martes, 9 de enero de 2024

¡15 años tiene mi blog!

 


Aunque siempre empiezo con una entrada celebrando cada año del Barrilete, esta vez es de las que tiene gracia. Ya hace un tiempo me asombraba de haber llegado a los diez años , ahora son nada menos que quince. Que ya no sé si ponerle un vestido  y presentarlo en sociedad, o plantearme mi capacidad de dar la tabarra por vía escrita.

Un año de los que pueden considerarse bastante movido. Una mudanza más, a la que mis gatas responden ya con indiferencia o resignación, y que con una esquina donde les dé el sol, y que la humana siga poniendo croquetas, se dan por satisfechas. Y de enfrentarse de nuevo a la realidad de todo lector: esas cajas que, en cada traslado , aumentan en número y peso. Poco aprendo: dos meses después había encontrado varios Martinez Roca Fantasy  que se vinieron a mi nueva casa, y ya me  preocuparía más adelante de la logística (por si acaso, he empezado a hacer pesas). La vida de los chupatintas no será apasionante, pero algo de mundo se acaba viendo: cambiamos la ría de Bilbao por la invasión de carabelas portuguesas en la costa. Y todavía dirán “qué suerte, ahora tienes playa”.

The Weird Shadow over the Sardinero

De nuevo, este estado pre apocalipsis en el que parecemos estar viviendo desde 2020 (¡ahora con un 80% más de cambio climático! ¡Y aprovechen nuestras ofertas en conflictos bélicos!) ha pasado entre lecturas y cine. Quizá  la más divertida de 2023, aunque no por los motivos correctos, ha sido Michelle recuerda, ese batiburrillo ochentero de psiquiatría, terapias regresivas e histeria compartida que terminaría en la caza de brujas más absurdas de la época reciente. Al menos, eso pensábamos del Satanic Panic hasta que apareció el Pizzagate.

Como reflejo de una época, y al menos más recomendable, sería  la trilogía del puente de William Gibson, mi primera lectura cyberpunk. Algo más reciente sería La marca del cuervo de Ian Mcdonald, una saga grimdark tan ligera como alocada, quizá más accesible para leer rápido que los tomos de Abercrombie, aunque sin llegar a su nivel al tratarse de una obra primeriza.

La fantasía  urbana, por llamarlo de algún modo, vendría con Las fuentes perdidas, de José Antonio Cotrina, todavía más exagerado  si cabe, pero del que me atrevo a decir que  mucho más divertido y menos  ambicioso que el Neverwhere de Neil Gaiman.

La literatura más seria vendría, como me pasa a menudo, de la Primera Guerra Mundial. Tomas el impostor y la historia y desventuras del desconocido soldado Schlump, dos narraciones de países tan opuestos como el tema de ambos. Y la biografía de Limonov, escrita por Carrère, quizá por haberme pasado la mitad del año escuchando a Pablo un Destruktion y preguntarme qué  planes de gobierno tenía que discutir con semejante crápula.




Menos series que el año pasado, salvo continuar alguna,  terminar Gravity Falls,  ver como la segunda temporada de 30 Monedas  se convertía en la partida de La llamada de Cthulhu más salida de madre de la historia y mantener la costumbre de ver alguna película  los sábados por la tarde. Con Marvel definitivamente fuera de mis opciones por agotamiento, ha sido mucho más satisfactorio ver que podía hacerse algo medianamente divertido con la franquicia de Dungeons & Dragons gracias a Honor entre ladrones, aunque lo mejor ha sido volver a esa mezcla de terror físico y humor negrísimo que es Posesión Infernal: el despertar. Un edificio de pisos gigantesco puede ser tan aterrador como cualquier cabaña (aunque eso ya lo sabíamos por Demons 2).

Junji Ito y sus recopilaciones de historias cortas han supuesto gran parte de los comics de 2023, además de recordar de nuevo mis primeros años  de lectora gracias a Mortadelo, o más bien, por la marcha de Ibañez, seguramente una de las pérdidas más sonadas (el otro fue Henry Kissinger. Pero espero que este señor esté en el infierno junto a Margaret Tatcher y algún otro).

Nunca pensé que llegaría a verlo


Es curioso que algunas de las cosas que más  me hayan gustado no haya tenido tiempo de comentarlas. La caída de la casa Usher fue una de las últimas series que pude ver en 2023, además de un curioso mix de relatos de Poe adaptados, con un odio muy marcado, lógico y hasta saludable, a los millonarios. Pero también ha sido el año en que  Tardi ha terminado  Las aventuras de Adéle Blanc-Sec. Casi a trompicones, descartando tramas e ideas según  la realidad  iba dictándole que dibujar sobre pandemias y atentados quizá no fuera lo más adecuado,  la historia de la escritora más borde de la Francia de Entreguerras se cierra con  un comic atropellado, donde  concluye las tramas como puede y en el que, sorprendentemente, esos personajes absurdos dejando de incordiar a Adèle, como ella llevaba pidiendo desde hacía varios tomos, y esta tiene lo más parecido a un final feliz que podemos esperar. Solo espero también que Tardi cumpla y  podamos ver el desenlace de Brindavoine.

