jueves, 28 de mayo de 2015

Lecturas de la semana. Otra vez para los niños y menos niños.



De vez en cuando, y confieso que últimamente, de forma más habitual, recupero algún libro para niños. En algunos casos es porque los más recientes cuentan con un humor mucho más apto para todos los públicos, y hacen que estos se cuelen entre las lecturas de los adultos. Otras veces, porque se me quedó mucha literatura clásica por el camino, y gran parte de esta tiene más matices cuando se lee desde una perspectiva distinta a los niños. Y en el último caso, porque no me gustan los textos adaptados: a la hora de aprender un idioma, prefiero leer la versión sin traducir de Jim Botón y Lucas el maquinista que una versión reducida a 50 páginas de Tiempo para amar, tiempo para morir.

 


Otfried Preussler. Nuevas aventuras del bandido Saltodemata. Preussler es autor de libros muy conocidos, desde Krabat y el molino del Diablo, hasta el bandido Saltodemata. Si este era simple, su continuación también lo es: el bandido se ha escapado de nuevo, y disfrazado con un traje de policía es capaz de tropelías como comerse el desayuno cocinado por una abuelita, secuestrarla, hasta volver a caer en una trampa tan simple como la que lo encarceló la primera vez. Simple, sí, pero a la vez bonito: la historieta, más pensada para lectores de 9 que de 12 años, está aderezada con personajes y situaciones un poco más fantásticas, o a la vez absurdas: una adivina cuyo perro fue convertido por error en cocodrilo, un bandido con un cinturón lleno de puñales y pistolas de pólvora y un pueblecito de esos en los que es imposible saber en qué época se encuentran, si no es en la de la nostalgia.

 


Precisamente me hizo pensar mucho en lo que pude leer sola una vez fui capaz de juntar dos frases seguidas (y de pillarle el chiste a esas cosas llenas de letras y con pocos dibujos llamados “libros”). Además, las ilustraciones que lo acompañan, y que en muchos casos llegan a ocupar página y media, son preciosas sin contar más que con trazos de tinta y un estilo muy caricaturesco.

Lo cierto es que sí se queda muy pequeño hoy y más como un ejercicio de nostalgia, exceptuando que es el primer libro en alemán que he podido leer, todo un logro junto a la ayuda del señor wordreference y que, precisamente por esa simpleza me ha sido muy útil. Aunque también es toda una curiosidad  descubrir que Saltodemata, Pepe y Jaime son en realidad Hotzenplotz, Kasperl y Seppel.

 


Johanna Spyri. Heidi. Además de ser uno de los libros más populares de Suiza, al personaje de los Alpes lo conocimos muchos gracias a la serie de animación japonesa. La historia de la niña criada junto a su abuelo, su amistad con Clara, la niña inválida, su estancia en Frankfurt y su vuelta a las montañas es, hoy, casi más accesible gracias a los dibujos de Miyazaki que por el propio libro. Es de esos casos donde la adapción ha pulido mucho el material original, porque lo cierto es que el libro no ha envejecido muy bien. El estilo resulta hoy muy meloso, hace que el avance en la lectura resulte bastante complicado, y los personajes han sufrido también el paso del tiempo: la protagonista hoy resulta demasiado perfecta y candorosa, y si esto último aun tenía sentido en el los primeros capítulos (cuando esta tiene cinco años). La mayoría de secundarios resultan imposibles y excesivamente paternalistas con ese carácter tan benefactor y en general, todo conserva, insistiendo en lo de verlo así en la actualidad, un aire demasiado pasteloso que hace que la versión animada sea mucho más fresca y suponga una mejor memoria que el propio libro.

 

En realidad tiene muchos elementos que sí hacen que esta sea un clásico: frente a la narrativa melosa, las descripciones de Spyri de los Alpes y el tema de la nostalgia sí resultan emotivos, y algunos personajes, como Pedro, acaban resultando más humanos y mejor caracterizados que la protagonista y la gran mayoría de secundarios. De todas formas, hoy se queda un poco más lejos de lo que pueden aportar otros libros: La isla del tesoro sigue siendo una novela de aventuras en toda regla. Peter Pan tiene tantas segundas interpretaciones como años de sus lectores. Heidi resulta entrañable, aunque lo que más puede sorprender a un lector adulto es que el personaje tradicionalmente negativo que era la señorita Rottenmeier no es más que alguien que hace su trabajo…Aunque en el libro se menciona expresamente que odia a los gatos. Así, de una manera completamente casual y aleatoria. La señora Spyri ha necesitado muy poco para que un secundario me caiga mal.

 

 

 

2 comentarios:

  1. Y yo que no sabía que Heidi estaba basada en un libro. Me lo apunto, aunque por lo que comentas creo que tardaré en cogerlo.

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  2. Bueno, el libro hoy en comparación con otros no es tan conocido. Uno se queda con el meollo de la historia y precisamente con el anime, que ha envejecido mucho mejor que el texto.
    Curiosamente, esta semana ví en un canal de dibujos que echaban una serie en animación 3d sobre el personaje, con los mismos diseños que se usó en la de Miyazaki. Era un poco extraño.

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