Es raro que de una
película de ciencia ficción, llena hasta la bandera de efectos especiales, apenas
se vea u oiga publicidad. Y mucho menos, cuando sus responsables son los
hermanos Wachowski…¡Si hace 15 años todo el mundo estaba loco con Matrix!...¿15
años ya? Entonces, aparte de que el tiempo vuela que es una barbaridad, quizá
no tengan el tirón que se esperaba entonces. O que, en un año donde hay que
competir Con Los vengadores 2 y con el regreso de Star Wars, es bastante difícil
compararse a nivel promocional. Aunque, curiosamente, optaran esta vez por una
ciencia ficción más ligera y cercana a la de George Lucas.
El destino de Júpiter se refiere tanto al planeta como a su
protagonista, Júpiter Jones (que además es tocaya de uno de los protagonistas
de Alfred Hitchcock y los tres investigadores). Una joven, hija de inmigrantes
rusos, cuya vida parece de lo más aburrida tirando a deprimente. Hasta que sin
tener muy claro como, se ve envuelta en una guerra a nivel galáctico por el
control de la tierra, un planeta muy valioso por sus recursos. Planeta del que
ella, por ironías de la genética, es heredera. Sin más ayuda que la de un
mercenario, se encuentra en medio de una lucha familiar por el control del planeta.
Y de muchos otros que ofrecen el bien más preciado en el universo: tiempo y la
posibilidad de alcanzar la inmortalidad.
Meterse de lleno en el space opera sin tener detrás una
franquicia conocida es hoy algo bastante arriesgado. Pero también de agradecer:
es un género que permite la posibilidad de desarrollar un escenario mucho más
libre y cercano a la fantasía que la ciencia ficción más realista. Algo que aquí
aprovechan al máximo con una historia sobre personas anodinas con destinos
inesperados, villanos decadentes, ciudades imposibles y una maquinaria que se
salta todas las leyes de la lógica y que por suerte, no hay por qué explicar su
funcionamiento. Es, simplemente, sentarse y disfrutar de sus escenarios, del vestuario,
y de la inventiva que le hayan echado a la hora de plantear el mundo (o más
bien, galaxia) de la película. Lo cierto es que este es uno de los puntos más
interesantes que puede ofrecer la historia, en la que uno casi tiene ganas de
que los personajes salgan de la tierra de una vez para poder ver los planos de Júpiter
y de las distintas ciudades que han diseñado. Un poco para lucirlas, sí, pero
funciona.
También es fácil reconocer en ella un montón de referencias.
Parece que en todo momento quisieron mantener una línea narrativa mucho más
simple que la que se pudo plantear en Matrix y que aquí establecen desde un
principio presentando a la protagonista en una situación un poco de cuento: su
trabajo, su familia, y la revelación sobre sus orígenes recuerda bastante a
Cenicienta. En otras situaciones es imposible no pensar en Dune de David Lynch,
al menos en la parte estética, y especialmente, en el Flash Gordon de los
ochenta. Una secuencia, con boda incluida, recuerda muchísimo a esta última.
Con la que también comparte un tono muy camp: hay acción, aventuras, y romance,
todo lo que necesita este tipo de películas. Pero tratado de una forma muy
ligera y sin que en ningún momento nada parezca dramático ni minimamente trágico.
