Esta entrada va de relatos
sobrenaturales, aunque con algo más de un siglo de diferencia entre
ellos. Unos, corresponden a una de las pioneras del cuento
sobrenatural y la psicología de los personajes en el ámbito
anglosajón. La otra, con sus dos libros posteriores, se ha
convertido en mi detective paranormal favorita y de momento, la única
representante del gremio en tierra patria.
Edith Wharton. Relatos de fantasmas.
Más conocida por su carrera como novelista (destacando especialmente
por La edad de la inocencia), su nombre no puede faltar en ni ninguna
antología de fantasmas. Pero siempre, como una sola muestra entre
otros autores, con lo que esta se quedaba en un mero ejemplo y hacía
difícil apreciar su producción en conjunto. La colección de
Alianza Tres, algo así como la hermana mayor de sus Libros de
Bolsillo se encarga de recoger sus cuentos siendo posible percibirlos
de una forma muy distinta. Porque, los fantasmas de Wharton, en la
mayoría de los sentidos, no existen. No es posible verlos, ni
escucharlos, ni brinda ni siquiera una aparición fina. Pero sus
protagonistas son capaces de sentirlos, como algo que forma parte del
ambiente enrarecido de na mansión, o de la visión irreal que puede
presenciar uno de sus personajes a modo de advertencia o tormento.
Más importante que la sensación de haber algo que no debería estar
allí, lo es el entorno de estos: matrimonios ficticios, convenciones
sociales, la soledad, acaban siendo más importantes en la atmósfera
que ningún espectro que no vaya a verse, pero que en cierto modo,
saben que está ahí. Una percepción de lo fantasmagórico, acuñada
como ghost feeling, que en el blog de En la lista negra dedican una
entrada mucho más amplia e interesante.
Sergio S. Moran. Misterios Rutinarios
(saga de Parabellum). Una colección muy breve de cuentos
protagonizada por la detective paranormal Verónica Guerra, alias
Parabellum. Como regalo promocional del crowdfunding y hoy disponible
mediante pago social (descarga gratuita previa mención en redes
sociales), son seis historias que recogen de manera muy breve, casi
acelerada, diversos casos de su protagonista. Un nigromante en
Castilla, un muñeco que la atormentó durante su infancia, una
sirena o un fantasma de la mitología argentina, la narración suele
tener lugar en mitad del caso, sin preámbulos, y caracterizarse por
una acción y desenlace muy rápido.
Estos son divertidos, y dado que en las
novelas previas se relataba un único caso, dan mucha más variedad
al día a día de un personaje que, como ella misma dice, teme más a
la Agencia Tributaria al final de cada trimestre que a un cíclope. Y
también, a diferencia de las novelas, estas tienen un carácter más
lúdico: es un libro ya para los fans que conocen a la protagonista,
y para los que no necesitan ninguna introducción ni referencia a su
entorno, por lo que la lectura para alguien que no conozca la serie,
resultaría un poco acelerada y sin ninguna referencia que poder
tener en cuenta. Una situación muy curiosa dada la facilidad con la
que era posible acceder a esta sin tener que seguir ningún orden en
concreto en los primeros dos tomos, aunque no le resta
entretenimiento, dado el carácter un poco anecdótico respecto de la
saga principal.
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