lunes, 16 de junio de 2014

Lluvia de albóndigas 2 (2013). La isla de los comestibles variados


En 2009 una película de animación adaptaba de forma muy libre un libro infantil llamado Lluvia de albóndigas, sobre un pueblo con un particular fenómeno meteorológico: la comida cae del cielo. Ahí terminaba la inspiración, porque donde el texto optaba por presentarlo como una historia para antes de ir a dormir, la película correspondiente lo convirtió en un homenaje y parodia a las producciones sobre catástrofes. Con científico, invenciones, secundarios graciosos y romance incluído, en una versión que en principio, parece mucho más dinámica que el original (que no he leído). Bueno, dinámica, y que facilita la tarea de lucirse todo lo posible con los efectos y que ofrece todos los elementos típicos en la animación de los últimos años. Así, el cuento inicial se trasformó para contar las desventuras de Flint Lockwood, el inventor de una máquina capaz de hacer llover comida, y sus consecuencias para la isla de Swallow Falls.


Su secuela retoma la historia inicial poco después de que esta termine: la ciudad se ha salvado de la lluvia de comestibles gigantes, pero ha quedado destruida. Chester V, empresario y genio de las invenciones se ofrece a conseguir una nueva residencia y trabajo a sus habitantes mientras ellos se encargan de limpiar y reconstruir la isla. Mientras estos se adaptan como pueden a sus nuevos empleos, las tareas se retrasan: varios equipos han desaparecido, y la comida se ha transformado en animales vivos que, según Chester, puede escapar a otras ciudades y destruirlas. Flint debe volver a Swallow Falls y apagar su máquina, que continúa en funcionamiento. Sus amigos lo acompañan, pese a las recomendaciones de mantenerlo en secreto. Y estos empiezan a sospechar que el científico admirado por Flint esconde algo.



Como muchas películas de animación destinadas al público infantil, el mensaje positivo está muy presente, con cosas como confiar en los amigos, en la familia, en uno mismo, y en que no todo es malo…hasta el punto de que ni uno solo de los animales resulta peligroso. Comparado con dibujos más neutros, o más ácidos, puede parecer un tanto pasteloso. Tanto, que hasta la escena final cuenta con una lluvia de arcoíris y todo. Aunque, comparado con otras situaciones como los protagonistas de Despicable Me, es algo más equilibrado y no pensado para promover escenas azucaradas…Porque de eso, ya se encargan los animales que aparecen por la isla. Y es que debo decir, directamente, que son una monada: si es imposible que una araña hecha de hamburguesa y patatas fritas sea amenazadora, invenciones como fresas con patitas o una civilización formada por pepinillos está pensada para que ladeemos la cabeza y digamos “Aaaw…”. En todo momento están pensados para resultar graciosos, y especialmente, adorables. Secuencias como el padre de Flint enseñando a pescar a tres pepinillos no tienen más intención que la de ser cómica. Pero teniendo en cuenta la idea principal de la película, también resulta una parodia muy efectiva: un ordenador que crea animalitos vivos hechos de malvavisco, sandías o tacos es muy gracioso Y a ratos, un poco mareante, por el exceso de colorido del que abusan a menudo. Pero seguro que si generara criaturas orgánicas en una cinta de ciencia ficción seria, sería más grimoso. 


Las referencias, y la parodia en menor medida, también están muy presentes. Si la primera Lluvia de albóndigas era un homenaje al cine de catástrofes, el paisaje de la isla poblado por un ecosistema de comida es una referencia directa a Parque jurásico, hasta con dinosaurios y todo.  Pero las referencias más divertidas son las más cercanas: Chester V, con su grupo de especialistas y sus sistemas de motivación, es una referencia la mar de divertida a Steve Jobs, cambiando a Apple por una barrita energética. Y tampoco faltan los chistes a costa de los nuevos aperitivos: tiendas de cupcakes y cafés con todo tipo de descremado, sojas y sucedáneos, son una constante a lo largo de la película, y bastante disfrutables, además.  

En un principio contaba con una película más de muñecos variados, de buen rollo, y de las de ver el sábado con el piloto automático puesto. Lo cierto es que Lluvia de albóndigas 2 lo es…pero también se disfruta por el simple hecho de ver la creatividad que han desplegado a la hora de inventar todo tipo de animales a partir de distintos platos, y el incluir al lado de gags más currados otros juegos de palabras que por lo tontos, resultan graciosos. Además, ha sido una de las pocas películas que gracias a sus créditos ha conseguido que me quede hasta el final de la pantalla en negro, porque no han escatimado ni un momento a la hora de incluir en ellos un epílogo mientras sale el reparto. 

3 comentarios:

  1. Ví la primera pero esta la he dejado atrás no se bien el motivo, a ver si saco tiempo y la veo.

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  2. Pues está muy entretenida, y graciosa. Estos días he estado viendo unas cuantas de animación, y por ejemplo, me ha parecido más divertida que las de Río.

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