La presencia femenina en el terror ya no es, ni fue, algo minoritario. La voz de autoras como Mariana Enríquez, Catriona Ward, Lisa Tuttle o Elizabeth Engstrom son solo las más recientes de muchas voces que han comenzado a ser recordadas con más fuerza o en muchos casos, recuperadas. En colecciones como Damas Oscuras se recopilaban varias ghost stories de autoría femenina, en Reinas del abismo, también de Impedimenta, ampliaba la temática hacia la época contemporánea y el pulp. Y Valdemar hace lo mismo con una colección donde intenta recoger, de manera lo más amplia posible, un recorrido al fantástico escrito por mujeres que comienza con los primeros blue books o folletines y termina en los primeros años veinte del siglo pasado. Aunque la selección se limite únicamente al fantástico anglosajón, sí, la antología incluye señoras victorianas. Porque nunca se tienen bastantes señoras victorianas (ni señores de entreguerras).
La colección comienza con un prólogo, muy detallado y necesario, que concluye la universalidad de terror y que no puede hablarse de temas femeninos o masculinos en este. Todos los humanos temen a lo mismo: a lo desconocido, la muerte, la soledad, el plazo de pago del IRPF...Una universalidad que parecía ser negada por la vinculación, en el siglo pasado, de las autoras hacia el relato de fantasmas, y de la tendencia a ningunear, durante muchos años, a la labor de estas. Resulta curioso la mención a un ensayo de los ochenta que incluye a VC Andrews en el género fantástico, reduciendo la aportación de las escritoras a los dramas familiares (por lo visto el responsable debía pensar que Tanith Lee tenía una churrería). Un prólogo que además de detalles curiosos como el anterior, expone bien el criterio a la hora de seleccionar los relatos: no todos, pero sí una variedad en la que se puede dar una visión general a lo largo de este siglo, y, como suele pasar por suerte en casi todas las antologías de Valdemar, encontrar relatos repetidos o leídos previamente, es muy poco probable.
La antología presenta unos veintitrés autoras, por orden cronológico en cuanto a la época en la que se escribieron los textos, y entre los que los nombres más reconocibles serían Edith Warton, Nesbitt, y especialmente, Mary Shelley y Charlotte Brönte, esta última con uno de sus cuentos más conocidos en los que mezcla el humor con una de las figuras más detestadas en la pérfida Albión: Napoleón. Esta comienza con un cuento de Sarah Wilkinson, uno de los blue books que mencionan en el prólogo y que narra con mucha sencillez una historia de almas en pena y recompensas para los actos de justicia llevados a cabo hacia estas, muy propio del romanticismo. Este es uno de los relatos de fantasmas que se incluyen, junto con Los ojos de Edith Warton, pero que pronto se alejan de los cánones fantasmales clásicos para tratar temas como el doppelgangër narrado por Dinah Mullock, la aproximación casi naturalista al espectro vengativo de de Elizabeth Stuart Phelps o el falso fantasma descrito por Charlotte Ridell.
Los espectros serán solo una parte de los cuentos seleccionados, entre los que también aparecen la recopilación de hechos sobrenaturales, supuestamente verídicos, que Catherine Crowe lleva a cabo acerca de las posesiones demoniacas, la licantropía narrada en La mujer lobo de Clemence Husman o el relato sobre satanismo de Mirs Hugh Fraser. Y sobre todo, por su modernidad, El empapelado amarillo de Charlotte Perkins, con una importante carga psicológica y una atmósfera claustrofóbica, si el cuento de Fraser no desentonaría en cualquier novela de los ochenta que pretenda explotar el satanic panic, la mujer encerrada en una habitación por motivos terapéuticos de Perkins tampoco estaría fuera de lugar en una historia de terror psicológico de esa década, o de la actualidad.
Estos son solo un ejemplo de una antología mucho más amplia que, no abarca todo lo que podría, al ser necesario una mayor extensión o al menos, un Venus en las tinieblas tomo II, pero sí aporta una selección de cuentos muy variados y que van más allá de las apariciones espectrales.
Nunca hay suficientes libros de señoras victorianas escribiendo terror xD.
ResponderEliminarHace unas semanas me terminé "Horror. A Literary History", un libro coordinado por Xabier Aldana Reyes y publicado por la British Library sobre terror anglosajón, sus orígenes y evolución, y para estar publicado en 2016, ha envejecido regular en lo que respecta a la inclusión de mujeres en el canon. Ya sólo en la época victoriana tienes un montón de señoras escribiendo terror. Gracias a las recientes recopilaciones que se han hecho de ellas he descubierto un mundo totalmente nuevo dentro del género.
Me apunto este libro de Valdemar, y me uno al deseo de que saquen un segundo tomo. Material hay de sobra.
Y Tanith Lee no tenía churrería, pero escribía libros como churros xD.
Hoy, dejar fuera a una escritora de la época, es un error gordo en cualquier antología que se publique...sean señoras victorianas o señoras de los ochenta XD. Por eso el prólogo que mencionan en el libro es tan flagrante, olvidando a alguien como Tanith Lee e incluyendo a VC Andrews como terror. Porque, no sé, supongo que a las mujeres nos asustan las cosas familiares o los telefilmes.
ResponderEliminarDe momento con Valdemar voy a adelantarme varios años, que este mes sacan Mi trabajo no ha terminado de Thomas Ligotti, que es de lo poquito que podemos ir viendo ya de este señor. Ya le podía dar algo de carácter Laird Barron, que ha estado a punto de cruzar al otro lado, y ya tiene cómo dos novelas preparadas XD.