Echo de menos el stop motion. Junto a los dibujos animados,
fue una de las grandes formas de animación artesanal, quizá mucho más trabajosa
pero con unos resultados más sorprendentes. Dependiendo de la pericia, esta
podía resultar más estática y amateur, o darle una completa apariencia de vida
a los muñecos que se movían en pantalla. Pero siempre quedaba cierto punto de
inmovilidad en las marionetas, que junto a lo limitado de los escenarios, hacía
que esta siempre tuviera un aspecto mucho más artesano e imperfecto, que la
hacía fascinante. La animación por ordenador es más fluída y perfectamente
podría sustituírla, cosa que ha acabado haciendo en producciones más grandes
donde el tiempo y el acabado apremian. Pero esto no hizo que el stop motion
desapareciera, quedándose para unas cuantas películas que, aunque el PC sirva
de ayuda, prefieren mantener un carácter
más pequeño o tradicional, y donde aún se conserva ese aspecto algo más
mecánico que muchos asociamos con los primeros efectos especiales. Por eso no
parece tan extraño encontrarla en películas como El apóstol, mucho más
personal, pero sí en otras destinadas al público infantil donde en principio,
podrían ahorrarse trabajo y ofrecer un acabado más impresionante…o quizá no.
Los Boxtrolls son unas criaturas que viven en Cheesebridge,
una ciudad que vive aterrorizada por ellos tras el secuestro hace algunos años
del bebé Trubshaw. Desde entonces, tras el toque de queda, Archibald Snatcher y
sus secuaces recorren las calles capturando a todos los boxtrolls que deambulan
por ellas mientras sus habitantes duermen. Exceptuando una fiesta anual donde
se conmemora el triste destino del pequeño desaprecido, las otras grandes
preocupaciones de la ciudad son las apariencias, el dinero, y el queso, un bien
muy apreciado por sus gobernantes. Algo a lo que Snatcher podrá acceder una vez
que el último boxtroll haya sido eliminado de Cheesebridge. Pero cuando
Winnifred, la hija del alcalde ve a un niño acompañando a los boxtrolls,
empieza a sospechar que estos tal vez no son las sanguinarias criaturas por las
que tenía un interés un tanto truculento. Aunque su padre siga sin interesarle
más que el queso y las próximas fiestas en memoria del bebé Trubshaw, ella
tiene otras preguntas: ¿Quién es ese niño al que los boxtrolls llaman Eggs?
¿Qué esconde Snatcher en su fábrica? Y sobre todo…¿Por qué el mayor objetivo en
la vida de un alérgico a la lactosa es acudir a una degustación de quesos?
Los créditos de la película indican que esta está basada en
un libro llamado Here Be Monsters. Que, además de venderse solo con semejante título,
poco tiene que ver con la película que lo adapta. Al igual que Lluvia de albóndigas,
o incluso Guardianes de la noche, tiene en cuenta solo algunos elementos a
partir de los cuales desarrolla un guión muy distinto. En este caso, serían los
propios boxtrolls, su protagonista disfrazado como ellos, y especialmente, la
estética un poco siniestra de sus dibujos, llenos de detalles absurdos,
maquinarias un tanto steampunk y una ciudad imaginaria, de influencia
victoriana, cuyos habitantes recuerdan un poco a algunos sketchs de los Monty
Python. De hecho, es Eric Idle el que escribe una de las canciones de la banda
sonora.
