No es que variemos mucho la temática, pero con esto de que octubre se haya convertido en el mes oficial de las historias de terror, es un buen motivo para juntar varias lecturas mientras hago tiempo para poder ver la última (supongo, al menos con Jamie Lee Curtis) de Halloween. El caso es que esta vez se trata de temas mucho más habituales en el cine que en el papel impreso, al menos hasta hace poco: el slasher y los zombies.
Stephen Graham Jones. La noche de los maniquies. Jones ha sido junto a Grady Hendrix, uno de los descubrimientos de este año en lo que a terror se refiere. Aunque tiene ya bastantes libros, ha sido publicado desde hace poco en España gracias a La biblioteca de Carfax (que lo mismo sacan a este texano, que a una señora victoriana, que te dejan hecho una bolita con La chica de al lado de Ketchum). Tras El único indio bueno y Mestizos, Jones narra, a partir de la broma organizada por un grupo de amigos, una historia que se mueve entre la venganza sobrenatural y el slasher: cuando el maniquí que Sawyer y sus amigos cuelan en una sala de cine con intención de hacerlo pasar por uno d ellos espectadores, no imaginaban que este desaparecería entre el público. Ni que, quizá buscando algún tipo de venganza, regresaría para matarlos uno por uno, empezando por Shanna, empleada de la sala de cine y a quien querían gastar la broma en un principio. Sawyer parece ser el único consciente de lo que sucede y sabe que solo puede evitar que sus compañeros sean víctimas de este adelantándose a los pasos del maniquí al menos, ese es el plan que ha desarrollado.
Publicado como novela corta, este casi podría ser un relato largo, que se ha hecho demasiado escaso (y más en estos tiempos de crisis del papel) y que se hubiera agradecido como parte principal en una colección de relatos más amplia. Este es una vuelta de tuerca muy particular al slasher donde el punto de partida es tan improbable que su deriva hacia el género llega muy rápido y no pretende ocultarlo, sino hacerlo de una forma opuesta: el lector sabe lo que sucede desde el principio, siendo esta noche de los maniquíes un poco un viaje inverso en la narración donde echa mano de gran parte de los tópicos de este género. Este, por lo rápido que se agotaría su trama, y la brevedad con la que la maneja, podría verse como una obra menor, más un entretenimiento en comparación a sus narraciones más largas, pero es una buena forma de echar un primer vistazo a aun autor al que de momento, me ha convencido. No todo va a ser horror cósmico o fantástico de entre guerras.
Manuel Martín. Noche de difuntos del 38. La novela, publicada durante el boom de la ficción zombie,es ahora más popular por su adaptación cinematográfica, Malnazidos. No hay mucha diferencia entre ambas versiones, siendo la historia de Jan, un teniente de los requetés, capturado por un grupo republicano poco antes de que los muertos comiencen a levantarse y a hacer caso omiso de la ideología de ambos bando, atacando a todos por igual, muy parecido a la desarrollada en el guion.
El estilo es muy similar, siendo rápido, centrado en la acción, aunque difiere en algunos aspectos: el libro de Martin recurre a uno de los arquetipos habituales en el género d zombie, que sería narrar el comienzo de una epidemia global (aunque este caso, supondría el principio de una ucronia en la que los muertos vivientes tomarían los campos de batalla en Europa), los causantes de la epidemia tienen menos presencia, siendo aquí los científicos nazis poco menos que la justificación de esta en lugar del antagonista final, y sobre todo, el texto tiene menos humor y resulta menos amable con muchos d ellos persones: Jurel, el falangista que en pantalla era deslenguado y ridículamente mujeriego, aunque con una tragedia personal que le hacía empatizar con sus enemigos, es aquí alguien cobarde y violador en potencia, de esos que parece pedir a gritos ser la merienda de los zombies. Matacuras, la miliciana, es una víctima potencial en un par de ocasiones, además de ser abiertamente el interés romántico del protagonista, teniendo ambos su final final 8zombies aparte, que no se daba en el guión. Que, por comparación a la novela, es uno de eso caso en los que una narración sirve para una producción audiovisual que acaba resultando mejor. .
No he leído ninguno de los dos, pero el primero es el que me llama más la atención. Un abrazo.
ResponderEliminarque buen blog
ResponderEliminarRocío G. Tizón: de los dos, el primero es el más recomendable, de Noche de difuntos, me quedo más con la película.
ResponderEliminarRecomenzar: gracias.
Qué gran catálogo está construyendo La Biblioteca de Carfax. Yo ahora estoy con 'Ella dijo destruye' de Nadia Bulkin. De Stephen Graham Jones leí 'The Only good Indians', que junto a 'El pescador' de Langan (también está en La Biblioteca de Carfax) me parece de las mejores novelas que ha dado el weird en los últimos años, al menos el anglosajón. Me apunto esta 'La noche de los maniquies' que junto a la 'Horrorstör' de Hendrix, esperan su turno entre señora victoriana y señoro de entreguerras. Por cierto, la de 'Horrorstör', entre tu reseña y Todo tranquilo en Dunwich, me la terminasteis de vender xD.
ResponderEliminarCada vez queda más lejana esa época a mediados y finales de los dos mil en la que se publicó tanta literatura sobre zombis. Dolmen no sé cuántos llegó a publicar, pero la lista es larga xD. La verdad es que en su momento acabé bastante saturado, y quizás por eso 'Noche de difuntos del 38' me llama bastante menos.
De Hendrix también leí El exorcismo de mi mejor amiga y ví la película de Amazon. Ninguno de los dos está nada mal e incluso la adaptación a película les ha salido muy bien, aunque Horrorstor y lo bien traído que está el tema de la cultura empresarial y la arquitectura, me sigue gustando mucho más. Tengo pendiente de leer El único indio bueno y de paso, que la Biblioteca de Carfax deje de quedarse con mis dineros, que mis gatas y yo también tenemos que comer XD.
ResponderEliminarTambién me acuerdo del boom de los zombies sobre 2007-2008 en adelante, la linea Z de Dolmen y los muertos vivientes en cualquier escenario y obra de literatura clásica posible. Y pensar que este año Walking dead acabó por terminar, por agotamiento, y con la gente muy poco satisfecha con el final (en mi caso, abandoné allá por el 2017 y me quedé con Z Nation). Lo cierto es que esta Noche de difuntos del 38 es un libro muy de su época y tendencia, y que, en cuanto a entretenimiento, es mucho más divertida su adaptación cinematográfica.