lunes, 19 de mayo de 2014

Los juegos del hambre 2: En llamas (2013). En el futuro siguen tirando de realities


Muchas sagas destinadas al público juvenil cuentan con un problema: su segundo, o penúltimo libro, suele ser el más aburrido. Teniendo en cuenta quienes van a ser sus lectores, estos tienden a ralentizarse, centrándose más en los conflictos de los protagonistas a la hora de decidirse por tal o cual personaje, y la trama principal, sea la llegada del señor oscuro de turno, o el comienzo de una rebelión a escala nacional, queda relegada a un segundo plano a favor de otras cuestiones. Cosa que a los lectores más mayores suele resultan bastante chocante. Y, o bien se tiene en cuenta quien va a leer estos libros, o estos se acaban convirtiendo en los peores de la serie. Cuando estas series se llevan al cine, es mucho más sencillo sintetizar esta trama, reduciéndola un poco, o potenciarla como algo principal, según como se haya querido adaptar a la pantalla. En el caso de Los juegos del hambre, aún siendo de los más equilibrados, no son una excepción: su segunda parte es la que tiene más carga sentimental, pero también han optado por seguir la línea original e integrarla de una forma más sutil y que no suponga un lastre. 


En llamas continúa la historia de Katniss tras ganar la última edición del concurso- castigo de Panem, se ha retirado a la villa de los Vencedores y ahora se ha dado cuenta que para ella, los juegos no terminan: ella y su compañero se han convertido en personajes mediáticos, vigilados por el resto de su vida. Pero no contaban con que su actitud la convertiría en el símbolo de una rebelión que empieza a gestarse en todos los Distritos. Por eso, aprovechando la celebración de los 75º Juegos, el Capitolio opta por una  nueva versión: sus participantes serán elegidos entre los anteriores vencedores, que deberán volver a enfrentarse hasta quedar solo uno. Para Katniss y Peeta, representantes del Distrito 12, solo les queda regresar e intentar aliarse con otros participantes frente a competidores más sanguinarios y experimentados. Además, Katniss arrastra un problema desde su regreso a casa: ¿Debe continuar fingiendo su romance con Peeta, o escaparse con Gale, su amigo y compañero de caza.



Al igual que muchas películas destinadas a ser el blockbuster del trimestre, su duración es un tanto excesiva: dos horas y veinte para narrar una historia. La frontera de las dos horas suele darme bastante reparo, porque en muchos casos, los veinte minutos adicionales son innecesarios. Pero en este, aunque se hagan extensos, si parecen adecuados para condensar todos los cambios de escenario, narración y giros que implica esta segunda parte. Frente a su original, narrada en primera persona por la protagonista, lo que implicaba verlo todo desde su punto de vista, han optado por añadir secuencias relativas a personajes relevantes en el Capitolio, como las conversaciones entre el presidente Snow y el nuevo organizador de los juegos. No solo potencian más la trama relativa a la rebelión sino que van abriendo camino para la tercera entrega.


Siguen sin hacerme caso en el tema de los uniformes. Al presidente no le debe importar que se le vaya el presupuesto en detergente 

En cuanto a la trama romántica, o más bien, a las dudas que arrastraba la protagonista durante la primera mitad larga del libro, se han visto sintetizadas de forma muy efectiva: continúan ahí, son parte de los problemas de su protagonista, pero es algo secundario frente a todo lo que la rodea. En este caso, el trabajo de los actores es muy efectivo: una sola expresión facial de Jennifer Lawrence en una secuencia breve hace muchísimo por transmitir lo que se le pasa por la cabeza, sin tener que alargar con diálogos innecesarios.


La ambientación ochentero hortera me hace más gracia que la anterior

También me ha parecido tener mucho mejor ritmo frente a la primera parte: si la anterior era una película muy correcta, pero que se limitaba a trasladar a la pantalla lo que describían en un libro, esta parece haber encontrado su propio estilo, y aunque la narrativa provenga de un libro, del que no pueden separarse mucho, sí aporta novedades, como las secuencias correspondientes a los puntos de vista de los antagonistas. Incluso la ambientación inicial se ha pulido y encontrado nuevas referencias, lo que la hace más interesante: frente a los excesos de colores sacados directamente de las descripciones del libro, el mundo de Los juegos del hambre ofrece platós cuyos colores y vestuarios recuerdan directamente a los shows televisivos de los años ochenta, jardines clásicos que suavizan los excesos de la ciudad presentada inicialmente  y que en conjunto, resultan un mayor contraste con el aspecto de postguerra de los Distritos.


El resultado final me pareció más personal, más creativo, y en general, más entretenido que una primera película que, habiéndome gustado, se había quedado en algo correcto. Ahora, teniendo en cuenta que la extensión del último libro es similar a los anteriores, solo queda esperar por qué, y cómo, van a hacer para dividirlo en dos partes como pretenden. 

2 comentarios:

  1. A mí me entretuvo como la primera no busco más con estas películas.
    Lo de las horas nos lo vamos a tener que comer con patatas porque parece un canon establecido ya para todo blockbuster, por el precio de la entrada al menos me merezco dos horas de película, que por tiempo puede, pero en cuanto a narrativa hace mucho daño a muchas películas que se alargan innecesariamente y acaban aburriendo.

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  2. Esta me ha gustado mucho más que la anterior, parece que ya tienen una estética más establecida y especialmente, han pulido mucho la trama sentimentaloide.
    Con las dos horas y media de los blockbusters no puedo...se me duerme el trasero. Además, directas a DVD o netflix hay un montón de curiosidades de 90 minutos muchísimo más divertidas.

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