¿Quien dice que los gatos son vagos? No solo sujetan los libros, sino que encima limpian el polvo
Este mes se han espaciado un poco los libros, seguramente porque estos últimos han sido un poco más extensos de lo habitual, y en el caso de algunos, requerían más atención y tiempo de lo que podría exigir el último de Patrick Rothfuss. Bueno, en realidad no era por complicados, que tampoco eran Dostoievsky, pero algo más largos que los que estuve leyendo hasta ahora, sí.
Alan Ryan. The Penguin Book of Vampire Stories. A los de Penguin hay que reconocerles que, además de tener una mascota corporativa la mar de atrayente, sus antologías suelen estar bastante acertadas, aunque a día de hoy pueden resultar un poco demasiado clásicas: esta selección incluye una veintena de relatos por orden cronológico, sobre vampiros y similares. Como es de los noventa, la cosa se detiene antes de llegar al defenestre que supuso Crepúsculo y True Blood. O tal vez no, porque después de leerlo, he comprobado que en la época también se llevaba esto de hacer vampiros un poco más románticos y melosos de lo que nos gustaría a los fans del Conde Orlock. Desde luego, no llegaban al extremo de estos últimos, ni siquiera a las pesadeces de Anne Rice, y eran un pelín más siniestros, pero…que no, que no me gustan. De todas formas, la antología es muy, muy variada, e incluye desde los clásicos como Carmilla y El vampiro de Polidori, hasta piezas de la época pulp como Catherine L. Moore o Clark Ashton Smith, que son sin duda, las más originales. El libro se cierra con un relato de Tanith Lee, que entonces también tenía bastante familla como escritora de fantasía oscura, pero a mí me produjo más o menos la misma impresión, sin llegar a esos extremos, que la Señora Rice y similares: Nosferatu, baja y llévatelos.
Padraic Colum. Children of Odin. Antes de empezar este libro, no tenía ni idea de mitología nórdica, más allá de los nombres de los principales, y poco más. Una pena, teniendo en cuenta lo peculiar de su forma de enfocar el mundo, con un principio y un final más o menos cíclico. Y lo cierto es que para empezar, este libro, escrito en los años veinte por un tipo más especializado en poesía, es muy recomendable: está orientado a los lectores más jóvenes, por lo que el lenguaje es mucho más sencillo y asequible que en el poema original, ni tampoco dedicará páginas a analizar las implicaciones antropológicas de la mitología nórdica. Y pese al carácter bastante épico y guerrero típico de estas sagas, he descubierto que estos dioses también tienen su punto perversillo, sin llegar al defenestre de los griegos…y es que lo de Loki y el caballo Sleipnir tiene delito. Además, este está disponible en el Proyecto Gutenberg, aunque sin traducir al castellano, por lo que su descarga no supone traicionar a ninguna malvada Sociedad de Autores.
Gerard de Villiers. SAS: Embuscade à la Khyber Pass. Una de esas cosas raras de todo a euro que me encuentro cuando se me ocurre bajar al mercadillo. Hasta donde sé, hoy tanto el personaje de Son Altesse Serenissime Malko Linge y su autor, han caído un poco en el olvido, pero entre los setenta y los ochenta eran el equivalente francés de James Bond, con todo lo que eso implica: Linge es un noble algo venido a menos, defensor a ultranza del estilo de vida occidental y enemigo del comunismo, que trabaja para los servicios secretos. En otras circunstancias, viviría a base de exclusivas y de aparecer en la tele, pero se ve que en los setenta esto de los ingresos extra lo solucionaban con más estilo. Sin tener tanta cacharrada como la que dispone James Bond, suele cumplir misiones en sitios exóticos o lejanos, cosa que siempre queda clara en el título de los libros: siempre va a haber alguna cosa (desde emboscadas, trampas, asesinos o aventuras) en Estambul, Surinam, Miami o cualquier otro sitio que suene lejano y dinámico. Los libros fueron publicados a lo largo de varios años, por lo que se va viendo la evolución en la guerra fría: desde la primera época de la KGB, hasta la guerra de Afganistán en los ochenta, que es donde transcurre Embuscade á la Khyber Pass. Vamos, que esta emboscada es nada menos que el número 72 de las aventuras del Señor Linge, y a falta de saber cómo fueron los anteriores, que tienen fama de malillos, me ha parecido un poco repetitivo como solo pueden serlo las novelas populares, o aquellas sagas que se han prologado demasiado tiempo: el protagonista tiene que cumplir una misión, entre medias descubre una trama más grande, y mientras tanto, la acción se va sucediendo en el orden de escena frívola-persecución-explosión-revelación de algo importante. Por lo demás, es interesante ver no solo como funcionaba una novela de entretenimiento de la época, sino un poco, cómo se veía a grandes rasgos, una situación que hoy ha pasado a formar parte de los libros de historia más recientes.
Qué cosicas que te compras. Pues del último de Gerard de Villiers leyendo por ahí me ha llamado la atención que hay una adaptación de la serie de libros al mundo del cómic. Aunque viendo alguna imagen, parece ser que son un poco guarrillos, siendo bastante condescendientes. El de los Hijos de Odín parece ciertamente interesante.
ResponderEliminarA mí sí me ha interesado de siempre la mitología nórdica y llegué a ella a través de los comics, los Ragnarok, Yggdrassil, Thor, Odin, Puentes de Arco Iris y demás...
ResponderEliminarNof Low: los de SAS están pensados para un público muy determinado, y claro, frivolidades no le van a faltar. Yo se lo regalé a los del departamento en la escuela de idiomas como curiosidad de la cultura popular francesa, recomendándoles que lo mantuvieran en una vitrina para evitar su lectura, cual Necronomicón. Y el de Hijos de Odín está muy bien, quizá falle un poco que los diálogos que aparecen los registra todavía en inglés arcaíco, pero, eh, hasta el mismo Tony Stark no dudó en hacer mofa y befa de la forma de hablar de Thor.
ResponderEliminarSatrian: lo poquito que sabía era gracias a las pelis de Marvel, y a un comic de Thor de los ochenta que leí hace una porrada de años (y en el que se enfrentaba contra Drácula. A estas alturas, todos los superhéroes le han debido sacudir el polvo al pobre Vlad)
Siempre me ha fascinado aquella mítica reunión de Lord Byron, Mary y Percy Shelley, Matthew Lewis y Polidori en Villa Diodati, donde surgió EL VAMPIRO y FRANKESTEIN. Hay una película que me gusta mucho de Gonzalo Suarez "Remando al viento" que está basada en aquel encuentro con aquellos románticos (de los de verdad) ingleses.
ResponderEliminarAy, a mí tampoco me gusta Anne Rice. Aunque siempre me ha atraído el romanticismo de estos seres de la noche, no el de esta autora, que recarga las tintas demasiado.
Besos!
Ana.
Aquella reunión fue parte de la leyenda del Romanticismo (aunque yo me quedo más con el tema tardío de las Brönte y sus personajes un tanto dramáticos) e incluso salió el germen de lo que sería el vampiro tal y como lo conocemos hoy.
ResponderEliminarCon Rice acabó siendo cierto eso de que el tiempo pone a todos en su sitio, porque hoy sus libros de vampiro se reconocen como muy sobrevalorados..Y lo peor de entonces era la sensación de ser lo único disponible en el mercado. Hoy se quejarán de Crepúsculo todo lo que quieran, pero tenemos elección: desde novelas de vampiros más serias que sí se publican, a libros para leer on-line que le dan mil vueltas en cuanto a originalidad.