martes, 26 de julio de 2016

Lecturas (playeras) de la semana.



En realidad lo de playa no es porque los libros salgan muchas toallas, chancletas y arenas por todas partes, sino por estar, literalmente, en la playa. No suelo ir mucho por un sitio que me hace recordar enseguida todos los adjetivos que H. P. Lovecraft le dedicaba al mar, ninguno bueno en su mayoría. Pero después de ver como el termómetro del centro (toda una celebridad local capaz de marcar 48º en los peores días de verano) subía peligrosamente, decidí plantarme en la costa. No sin antes pasarme por una librería de saldo y llevarme lo primero que me llamara la atención y que fuera lo bastante breve como para terminar en unos días. Entre la variedad que había, y que contaba con poco tiempo, acabé yendo un poco a ciegas, lo que también fue bastante curioso. Primero, porque a la hora de comprar libros suelo ser más meticulosa que cuando los saco de la biblioteca, y tardo mucho más en escoger alguno. Y después, porque acabé saliendo con dos novelas protagonizadas por detectives. No me había planteado lo socorridos que estaban estos estereotipos en la literatura de entretenimiento.

 


P. N. Elrod. La lista sangrienta. La historia de cómo Jack Fleming, un reportero asesinado por la mafia, se convierte en vampiro, y como se sirve de su nueva condición para descubrir a sus asesinos, sirve para comenzar una serie policíaca, con algo sobrenatural, que duraría casi veinte años. Pese a contar con un vampiro con todas las de la ley como protagonista, al que no le faltan ninguna de las característica clásicas (como dormir en su tierra natal, no reflejarse o convertirse en niebla), tiene mucho más peso el realismo y la trama detectivesca que el fantástico. Quizá por ser el primer tomo, la condición de vampiro del protagonista se plantea como algo muy aislado, moviéndose este en un mundo más propio de las historias clásicas de gangsters y detectives que de uno donde las criaturas fantásticas sean algo habitual. Algo que la autora maneja bastante bien, y la parte donde este se adapta a su nueva condición es casi la más interesante, también en parte por encontrarse con un vampiro muy clásico y muy deudor del cine y la cultura popular, sin aportar innovaciones.

En cambio, el conjunto resulta bastante flojo: salvo por la curiosidad inicial y la facilidad de lectura que da el estilo en primera persona, todo es muy mecánico. Si la condición de vampiro del personaje principal viene dada por haber conocido a uno, este nunca parece demasiado sorprendido por esa circunstancia. Y en realidad, esto se queda un poco en un añadido para darle un poco de atracción a una trama detectivesca que podría haber funcionado perfectamente sin el elemento fantástico: esta no es nada del otro jueves, y en algunos momentos, resulta un tanto peregrina al pasar de  una historia muy pillada por los pelos sobre un timo ocultista, a una con mafiosos, listas de personas chantajeadas y mujeres fatales en apuros, que no pueden faltar. Como si quisiera recorrer los macguffins y lugares más conocidos del policiaco a modo de carta de presentación de la saga y los personajes, pero que en realidad se queda en algo que parece muy visto, aunque al menos, se lee rápido y entretiene mientras dura.

 


Simon R. Green. Nocturnia. Este es otro escritor que tuvo una carrera muy amplia en los noventa dentro del fantástico: la saga Deathstalker o las aventuras de Hawk y Fisher, son títulos que pudieron leerse en España y muchos nos quedamos con la copla, aún sin haber abierto ninguno, gracias a las portadas llamativas de Timun Más. Bueno, y que esta editorial estaba presente en la sección de fantasía y terror de toda librería.

Nocturnia es el primer tomo de una serie orientada a la fantasía urbana, donde no falta un lugar oculto entre las calles de Londres donde practicamente todo es posible, y ninguna de estas cosas, buena. En él conviven personas y objetos de distintas épocas, pero también todo tipo de seres sobrenaturales. Todos deben cumplir las normas establecidas por Las Autoridades, quienes aparentemente regulan la vida en Nocturnia sin que poco más se sepa de ellas. John Taylor es una de esas personas que han nacido allí, y como muchos de ellas, tiene un don: encontrar todo aquello perdido. Y aunque hace años que ha abandonado la ciudad, ganándose la vida como detective en Londres, no tiene más remedio que regresar cuando una clienta le encarga encontrar a su hija desaparecida.

De nuevo, al tratarse de una novela que comienza una saga, la trama principal es un poco una excusa para conocer al protagonista y sobre todo, el mundo en el que se desarrolla: gran parte de los capítulos se dedican a explicar los lugares característicos y otros que probablemente aparezcan en entregas posteriores, así como la historia del protagonista, dotándolo de un trasfondo que servirá para mantenerlo ligado a ese escenario en sus siguientes aventuras. En el primer caso, resulta bastante natural, al recurrir a un personaje ajeno a ese mundo al que se le debe explicar lo que sucede ahí y sus normas. En el segundo, queda bastante forzado, al incidir todo el rato en lo sarcástico y cerrado que es el protagonista...cuando al final acaba contándole su biografía a su cliente en muy pocas páginas.

Objetivamente, no podría considerarla una gran novela: solo pretende entretener y ofrecer al lector el mayor número de cosas fantásticas por página. El estilo, además, es muy pobre, limitándose a emplear giros como “no quieras saber esto si quieres seguir durmiendo por las noches”, “es mejor no saberlo” o “no te lo preguntes” para recordar lo siniestra y malrollera que es la ciudad en cuestión, hasta el punto que a veces parece una caricatura. Pero al menos, como diversión, funciona, y muy bien: el mundo que ha inventado es tan acelerado y tan loco que me ha divertido mucho. no se trata de fantasía urbana de la buena sino una donde va a pasar de todo, y donde tampoco faltan guiños al multiverso de Moorcock, a quien no se corta de homenajear incluyendo una mención a Jerry Cornelius y  todo tipo de secundarios y figurantes estrafalarios a los que siempre le dedica un poco de tiempo para mencionarlos.

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