Aunque en los últimos años me hice
más aficionada a la novela que a los relatos (¿Y si la antología
es floja? ¿y si algunos se me hacen cortos? ¿Y si el cuento más
extenso no me gusta?), hay excepciones. Las recopilaciones de
Valdemar son siempre un acierto en cuanto a calidad y casi siempre en
cuanto a su contenido. Y en el caso de algunos autores, el cuento
corto es la mejor forma de acercarse a ellos. Bien por conocer un
poco su estilo, bien por ser los libros que están disponibles en ese
momento, o porque el escritor en cuestión se haya especializado en
este género.
Parecerá una tontería, pero esta ha sido de las portadas que más me ha gustado en lo que va de año
Lisa Tuttle. Nido de pesadillas. Tuttle
cuenta con un libro, llamado Refugio del viento, escrito junto a
George R. R. Martin (de quien fue pareja, y aquí termina el inciso
Sálvame), y durante los ochenta en España se la pudo conocer
gracias a su aparición en alguna que otra antología de Martinez
Roca. Precisamente, esta es una recopilación de varios relatos que
escribió en esa década.
Todos ellos se caracterizan por la
presencia de lo femenino, las relaciones personales y familiares, y
a menudo del deterioro de estas. Pero también de la presencia de lo
sobrenatural, que se manifiesta de forma inexplicable.
El horror descrito por Tuttle puede
ocultarse en una casa ruinosa, en unas ruinas británicas o con la
presencia de un sanguinario dios azteca. Pero también en lo
cotidiano: la enfermedad, la pérdida, los matrimonios rotos o
memorias fragmentadas de la infancia sirven para crear atmósferas
enfermizas, a menudo mucho peores que aquellas páginas donde existe
un monstruo en el sentido literal de la palabra.
Los cuentos de la recopilación son muy breves, pero suficientes para describir en unas pocas páginas unos personajes que sorprenden por la profundidad de su caracterización en pocos párrafos. Y en los que en muchos casos, hay un golpe final, que quizá sean un recurso típico de la narrativa fantástica en los ochenta, pero que que sin duda funcionan: Nido de bichos, el primer relato, pude leerlo hace unos quince años en un tomo de la colección Horror de Martinez Roca. A la segunda página me dí cuenta que recordaba perfectamente su contenido.
Mariana Enriquez. Los peligros de fumar
en la cama. Aunque cuenta con una novela y varios textos anteriores,
esta es su primera recopilación de relatos. Que, comparada con Las
cosas que perdimos en el fuego no resulte tan redonda, pero sí iba
aproximándose a la temática de esta: en estos, lo sobrenatural
aparece de una manera tan anodina que provoca dudas, sin saber si es
real o solo la narración de un protagonista alucinado. Otras, se
emplea como única explicación posible a lo que los protagonistas
comienzan a sufrir. Pero el mayor peso en el libro lo tiene el horror
como algo real. El descenso a la locura relatada por un personaje, el
desarrollo, lento hasta la angustia, de un pensamiento suicida o una
descripción meticulosa de una relación enfermiza que, parafraseando
al refrán sobre los accidentes de tráfico, son desagradables, pero
el lector continúa leyendo aturdido.
Para Mariana Enriquez, como escritora, es un lugar horrible. O más bien, uno donde no hay un sitio seguro en el que esconderse de lo que provoca miedo a nivel cotidiano. La autora puede describir, con total sencillez y al mismo tiempo, detalle, lo peor que puede encontrarse en cualquier barrio, sin que esto se limite a su Argentina natal. Si en cierto modo la descripción de distintas cuadras en Buenos Aires, de una posada alejada de la ciudad porteña hacía que su visión pudera resultar algo más lejana para sus lectores, en más de una ocasión acaba llevando el horror a un entorno más cercano. No solo empleando escenarios más reducidos como un domicilio o una casa, sino llegando a dar el salto y ofreciendo uno de los retratos más siniestros que podrían darse de la ciudad de Barcelona. Y que leído hoy, resulta inquietantemente acertado: un cuento escrito en 2009 habla de inmuebles ruinosos ofrecidos en alquiler como viviendas, y pintadas anti turistas. Leerlo en 2017, el año de la turismofobia y del imperio de Airbnb hace que este resulte una visión bastante clarividente de lo que podía llegar. O hacer pensar que todo puede ir a peor.
Lisa Tuttle es una autora a la que hace tiempo que le tengo echado el ojo: varias editoriales (una de ellas La Biblioteca del Laberinto) han publicado recientemente cosas suyas. Observo que en la que incluyes como fotografía figura un prólogo de Jesús Palacios, uno de mis "recomendadores" de referencia para cine y literatura fantásticos. Su buen ojo me ha descubierto más de una obra poco conocida y extraordinaria.
ResponderEliminarDespués de leer su antología, me alegro que por fin tuviera una publicación como tal en España y no nos limitáramos a encontrarla en antologías publicadas en los ochenta y hoy de saldo. Lo cierto es que es una autora muy a tener en cuenta y desde luego, habría merecido bastante más caso del que le hicieron en España en la década.
ResponderEliminarMe has provocado muchas ganas de adentrarme en la obra de Lisa Tuttle. Solo he leído (creo) un relato corto suyo, La casa de los insectos, y me gustó mucho.
ResponderEliminarPrecisamente fue ese el que leí hace años en una antología de varios, y el que practicamente fuera el único que consiga recordar de ese libro, dice mucho a su favor.
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