lunes, 29 de febrero de 2016

La isla de los monstruos de David Wellington. Zombies, Kalashnikovs y muchos viajes



Aún gustándome todo lo que tenga zombies, reconozco a menudo que esta ficción cae en la falta de variedad. Entre todos los publicados durante el boom del tema, los mejores se acercan como mucho a Los muertos vivientes de Kirkman, y la gran mayoría, se queda en una y otra variación de El amanecer de los muertos o Resident Evil. No hace falta estrujar demasiado la imaginación para salirse de la norma, porque las posibilidades amplias. Casi tanto como todos los escenarios que puede haber en el mundo.

 


Cuando David Wellington empezó a publicar en internet, de forma gratuita, una novela por entregas, eligió esta última opción. Que se acabaría convirtiendo en una trilogía y que unos años después se publicaría en España. Y a la que, por la mala pata a la hora de redactar el texto de contraportada y traducir el título, tuve bastantes reparos en acercarme. Monster Island se convirtió en Zombie Island, así, en el mismo idioma pero cambiando de monstruo. Y la sinopsis hablaba de una historia un poco chocante sobre unas colegialas soldado que recorren una Nueva York infestada de zombies en busca de medicamentos. El resumen daba más la idea de un grupo de chicas vestidas de estudiante japonesa repartiendo estopa entre zombies, cuando la historia era otra: los personajes principales no habrían alcanzado los 16 años, pero se trataba niñas soldado africanas, que acompañaban al protagonista en busca de una cura para un señor de la guerra y que había sido inventada por él en un intento de salvar su vida y la de su hija.

 


El punto de partida es casi tan estrafalario como el que se anunciaba de forma errónea, pero también se salía por completo de los cánones típicos de esta ficción, y consigue convertirse en un escenario coherente. Durante los primeros capítulos se va aportando el trasfondo necesario para aceptar una situación donde, mientras los centros comerciales del primer mundo se convierte en refugios, países acostumbrados a la violencia como muchas repúblicas africanas  se adaptan con mayor facilidad a la ausencia de gobierno, los zombies y los ejércitos formados por los señores de la guerra. Esta novedad es solo el primer paso a la hora de alejarse de lugares comunes. El desarrollo de la historia, en el que aparecen nuevas clases de zombies, un antagonista no muerto e incluso el espectro de un druida, no escatima en imaginación y en cierto modo, en un poco de locura que irá aumentando en los siguientes libros. Sociedades postapocalípticas, zombies con todo tipo de características y poderes y hasta el espectro de un druida celta que se pasa toda la trilogía intentando cumplir una profecía sobre el fin del mundo. Una locura absoluta, pero desarrollada de forma progresiva, sin aturullar demasiado al lector y que en realidad, tiene la misma falta de prejuicios y ganas de ofrecer acción que podían haber tenido las novelas pulp de los años treinta.

 

El estilo de Wellington también se adapta muy bien a esa comparación. Es un autor rápido, que sabe que ante una trama como la que maneja, debe prevalecer la acción y la narrativa frente a las descripciones o un estilo más cuidado. Este tampoco está libre de fallos, porque, especialmente en las primeras partes de cada entrega, muchos de los personajes parecen puestos ahí como figurantes para ser asesinados pronto. Y que los protagonistas cuenten con cuatro rasgos básicos para distinguirlos unos de otros, hasta el punto que algunos llegan a parecer el mismo personaje con distintas características. En cierto modo, esto recuerda a las películas de serie B donde los secundarios caen como moscas hasta que solo quedan los principales y empieza la trama de verdad. Y que parte de los aportes más fantasiosos van yendo en aumento hasta dar, especialmente en el último tomo, a algunas situaciones que resultan muy pasadas de vueltas. Como si en las últimas páginas decidiera que de perdidos al río, y que iba a hacer aparecer todo lo que se le pasara por la cabeza. Esto hace que se trate de una historia de esas que, o se aman o se odian. Y en el segundo caso, no se llega a pasar del primer libro.

 
 


Después de cerrar Monster Island, David Wellington continuó con el género de terror, y sin alejarse mucho de otros monstruos conocidos: sus sagas sobre vampiros y hombres lobo fueron, especialmente los primeros, algo más duraderas que su trilogía, y también menos alocadas, pero seguían manteniendo un estilo propio de un profesional de la narrativa de entretenimiento. También regresó al tema de los zombies en más de una ocasión, entre una novela y algún relato que no he podido leer, y que son algo más clásicos que lo que ofrecía en su primera trilogía. Una trilogía que, hay que reconocerlo, no se acerca a la calidad que puede tener un Guerra Mundial Z, pero que casi está a la misma altura solo por lo imaginativa y por sus ganas de salirse de escenarios trillados.

2 comentarios:

  1. Completamente de acuerdo con tu reseña. No sólo se trata de un autor y una obra que decide transicar caminos secundarios, sino que también escribe correctamente. 'Guerra Mundial Z' es otra cosa, más un intento de dar una pátina de 'seriedad' al género, que juega en otra liga. David Wellington es muy consciente de lo que escribe y lo escribe bien.

    Me sigue llamando la atención la escasa calidad de algunos autores del género en nuestro país, utilizando la misma fórmula vista y leída mil veces. Siempre imaginé un Emilio Botín zombi con el que había que acabar xD.

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  2. Exacto: si Guerra mundial Z es el libro mejor escrito dentro del género, la trilogía de Wellington es la que le aporta mayor originalidad y ganas de salirse de los escenarios trillados.
    También le reconozco que casi toda la ficción de zombies, independientemente del país, tampoco anda muy sobrada de calidad. Algunos, como estos casos, sobresalen. Otros se limitan a contar la misma historia (por ejemplo, los dos libros de The Rising, de Brian Keene, el autor abandona por completo los indicios de la trama sobrenatural que planteó en el primer libro para optar por un "no se qué hacer..bueno, me los cargo a todos y punto" final, entre triperío y gore varios)
    En cuanto a la española, únicamente leí Apocalipsis Z de Loureiro, que además de ser una de las primeras publicadas, tiene un gatico como protagonista. También había oído que Los Caminantes está bastante bien. Aunque a Botin zombie, no lo veo...o sí. Más bien colocando hipotecas a treinta años al resto de muertos vivientes. Por aquello de que mala hierba nunca muere XD

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