados que  lo que queda del gobierno  de Estados Unidos  mantiene todavía  en pie. Aunque en un espacio  atestado de gente, donde  malviven víctimas y depredadores, puede ser más peligroso que las ciudades  abandonadas y  llenas de cadáveres reanimados.

 Primero de una trilogía no traducida al  español, la novela de Di Louie establece los primeros pasos de una saga bastante rutinaria (al menos en teoría, porque no he pasado del primer libro), que utiliza los tópicos establecidos  den un género que  en 2011, eran ya bastante conocidos y explotados: el virus de origen desconocido, para no tener que explicar mucho, los tipos de zombies, siendo ya los corredores una categoría en sí misma, e intentando que el escenario sea algo más original, algunos zombies monstruosos, resultado de alguna mutación de esas que vienen tan bien en la ficción, pero que después de cuatro Resident Evil, los House of the Dead y un par de Dead Rising, tampoco es que sea tan original (salvo para hacernos  reflexionar sobre la influencia delos videojuegos en la ficción popular reciente).

l resto transcurre  por unos escenarios trillados, en este caso, ciudades y  carreteras despobladas de Estados Unidos, una serie de protagonistas de distinta procedencia y características, del que alguno se quedará  por el camino y  el final a vierto de cara al siguiente libro de la serie. Que, debido al ritmo de la narración, se hace más que evidente que esta saga  estaba pensada desde el principio.
La impresión general de este Infection es la de ser una de tantas. Casi, el equivalente  zombis a la novela comprada en una estación de tren, sin que esta ofrezca nada que vaya a ser recordada un tiempo después de haber pasado la última página. Correctamente escrita, rápida de leer, sin sorpresas pero también sin nada que la convierta en algo especial o que pudiera  destacar entre las decenas de novelas del estilo que se publicaban entonces.


Cherie Priest. Boneshaker. Durante los primeros años de la Guerra Civil Americana, los rumores de la existencia de minas de oro en la región del Klondike  atrae no solo a  quienes quieren hacer fortuna, sino a científicos deseosos de probar la eficacia de sus invenciones.  Que muchos inversores demandan para poder extraer el oro  del suelo congelado de Alaska. Es la primera prueba de una de estas máquinas, apodada Bonesaheker, la que provoca un terrible accidente, reduciendo  Seattle a cenitas y  provocando la fuga desde el subsuelo de un gas que provoca la muerte  inmediata de quienes lo inhalan y su regreso como cadáver reanimado. Quince años después de que  no solo se perdiera la ciudad sino innumerables vidas incluida la de Leviticus Blue, el diseñador de la máquina, Briar, la viuda de este saca  adelante como puede a su hijo entre las miradas de los supervivientes que todavía  recuerdan el papel de su marido  en aquella catástrofe. Pero, cuando su hijo, intentando limpiar el nombre de su padre, escapa con intención de acudir a las ruinas de la ciudad, Briar debe adentrarse en un lugar  permanentemente envuelto en gas tóxico,  por el que no solo deambulan los cadáveres de las víctimas sino supervivientes acostumbrados a moverse en un entorno   hostil.

Cuando los temas de un libro son steampunk y zombies, al menos  este va a ser origina.  También el haber comenzado con una catástrofe en un periodo tan poco explotado en este sentido como es el siglo XIX con lo hace, y la novela dedica bastante tiempo a desarrollar el trasfondo  en el que se mueven los personajes. Este  es una época de pioneros, donde las condiciones de los buscadores de oro se ven sustituidos por ese apocalipsis retro que  genera un escenario muy particular, donde un accidente  masivo no tiene mayores consecuencias fuera de sus fronteras pero  da forma a la vida cotidiana de sus habitantes,  subsistiendo en las fábricas que se han establecido, y  con una estética muy particular entre el siglo XIX y las máscaras antiguas que son una parte   para la supervivencia de los personajes. El resto de elementos que sirven de trasfondo son los propios del steampunk: el uso de  naves voladoras, tecnología a vapor y laboratorios de diseño tan barroco como anacrónico, que son una parte más que se adopta como parte de un género  con una estética muy característica.

En este sentido, la novela es más una narración steampunk, donde el escenario y el número de personajes con premisa interesante (la ciudad  arrasada por un gas tóxico, capitanes de aeronaves, una princesa india que busca venganza y una tabernera con un brazo mecánico entre otros) se acaba comiendo a los principales que tienen en comparación muy poco tiempo. Estos, Briar, la protagonista, es quien tiene más peso, siendo sui hijo un poco es el Mcguffin  por el que debe empezar una aventura.  Aunque esta, caracterizada como una mujer fuerte y endurecida, se queda en un retrato un poco plano al ser necesario presenta runa cantidad de secundarios llamativos y a un antagonista que poco más va a salir, porque el libro, pese a ser el primero de una serie, es autoconclusivo y los siguientes  transcurren en lugares y con protagonistas distintos.

