Podía parecer, que a nadie se le ocurriría escribir un
cuento de fantasmas a principios de los ochenta. La Haunting of Hill House de
Shirley Jackson y La mansión infernal de Matheson quedaban una o dos décadas
lejos. Stephen King estaba en la cima y Clive Barker empezaba a recopilar sus
Libros sangrientos…los espectros parecían un poco fuera de lugar en ese
momento. En cambio, una novela muy breve de Susan Hill, es algo menos conocida,
aunque tampoco desmerece en comparación con las anteriores.
El punto de partida es el que podría encontrarse en muchas
narraciones de hace dos siglos: un joven abogado llega al Norte de Inglaterra
para solucionar los asuntos legales de una anciana que acaba de fallecer. En
medio de un paisaje desolador, en una mansión aislada por la niebla y las
subidas de la marea, el ambiente opresivo comienza a afectarle. Entre la bruma
escucha los gritos de un niño, una mecedora en la mansión parece moverse sola,
y en determinadas ocasiones, ha visto a una mujer enlutada que se cubre la cara
con un velo. Unos viejos documentos le hacen sospechar que hace años, algo
sucedió en la mansión y a la familia que vivió en ella. Un hecho que los
habitantes del pueblo podrían conocer pero que intentan evitar en todo momento.
A Susan Hill se la ha comparado con Daphne du Maurier y con
M. R. James, el maestro de las historias de fantasmas. También se ha calificado
su estilo de gótico, y estas dos comparaciones son las que mejor se adaptan a
su novela. Esta es muy breve, una novela corta para los estándares de hoy (y de
los ochenta también. Aunque King entonces no se había vuelto tan brasas), y más
de dos tercios los dedica exhaustivamente a la creación de atmósfera, casi más
opresiva que la que llegaba a recrear James en muchos de sus relatos. Con un
estilo muy pausado, comienza presentando la vida del protagonista, ya adulto,
de una tranquila velada navideña donde no escatima a la hora de presentar a su
familia, hasta llegar al comienzo de la historia en sí. Toda ella es muy
pausada, construyendo la situación paso a paso, e introduciendo todo tipo de diálogos
que ayudan a presentar un escenario tan tangible como claustrofóbico. Podría decirse
que las primeras apariciones de la mujer de negro, con su aspecto demacrado,
tardan en llegar, pero antes la autora ha trabajado lo suficiente como para que
el lector sea consciente de todas las sensaciones del protagonista. Desde la comodidad
de la posada, hasta lo desolado del paisaje costero y las tierras donde habitan
los vecinos.
Una de las mayores ventajas que ha conseguido frente a su
principal referencia, es la capacidad de avanzar una vez descubierto el
elemento sobrenatural. Algo habitual en el caso de James era la creación de una
atmósfera hasta la aparición del correspondiente espectro y la explicación de
qué pintaba ahí el pobre ectoplasma. En este caso, los riesgos que afronta
Arthur Kipps, el protagonista, son mucho más amplios: hay un encantamiento que
se repite, como en toda historia de fantasmas que se precie. Pero este se
entremezcla con una visión más moderna, como el papel que juegan las
sensaciones de su protagonista al entrar en determinadas habitaciones de la
casa, y que la mayor amenaza sean los accidentes que presenta el entorno. También
avanza más lejos que el encantamiento clásico, al dar a conocer las
circunstancias en las que han tenido que enfrentar los habitantes tras los
sucesos que dieron lugar a las apariciones de la Mujer de negro. Estas suponen
un miedo mucho más real, pero también más ambiguo a la hora de interpretar sus
orígenes.
El libro me gustó, la película con Harry Potter no tanto.
ResponderEliminarYo solo he visto la película, que me gustó, por su inesperada apuesta por el terror de atmósfera. Incluso Daniel Radcliffe me parece que está bien, aunque al haber visto tan solo un film de la saga de Harry Potter en principio apenas tenía ningún juicio previo a favor/en contra del actor. Por cierto, que la peli está producida por la Hammer... aunque, claro, a estas alturas es solo un sello o un nombre y nada tiene que ver con el mítico estudio de los 50-60
ResponderEliminarsatrian: a mí la película me gustó bastante, muy de terror del de siempre.
ResponderEliminarJosé Miguel García de Fórmica-Corsi: el único fallo en el casting de La mujer de negro, es que tal y como está planteado el guión, Radcliffe es muy joven. En cambio, si hubieran hecho una adopción literal (en la novela el protagonista tiene veintitrés años), habría resultado clavado.
Y sí, esta fue una vuelta de la Hammer como productora, por lo que muchos caímos por el tirón del nombre, pero por suerte no salí decepcionada. Fue una vuelta muy digna, un poco distinta de lo que hacían en los 60, pero digna. En cambio, The Quiet Ones no terminó de convencerme.