Hay determinados fotogramas que podrían constituir una enciclopedia visual del cine de terror. Cesare sentado en el ataúd en el que lo guarda el doctor Caligari. La sombra de Orlok deslizándose por una pared. el cuchillo, visto a través de la cortina de una ducha. Los cadáveres deambulando, en la primera vez de muchas, en un cementerio de Pittsburgh. Y, antes de que llegaran, a veces hasta el exceso, las siluetas de un guante con cuchilla y las máscaras de hockey (más otras posteriores, y que merecen estar también a la altura del resto), debería encontrarse el rostro desquiciado de Jack Torrance, asomándose tras una puerta destrozada.
Se cumplen, en el que podríamos considerar el año más desquiciado de lo que va de siglo, cuarenta años de la versión cinematográfica de El resplandor, una de las novelas más conocidas de Stephen King y que continuaría, tanto literaria como audiovisualmente, más de tres décadas después en Doctor Sueño. Una versión llevada a cabo en una época en la que el escritor gozaba un momento de fama pero también una serie de versiones de lo más irregulares: de las más meritorias, como Carrie, hasta otras hechas con tan pocas ganas como medios. El resplandor se encuentra por méritos propios entre las primeras, pero también entre las más controvertidas: dirigida por nada menos que Stanley Kubrick, con unas anécdotas de rodaje donde este llevaba su perfeccionismo al extremo y con la que King nunca estuvo conforme, hasta el punto de rodarse con su aprobación una miniserie que, pese a ser más fiel al libro, es de las que hace pensar "me gustó más la película". Y que, incluso en España llevó manos a la cabeza con el doblaje, elegido por el director, con Joaquín Hinojosa y Verónica Forqué poniendo voz a Jack Nicholson y Shelley Duvall.
Se cumplen, en el que podríamos considerar el año más desquiciado de lo que va de siglo, cuarenta años de la versión cinematográfica de El resplandor, una de las novelas más conocidas de Stephen King y que continuaría, tanto literaria como audiovisualmente, más de tres décadas después en Doctor Sueño. Una versión llevada a cabo en una época en la que el escritor gozaba un momento de fama pero también una serie de versiones de lo más irregulares: de las más meritorias, como Carrie, hasta otras hechas con tan pocas ganas como medios. El resplandor se encuentra por méritos propios entre las primeras, pero también entre las más controvertidas: dirigida por nada menos que Stanley Kubrick, con unas anécdotas de rodaje donde este llevaba su perfeccionismo al extremo y con la que King nunca estuvo conforme, hasta el punto de rodarse con su aprobación una miniserie que, pese a ser más fiel al libro, es de las que hace pensar "me gustó más la película". Y que, incluso en España llevó manos a la cabeza con el doblaje, elegido por el director, con Joaquín Hinojosa y Verónica Forqué poniendo voz a Jack Nicholson y Shelley Duvall.
Aunque sea la presencia de uno de sus protagonistas, ya enloquecido, una de las secuencias más famosas, toda la película cuenta con un componente visual que la convierte en una de esas producciones que, además de servir como referencia durante décadas, acaban formando parte de la cultura popular: las gemelas siniestras en el pasillo, el triciclo de Danny moviéndose a toda velocidad, el espectro de la habitación 337 e incluso, aunque sea por lo excesivo, la riada de sangre surgiendo de un ascensor. Imágenes que acaban quedándose aún cuando la trama acabe desvaneciéndose en la memoria del espectador. Algo, poco probable, porque el guión establece de forma efectiva algo a lo que siempre se ha prestado una parte importante del relato de fantasmas: el componente psicológico de sus personajes. Desde los primeros minutos, es posible percibir el deterioro mental de su protagonista, que acaba por convertirse en una amenaza más tangible que los espectros que se mueven en el escenario. Y cuya aparición, aunque escasa, dado que solo uno de los personajes puede percibirlos, tiene un carácter físico que se manifiesta no solo en su caracterización sino en su capacidad de dañar.
Pese a utilizar unos escenarios y exteriores muy amplios, lo desolado de estos, los decorados geométricos y el uso de los pasillos, tanto los de la construcción como los del laberinto exterior, hace que la película tenga una atmósfera, más que claustrofóbica, opresiva: hay una gran cantidad de espacios por los que moverse, pero estos no dejan de ser limitados y el exterior, esta vez por el clima en que se desarrolla, supone un peligro real y objetivo.
Cuando se trata de una película y un director considerado como clásicos, es difícil poder apreciar algo más si no es la impresión que esta ha producido, las escenas más potentes o lo que supuso en su momento y a posteriori. Aunque en el caso de El resplandor, también es posible reconocerla como una de las mejores películas de terror…y también una de las mejores adaptaciones al cine de las novelas de Stephen King, aunque a él no le guste especialmente.
