Cuando funciona, después de toda película juvenil llega su
segunda parte. Gran parte de estas, además de adaptar sagas recientes, tienen
argumentos similares, con premisas de ciencia ficción, bandos enfrentados, y de
ahí, las variaciones que el autor decida. En su mayoría no pasan de ser lo
típico que pones un sábado por la tarde para no pensar mucho, y es raro que
llegue a estar pendiente de una segunda parte. El corredor del laberinto era
uno de esos casos en los que la curiosidad jugaba un papel importante: todo el
planteamiento se basaba en el desconocimiento absoluto de los personajes sobre
lo que estaba pasando, para terminar con
un cambio completo de registro y escenario. Algo más interesante que Divergente
parecía, aunque tampoco era para quitarme el sueño y menos como para ir al
cine…Si no fuera por las promociones que están haciendo recientemente. Y debo
reconocer que esto de poder ir al cine por ocio sin más, sin tener que
planificar qué película ir a ver, es todo un acierto. Especialmente en casos
como estos.
Tras haber escapado del Claro, un laboratorio simulando un
bosque donde los protagonistas habían vivido hasta entonces, Thomas y sus
compañeros se encuentran ante un escenario desértico, causado por un brutal
cambio climático, y con una epidemia que ha diezmado a la humanidad, a la que
ellos, junto a otros jóvenes, resultan ser inmunes. Pero la única cura que ha
encontrado C.R.U.E.L. (en serio, esta organización debería despedir a su
responsable de marketing), implica el sacrificio de todos los inmunes. Sin más
indicios que las memorias que poco a poco van regresando, Thomas deberá cruzar
el desierto, entre edificios ruinosos y víctimas de la epidemia, convertidos en
monstruos, para poder encontrar a un grupo que se opone a las prácticas de
C.R.U.E.L.
Tratándose de una segunda parte, donde generalmente las
tramas suelen ir mucho más ralentizadas y perdidas entre dramas con los
personajes, esta resulta mucho más interesante que la primera. Lo cierto es que
el corredor del laberinto como tal, era un cebo para poder presentar el
escenario siguiente, que es mucho más dinámico y amplio que el anterior: ya no
dependen tanto del enigma inicial sino de cómo resolver el conflicto posterior,
y el que los personajes estén en movimiento en una ambientación más amplia
siempre supone mayores sorpresas. También es una ventaja que en todo momento
siga manteniéndose un mayor interés por la historia y la acción que por cualquier
atisbo romántico entre protagonistas, aunque por desgracia, aquí no pueden
evitar incluir un amago de triángulo amoroso que, ni pinta gran cosa, ni
aporta, ni siquiera se vuelve a traer a colación.
Los elementos que incluyen son todo lo necesario para que a
la película no le falte ni un ápice de acción: un escenario postapocalíptico,
un entorno muy hostil, infectados, supervivientes y dos facciones enfrentadas.
Cosas, que no se puede mentir: se han visto una y mil veces, y la forma de
plantearlas no es nada original. Estas parecen puestas un poco porque sí, sin
que haya ninguna explicación a por qué del cambio climático, ni a una epidemia
que es de lo más aleatorio que han podido imaginarse (a ratos son infectados
zombies, a ratos es un virus con síntomas, según necesite el guión) ni mucho
menos, un planteamiento más coherente para el enfrentamiento entre la
organización malvada y la resistencia de turno, más allá del maniqueo buenos
contra malos. La mezcla de estos se han realizado también de una forma bastante
poco original: estos escenarios tan repetidos hacen pensar enseguida en
Resident Evil, 28 días después e incluso Mad Max, y el único motivo por el que
terminan funcionando es por haber invertido bastantes valores de producción a
la hora de recreando y porque, en mi caso, ha coincidido que meten gran parte
de temas que me gustan, y correctamente hilvanados aunque no originales, por lo
que en el fondo, es una mezcla nada innovadora, pero que va por lo seguro y
cumple.