Al igual que muchas películas infantiles, esta cuenta con un
trasfondo positivo que se va haciendo más evidente a medida que avanza la historia: parte de esta gira en torno a el
miedo a los que son diferentes, aceptarse a uno mismo, enfrentarse a los
problemas en lugar de huir de ellos o el valor de escuchar a los demás. Cosas
que en papel pueden parecer muy didácticas y pesadas pero que en el guión, al
mezclarlas con unas película de estética tan extraña y llena de secuencias y
situaciones la mar de desconcertantes, funciona mucho mejor. Además, no se
queda solo en una moraleja limitada, sino que se atreven a incluir secundarios
con capacidad para redimirse, o más bien, para pensar de una forma que uno no
esperaría en una película infantil: si no es lo bastante extraño el ver toda la
ciudad de Cheesebridge y sus personajes, además los secuaces del villano se
pasan la mitad de la película planteándose dilemas sobre el bien, el mal, e
incluso una escena postcréditos donde discuten sobre teología.
No son estos los únicos detalles que se saltan todo el tema
de los gags por edades: la película está llena de referencias a lo macabro y lo
truculento, e incluso el vodevil, donde no se cortan de incluir escenas donde
una niña de aspecto repollesco se indigna porque esperaba ver “ríos de sangre y
montañas de huesos de bebé” o donde el suceso supuestamente dramático del
principio se convierte en un número musical. De hecho, todos los personajes
mantienen estas características tanto en diseño como en carácter, y pese a lo
cuidado de estos y los escenarios, la estética se caracteriza por lo exagerado
y lo esperpéntico. Puede que los boxtrolls parecen unos bichos desagradables,
pero su fondo es entrañable y noble, y con mucha más profundidad que la que
podrían tener los minions de Despicable Me, con su aspecto más limpito y mono
(aunque también me gustan un montón y se trata de un tipo de cine distinto). Pero
el mejor, en este caso, es el personaje del villano, donde no se cortan un pelo
a la hora de incluirle todo tipo de características extrañas. No solo en su
aspecto, repulsivo como podía esperar, sino su carácter: este cuenta con todas
las características negativas que un antagonista puede tener, junto a otras que
no menciono por no estropear la sorpresa pero que me han hecho preguntarme cómo
fueron capaces de colar semejante idea en una película para niños.
Practicamente no hay nada malo que decir de su aspecto
visual y de unos personajes que le encantarían a Edward Gorey…pero el guión
tiene momentos muy poco pulidos. Si el personaje de Snatcher es de los más
divertidos, toda la trama relativa a sus planes queda un poco por los pelos,
como si lo que hace fuera necesario para que el guión pudiera tener un
desenlace con enfrentamiento final como el de cualquier otra película de
aventuras, y no algo adecuado para la propia historia. De todas formas, son
detalles menores en una producción que se disfruta mucho más por su aspecto
visual y por los elementos acertados del guión, teniendo más peso lo primero
que los fallos que puedan ser evidentes.
Boxtrolls es una película rara. No es de extrañar, teniendo
en cuenta que viene de la misma productora que Coraline y Paranorman, por lo
que no va a tratarse de una comedia ligera como otras de animación. Tampoco está
pensada para que la disfruten solo los adultos, sino que es, simplemente, una
película rara para niños raros. De esos que disfrutan mucho más con Agallas el perro cobarde que con
Monster High.
Me gustó la animación y el diseño de personajes, pero el guión no me convenció mucho, me quedo con Coraline o Paranorman mejor
ResponderEliminarYo opino como Satrian, visualmente me fascinó, y tiene algunos momentos inspirados, pero el guión pronto se me hizo algo cuesta arriba, no me convenció mucho la historia ni su desarrollo. Pero no me quejo mucho, esa ciudad, esos personajes, y sobre todo ese recuperar la técnica de stop motion... con eso me tienen ganada. Lo malo es que el protagonista me caía mal xD.
ResponderEliminarSatrian: comparado con las otras, es una película menor, aunque visualmente muy bonita. Yo me he pillado el libro que también trae ilustraciones.
ResponderEliminarLiliana Fuchs: efectivamente, cuenta con personajes muy estrafalarios, el trabajo para desarrollar la ciudad y a sus habitantes es fabuloso..pero le falta un punto para ser redonda del todo. La verdad es que el protagonista mucho carácter no tenía...era más divertido su amigo Fish.