lunes, 30 de septiembre de 2013
RIPD (2013). Policías que persiguen fantasmas
Hay unas cuantas películas que me han demostrado un par de cosas importantes: una de ellas es que exceptuando los superhéroes, los cómics menos conocidos no están teniendo mucha suerte a la hora de adaptarse al cine: Kick Ass se va defendiendo gracias a sus fans y a no contar con un presupuesto desorbitado, Jonah Hex fue un descalabro de los sonados, y a RIPD, no le ha ido mejor. La otra, que estoy leyendo cada vez menos comics, porque no leí el primero, y de los otros solo supe por las referencias a su correspondiente película.
RIPD, el comic, recurre a un género muy popular en el cine: las buddy movies o películas de policías de métodos opuestos. Su versión en cine empieza como tantas otras del género: un agente muere, asesinado por un compañero. En su ejemplo más típico, al agente se le enviaría un sustituto que no le gustan, y después de varios enredos y explosiones, resolverían el caso. La diferencia en este caso es tener como protagonista al fallecido, que pasa a trabajar para un cuerpo de agentes llamado Departamento de Policía Mortal. Su labor consiste en detener a todos los que prefieren quedarse en la tierra en lugar de marcharse a donde les corresponda (sea cielo, infierno o Delegación de Hacienda). Además, esto le será bastante útil para borrar un pecadillo que cometió quedándose con unas piezas de oro que encontró durante un caso, aunque estas solo fueran para tener una vida mejor con su mujer. Aunque durante su vida hubiera trabajado 15 años como policía, ahora es un novato, al que le asignan como compañero a un antiguo Marshall que no tiene muchas ganas de trabajar en equipo, como debe pasar en toda buddy movie. Además, el oro que sirve de comienzo a la historia forma parte de un aparato que los muertos pretenden utilizar para volver a la tierra, y que los protagonistas deben impedir…aunque hayan sido suspendidos del caso.
Hacía tiempo que no veía una película de policías que juntara casi todos los tópicos posibles: el carácter de los protagonistas no pega ni con cola, hasta que van acostumbrándose a trabajar juntos. Tampoco faltan los policías traidores, y por supuesto, las autoridades que se sacan de la manga lo de separar del caso a los personajes, cosa que se pasan por el forro. Aparecen tantos, y tan seguidos, que da la impresión de ser algo intencionado y pensado para parodiar un poco un género muy determinado y basado en un tipo de clichés fijos. Y viendo algunas secuencias y elementos que aparecen, no me extraña que muchas críticas la crucificaran alegando demasiado parecido con Hombres de Negro: la entrada del protagonista a la oficina del RIPD es calcada a la llegada de Will Smith, y muchos de los locales de tapadillo que aparecen, también recuerdan bastante a los que estos utilizaban para perseguir alienígenas. Esto no se queda ahí, porque también hay por ahí un par de cosillas que había visto en la serie Dead Like Me e incluso en la penúltima entrega de Harry Potter. Entre los clichés propios de las películas de policías, y todo esto, parece que no se han cortado a la hora de recurrir a situaciones vistas antes.
No hay mucho que decir de los actores, porque no hay ninguno que llame la atención excepto por ser caras conocidas. Ryan Reynolds, después de su papel en Linterna Verde y Turbo, ya tiene experiencia en el tema de las películas fallidas. La palma se la lleva Jeff Bridges como Marshall reconvertido a agente de policía, con un personaje un poco pasado de vueltas y que me hizo gracia principalmente por haberlo visto hace tres años como Rooster Coburn en Valor de Ley. Hasta me sorprendió un poco encontrar a Kevin Bacon, que últimamente trabaja bastante en televisión y creo que la última película suya que ví fue El último escalón (aunque la mejor sigue siendo Temblores).
Su parecido con Hombres de Negro ha sido una de las causas de las malas críticas y probablemente, de ser uno de los fracasos en taquilla de este verano, pero no soy muy exigente con el cine de entretenimiento y confieso que a mí me gusta más el tema de los fantasmas que el de los alienígenas (además, la segunda de Men in Black no me gustó y la tercera no llegué a verla). También tiene sus detalles simpáticos, e incluso el que está sacado directamente de Dead Like Me lo aprovechan con bastante gracia, y el guión procura ceñirse a una trama simple sin recurrir a giros cósmicos inesperados, como las de Will Smith. He visto películas bastante mejores, pero también he visto alguna que otra de las que no me explico cómo pudieron recaudar tanto.
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