lunes, 30 de julio de 2012

Lecturas de la (última) semana


Esta semana no me he prodigado mucho con los libros, pero entre las películas de serie B, el calor y la gata demandándome latas de mousse de la nevera en lugar de sus croquetas, no he podido ponerme más al día.

Thomas Ligotti. Songs of a Dead Dreamer. Primera antología de relatos de este señor que escribe poco y sale menos, que, en su día, debió ser bastante sorprendente: aunque sus cuentos son algo más lineales que mucho de lo que escribirá después, se nota ya su particular forma de enfocar el terror, lleno de adjetivos y de situaciones que, ni mantienen lógica, ni la necesitan. Lo que más me ha sorprendido precisamente es la forma que tiene en esta antología de empezar con situaciones que intentan ser “normales”, como una fiesta de navidad, o un tipo despechado que intenta vengarse, para desarrollarse de forma que ya es habitual en su autor. Incluso llegan a aparecer personajes femeninos o tramas relacionadas con matrimonio o parejas, toda una rareza en un tipo que evita estos argumentos como la peste, o incluso piezas de encargo, realmente raras, como un relato de espada y brujería que escribió para una recopilación de fantasía que es todavía más raro de lo que me hubiera imaginado. Pero tampoco podía esperarme que un tipo como este escribiera una historieta tipo Dragonlance.

Daniel Pennac. Au bonheur des ogres. Además de parodiar en el título al Au Bonheur des Dames, de Zola, esta novela, bastante irónica y sobre todo, con un humor muy negro y marciano, no se corta un pelo. Porque la vida y familia de Benjamín Malaussène es de todo menos normal: trabaja como chivo expiatorio de unos grandes almacenes, que consiste en poner cara de pena ante los clientes que quieren reclamar por un producto defectuoso, hasta que estos retiran la protesta por pura compasión. Su compañero de trabajo es un gay bastante camp pero con mucha más mala leche de los que podrían aparecer hoy en cualquier telecomedia, que tiene a un batallón de ancianitos trabajando para él. Su familia le da mil vueltas al concepto de “disfuncional”, “monoparental” y “desestructurada”, no solo cuenta con varios hermanos de distintos matrimonios, desde una pitonisa hasta un niño aficionado a dibujar ogros, y su madre todavía es lo suficiente cabra como para añadir algún novio más a la colección. Por si fuera poco, una serie de bombas empiezan a estallar en los grandes almacenes donde trabajan, y si bien sobrevivir a la primera pudo ser cuestión de suerte, cuando la tercera vuelve a estallar a su lado, la policía empieza a considerarlo un sospechoso.

El estilo de narración es muy rápido y de capítulos cortos, usando un lenguaje muy familiar e incluso, alguna palabrilla que no se ha vuelto a utilizar desde los ochenta, que es la fecha en que se escribió el libro. Pero lo que más me llamó la atención sobre todo fue el no cortarse un pelo a la hora de narrar las aventuras de la familia Malaussène: la cantidad de marcianadas que acumulan es superior a todos los libros de Wilt de Tom Sharpe, llegan a aparecer referencias tan inesperadas como Aleister Crowley u otras mucho más cercanas a la época como las primeras compras masivas durante la campaña navideña o el miedo a los atentados. Además, la serie continúa hasta el año 99 con cinco libros más y mientras buscaba la cubierta para poner en la entrada, descubrí que se está rodando ahora una película basada en el primer libro, con Berenice Beijo.

2 comentarios:

  1. Me encanta la portada de "Au bonheur des ogres". Es un contraste increíble, entre el cuadro de Goya, que es de los más impresionantes y el niño con su perro. Seguro que el niño le comenta al perro: "Amigo, tú nunca me harías algo así". No conocía a este escritor y me parece que su lectura debe ser muy loca y sorprendente, lo que no está mal. A Tom Sharpe, tuve una época que lo leí y se me oía en toda la casa riendo. He terminado con unas lecturas más bien serias y no estaría mal un poco de lectura más disparatada.

    Ay, estoy liadísima y no he podido pasarme, pero me alegra mucho haber podido venir al fin. Y saber de los caprichos de tu gatita. El mío se pone lastimero lastimero a la hora de la comida para que le de un poco de mousse; luego apenas come y se va tan contento a dormir la siesta. Te aseguro que es absolutamente desproporcionado!

    Besos! Y espero que estés teniendo un buen verano.
    Ana.

    ResponderEliminar
  2. Aunque las siguientes ediciones de Au Bonheur des Ogres vienen con una portada de Tardi, el dibujante de Adèle Blanc-Sec, el collage de esta sigue pareciéndome mejor...y hasta más adecuado con el contenido de la novela.
    Wilt, en su momento, me gustó mucho, no tanto las siguientes partes como el primer libro, aunque hay una gran diferencia entre la ironía inglesa y el humor francés, que en muchas ocasiones tira más a lo extraño y se cortan mucho menos.

    Ultimamente mi gata está haciendo lo mismo: maulla como si no hubiera comido en una semana, le pongo las croquetas en el plato, ella mordisquea un par y se va. Estoy convencida que solo lo hace para comprobar que su humana sigue obedeciéndola.

    ResponderEliminar