lunes, 5 de septiembre de 2016

Los caminantes de Carlos Sisi. Los zombies en España dan mucho de sí.


Desde que empecé a seguir cada entrada que Manel Loureiro  publicaba on-line de Apocalipsis Z, siempre he tenido cierta preferencia por las historias de zombies ambientadas lejos de su escenario habitual, que suele ser cualquier ciudad de Estados Unidos. Lo mismo pasó con mis capítulos favoritos en Guerra mundial Z, o con los policías que descoyuntaban infectados en un arrabal francés de La horde. España, en cambio, se fue quedando limitada a las aventuras de Lúculo. Y no era por falta de material, porque muchos escritores habían contribuido al género, llegando una editorial a contar con una colección específica.

 


Los caminantes de Carlos Sisi es una de las sagas más conocidas, y también de las más amplias, con cuatro volúmenes, donde se narra la aparición de una epidemia que…bueno, es una novela de zombies y esto era de esperar, Aquí lo interesante serían los habitantes de Carranque, un centro deportivo reconvertido a asentamiento de supervivientes, y los personajes que, por un motivo común, llegan hasta allí un tiempo después: estos han sido atacados por hordas de muertos vivientes que parecían saber bien hacia donde dirigirse. Entre ellos se mueve sin sufrir daño alguno un sacerdote, quien además de ser capaz de ejercer cierto control sobre los cadáveres, está convencido de ser el agente del Juicio final y eliminar a quienes él considera pecadores e impíos. Que viene a ser más o menos todos los que hayan tenido la suerte de estar vivos hasta la fecha. Los afortunados que han conseguido llegar a Carranque creen haber encontrado la seguridad en un mundo donde los muertos y los saqueadores se movían libremente por las calles. Pero su llegada supondrá también el mostrarle, sin querer, el lugar al que el Padre Isidro se dirigirá para continuar con la labor que él cree que le ha sido encomendada.

Esta es la primera novela del autor, que también comenzó publicándose en la red de forma periódica. Un formato que se nota mucho al suponer que la narración en los capítulos sea muy similar a la de una novela por entregas. Especialmente en los primeros, donde se describe de forma rápida los primeros pasos de la infección y da una visual a grandes rasgos del entorno: la aparición en las noticias de la epidemia, los incidentes en los hospitales y los primeros eventos aislados que son presenciados casi por extras, personajes a los que se da nombre y de los que no se vuelve a saber. Salvando las características de este tipo de narración, y que a veces se nota que es la primera novela, se agradece mucho ese estilo tan rápido, muy cinematográfico (porque recuerda mucho a los clips de noticias que sirven de introducción en algunas películas de zombies) y que a la vez, sirve como una ambientación muy efectiva: los pasajes sobre disturbios dan paso a otros muy calmados, donde los personajes presencian la progresiva pérdida de los servicios básicos y como estos se marchan de las ciudades de forma progresiva, casi lógica, y que da una mayor sensación de tensión que cualquier procesión de zombies inundando la calle.

 


Planteada también de forma coral,  los capítulos siguen las vivencias de los distintos personajes hasta que estos confluyen en el escenario común. Es en ellos donde se encuentra uno de los fallos más importantes, ya que no terminan de enganchar: en general, todos cuentan con una valentía estándar necesaria para afrontar las tramas claves del libro, y si bien cada uno cuenta con sus características propias, todas estas se resumen en unos protagonistas valientes, nobles, astutos y nada torpes. Esto hace que en más de una ocasión parezcan los personajes de una partida y no de una narración. Y aunque este sea uno de los casos aislados en los que hay un antagonista superior a los zombies, y bastante interesante, al Padre Isidro adolece un poco de trasfondo: si bien la idea de alguien que interprete su don desde una óptica que suponga una amenaza para los protagonistas, y su caracterización externa es interesante, este se queda en gran parte en un lunático con sotana que grita mucho y se dedica a pastorear a los zombies a su antojo.

 
Tampoco termina de convencerme la explicación a la pandemia. Pero esto es algo puramente personal: en casi todos los libros y películas, los intentos de dar una explicación a los zombies suele ser muy poco satisfactoria, y eso llega a incluir también la que aportan en La noche de los muertos vivientes, y que sería sustituída por una mucho más ambigua y atractiva. En este caso, implica teorizar varias páginas sobre enfermedades neuronales y el comportamiento del virus zombie. Como si los cadáveres deambulando por una ciudad y un loco convencido de que es el Apocalipsis no dieran ya bastante miedo.

Los caminantes supone, cuando menos, una novela divertida: publicada en 2009, era el momento justo para poder disfrutar de un escenario zombie donde muchos de sus lectores podrían haber paseado y donde los martillos y las mazas son más comunes que las armas de fuego (aunque tampoco faltan algunos párrafos mencionando varios modelos. Donde me perdí mucho). Y, si bien resulta un poco escasa, notándose que necesita una segunda entrega para seguir desarrollando la historia y sus personajes, no tiene nada que envidiarle a mucha de la ficción sobre zombies traducida del inglés. Y lo de zombies, más acertado que nunca: en este caso, no duda en utilizar la palabra zombie para referirse a sus criaturas, cuando generalmente se intenta huir de ella buscándoles otro nombre. Nombres que aquí tampoco faltan, llamándolos espectros en alguna ocasión. Cosa que entiendo perfectamente, porque la de veces que me he devanado los sesos buscando sinónimos cada vez que hago una entrada sobre ellos.

 

3 comentarios:

  1. El estilo folletinesco hace que sea muy dinámica y divertida de leer. La pega es el desarrollo de los personajes, pero a mí me resultó una novela muy divertida.

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  2. Nunca he sido yo de zombis... no sé, son feos.

    Te he nominado al tag Tres días, tres citas; así que, si te animas, ya sabes.

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  3. Anacrusa: La velocidad de lectura y el dinamismo de la historia son lo mejor, aunque precisamente, no hay grandes personajes. Son todos muy estándar. Y con la explicación científica tampoco quedé muy contenta. No sé si seguiré con la saga pero al menos esta me entretuvo.

    Kaoru: bueno, a estas alturas te habrás imaginado que soy de las personas más beneficiadas por la moda zombie XD. Eso sí, para encontrar lecturas interesantes hay que navegar entre cosas muy podres..
    He visto el reto, estoy desempolvando los libros y mañana lo empiezo.

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