Hay muchas películas sobre casas encantadas. También hay
hoteles, hospitales embrujados (si son psiquiátricos, mejor), e incluso barcos
malditos. Pero otros edificios administrativos no tienen tanto tirón
sobrenatural, salvo en los reportajes de Milenio 3 sobre ayuntamientos y
delegaciones con poltergeist. Por eso un lugar tan ligado al cine de acción,
como podría serlo una comisaría, parecía el menos indicado para rodar una de
fantasmas. A menos que se pudiera recurrir al escenario y el momento adecuado.
Last Shift es el último turno que una policía novata debe
cubrir en una comisaría, ya vacía, antes de que esta cierre sus puertas por
última vez, después del traslado de su personal al nuevo edificio. Estas
últimas horas no parecen un trabajo difícil: las llamadas de emergencia han
sido desviadas al nuevo centro y Jessica, la nueva agente, solo debe esperar a
la llegada del equipo que se llevará del local el material restante. Pero este
tiempo será suficiente para mostrar que en esa comisaría sucedían cosas
extrañas: sombras y pasos empiezan a escucharse por los pasillos, mientras el
teléfono empieza a recibir llamadas de auxilio. Fenómenos que, según se
rumorea, tienen que ver con la noche en la que un grupo de adoradores del
diablo fue detenido y encerrado en esas mismas celdas.
La parte más atractiva del guión es el escenario mismo: uno
en el que generalmente sería imposible plantear una historia de terror
sobrenatural, pero que en este caso, se ha presentado de forma muy acertada. Y
en el que consigue crearse tensión de manera progresiva: los primeros momentos
cuentan con una explicación lógica, pero no por ello menos intrigante, como la
aparición de un vagabundo al que la protagonista debe detener. Y la propia
historia, o el trasfondo de esta, se presenta de una forma tan simple como que
un transeúnte cualquiera pueda hablarle de esta, sin que sea necesario ofrecer
demasiados datos o recurrir a la típica escena de investigaciones y papeleos
porque sí. Además, estos dos detalles, a medida que avanzan, funcionan aún
mejor al verse con cierta ambigüedad sobre su veracidad o no.
Todo el aspecto sobrenatural se ha tratado con bastante
corrección: se nota que la película cuenta con pocos medios, cosa que se
soluciona bien gracias a lo limitado de los escenarios y del número de actores.
Y que se presenta todavía mejor al contar con una buena fotografía, de modo que
el acabado es bastante profesional. Al igual que lo relativo a la parte
fantástica, al menos durante un buen rato: esta se soluciona con elementos
simples como enfoques, parpadeo de luces y mobiliario que se cambia de sitio.
Algo que, en realidad, podría ser parte de cualquier leyenda urbana sobre
edificios donde pasan cosas raras. En cambio, en cuanto se entra de lleno en lo
terrorífico, funciona a medias: se nota que tienen que sacar algo físico para
justificarla como película de terror, y no faltan algunas secuencias con
flashbacks donde aparece la historia de los sectarios o unas cuantas apariciones
de fantasmas, muy directas y bastante pensadas para meter sustos de forma
inmediata. Si la primera parte es la mejor, la siguiente tiene elementos
interesantes, como las llamadas gracias a las que se obtiene información, y
otros más tópicos, como todo lo relativo a los flashbacks.
Como gran parte de las historias de fantasmas en las que
cuentan con un único personaje, esta también viene marcada por el componente
psicológico de la protagonista: la figura del padre, también policía, y muerto
en un tiroteo, que determina tanto sus decisiones como tiene una presencia
importante en la historia de lo que sucede en la comisaría. Este aporte es
también uno de los más interesantes al poder plantear el guión de una forma
mucho más subjetiva, donde si bien parece que los elementos sobrenaturales son
ciertos, se mantienen muchas dudas acerca de lo que la protagonista vive
durante su turno: según avanza la historia va quedando menos claro si su
comunicación con otras personas, o los encuentros con estas, han sido ciertos o
parte de una ilusión que se mantiene hasta el desenlace.
Last Shift es una de esas películas de aspecto pequeño y
simple, pero muy original por su escenario y por la forma de desarrollarlo.
Gracias a esto, se mantiene el interés durante todo el metraje, y va
aumentando la tensión e inquietud que se
crea en los primeros minutos. No se puede decir que sea una película propia
para octubre o para Halloween porque no tiene ningún elemento que la distinga
sobre esto, salvo el terror como aspecto en común. Pero precisamente por su
temática y lo adecuado de los sustos en la mayor parte del metraje, hace que
fuera una buena opción para el 31 de octubre.
Además, esto último implica que este domingo fue 1 de
noviembre. Y el Día de todos los santos en mi casa solo puede significar una
cosa:
Una película que ha pasado bastante desapercibida y de la que no esperaba mucho, pero me he llevado una sorpresa. Con muy pocos elementos consiguen que la tensión vaya in crescendo hasta desembocar en un buen final.
ResponderEliminarPara lo pequeña que parece, me gustó mucho. Esto de poder hacer una historia solo con un decorado y un par de personajes tiene su arte. Además el fina, que suele ser lo que más flojea en estos casos, fue bastante ingenioso.
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