La orientación de la película también se nota en cuanto al
reparto: es una producción donde la mayor parte son actores muy jóvenes, y los
secundarios de más edad apenas tienen presencia. Un poco más, en comparación
con la anterior, por lo de haber ampliado los escenarios, pero la presencia de
Lily Taylor o Aidan Gillen, que es una de las caras más conocidas gracias a su
papel de Petyr Baelish, es casi anecdótica. El peso recae en gran parte de los
actores de la entrega anterior, bastante eficientes pero con un peso muy mal
repartido para todos los que aparecen: exceptuando a su protagonista, y los
secundarios que lo acompañan en momentos determinados, el resto se queda en
parte de un grupo muy poco definido, sin más carácter que el de salir corriendo
y soltar frases tremendistas para acentuar el drama de alguna secuencia.
Porque, generalmente no suelo fijarme, pero este ha sido uno de esos casos en
los que la calidad de los diálogos se queda por debajo de lo simple.
El corredor del laberinto 2 es una película que en realidad,
no puede pensarse demasiado. Ni su planteamiento ni los elementos que junta
parecen tener una lógica más allá de que combinaban bien y daban para escenas
de acción. Pero la mezcla, pese a su falta de originalidad, va funcionando
precisamente por unos aportes que siempre ofrecen muchas posibilidades.
Confieso que me da mucha pereza seguir el cúmulo de "sagas" que está poblando el cine comercial de Hollywood. En algunos casos porque, visto el primer capítulo, no me ha interesado seguir más. En otros porque me echan para atrás las referencias de que se trata de cine para adolescentes que repite esquemas ya sobradamente trillados. Encima, muchas de estas sagas ya no son meras trilogías sino que se extienden y se extienden, a veces incluso con el ardid de presentar el "capítulo final"... en dos partes (Harry Potter, Crepúsculo). La revisión de películas anteriores (a veces, necesario aunque sea para recordar dónde diablos se quedó la trama), encima, no seduce precisamente.
ResponderEliminarLa primera saga de la que desistí tras el primer capítulo fue la de Harry Potter,por aburrido, y aunque gente fiable me insiste en que poco a poco fue mejorando y tiene partes espléndidas, tener que verlas desde el principio me da mucha pereza. Me pasó lo mismo con "Los juegos del hambre": me pareció una mezcla de "Battle Royale" con "La fuga de Logan" y la olvidada "Mensajero del futuro", sosa y con un contenido anti-totalitario de risa. De ahí que ya haya pasado de las nuevas sagas: "Divergente", "El corredor del laberinto", etc. Eso sí, de todas ellas, a priori la que puede que le dé una oportunidad es a esta última: al menos la premisa de partida, y las imágenes que he visto, parecen interesantes.
En general estas películas, sagas y estrenos están muy marcados por los que han sido blockbusters anteriormente ¿Qué Harry Potter lo fue? Pues venga a intentar adaptar otras series infantiles hasta encontrar la fórmula (solo hace falta pensar en la cantidad de Narnias, Spiderwicks y Seis signos de la luz que salieron en cuatro o cinco años) ¿Qué Los juegos del hambre han funcionado y se terminan? A seguir probando series...
ResponderEliminarEl caso de Suzanne Collins, como su versión al cine me han parecido los mejores en su género (teniendo en cuenta siempre que es un tipo de ficción mucho más marcada que otras por los gustos y edad de su público). Las otras, en cambio, ya me parecen ese intento de encontrar el siguiente éxito: Divergente, aunque me entretuvo al principio, me parece más floja según pasa el tiempo. El corredor del laberinto funciona algo mejor por apoyarse menos en la correspondiente subtrama romántica e intentar explotar los giros finales de su primera entrega, y los escenarios de la segunda. Que, en este caso, han resultado ser todos los estereotipos del cine postapocalíptico que suelen gustarme.