lunes, 1 de abril de 2013

Lecturas de la semana (santa)


 

Las vacaciones no solo han dado para que mi otra gata se haga con el control de la casa e ir terminando Walking Dead (por suerte, ahora queda Doctor Who y Juego de Tronos), sino que también he podido leer alguna cosilla.


Thierry Jonquet. Mygale. Este señor es el responsable del libro que inspiró la única película de Almodóvar que he podido aguantar entera y que ha llegado a gustarme. Naturalmente, el director no pudo evitar meter sus cosillas propias en La piel que habito, además de alargar un poco la historia con algunas tramas a mayores, pero lo principal, lo que cuenta esa novela asombrosamente corta, sigue ahí, y si cabe, todavía más inquietante que su versión en cine.

Mygale cuenta la historia de tres personajes con poca relación entre algunos de ellos: Richard Lafargue es un exitoso cirujano que vive con Eve, una mujer a la que dicta órdenes desde un interfono instalado en el cuarto de esta, a la que prostituye cada vez que su hija, ingresada en un manicomio, sufre una crisis. Sin embargo, no duda en proporcionarle todo lo que esta necesite, y a lo largo de la historia parece volverse más compasivo y afectuoso con ella. Alex es un delincuente que intenta buscar una forma de salir del país sin que lo reconozcan, y una entrevista en televisión al doctor Lafargue le da una idea: seguirlo, buscar una forma de poder coaccionarlo a que le practique una cirugía y salir del país. Por si la relación entre los dos personajes principales no fuera lo suficientemente rara, Lafargue secuestró a Eve hace años, comenzó a educarla, vestirla, e incluso hacerle una serie de pruebas médicas que esta no comprende en un principio. Cuando la protagonista se refiere a haber sido creada por Lafargue, esto tendrá un nuevo sentido, al igual que la situación de la hija de este e incluso la aparición de Alex.

En un principio puede parecer que Mygale funciona gracias a su resolución sorpresa, pero nada más lejos de la verdad: este no es más que un último detalle en un relato sobre la venganza, la tortura y el control sobre un ser humano. Podría leerse perfectamente más de una vez, gracias al desarrollo de la relación entre Lafargue y Eve.



El libro rojo de Mongolia. De Mongolia no sabía nada, salvo que era la patria de Gengis Khan y que inventaron los yogures, y preferí que siguiera así para poder divertirme a tope con aquel libro que aseguraba enseñar un montón de datos absurdos para deslumbrar en las fiestas. Aunque más adelante comprobé que Mongolia es una revista satírica, su libro recopila un diccionario con la definición de las palabras más importantes, además de explicar que, con el poco trabajo que tienen, la W y la Ñ se van de cañas cuando los lexicógrafos trabajan. Incluye también una historia de la humanidad, desde la edad de piedra hasta la actualidad y entrevistas a personajes de todas las épocas y lugares como Mao o Descartes (que en realidad lo de Pienso, luego existo, era el slogan publicitario de su granja).

El sentido del humor del libro es tirando a absurdo, y en los apartados sobre Franco y la iglesia, además de no cortarse ni un pelo, ya nos imaginamos cómo serán. Para la casa real también hay bastante estopa, referencia a los elefantes incluidos, cosa que aún me sigue sorprendiendo porque hace muy poquitos años, estos eran guapísimos, campechanísimos y sobre todo, intocables.

Para la distribución del libro han distribuido los distintos apartados de forma espaciada, por lo que van intercalando páginas de su diccionario, entrevistas y sección histórica, lo que es un acierto porque se hace mucho más entretenido y evita que el lector intente pasar cuanto antes una sección por haberla aburrido. Las ilustraciones son fotomontajes de fotos y revistas antiguas, con un corta y pega tan cantoso que resulta divertidísimo y recuerda un poco a algunas cortinillas que diseñaban los Monty Python.

2 comentarios:

  1. Con Almodovar me ocurre que o me encantan sus películas o las odio. Esta de LA PIEL QUE HABITO es de las que más me han gustado. Aunque me dejó traumatizada. Después de ver la película me quedé con ganas de leer el libro, pero fue pasando el tiempo y lo olvidé. Cuando vaya terminando los que tengo en casa lo buscaré.

    No sabía que tenías otra gatita!!

    Besitos!

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  2. Al libro le puedes sacar un hueco en cualquier momento, porque es muy corto, y en general, recoge toda la idea con la que trabaja La piel que habito. Debo reconocer que a mí me gustó más porque toda la historia de venganza está concentrada de una forma muy efectiva, mientras que la película, aunque me gustó, sigue teniendo los típicos detalles del director que a veces parecen marca de la casa, y otras veces parecen un chiste malo.

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