A finales de los noventa, una editorial dedicada los juegos de rol y la fantasía comenzaba su carrera en España. La Factoría de Ideas, con su catálogo de Mundo de Tinieblas, La llamada de Cthulhu y Stormbriner, mantuvo su línea de juegos junto a títulos derivados de la franquicia de White Wolf, pero también sagas de fantasía, recopilaciones de los mitos de Cthulhu e incluso la primera edición, horriblemente cribada, de La fábrica de pesadillas, de Thomas Ligotti. En la colección Solaris Fantasía se atrevería con dos recopilaciones de relatos inspirados en el personaje de Moorcock, precismente de cuyo jueo tenía d los derechos de publicación: Eric, el último emperador de Melniboné y uno de los avatares del Campeón Eterno, era el protagonista de una antología donde varios autores homenajeaban al albino más quejica del multiverso, y que también aparecería a en el siguiente tomo, donde esta vez se recreaba la figura del héroe eterno cuyas distintas encarnaciones fueron narradas por Moorcock en varias historias.
Cuentos del lobo blanco. Con esta colección de 24 relatos comenzaba la colección de La Factoría, anunciando la colección como el regreso de Elric a una editorial española, aunque fuera a modo de recopilación. En ella, los autores aportaban su grano de arena a las aventuras del menibonés, apodado el lobo blanco, y a su relación casi vampírica con Portadora de Tormentas, una espada forjada por el caos capaz de devolver la vitalidad al enfermizo héroe, último miembro de su raza, pero a cambio de ser alimentada con almas humanas.
Además de un prólogo y un primer relato escrito por el propio Michael Moorcock, la antología recoge autores tan variados como la fama de estos: en sus páginas han colaborado Tad Williams, Nancy Holder, Gary Gygax o Karl Edward Wagner, aportando este un crossover entre Elric y Kane (hay que reconocer que pese a l exceso de chunguez de su personaje, Wagner era muy bien escritor) o Neil aiman con una especie de relato reflexivo nostálgico sobre la figura del héroe y su influencia en la vida de los lectores que resulta bastante pretencioso. Pero también han participado otros, prácticamente desconocidos o con pinta de tratarse del único relato que han publicado profesionalmente. El nivel es variado, al tratarse de una antología, pero también cuenta con una ventaja: Elric no es un gran personaje. Ni sus libros son especialmente buenos. Pro son fascinantes y rebosan imaginación, algo que se nota que que los autores que participan han sabido captar y que también han podido disfrutar de la libertad creativa necesaria para hacer lo que quieran con él, o incluso con Moonglum, su compañero y también Acompañante Eterno. Lo que supone que la colección sea una lectura abierta a muchas posibilidades y que no de ese aspecto de limitación a un canon previo que tienen otros homenajes. Y es que, lo que pasa en el multiverso, se queda en el Multiverso. Salvo que los dioses del Caos vengan y lo cambien.
Peón del Caos. La siguiente entrega de la colección venía dedicada, en principio al Campeón Eterno. y es en principio porque la gran mayoría de cuentos incluidos se centran en Elric o Jerry Cornelius, sus encarnaciones más famosas (incluso hoy, que este año el príncipe albino ha tenido nueva novela). Algo menos, en Dorian Hawkmoon, y de forma casi anecdótica ,en Urlik Skarlsson y Corum.
Al igual que la primer antología, esta comienza con un relato reciente de Moorcock, que es el más anecdótico. y algunos de los autores de la primera también aparecen de nuevo, como Gary Gigax. La selección es muy variada en cuanto a calidad aunque esta sería algo superior a Cuentos del lobo blanco: el poder leer qué ha sido de otros avatares del Campeón Eterno además de nuestro melnibonés quejica favorito hace que esta sea menos limitada en cuanto a ideas y de lugar a curiosidades con un relato en el que Hawkmoon se encarga de traer de vuelta a los flamencos desde Venezia, una aventura escrita pro Nancy A. Collins en la que consigue unir a los Von Bek con Corum y desarrollar una interesante trama sobre dioses precolombinos y Eldorado, o una visión, de Roland J. Green, en la que uno de los Von Bek debe llevar a cabo una vez más el trabajo para el diablo en un infierno real como lo fueron las trincheras de la I Guerra Mundial.
Entre los más extraños, o los que son la nota discordante entre el resto, se encuentran algunos en los que mezclan al Campeón Eterno, sin que este sea necesariamente Cornelius, en alguna trama cyberpunk, o cuando optan por poner al héroe de Moorcock a colaborar con alguno de los personajes que han creado para sus libros: porque la mayoría de autores no son demasiado conocidos pero sí tienen detrás carreras con sagas de fantasía, un poco de relleno, o novelas de encargo para juegos de rol. Esto no impide que entre ellos haya alguno realmente interesante, como la aportación de Mike Lee de un campeón eterno de viaje como un turista más.
Uno de los más destacables es el escrito por Matthew J. Morgenstern, que tiene a Elric como nominal pero quienes llevan parte del peso de la trama son los compañeros del personaje, en este caso, Moonglum y Jhary A Conel, que además de desarrollar una buena dinámica entre ambos, y centrarse en esas aventuras secundarias a las que se ven arrastrados ambos personajes, hace pensar un poco en como cambia la forma de verlos cuando pasan los años tras las primeras lecturas de Moorcock: es probable que madurar sea tener más simpatía por ese secundario que siempre estará cuando se le necesite, que por el héroe atormentado.
¡Vendidos! xD
ResponderEliminarA Elric le tengo mucho cariño. Conseguí este año el primer libro en inglés, que aguarda el pobre en la estantería a que lo lea. A ver si no se me cruzan muchas señoras victorianas en 2023 xD.
Desconocía estos dos libros de La Factoría de ideas, editorial que tantos disgustos me ha dado xD. Me gusta que sean relatos de distintos autores y despierta mi curiosidad el cómo afrontarán ese universo creado por Moorcock. Lo leí hace muchos años y me gustó, no sé qué tal me parecería ahora.
De libros de esa colección recuerdo alguno de Conan, aunque siempre me llamó más la atención los de terror y ciencia ficción, que publicaron cosas como "Cthulhu 2000" y autores como Larry Niven y Philip K. Dick.
Yo me leí las aventuras originales en un par de tomos de Círculo de lectores, y los libros de Elric me acaban dando magdalena de Proust haciéndome recordar los últimos exámenes de COU, cuando terminé Portadora de tormentas (de no ser porque la vida adulta nos reserva otras cosas, eso más que magdalena podría considerarse neurosis de guerra XD).
ResponderEliminarVer hoy estos libros de la factoría hace pensar que era un poco lo que había: la ilustración de la portada de Peon del caos está mal escaneada y no es raro encontrarse errores de traducción. Sigo sin perdonarles la mutilación de La fábrica de pesadillas y los diez o doce años que hubo que esperar hasta que Valdemar empezó a publicar de nuevo a Thomas Ligotti.
En la época en la que la editorial iba a tope había comprado varias antologías de los mitos, porque me iba mucho más el terror, y ya cuando eran pasto de saldo, sobre 2016, había encontrado los últimos que sacaron, Lista sangrienta de P. N. Elrod y el primero de Nightside de Simon R. Green. Maldita sea la hora en que empecé este último que me acabé leyendo toda la saga en inglés...