No soy un fan precisamente de "El resplandor", supongo que porque no lo soy de Stanley Kubrick. Me fastidia, además, que (aunque, al contrario que Coppola con su "Drácula", creo que el director no pretendía "dignificar" ningún género "indigno") tanta gente que ni ha visto ni piensa ver nunca (no digamos ya leer la novela original) las grandes películas de casas encantadas proclamen alborozadas que ESTA es LA gran obra maestra del terror (de cualquier terror, encima). Supongo que no he olvidado nunca a un profesor que tuve en el instituto, bastante pedante aunque muy cinéfilo, que un día nos aseguró solemnemente que cada género que tocaba Kubrick dejaba en él su obra maestra.
ResponderEliminarA ver, ciertamente, y como en casi todas las películas de Kubrick, por supuesto que hay momentos enormemente sugestivos, pero siempre me parece que la pretensión de ser brillante en todo momento acaba convirtiéndose en un fin en sí mismo. Y desde luego, darle el papel protagonista a Jack Nicholson es un riesgo que degeneró en lo que tenía que degenerar: que Nicholson hace el número y devora al personaje y a la película. Es ridículo, por ello, que la versión española eligiera para doblarla a un no profesional del doblaje, Joaquín Hinojosa, de voz más bien apagada y de dicción mortecina: ver gesticular frenéticamente a Jack mientras le sale un tonillo ridículo de voz que nada inquieta directamente te saca de pantalla. Y sí, Kubrick "supervisó" el doblaje, lo que quiere decir, sencillamente, que eligió la voz que más le "sonaba" a la de Nicholson, sin comprender las exigencias del doblaje. Con solo imaginar a su voz más habitual, Rogelio Hernández, todo un titán de fuerza y tensión, uno no se explica por qué, con tanto gran doblaje sepultado por infames redoblajes, a este nunca lo han tocado.
Y una última cosa. No lo digo por menospreciar gratuitamente a Kubrick (o a lo mejor sí jaja), pero para mí lo más valioso de "El resplandor" es que dio pie a la mejor escena de "Ready Player One", ese desconcertante film donde Spielberg quiso demostrar que estaba tan en la onda como el director más jovenzuelo de Hollywood.
Creo que con Kubrick nos acostumbramos a que fuera un intocable, por su aura de exigencia y perfeccionismo y bueno, porque parece que es una época del cine donde hubo una sucesión de directores que parecen haberse ganado este objetivo (me pregunto si, de haber llegado a hoy, este se descolgaría como Scorsese protestando sobre el cine que él no considera cine).
ResponderEliminarAl final, al Resplandor cinematográfico lo veo como algo separado al Resplandor de King, un material de base que utilizaron para contar una historia con los mismos elementos, pero enfocados de forma distinta. Es una de las mejores películas de casas encantadas, pero no la única, y es cierto que hay un sector de público (por suerte cada vez menos) que parece tenerla en cuenta únicamente porque es “de Kubrick”, pero que ni de lejos se acercarían a un género tan poco serio como el terror.
Lo del doblaje no me lo había planteado, dado que es uno de los aspectos más criticados y que este no haya sido rehecho como otros tantos. Estoy revisitando varias películas de esta época y me acabo de dar cuenta que por inercia, todas ellas las he visto ahora con subtitulos y versión original. Haber recordado La profecía tal y como la vi en televisión seguramente habría sido mucho más cercano a escuchar a Gregory Peck sin doblar.
Bueno, y las referencias posteriores de El resplandor dan para mucho…en Ready Player One daba para una buena secuencia, pero en Doctor Sueño, tanto los extras del hotel como el fantasma de la habitación 237 daban para una persecución bastante larga. Fue muy desconcertante como, al querer integrarlos de nuevo dentro de la mitología de King, decidieron “fantasmizar” a todos aquellos que al principio habían sido planteados como meras imágenes.
Es un gran clásico, sin duda, a pesar del doblaje y de las licencias. Pero me gustó más el libro, aunque suene a tópico. En él se percibe una presencia maléfica en todo el hotel, y no sólo en los pasillos y habitaciones, sino también en el exterior.
ResponderEliminarLa miniserie no la he visto y tengo ganas de ver también la de "Dcotor Sueño".
Un abrazo.
Doctor Sueño como secuela me ha parecido muy particular. Es más fantasía oscura que terror, y aunque la versión cinematográfica intenta ser una segunda parte de la película (adaptándose mucho a los cambios que se llevaron a cabo en esta), le da la vuelta por completo expandiendo la mitología acerca del resplandor y llegando a convertir el hotel en un personaje más.
ResponderEliminarTambién debo decir que de todas las versiones que se han hecho ultimamente de King, la que sale peor parada, La torre oscura, me había gustado mucho.