Al final los alienígenas no son verdes, pero tienen cara de acelga
La idea es interesante, el planteamiento le va bien y el
aspecto visual, otro tanto. En cambio, no termina de funcionar. O más bien,
fallan muchas cosas. De entrada, la protagonista no es un personaje muy
logrado: es bastante apático, sin ninguna caracterización definida y se pasa
media película yendo de un lado a otro, cambiándose los modelitos en plan
princesa Disney y siendo salvada por el héroe. Y Mila Kunis no ayuda con una
interpretación bastante plana y una cara donde, como mucho, levanta una ceja. Tampoco
es que tenga mucho jugo que sacarle a su personaje, porque aparte de lo pobre,
sus diálogos son atroces. Pero malos con avaricia. Sin chispa y cualquier
intento de hacer que esta resulte graciosa, o patosa, tiene el efecto
contrario, resultando bastante fuera de lugar. Su contrapartida tampoco va muy
allá. Lo bueno que tiene Channing es estar cuadrado y dar el pego como héroe,
pero la caracterización, en su caso a nivel físico, es bastante lamentable. Una
cosa es el space opera y otra que les de por decir que su personaje tiene genes
de lobo porque sí. Y en una película donde son capaces de meter por CGI unos
alienígenas reptiloides muy resultones, su maquillaje con orejas puntiagudas y
perilla blanca (también es albino por el mismo motivo anterior) parece más de
una serie B que de una producción con más
recursos. En realidad, uno de los más salvables es Eddie Redmayne, reconocible
por Los pilares de la tierra y que aquí opta por ofrecer un personaje muy
extraño, excesivo y de opereta. Y que quizá con un poco más de tiempo en
pantalla habría podido ser un gran villano. Aunque hay que reconocer que el
chico, en este papel, lo da todo.
El guión, hay que reconocerlo, también es bastante
irregular. La primera mitad funciona muy bien, precisamente por esa falta de
prejuicios y por la intención de ofrecer una historia de aventuras como
pudieron ser las de John Carter. Pero ya entonces arrastra el problema de no
ser capaces de integrar la historia si no es a base de preguntas y respuestas. Vamos,
que Júpiter pregunta una cosa y alguien viene a explicárselo. Así durante todo
el metraje, lo que hace que resulte muy poco fluido y sospechar que en
realidad, la tal Júpiter no está sino para poder ver unas cuantas naves y
planetas. Después sigue cuesta abajo con esta en su papel de princesa del
espacio, entre los cambios de traje y una secuencia pretendidamente cómica que
queda bastante fuera de lugar. Porque cuando el tono de una película intenta
ser épico en todo momento, no tiene mucho sentido el incluir un gag sobre
funcionarios que parece sacado de La guía del autoestopista galáctico. Tengo
simpatía por cualquier sketch relacionado con el sector público, pero cuando
este no pega, no pega ni con cola.
Por suerte el desenlace recupera el tono que habían
pretendido mantener desde el principio, aunque sea a base de escenas de acción.
Que en este caso no se hacen extensas porque en realidad, son parte de la
gracia de la historia. Una historia de esas que, lo mejor que se puede decir es
que es simpática. Porque El destino de Júpiter se queda en una curiosidad, una
película que sorprende por poder encontrar hoy algo de su estilo y que
entretiene. Pero que con un guión un poco más cuidado podría haber resultado
una todavía más original y memorable.
No se si al final la veré, con lo que me gustó a mí la primera de Matrix. Me ha encantado lo de Alfred Hitchcock y los tres investigadores :)
ResponderEliminarLa verdad es que está entretenida, pero a mí me pareció que le faltaba un puntillo para parecerse al tipo de cine e historia que querían homenajear.
ResponderEliminarYo es que fue oír el nombre de la protagonista y me vinieron a la cabeza los libros :)
Qe bueno que encontre tu blog, probablemente este es el unico post donde puedo comentar esta referencia de Doctor Who - Jupiter Ascending. No la viste? o no la recuerdas?. el la temporada 1 (no recuerdo ahora el capitulo) cuando Rose esta en un concurso de preguntas, le preguntan: "Rose, en la serie Holovid, El Ascenso
ResponderEliminarde Júpiter, ¿con quién se casó Grexnix?" bueno no tenemos todavia los Holovideos pero tenemos ya la pelicula. El libro creo que es del 2004 y de ahi toman la referencia para la serie en el 2005
El episodio de Doctor Who lo recuerdo, era el penúltimo de la primera temporada, donde Rose acababa en el concurso de preguntas y el Doctor en un Gran Hermano espacial, pero en realidad no había pillado la referencia (pensaba que eran preguntas aleatorias más pensadas para desconcertar al público). Lo cierto es que vista hoy ese detalle está muy bien traído.
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