Además, pese a  que se defina como “steampunk y zombis”, de los últimos, poco hay. Salvo en el  prólogo donde se los menciona,  estos son uno d más de los peligros que pueden encontrarse en la ciudad donde transcurre  gran parte de la trama. Pero apenas tienen presencia, y perfectamente podrían haber sido sustituida por cualquier otro elemento peligroso. Casi da la impresión que  fueron un añadido para una novela escrita en un momento en que loa zombis pegaban fuertes y si era posible incluirlos en una obra de fantasía, adelante.  Al menos, de esta puede decirse “Vine en parte  por los zombies, me quedé por la locura steampunk con gases mortales, aeronaves, mad doctors con problemas de identidad y heroínas con mal carácter”.

jueves, 26 de septiembre de 2024

La vida secreta de Walter Mitty (1947). La vida en Babia

 


                                                     I try to maintain a healthy dose of daydreaming to keep myself sane
                                                                                                                                        Florence Welch


Estar en Babia, en las berzas, pensando en las musarañas y otras expresiones definen ese estado mental de abstracción total, casi ensoñación, en la que alguien es capaz de olvidarse de su entorno por compe.to para acabar  perdido en un hilo  de pensamientos o en un escenario imaginario. Que para que negarlo, seguramente sea bastante más interesante de lo que están intentando comunicar desde el exterior. La fantasía como vía de escape de lo cotidiano ha sido algo que ha a servido para impulsar gran parte de la ficción moderna (de otra forma, ¿ por qué íbamos a referirnos a un texto como “literatura de evasión”?) como  para servir de base a esta. Desde don Quijote, el soñador por antonomasia, hasta Sam Lowry, perdido en un cubículo anónimo den el Brazil de Terry Gillian, la fantasí a se plantea como una alternativa al entorno gris y monótono que ha ofrecido el siglo XX, sin dejar de ser paradójico que sea precisamente el sistema económico que nos ha abocado a esta repetición y falta de  sueños, el mismo que  proporcione vía de escape. Precisamente una via de escape que se plantearía en una producción de los años cuarenta   y que pasaría a ser una parte más del imaginario colectivo.


La vida de Walter Mitty transcurre entre su trabajo como corrector en una editorial de revistas pulp, cumplir recados para su madre, con la que sigue viviendo, las veladas con su novia y futura suegra e imaginarse, mientras tanto, como protagonista de todo tipo de aventuras, muy similares a las de las revistas en las que trabaja. Una forma de escapismo que a menudo   ha sido  criticado por su familia y jefe, debido a su tendencia a abstraerse. Pero un poco de fantasía no hace daño. Solo cuando una joven, muy parecida a la que  él ha imaginado, le pide ayuda para custodiar  un cuaderno que esconde la localización de los tesoros del gobierno holandés, ocultados a los nazis, su vida parece convertirse, por momentos, en una de las historias que a menudo imagina. Perseguido por matones, colgado de una azotea e incluso acusado de loco, Walter empieza a ser  parte de una situación que ni el mismo hubiera imaginado. Y en la que pese a todo, sigue teniendo tiempo para soñar despierto.



Basada de forma un tanto libre en un relato de James Thurber, este  es uno de los casos en los que la adaptación cinematográfica es más conocida y superior al material original. Esta es una comedia uy ligera, al servicio de  Danny Kayye, en la que con el tiempo, prevalecería más la idea principal, hasta el punto de hablar medio en broma del síndrome de Walter Mitty,  que el contendido  en sí. Esta, concebida como comedia, con esos tonos tan chillones y  hoy un poco irreales del tecnicolor, transcurre entre  la comicidad gestual de  Kaye, varios números musicales que se convierten casi en una fantasía dentro de la fantasía, Virginia Mayo como  esa mujer de sus sueños  que acaba convirtiéndose en algo real, más incluso que el entorno familiar que lo rodea, y la aparición de Boris Karloff como uno de los secundarios antagonistas. Este,  en el papel de doctor al servicio de esa  organización heredera de los expoliadores nazis,  desaparecidos hace muy poco cuando la película se estrenó, sirve también como  enlace con el mundo de las revistas pulp que aparecen como trasfondo, así como  con los personajes que este había interpretado durante la época dorada de  los monstruos de la Universal.


La trama transcurre a lo largo de varios días en la vida de su protagonista, en los que se alterna esa progresiva introducción de los imposible en lo cotidiano.  Las secuencias de su partida diaria entren, la oficina, y la aparición de elementos  anómalos finaliza cada vez con un fundido a negro y el comienzo de un nuevo  día que reduce el uso de escenas intermedias pero también le da un carácter episódico, incluso en su desenlace en el que la película  se cierra con un final  feliz, casi garantizado desde el comienzo, en el que  el protagonista, tras triunfar en una situación digna de novela, se enfrenta a ese entorno que, como declara en el desenlace, cuyas mentes son tan pequeñas y grises que son incapaces de apreciar cualquier atisbo de maravilla.



 
Una visión muy optimista y m muy blanca, que era algo de esperar en una comedia de la época, aunque esta cuente con elementos que hayan perdurado, como la fantasía como vía de escape o la ironía de trabajar en el departamento menos creativo de una empresa dedicada a vender ficción, en esta no se puede esperar una reflexión más profunda sobre ello, ni un enfoque complejo. Para algo así, Terry Gillian lo había reflejado mucho mejor, y de una forma menos esperanzadora, en Brazil. Lo que hay en este caso, es la primera aparición de este personaje, casi un arquetipo de la fantasía como vía de escape ante una situación en la que esta es la opción más viable.  Pero en la que en lugar de reflejos o cambio este acaba acomodándose a los cánones del final feliz y del sueño americano: Mitty soluciona sus problemas reales “como un hombre de verdad”, a base de un puñetazo y un discurso que reafirma su identidad. Y que le lleva en el epílogo a conseguir no solo a la mujer de sus sueños sino un ascenso y el respeto de su jefe. Después de todo, su historia es otra ficción, y cabo  preguntarse  si este desenlace no sería también una ensoñación en la que este soluciona definitivamente su s problemas.

La vida secreta de Walter Mitty es una  producción que más que por su reparto y escenas se han convertido en una idea que forma parte de la cultura popular. Y en una de  esas películas y cuyo enfoque  hace mucho más fácil   el que sea posible un remake adaptándose al cambio de mentalidad y sociedad, como pasó en la versión de 2013 y en la que también contaba con un cómico, en este caso, Ben Stiller, como protagonista.