Como muchos saben, el Barrilete es un blog propiedad de una
mancomunidad solidaria formada por dos gatas. Yo solo me limito a escribir y
subir fotos. Por eso, y porque este año han sido las primeras navidades de
Sabela en su nueva casa, tocaba escribir una entrada sobre sus fiestas. Bueno,
y sobre la dramática lucha por la supervivencia del árbol de navidad doméstico.
Seguramente diciembre es el mes más desconcertante para un
felino. Durante la segunda quincena su casa empieza a llenarse de cosas
brillantes. Brillantes, con purpurina y pensadas para ofrecer diversión por
partida doble: se las puede tirar de un manotazo, y después hacerlas girar por
toda la casa. Hay quien dice que es posible educar a un gato para evitar que se
suba o destroce un arbol, pero por el momento, eso se queda en leyenda urbana:
Dalek hace lo que quiere con él, y Sabela decidió que lo mejor que podía hacer
era tumbarse a dormir la siesta entre las ramas. Tampoco es de extrañar que el
primer día me encontrara el árbol por los suelos. No volvieron a hacerlo, y
prefirieron utilizarlo como escondite para sus peleas diarias o como provisión
inacabable de juguetes que ruedan y hacen ruido (creo que voy a estar sacando
adornos navideños de debajo de los sofás hasta abril como mínimo).
Disfrutando de su regalo (en el medio, y aplastado) tras un duro día de trabajo
Hay muchas casas que, el 24 de diciembre ponen a los pies de
su árbol perfectamente decorado unos paquetes envueltos en papel de bonitos
colores. Y digo “muchas casas” porque cualquier cosa que sobresalga minimamente
es susceptible de ser mordisqueada. Y si el envoltorio es de esos en plan
moderno, imitando a una bolsita con un cordón, ni te cuento: un gato siempre
será el primero en desenvolver un regalo. Le pertenezca o no. Y si este viene
en una caja, esta tendrá dueño en cuanto se quede vacía.
También hay muchos cuentos navideños que cuentan con su
moraleja. Sabela y Dalek también tienen la suya, y viene a ser muy sencillita:
si no se suben al árbol ni terminan de destrozarlo, es porque ellas no quieren,
y eso de ir hacia ellas con cara de malas pulgas, hacer ruido o intentar
llamarlas les produce más risa que disciplina. También es cierto que sus
intentos por alcanzar el adorno más alto y brillante son bastante cómicos…¡Feliz
navidad a todos
los gatos del mundo!
Mi gato salió curado de espanto un año en el que tiró el árbol entero y menuda se armó... Aunque hace unos años le compré un adornito de fieltro de una estrella que siempre le colocamos a tiro en su sitio preferido del sofá, y es el que suele usar para jugar (la forma de estrella se perdió hace tiempo).
ResponderEliminarLo de los regalos envueltos bajo el árbol lo ha tenido duro este año, demasiada tentación sobre todo con uno con cordones, menos mal que no los tenemos muchas horas allí puestos :P.
Un abrazo
A día de hoy, van unas dos o tres veces que han tirado el árbol. Ahora Sabela se ha vuelto más mañosa y va sacando adorno tras adorno. Debe pensarse que es una especie de dispensador de juguetes. De los regalos, también fue una suerte que estuvieran poco tiempo debajo del árbol.
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