El gato ha salido purista
A estas alturas pocas películas de los ochenta deben quedar
sin contar con un remake. Mad Max y Poltergeist se estrenaron estas semanas, pero
ya hace unos tres años Desafío total llegaba a las pantallas en una versión
nueva, con los efectos especiales y los cambios de guión que en un principio,
habían sido pensados para atraer a un público al que probablemente, una película
de 1990 le debe parecer como mínimo de la prehistoria.
De entrada, es complicado decidir si una película es un
remake, cuando en realidad está basada de forma muy libre, al igual que la
anterior, en un relato de Philip K. Dick. En ella una empresa llamada Rekall
ofrece la posibilidad de crear recuerdos que su cliente vivirá como si hubieran
sido reales. Un buen negocio cuando en el planeta no queda gran cosa tras una
guerra bacteriológica: unicamente la Federación Británica y la Colonia
Australiana, a la que miles de trabajadores se desplazan diariamente. Quaid, un
hombre con un trabajo anodino, acude para hacer realidad su sueño sobre agentes
secretos, terroristas y mujeres fatales. El procedimiento es interrumpido
cuando se descubre que su memoria ha sido previamente alterada y unos hombres
comienzan a perseguirlo. A partir de entonces, todo lo que consideraba real
pasará a ser un recuerdo implantado: sus fantasías sobre espías eran recuerdos
de su vida como agente de la resistencia en la Colonia. Su mujer y su colega
del trabajo solo son agentes encargados de vigilarlos, pero, mientras intenta
contactar con la base de la resistencia junto a Melina, una de los rebeldes,
Quaid llega a dudar si todo ello es real o solo parte de una fantasía
elaborada.
A la hora de adaptar de nuevo el relato de Dick, se han
quedado con lo principal a muy grandes rasgos: la trama sobre la fabricación de
recuerdos y la frontera entre realidad y fantasía, se han conservado de forma
bastante fiel al tratarse del centro de la historia. A partir de la cual, podría
trasladarse a cualquier escenario, como han hecho en este caso. Porque el
escenario original, consistente en un viaje a Marte que el protagonista aspira
a realizar, ha sido sustituido por la Tierra, diseñada como un paisaje apocalíptico
en el que no existen más que dos zonas habitables. Lo cierto es que el cambio
es algo bastante nimio y que en principio, no afecta a la historia. El tema del
desplazamiento entre ambas zonas es algo secundario y en lo que más han
incidido es en lo relativo a las identidades del protagonista como hilo
principal de la historia.
En el futuro, todos los robots se parecerán a los Daft Punk
Al menos, lo sería en principio. Porque una cosa es hacer un
cambio y otra que ese cambio sea coherente y necesario para el argumento, que
en este caso, no lo es. La ambientación la despachan en una introducción de
tres minutos donde se ponen a contar un drama bacteriológico y que en el
planeta no queda nada de nada menos dos países ¿Hacía falta? Excepto para que
todo sea más crepuscular y deprimente, no demasiado, salvo para que los
protagonistas tengan que correr un montón, ser perseguidos y al final, ofrecer
una secuencia donde aparecen las ciudades vacías de las que hablaban al
principio (que, curiosamente, es de las mejores que ofrece la película). Otro
tanto para lo concerniente al trasporte entre ambos estados: han dedicado mucho
tiempo a hablar de un invento llamado tren gravitacional, a mostrar un poco su
funcionamiento…para que los personajes tengan una secuencia final de acción y explosiones
en un entorno de riesgo. Todo muy impresionante lo de las piezas desmontándose
y la gente cayéndose por las escotillas, pero lo mismo podría haber sido en una
máquina de teletrasporte, que en un barco, que en un Interregional de Vía
Estrecha.
La impresión que da ese cambio de escenario es precisamente
la de ofrecer un paquete de acción a un público determinado, y no el de adaptar
un guión de una forma adecuada. No es que este sea demasiado brillante: se
quedaron con lo principal que ofrecía el relato, y el resto es bastante vago: “presidente
malvado”, “agente doble”, “Resistencia”, todo ello se ha planteado de una forma
muy genérica, con el primero pretendiendo llevar a cabo un plan de invasión que
en realidad resulta un poco pillado por los pelos y que solo sirve para lo que
la película va a ofrecer: personajes corriendo para llegar a un sitio concreto
mientras se pelean contra los enemigos y encuentran obstáculos. El resto
produce la impresión de haber sido añadido para poder justificar todos los
efectos especiales de los que se han servido.
El reparto es algo más salvable: cuentan con un Brian
Cranston en plena forma y fama con Breaking Bad, que se defiende todo lo bien
que puede en un papel tan magro como el de antagonista. Y aunque Colin Farrell es
un actor un tanto limitado, resulta bastante competente para una cinta de acción…y
toda una mejora respecto al Quaid interpretado por Arnold Schwarzenegger en su
momento. Hay que reconocerlo: Desafío total de 1990 es muchísimo mejor que esta
versión. Pero el actor de Terminator era un ladrillo con músculos (claro que
contaban con secundarios como Michael Ironside y Sharon Stone. Y un guión mucho
mejor). Otros no salen tan bien parados: la elección de Jessica Biel y Kate
Beckinsale como secundarias no ha sido muy acertada. La primera, por ser
bastante limitada como actriz, y la segunda, porque practicamente es imposible
distinguir a una de otra en muchas secuencias. Quizá era un guiño ingenioso a
todo lo de los recuerdos implantados del protagonista, pero entre la misma
complexión, pelo, vestuario, y lo acelerado de las secuencias de acción, me
resultaba muy difícil saber quien estaba pegando a quien. Y por favor, que
alguien invite a comer a Kate Beckinsale. Ha perdido tanto peso que en esta película
la pobre mujer era todo pómulos y pelo planchado.
Desafío total es de esas películas que plantean si realmente
hacían falta. Pese a adaptar de forma distinta el relato original, y haber sido
concebida como una cinta de acción, se queda en dos horas de persecuciones
justificadas de una forma muy pobre. Y de un despliegue de efectos digitales.
Totalmente prescindible como comentas, y eso que tiene a Kate Beckinsale :P
ResponderEliminarMäs bien a media Kate Beckinsale. La otra mitad debió de desaparecer por exceso de dieta. En general muy prescindible y aburridilla, muy de adaptar el clásico a la chavalada.
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