De los últimos libros podría haber sacado varias conclusiones. Desde haber empezado con el padre de la ciencia ficción para seguir con un clásico hasta el proverbial pique entre Francia e Inglaterra. Incluso, la mala puntería a la hora de escoger una de ellas dadas las circunstancias. Aunque en este caso, reconozco que la idea de con qué libro iba a retomar a Julio Verne era premeditada.
ulio Verne. Michel Strogoff. Reconocido como una de las bases de la ciencia ficción y admirado por su capacidad de anticipación (aunque contaba con ventaja: en esa época en la que todo estaba por descubrir, ni el cielo era el límite), Verne también cuenta con una importante cantidad de novelas de aventuras. La historia del correo del Zar, que debe arriesgar su vida para poder entregar un mensaje que delatará al traidor al imperio es de las mas conocidas y quizá la que hoy pueda quedarse un tanto anticuada en cuanto a ideas sobre la lealtad nacional o la abnegación de su protagonista. Que, una vez la trama avanza, esta se convierte en uno de los rasgos que lo definen, pudiendo quedarse más con el concepto del sentido del deber de este, del mismo modo que los secundarios que lo rodean, especialmente la Europa “moderna” representada por los dos periodistas, que asisten en calidad de observadores.
Lo más destacable de la narración es que esta constituye en si misma pun viaje por el interior de Rusia, donde describe cada una de las etapas del viaje y a sus poblaciones. Aunque la inclusión de material científico era habitual como forma de ganar páginas (y avanzar por la lista de peces en 20.000 leguas de viaje submarino es un poco difícil), aquí resulta el efecto contrario: la novela constituye un viaje por un país enigmático, de escenarios salvajes donde todo, incluso las ciudades, parecen uy lejanas a Europa Occidental. Leer sus descripciones de bosques y cosacos recuerda a aquellas veces que, por mera curiosidad, muchos lectores se asomaban a una enciclopedia o a un libro de divulgación por el mero afán de saber qué había más allá de su vida cotidiana.
John Wyndham. Chocky. Más conocido por El día de los trífidos, o sobre todo, las versiones cinematográficas de Los cuclillos de Midwich, esta novela corta narra de una forma muy cercana, un contacto extraterrestre. Cuando el hijo mayor de los Gore, Matthew, comienza a hablar con alguien que no pueden ver, a quien llama Chocky, estos piensan que es un poco mayor para tener amigos imaginarios. Sin embargo, y tras la descripción que da de este, sus interminables preguntas y su curiosidad por los aspectos más comunes de la vida en la Tierra, empieza a sospechar que hay algo más: Matthew comienza a ser capaz de realizar operaciones de matemáticas binarias, a desarrollar un extraordinario talento para el dibujo e incluso de salvar a su hermana de ahogarse, pese a no haber aprendido a nadar hasta entonces.
La forma de plantearlo es muy alejada de situaciones habituales de la ciencia ficción y se centra sobre todo en la relación entre el protagonista y su amigo vistas por el padre de este, que actúa con narrador. Este supone la visión más abierta respecto a la presencia de Chocky, frente a la figura de la madre que en todo momento niega la presencia de este en la vida de su hijo, manteniéndose en una actitud de negación ante lo que sucede. . Es este personaje el que también sirve para reflejar la visión de la época respecto al matrimonio y sobre todo, la presión de la maternidad (Matthew es adoptado, frente al resto de parientes con familia numerosa, apuntando a algunas cuestiones bastante interesantes sobre cómo afecta esto a la familia).
La historia de Chocky y Matthew podría verse, salvando las distancias, de una forma similar a la que Spielberg contaría veinte años más tarde: sin grandes revelaciones, esta se desarrolla centrándose en la particular amistad entre sus protagonistas, con discusiones, aprendizaje, y al igual que otros relatos de ciencia ficción, con el conflicto entre el alienígena como observador o actor directo en su entorno. Y que también fue objeto de una adaptación para televisión cuya cabecera seguramente atemorizó a una generación de niños.
La nostalgia tiene esta sintonía
El Miguel Strogoff está por casa de mis padres. Mi madre hizo la colección de Orbis de novelas de aventuras un poco antes de nacer yo para que tuviera lecturas xD. Y aunque hubiera preferido la colección de Orbis de ciencia ficción, la de tapas azules, la colección de novelas de aventuras tampoco estaba nada mal: Jack London, Robert Louis Stevenson, Rudyard Kipling, Mark Twain, Rider Haggar, Jonathan Swift, Conan Doyle... y Julio Verne. Esta que comentas no la he leído, pero de las que sí he leído, tampoco me ha llamado tanto la atención. ¿Ésta la recomiendas? Lo de gente que leía la enciclopedia me recuerda a mi abuelo, que era muy de hacer eso.
ResponderEliminarA Wyndham y a sus aloe vera asesinos les tengo mucho cariño xD. Lo último que leí de él fue El kraken despierta. Tengo Las crisálidas y un libro de relatos por ahí, esperando su turno para entrar en la pila de lecturas. Esta Chocky es la que menos me llama de sus novelas.
Si tuviera que escoger una sintonía nostálgica me quedaría con la de Más allá del límite con la voz en off diciendo aquello de "No le ocurre nada a su televisor. No intente ajustar la imagen. Ahora somos nosotros quienes controlamos la transmisión. Controlamos la horizontalidad y la verticalidad...". O la de Historias de la cripta. Los sábados por la noche en los noventa me hacía doblete con estas dos series.
Tengo la teoría que la colección de Novela de aventuras de El País es la heredera directa de la de Orbis, y la de ciencia ficción vive actualmente en las tiendas de segunda mano xD.
ResponderEliminarMichel Strogoff me pareció una buena novela de aventuras, lo bastante como para querer retomar La vuelta al mundo en 80 días, que abandoné a los 8 años. Y recordar que la enciclopedia no, pero mi abuelo veía las cuentas ciclistas para poder ver sitios que no conocía.
Con lo que me gustó El día de los trifidos, es una vergüenza qie no haya leído más de Wyndham,aunque siga pendiente Los cuclillos de Midwich.
No recuerdo tantos capítulos como de otras series de la década, pero la intro de historias de la cripta si qie la tengo grabada a fuego xD.
Curioso programa doble de lecturas que ofreces... "Miguel Strogoff" es uno de mis Verne favoritos: una novela distinta a las otras del autor por cuanto diríase una peripecia aventurera en estado puro, con múltiples momentos inolvidables y una memorable galería de personajes (los dos periodistas son geniales). En cuanto a "Chocky", sé que la leí hace muuuchos años, pero no recuerdo nada de ella, y eso que John Wyndham es uno de mis autores favoritos de ciencia-ficción ("El día de los trífidos" y, sobre todo, "Los cucos de Midwich"). Buscaré a ver por dónde anda mi libro, que es una edición más antigua que esta de Minotauro.
ResponderEliminarChocky lo encontré en inglés de segunda mano, tan breve que no alcanza las 150 páginas y me duró un viaje en autobús (es curioso que fuera precisamente una novela suya, El día de los trifidos, el segundo o tercer libro que leí en su idioma original). A ver si tengo suerte y aparecen los cucos de Midwich en algún estante polvoriento..
ResponderEliminarPoco puedo decir de Michel Strogoff si no es como una novela de aventuras que he disfrutado como pocas, y responsable de haber traído de vuelta a mis lecturas a Julio Verne. Aunque tendré que buscar alguna edición fiable de La vuelta al mundo dado que no se hasta que punto la que tengo en casa fue objeto de recorte.