jueves, 15 de marzo de 2018

El color de A'Tuin

 
A'Tuin vs Leviatán

Cuando me despedí de Sabela decidí que no adoptaría otro gato. En realidad lo cumplí, porque no lo adopté, sino que me adoptaron.


Esta es la historia de cómo una gata, no de las más pequeñas, sino una jovencita de unos 10 meses, decidió que una humana se la tenía que llevar a su casa. Como el tema de la comunicación interespecies todavía no está muy dominado (o sí: el gato manda. Nosotros obedecemos), la mejor forma de hacérselo saber fue subiéndose a sus hombros. Al menos, parecía una forma de expresión mejor que la de morderle con delectación los dedos, aunque tampoco queda claro si no fue porque los confundía con salchichas, porque aún hoy sigue teniendo la costumbre de hacer lo mismo cada vez que solicita atención.
¿¡Pero qué invento es este!?


El caso es que me encontré sirviendo de pedestal a una gata de unos llamativos ojos dorados y un curioso color negro y amarillo, que me explicaron que se llamaba "tortuga". No debía andar muy fina de oído, porque entendí "ptortuga" y fue el momento en que decídí llamarla A´Tuin, aunque a diferencia de su tocaya, en lugar de cargar con cuatro elefantes y el Mundodisco, es la humana la que la acaba paseando a hombros. De todas formas, tampoco podía llamarla Vetusta Morla, porque no tiene aspecto de queloideo maniaco depresivo (ni de grupo moderno) ni Maturin, porque tampoco la veo como contrapartida del mal encarnado en payaso (aunque podría darle un par de mordiscos comprobando si era comestible).

¿Alguien tiene por ahí las instrucciones del Ikea?

A´Tuin llegó a su nueva casa, donde la esperaba, al menos temporalmente, su propio comedero y una caja de arena al menos mientras a su hermana adoptiva se le pasaba el susto de ver otro bicho de cuatro patas diciendo miau...Que tardó unos cuantos días, pero accabó por resignarse, asear, perseguir y darle más de un manotazo a una minina que, como buena hermana menor, desde el minuto uno decidió que quería las cosas de la mayor. Desde el arenero, a la comida de gato adulto, pasando por los juguetes o cualquier bola de papel que se encuentre por el suelo. En el fondo, es como una copia en negativo de Narnia: negro y amarillo frente a gris y blanco, sociable frente a recelosa, y esbelta frente...frente...Narnia no está gorda. Es muy robusta, cariñosa y lustrosa. Y si cuando juega le resulta más cómodo hacer la croqueta en lugar de salir corriendo, quienes somos los demás para criticar su actitud frente a la vida. Ahora mientras que esta última opta por conseguir la postura más cómoda sin complicarse demasiado (esto es, escondiendo las patas bajo su cuerpo convirtiéndose en una especie de albóndiga), A'Tuin parece toda una especialista en yoga. O eso, o creo que se me ha desmontado la gata y no me he dado cuenta.

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