lunes, 15 de abril de 2013

Dead Shadows (2012). Los franceses vs. Las cosas con tentátulos



En Francia tienen bastante maña a la hora de hacer cine fantástico. Incluso las películas más de acción y menos de ofrecer calidad, como podría ser La Horde, resultan entretenimientos resultones y capaces de adaptar al estilo de cine francés fórmulas que suelen estar asociadas al cine estadounidense y en muchas ocasiones, al entretenimiento más cutre. Por eso con un trailer como el de Dead Shadows tenía todas las papeletas para atraerme: un meteorito surcando los cielos de París, escenarios apocalípticos y unos cuantos tentáculos que recordaban a H. P. Lovecraft. Un cebo en toda regla.



Dead Shadows empieza con la infancia del protagonista, despertándose en medio de la noche, tras estrellarse un cometa en su barrio y ver cómo su padre parece volverse loco y cometer un asesinato. Esto no es que importe mucho, porque poco después, se ve al mismo protagonista, ya crecidito, hecho un friki y con teletrabajo, que parece tener una manía extraña con la oscuridad y está bastante pendiente de las noticias sobre un cometa que pasará rozando la tierra. Las cosas empiezan a ponerse raras desde ese día, porque no solo es salvado de un atraco por un tío bastante borde con una katana, sino que su vecina maciza lo invita a una fiesta y empieza a ver que determinadas personas se comportan de una forma bastante extraña (más de lo que suele ser para tratarse de franceses, se entiende). Tras una fiesta en la que la gente empieza a atacarse unos a otros, se refugia en su casa, y poco después, descubre que en la ciudad la gente parece haberse contagiado de algo, que los convierte en criaturas monstruosas y en asesinos un tanto zombies. Su única forma de poder escapar, y encontrar a su chica, será su vecino, el mismo tipo de la katana que lo salvó esa mañana y que ahora está más dispuesto a ayudarlo que antes.



Resumir un argumento un poco coherente ha sido lo más difícil, porque salvando la idea principal, el guión es muy caótico y casi hay que enterarse de lo que pasa por intuición, y especialmente, por haber visto ya mucho cine cutre. Casi toda la historia funciona a base de clichés reconocibles de otras películas, que pueden ir desde los zombies o los mutantes, hasta los personajes arquetípicos como el tipo lacónico armado hasta los dientes, y la aparición final de los militares. En realidad, saber lo que pasa y por qué, es muy difícil, y con esto no me quejo precisamente del tema de los zombies o aliens, sino de los propios personajes y su desarrollo: una película puede disfrutarse perfectamente aún cuando lo que vaya pasando no tenga mucha explicación, pero cuando los personajes se comportan de una forma porque es lo que se espera de su estereotipo, no tanto.

La sensación general es que estos van saltando en la vida del protagonista como si fuera el guión de un videojuego: un atraco sirve para presentar al hombre armado hasta extremos absurdos. Una discusión con un ex sirve para que la vecina maciza lo invite a una fiesta por el morro, y que después, este se empecine en salvarla como si fuera lo más importante de su vida. Y también sale un chavalín de pasada que todavía no tengo muy claro para qué lo han puesto, sino es para hacer bulto. Los militares también salen, pero estan ahí en parte para llevar a los personajes de un punto a otro, y después, para ser liquidados de la forma más tonta posible por los mutantes. La caracterización y el desarrollo del protagonista es nulo, y tampoco dudan en saltarse los escasos detalles que dan sobre él, como el flashback del principio o que tenga un presunto miedo a la oscuridad que, durante toda la película, no es que se le note gran cosa, hasta el punto de acabar volviéndose todo un superviviente y experto luchador en cuestión de cinco minutos (contados por reloj, tal cual).

 


El guión tampoco da mucho de sí, y aunque podría ser una serie B de las simpáticas, se queda en un quiero y no puedo: hay un montón de elementos comunes de este tipo de cine, desde los protagonistas hasta el tipo de situaciones vistas en muchas otras películas, como la fiesta que termina en tragedia y la correspondiente huída de una ciudad infestada de zombies. Todas ellas, tratadas de forma que imita al cine estadounidense, por lo que casi todas las secuencias dan la impresión de estar imitando una fórmula predeterminada y no crear algo que, aunque se hubiera visto más veces, tuviera su propia identidad y simpatía. Aún así, se notan las ganas por intentar hacer algo propio, pese al estilo completamente clónico, mediante un giro sorpresa sobre el pasado del protagonista, que podría haber estado bien, pero dado lo caótico del desarrollo del argumento, se queda en algo que también parece salir del aire y no un desenlace planeado.



Los monstruos de la película están todo lo logrados que se podía esperar, gracias a la infografía, pero también tienen el mismo problema que el guión y los personajes: no tienen muy claro ni lo que son ni lo que hacen. Y aunque tenga su gracia ver por ahí a un tipo medio persona – medio araña/pulpo, se queda en una mera anécdota porque en realidad no tenían claro lo que querían hacer aparecer: unos infectados empiezan a derretirse, otros se portan como zombies, algunos se dedican a pelearse y otros sacan tentáculos…¡los guionistas no se aclaran! O más bien, lo único que debían tener claro es que querían algo que pudiera salir en una película “que pareciera americana” y fuera resultón. El que tuviera algo de sentido era opcional.


Me ofrecían esto otro y me dieron lo de arriba. Ahora mismo me quejo a Consumo

Con un guión tan absurdo, sin personajes, y ni siquiera sin unos enemigos decentes a los que identificar, es muy difícil que llegue a salvarse la película por ningún lado. Sus 75 minutos escasos se quedan en una selección de secuencias genéricas y unas cuantas imágenes interesantes para acompañar a una película con un título falsamente anglosajón y un trailer que por desgracia, sí consiguió engañarme, y que solo acabó ofreciendo lo que prometía gracias a las ilustraciones que acompañaban los títulos de crédito finales.

2 comentarios:

  1. Me temo que ni los tentáculos "lovecraftianos" son suficiente reclamo.

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  2. Debí tener el mismo criterio y saltarme semejante sinsentido.

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