Un año más entre lecturas, cambios, incertidumbre, cine, gatos, y todo lo que en mayor o menor medida, nos permite ser felices. Y con suerte, seguir escribiendo   el 9 de enero de 2020. Y, como mi abuela decía siempre: vidiña, la fin del mundo le llega a los que se mueren..


5 comentarios:

  1. Pues una vez más felicidades por la onomástica bloguera, por la mudanza playera y por la increíble variedad de fotos gatunas. Compartimos la "comodidad" de embarcarnos en los ciclos, aunque los míos más frecuentemente son no tanto argumentales como de un mismo escritor. Eso sí, este año yo también me he hartado de Marvel (en cine, se entiende, no en tebeo, que para eso puedo volver una y otra vez a tres décadas de clásicos). Y de cataclismo climático, por aquí por el sur bien que lo sabemos. Mi primer paseo del año ha sido en manga corta...

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  2. Gracias. Espero, con un poco de suerte poder llegar a celebrar un vigésimo aniversario. Y, teniendo en cuenta que en el presuntamente desapacible norte me encontré con 37 grados a principios de septiembre, falta nos va a hacer.
    Además del hartazgo de Marvel, también he notado este año una saturación de la tendencia a franquiciar y monetizar cualquier película o ficción. Nada puede ser ya unico sino responder a un plan de negocios establecido con distintos productos de entretenimiento. Quizá por eso vuelvo tanto a los ochenta, ese momento en el que todavía se mantuvo la sensación de estar viendo algo original y único (aunque tuvieran sus secuelas después). En cuanto ciclos temáticos, estoy volviendo mucho al fantastique, y no solo a Jean Ray. También, siempre me atrajo mucho más la visión continental del fantástico, más ligada a lo extraño, que el fantasma clásico. Vario mucho en cuanto a temas pero este siempre acaba siendo una constante.

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  3. ¡Felicidades! Al menos lo de "15 años tiene mi blog" suena menos creepy que lo que cantaban Dúo Dinámico xD.

    Lo de quince años escribiendo de manera constante en un blog tiene su mérito, pero si a eso le añadimos las fotos de gatos, ya puedes decir que te has pasado internet varias veces xD.

    Yo me mudé el año pasado y también maldije a los profundos por dejarme comprar tanto libro. Igual tengo que cambiar el pilates por las pesas para estar preparado para la próxima xD.

    Tengo varios de los libros que citas en la pila de lecturas. El de Tomás el impostor y la trilogía de Gibson me llaman muchísimo. A ver si este año saco algo más de tiempo para leer.

    De series tengo 30 monedas y la mesías también en la lista de pendientes, aunque me da mucha pereza empezar cualquier serie. La caída de la casa Usher me gustó, aunque no tanto como Misa de medianoche, la mejor de Flanagan.

    De Marvel desconecté hace unos años y no he vuelto. Que a lo tonto, me acabé viendo todas sus películas. Y sin ser fan ni nada, pero como eran películas evento, siempre las acababa viendo con alguien. Muy fan de la nueva de Dungeons & Dragons. Me divertí un montón. La del 2000 ya podía haber sido un poco parecida a esta xD. La nueva de posesión infernal también me gustó. Igual no me entusiasmó tanto como la de Fede Álvarez de 2013, pero no se merece las malas críticas que le han caído.

    Por otro año más de cosas que nos entusiasmen.

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  4. Fernando: Gracias

    Anacrusa: esta semana he vuelto a pasar por una tienda de saldos y se han venido tres para casa. Esto es Cómo dejé de preocuparme y aprendí a buscar cajas de mudanza de cartón más resistente XD. Me empieza a preocupar más el número de lecturas pendientes acumuladas que el cómo trasladarlas. Del tema bélico me encontré en ese lote El oficial sin nombre, de Guy des Cars, que no conocía de nada pero a ver si está en la línea de Thomas el impostor o El cabo atrapado.

    De momento este año no he empezado ninguna serie y voy muy a los pocos con Samurai de ojos azules (una serie que Netflix no cancela, qué clase de brujería es esta). Películas, ya con el mundo marvel, tanto cinematográfico como de streaming descartado, estoy más pendiente de la Nosferatu de Eggers o de echarle un vistazo a Cuando acecha la maldad. La nueva de Posesión infernal me gustó un montón y me parece que mantiene el nivel de las anteriores. Lo de cambiar por completo el entorno hacia un edificio gigantesco es un buen guiño, por lo de mostrar que hay entornos urbanos tan aislados como una cabaña en el bosque. Además, ese edificio me recordaba un poco a los mazacotes que se pueden ver en la entrada de Barakaldo o en Santutxu (los deadites, allí, no duraban ni un asalto. Estoy convencida).



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