Los Looney Tunes son, junto a Disney, los personajes más
duraderos en la animación…¿Qué digo Looney Tunes? Eso será ahora que somos
mayorcitos y tenemos Google, pero entonces eran Bugs Bunny, el pato Lucas,
Silvestre y Piolín y muchos otros. O, como mucho, los dibujos de la Warner.
Dibujos que conocimos por televisión y no en el cine, que también han pasado
varias décadas reinventándose para intentar adaptarse a los gustos de la
chavalada actual, y que pese a todos los cortos de animación e incluso series
de tv, solo tuvieron dos largometrajes estrenados en el cine. Uno fue todo un
éxito de los noventa y conocido por ser la presentación de Lola Bunny, el
personaje que venía para llenar el cupo femenino (y parecerse un montón a
Natalie Dorner). El segundo pasó con más pena que gloria pese a tener momentos
mucho más divertidos y una mayor intención cómica que la anterior.
De nuevo en acción comienza cuando un guardia de seguridad de
los estudios Warner descubre que su padre no es solamente el actor que encarna
a un famoso agente secreto, sino un espía de verdad que ha sido secuestrado y
necesita la ayuda de su hijo: el presidente de la compañía Acme pretende
hacerse con el Mono azul, un diamante con propiedades mágicas, más que para
dominar el mundo, para aumentar su cifra de negocios. Tal es el concepto de
maldad de un empresario. Todo esto sucede el mismo día en el que debe sacar al
pato Lucas, recién despedido, fuera de los estudios, y que este decida que una
película de espías es mucho mejor que ser perseguido por el cazador Elmer. Pero
muy pronto Bugs Bunny y el resto de personajes se unirán a esta aventura,
aunque solo sea para conseguir que vuelva a la productora: ¡El corto de la
temporada de patos y conejos no es lo mismo sin él!
Pese a contar con la aparición de practicamente todos los
personajes Warner, ninguno de ellos es el protagonista: en realidad son
secundarios en su propia película, tanto, que el guión podría haberse
desarrollado perfectamente sin su presencia. Un guión que consiste en una
comedia para toda la familia, muy blanca y a veces muy tontorrona, con
bastantes dosis de aventuras, protagonizada por Brendan Fraser, quien entonces
se había especializado en este tipo de largometrajes. Pese a la sensación de
añadido, la aparición de estos no desmerece: son personajes que siempre
funcionaron mejor en cortos, por lo que su actuación se compone de distintos
gags en los que interactúan entre sí o con los protagonistas reales, siendo más
bien un apoyo a los momentos cómicos y también, todo un repaso a los personajes
animados de la compañía: entre escenas, diálogos o cameos, no llega a faltar
ninguno. Y eso incluye tanto los más famosos, como otros casi olvidados como la
rana cantora o un científico loco directamente basado en los rasgos de Peter
Lorre.
Además de los sketches animados, donde es un clásico que
primen los martillazos, e incluso una secuencia de persecución a través de
cuadros clásicos fantástica, el humor de la comedia puede resultar un tanto
irregular: en general es todo muy blanco, bastante cercano a George de la
jungla, donde no faltan secuencias de acción tirando a cómica, pero muy simple,
con otros momentos bastante brillantes: junto a los cameos, en varias ocasiones
se menciona la película que está , hay un montón de referencias a la corrección
política y a un estilo de humor que hoy se consideraría ofensivo en muchos
aspectos. El tartamudeo de Porky, los disfraces de mujer de Bugs Bunny, porque,
como bien dice, él es el que interpreta a los personajes femeninos, son
momentos bastante ingeniosos. Dentro del aspecto cómico, un elemento que
sorprende bastante es el de las referencias: en el 2003 los guiños de forma
mayoritaria a una cultura popular muy específica eran algo muy raro, y aquí no
se han cortado a la hora de incluir a personajes como los Daleks, los
ultracuerpos, un trífido, y estos ya eran para nota, a monstruos de películas
de serie B de los cincuenta de los que algunos solo suenan por los posters.
Más que interpretaciones, hay toda una recua de cameos de
actores conocidos: Ron Perlman, John Cusack, e incluso Michael Jordan como
guiño a la anterior película. Muchas son muy breves pero son lo más divertido
entre unos protagonistas que son de estos que, o se aman o se odian: Brendan
Fraser entonces estaba especializado en hacer personajes noblotes y atléticos,
pero un poco cándidos, y en él recae casi todo el peso de la película, no en
los Looney Tunes, por lo que esta no sería muy recomendable si no gusta el
actor. Su compañera de reparto resulta casi testimonial, un papel de interés
romántico muy flojito, y Steve Martin como villano es un poco incomprensible:
¿por qué demonios está todo el rato balanceándose como si se cayera? ¿Tiene
vértigos? ¿Es alguna referencia que me he perdido? Igual en versión original
aclararía alguna duda, pero el doblaje es cuando menos, normalito.
La calidad de la animación tampoco es notable, algo bastante
grave cuando la gracia de la película es que los personajes de carne y hueso
convivan con los dibujos. En su mayor parte tiene un pase, aunque cuando estos
interactúan se nota cierta falta de cuidado en integrar ambos, y los actores en
más de una ocasión no saben a donde mirar (aunque esto sospecho que es cosa suya).
No falta alguna infografía en la que también se nota su inserción posterior en
el metraje, por lo que el aspecto técnico es un poco normalito. Parece que las
únicas a las que les salió bien la mezcla de animación e imagen real fueron la
de Roger Rabbit y La bruja novata. Y sospecho que a estas también les ayudó
mucho que las teles en HD no estuvieran ni proyectadas.
Fuera por algún error en la promoción, o porque ese año
compitieron Piratas del Caribe y Buscando a Nemo, Looney Tunes: de vuelta a la
acción fue un fracaso comparado con lo que recaudó Space Jam. Y uno bastante
inmerecido: no es una gran comedia, y hay que reconocer que no le llega ni de
lejos a lo que hacían los personajes Warner en tiempos. Pero su estilo un poco
absurdo, muy inocentón, y lleno de guiños, cameos y referencias que pillan por
sorpresa me pareció muy divertido, y más respetuoso con el material que un
publirreportaje de noventa minutos patrocinado por Niké y Spalding.
Pobrecito Brendan Fraser que desapareció de la gran pantalla, de buenas a primeras.
ResponderEliminarYo recuerdo los tazos de Matutano y el doblaje en español latino de algunos de estos dibujos xD. Llegar a casa después del cole y ver a Piolín o al pato Lucas... ¡Qué tiempos! Y no sé si ha sido la mala promoción o que vivo en la inopia (seguramente lo segundo), pero no me había enterado de su estreno.
ResponderEliminarSatrian: es verdad, creo que desde la tercera de la Momia no lo volví a ver en pantalla. Una pena. Con lo que me había reido en George de la jungla..
ResponderEliminarAnacrusa: dios mío, los tazos. Nunca un redondel de plástico despertó tanta pasión. Más que los propios Looney Toones, me gustaban más los cortos independientes de Tex Avery: la tele autonómica recurría mucho a ellos, sin mirar cuales. Más de una vez acabé viendo un corto donde algún personaje se enfrentaba a los nazis, hoy tristemente desaparecidos de la programación infantil. Como decía Roy Batty: todos estos momentos se perderán como lágrimas bajo la lluvia XD.