Hoy no parece un electrodoméstico tan necesario como hace
una década, pero puedo asegurar, que quedarse sin tele, se nota. Y es que hace
una semana, mi televisión decidió que, al igual que Roy Batty, todos los programas
que habíamos visto se perderían como lágrimas en la lluvia, y que era hora de
morir. Por suerte, me dio el tiempo justo para poder ver el especial de año
nuevo de Sherlock.
Tras el susto inicial de ver como, después de ponerse la
imagen en rojo e infartar definitivamente, venía el desconcierto ¿Por qué
decidía fallar tras diecisiete años de fiel servicio? Bastante poco, comparado
con los 25 que llegó a aguantar, cual campeona, la Phillips de mis abuelos. La
respuesta general fue, al parecer, que entonces los electrodomésticos duraban
décadas por el mismo motivo por el que un 600 aguantaba 40 años. Explicación que,
salvo hacerme pensar que ya no fabrican cosas como las de antes, no me servía
de mucho para lo que necesitaba: Televisiones. Qué hacer ahora y cómo conseguir
un repuesto. Porque junto a los 600, los tubos de imagen son una cosa del
pasado…
Una televisión prestada me sirvió para, al menos
temporalmente, poder seguir viendo las cadenas habituales. Aunque ninguna de
mis gatas parecía contenta con el arreglo. Desde que llegó a casa, Sabela había
decidido que su sitio, como los tapetes y las flamencas, era encima de la tele.
Y que algo raro pasaba con su mueble favorito, aunque todavía no tenía muy
claro el qué: ¿Había encogido, o ella se había vuelto gigante? ¿He mencionado
alguna vez que Sabela no es la más brillante de las dos mininas?
Al menos esta me dio el tiempo necesario para traer una
nueva, y de paso, cambiar de sistema. Porque hay que reconocer que la
diferencia en la calidad comparada con la anterior es evidente, aunque solo
fuera por el desgaste que esta podía tener. En realidad, las únicas que no
siguen nada contentas con el cambio siguen siendo Sabela y Narnia, a las que no
les convence nada ese aparato al que no pueden subir para echar la siesta. Es
más, sospecho que seré yo la que salga perdiendo. Si entonces no era raro que
viera las películas con una pata o una cola colgando delante de la pantalla,
ahora me encontrado con una felina plantada en el medio y medio como si fuera la
protagonista. Que en general lo son. Aunque algunas veces preferiría que se
limitaran a hacer un cameo…
A mi me dio pena deshacerme de la TV de tubo precisamente porque con la nueva los gatos no podrían subirse encima.
ResponderEliminarAnda que no es emocionante que te caiga una pata delante de la cara de un actor o algo asi.
¡Qué majos los gatetes! Mi tele de tubo todavía resiste, supongo que por falta de uso. Hay que ver cómo ha cambiado nuestra forma de consumir televisión. Ni loco me tragaría los anuncios que me tragaba antes, por no hablar de que sólo puedes ver lo que ponen.
ResponderEliminarQué cosicas más bonitas tus gatitas. <3 <3
ResponderEliminarLeo Cat: a mí, además de quedarse sin sitio, también me preocupaba que intentaran subirse a la nueva televisión de todas formas...por suerte son más listas de lo que pensaba y enseguida comprobaron que allí no era viable tumbarse.
ResponderEliminarY sí, la de veces que le han puesto bigote al protagonista con las colas, o incluso le han echado una mano dándole manotazos a la pantalla.
Anacrusa: esta la usaba regular y diariamente, supongo que se estropeó mal que me pese, porque le llegó su hora. La verdad es que a menudo sirve como ruido de fondo, como otra gente puede tener una radio encendida, en lugar de algo que le preste atención..pero sí, la forma de consumir televisión ha cambiado mucho y creo que ahora ni de broma nos tragaríamos los maratones de anuncios de antena tres XD
Florencia: Gracias..si en el fondo esto de la tele también ha servido para que se den una vuelta por aquí ;)