jueves, 2 de junio de 2016

El libro del cementerio (2014). (Creciendo) entre fantasmas


 
Lo bueno de según que libro es que se llegan a encontrar fotos de gaticos geniales
 
Neil Gaiman se ha convertido en un autor al que no me arrepentí darle más de una oportunidad. Tras una novela suya a la que no llegué a pillarle la gracia, un par de cuentos bastante correctos, Coraline me gustó mucho e incluso acabé por leer algún tomo de Sandman. Y como guionista me convenció mucho más que como narrador. Por eso cuando vi la versión en cómic de El libro del cementerio, preferí empezar este en lugar del texto original de Gaiman. Bueno, por eso y porque en ese momento estaba con otro libro en medio, y aunque no soy capaz de leer dos al mismo tiempo, no tengo ese problema si se trata de un comic.

 


En realidad El libro del cementerio no es el guión exacto de Gaiman, sino que colabora como adaptador P. Craig Russell, quien además de haber hecho lo mismo con Coraline, también cuenta con varias versiones en comic de otras novelas fantásticas e incluso de piezas de ópera. En ella se cuenta como un niño, apenas un bebé, escapa milagrosamente del hombre que asesina a su familia durante la noche. El lugar donde encuentra refugio es un antiguo cementerio,  donde sus residentes, los espectros de quienes fueron enterrados allí hace siglos, deciden que lo más seguro para el niño es que sea criado como ciudadano honorífico. Lo que vendrá después será la historia de este, bautizado como Nadie, durante su infancia y su adolescencia en un lugar donde su familia adoptiva son todo tipo de seres sobrenaturales: espectros, un vampiro, e incluso una licántropo que actuarán como sus tutores. Pero donde todo lo que aprenda de ellos puede serle útil: en el cementerio hay otros seres menos amistosos, y sus amigos temen que el hombre que mató a sus padres pueda regresar a buscarlo.

 


El estilo de la narración recurre a la estructura de los cuentos, tanto en el estilo como en el punto de partida. Al protagonista se refiere en un principio como “el bebé”, tratándose de un niño que en realidad ya es capaz de caminar, y el comienzo requiere la suspensión de la credibilidad necesaria para que el lector acepte que este es perfectamente capaz de llegar a un cementerio…más rápido que un adulto hecho y derecho. Es algo que hay que aceptar como cualquier otro elemento fantástico en los cuentos populares. Que aquí también son una influencia muy importante: en ese niño criado por los espectros se reconocen las leyendas sobre niños robados por las hadas. Del mismo modo, la idea de los nombres propios como fuente de poder, el carácter cíclico de los acontecimientos y el carácter moral, o incluso de supervivencia, de la enseñanza de determinadas normas, son muy deudoras de la narrativa tradicional. Bueno, el último aspecto se utiliza unicamente como aspecto narrativo: de momento, nadie se  ha encontrado recientemente con ghouls. Aunque por si acaso tomaré nota de lo que aconsejan en el cómic.

 


La historia está planteada de una forma muy episódica: esta está formada por distintos capítulos. Solo en los dos últimos se retoma la trama principal, sobre el origen del protagonista y el asesino de su familia, pero también de una manera muy episódica. El resto casi podrían ser relatos independientes sobre distintas aventuras en varios momentos clave de la vida del protagonista, desde sus primeras palabras, su aprendizaje entre los fantasmas, e incluso, su primera salida al exterior acudiendo al colegio durante un breve periodo de tiempo. Y, al igual que en las colecciones de relatos, el interés y el tono de estos varía: desde la mitología al terror gótico, la fantasía oscura, pasando por la ironía. Un conjunto que resulta un poco irregular a veces, especialmente en el desenlace. Porque aunque la historia y el mundo del cementerio que Gaiman crea resulta interesante en todo momento, la explicación que acaba dando a la historia principal es un poco floja, con una gravedad y una trascendencia excesiva que no termina de quedar bien con el resto. En cambio, los capítulos centrales son los mejores: a través de las aventuras del protagonista se van conociendo a algunos de los habitantes del cementerio, y los lugares que lo forman. Donde practicamente no falta de nada: desde un portal a la dimensión donde viven los ghouls y los ángeles descarnados de la noche, hasta una cripta donde hay un primigenio al que este ni le teme especialmente, ni le hace demasiado caso (H. P. Lovecraft también está bastante presente en el libro). Y es que los bichos de los Mitos de Cthulhu siempre se caracterizaron por tener una conversación bastante pobre.

 


El dibujo en este caso ha sido obra de varios artistas, todos con un estilo tirando a tradicional que va desde el cómic típico a ilustraciones que buscan un aspecto más realista. Pero en todo caso, muy adecuado para la historia, y en ningún momento hay bajones de calidad o la sensación de no haber elegido el tipo de ilustración correcto. Como detalle, bastante ingenioso, el estilo cambia un poco de golpe en la parte final. En la que, si bien la resolución de la trama principal no convencía mucho, el desenlace final sí es mucho más emotivo, donde un protagonista casi adulto se despide de su familia adoptiva, en las viñetas que precisamente, emplean las ilustraciones más realistas y poco llamativas.

 

Es muy probable que tras el comic, no llegue a leerme la novela que originó El libro del cementerio. Como adapción, da la idea de haber sido muy fiel al original. Aunque si este tiene la misma emotividad y simpatía que despierta la historia en viñetas, igual dentro de algún tiempo es la siguiente oportunidad que se gana Gaiman. Además, no hay por ahí muchas historias sobre cementerios con tanta vida.

2 comentarios:

  1. Pocos se atreven a decir que no les gusta tantísimo Neil Gaiman como escritor. Yo he leído poco, pero me gusta; especialmente, Stardust me encandiló.
    No sabía ni que existía un cómic de El libro del cementerio; tengo pendiente la novela desde que hace años me leí un relato corto que está relacionado con ella.

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  2. Gaiman en relatos tirando a cortos (y sobre todo, Coraline) sí me gustó, no tanto cuando se mete en novelas más largas.
    Con el libro del cementerio me pasó al revés: encontré el comic antes, y me extrañó que fuera una adapción dada su carrera anterior como guionista, pero en general me gustó mucho. Igual más adelante me pongo con El cementerio sin lápidas que también es de cuentos.

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