Tiene gracia que, con la cantidad de películas de terror que
suelo ver (buenas unas, divertidas unas cuantas, y otras malas a rabiar),
considere una saga de zombies como un placer culpable, pero las cinco entregas
de Resident Evil cumplen tal cual: no me interesa el videojuego en el que se
basan, los guiones son cada vez peores y ni siquiera me gustan gran cosa las
películas de acción y cosas que explotan, pero en cambio, he acabado viendo
todas. Y hasta pagando por alguna de ellas.
La cosa empezó en el 2002, cuando alguien decidió que la
franquicia de horror japonesa Resident Evil, funcionaría muy bien como película.
Supongo que sería porque el argumento, sobre un grupo de fuerzas especiales
investigando una epidemia zombie en una mansión-laboratorio, era muy adaptable
como serie B, por aquello de sacarse unos cuartos a costa de los fans. Y
probablemente, porque sería muy difícil que llegaran a salir churros como Doble
Dragon, Super Mario Bros y Street Fighter ¡Menos mal que en los noventa el cine
todavía era barato!
El director fue Paul Anderson, que aunque en las siguientes
partes pasaría un poco de trabajar los guiones y todo eso necesario para una
película, tuvo una ocurrencia que, aunque no gustó mucho a los fanáticos del
juego, que querían ver en pantalla a los protagonistas de su versión en
Playstation, sí sirvió para pulir unas cuantas cosas que no funcionarían en
cine, y de paso, atraer a personas no interesadas en las consolas: inventarse
una historia ambientada en el mundo del videojuego, pero distinta a lo que podía
jugarse, y sobre todo, con otros protagonistas. No solo se evitaban las quejas
de “no me gusta ese Chris Redfield”, sino que se eliminaban situaciones un
tanto absurdas como el que los personajes tuvieran que resolver puzzles cada
dos por tres. Con esto empezaba la historia de Alice, una empleada de la
corporación Umbrella que, tras despertar amnésica en una mansión, debía entrar
en el laboratorio subterráneo que se encontraba bajo esta, para detener a su
sistema informático, y de paso, acabar con los zombies causados por la fuga de
un virus experimental.
Era difícil que no viera esta película en su día: las de
terror, si llegaban a estrenarse, eran bastante malas, y todavía estábamos muy
lejos de la moda zombie y de poder elegir las películas que más nos gustaran. Lo
cierto es que no estuvo nada mal, quedando como una película de acción muy
divertida en la que había un poco de todo: ordenadores desquiciados,
laboratorios secretos, equipos de élite e incluso un guiño al videojuego, o al
menos, a lo absurdo de los vestuarios de sus personajes femeninos, gracias al
vestido rojo de fiesta que lucía Milla Jovovich, en plena base subterránea,
matando zombies sin pensárselo dos veces.
Resident Evil recuperó su inversión con creces, y el final
abierto daba para una secuela en la que en un principio, aparecerían los
personajes del videojuego junto a la protagonista de la primera parte. Si
alguien esperaba algo bueno de esa reunión, debió quedarse bastante
decepcionado, porque Resident Evil Apocalipsis es un sinsentido en el que su
protagonista despierta en una ciudad devastada y empieza a matar zombies,
mientras los personajes del videojuego entran en la ciudad por los motivos más
bobos, y se dedican a dar vueltas en ella como pollos sin cabeza. El guión no
daba la impresión de ser una historia ambientada en el videojuego, sino un
fanfic escrito por cualquiera con protagonista imposible y Mary Sue como centro
de todo.
Resumen explicativo del argumento
A su favor cuenta con una cosa: en el 2004 empezaban a
funcionar a pleno rendimiento las formas de…ejem…ver películas sin pasar por el
cine ni el videoclub, por lo que, aún siendo bastante floja, pasé una hora y
media entretenida viendo una ciudad arrasada por una cantidad de zombies
bastante considerable para la fecha, y sin más interés que esperar a cual sería
el próximo monstruo imposible que derrotara Alice.
Resident Evil todavía tiene para rato, no solo en secuelas
sino para hablar de él. En concreto, en la próxima entrada, que esta está
quedando muy larga.
Yo me quedé en la tercera, a mí por lo menos me entretuvieron, y no solo por Milla Jovovich.
ResponderEliminarA lo tonto, me he tragado las cinco, y en general entretienen. Otra cosa es que de vergüenza pagar por ellas.
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