Nada como llevar gafas para resultar imperturbable
Cuando se estrena una película basada en un comic, no es raro que empiecen a publicarse más ejemplares en la misma fecha, por aquello de intentar convencer a la gente para que se compre lo que ha visto en pantalla. Y de paso, que compruebe que lo que han filmado es una adapción bastante relativa que en muchos casos, se parece al original lo mismo que un huevo a una patata. Esto no es raro en el caso de los comics de superhéroes, donde las colecciones no se acaban nunca y hay un verdadero cristo con las líneas temporales y la continuidad. En las versiones europeas es más raro, porque o trabajan con obras más lineales, o autoconclusivas como Asterix. En el caso de Adèle Blanc Sec, fue lo contrario, porque aunque sea un personaje popular, es bastante difícil llevar a la pantalla todas las rarezas y el humor referencial que se gastan en el comic ¡Y más de uno habrá huido despavorido antes de terminarse el tercer número!
Un día cualquiera, en casa de la señorita Blanc-Sec
Adèle Blanc Sec es un personaje creado por Jacques Tardi, un dibujante al que en general le va más el policiaco, y sobre todo, es famoso por sus historias trágicas ambientadas en las trincheras de la I Guerra Mundial. Con esta protagonista su intención era hacer un homenaje a las novelas de misterio por entregas de principios de siglo. Pero como este género solía ser un tanto exagerado y a veces, no muy coherente, la única forma de hacerlo era crear una historia y un personaje que fueran un tanto imposibles, y que tampoco se tomaran mucho en serio lo que estaba sucediendo. Como lo habitual en también eran los cliffhangers y las situaciones límites al final de cada entrega, estas suelen ser muy seguidas en el tiempo, con unas cuantas horas de diferencia entre un guión y otro, con personajes que van apareciendo de forma habitual y, aunque en algunos casos la trama principal se termine, el comic se cierra haciendo referencias a algunas incógnitas y anunciando el nombre del siguiente número.
Portada ideal para sacarle los cuartos a una friki
Los argumentos son típicos de las novelas de la época: misterio, y una visión muy fantasiosa de la ciencia de principios de siglo, capaz de hacer cosas imposibles como resucitar a un pitecántropo gracias a una máquina llena de bombillitas (en realidad no sabemos ni como funciona. Pero si la están manejando unos sabios con bata blanca, será tecnología punta ¿no?), conspiraciones como medio gobierno francés convertido a sectarios de un dios babilonio e incluso una momia que resucita, porque en realidad no estaba muerta, solo hibernando. La protagonista se toma lo que sucede tal y como es: con bastante ironía, porque en muchos casos es el personaje más coherente de todos los que aparecen en la historia. Y para qué negarlo, también un poco borde. No le gusta la gente, tiene unas opiniones algo anarquistas, y no se corta en opinar que lo mejor que podía pasar era que las cucarachas heredaran la tierra. Una monada de chica, vamos. Ella misma es escritora de folletines, y aunque muchas veces diga que no le interesa lo que pasa, no puede evitar investigar, y de paso, acabar metida en un embrollo gigantesco. Es más, a partir del quinto número, el guionista se olvida un poco de imitar el estilo de los folletines y decide crear unas historias mucho más extrañas, pero llenas de situaciones y diálogos llenos de humor surrealista.
Los secundarios ayudan, porque además del estilo de dibujo un tanto caricaturesco, que contrasta con lo realista de las ilustraciones de la ciudad, la mayoría de lo que hacen carece de sentido común: por ejemplo, el mayor enemigo de la protagonista quiere matarla…porque le cae mal. No le gustó desde la primera vez que la vio, y ha decidido eliminarla. El que se le ocurra intentar destruir Paris en el último momento es solo un daño colateral.
Aunque los guiones busquen situaciones imposibles, hay muchas referencias a hechos famosos, como pudo ser el naufragio del Titanic, o incluso, la I Guerra Mundial, de la que Adèle no llega a enterarse por acabar cuatro años congelada en una bañera. Puede parecer una solución bastante curiosa, pero es muy acertada: tanto la protagonista como sus aventuras no tendrían mucha cabida en una situación que el autor trata con bastante seriedad en sus otros comics, y no es hasta después de 1918 cuando despierta al personaje y retoma sus aventuras. Y de una forma peculiar, porque a partir de entonces, aparece como secundario Brindavoine, protagonista de La Flor en el Fusil, que es un comic independiente de este, junto a otros conocidos de este último. Y nosotros que pensábamos que lo de los universos de comics era solo cosa de Marvel...
Lucien Brindavoine: el único personaje de la historia al que le tolero los chistes de funcionarios
Por el momento, las aventuras de Adèle cuentan con nueve tomos, sin que haya final de la serie a la vista, pero sin novedades desde el 2008, que fue cuando se publicó el último. Cosa que no me hace ninguna gracia, ya que este también tiene un final abierto y Tardi, que va para mayor, está entrando, junto con George R. R. Martin, en la categoría de “Señores de Edad por cuya salud estamos empezando a preocuparnos”.
No lo conocía, me lo apunto.
ResponderEliminarMe apunto estos cómics. ¿La peli de El Misterio de la momia de Besson merece la pena?
ResponderEliminarSatrian: con la cantidad de texto que tienen sus viñetas, tienes lectura para rato.
ResponderEliminarEx Nihilo: la película la reseñé hace cosa de un año, cuando ya conocía los comics. Es una buena historia de aventuras, y las caracterizaciones son estupendas, pero apenas se parece a lo que son los comics en realidad. Y el carácter de la protagonista es demasiado "mignon" comparado con la borde Adèle de los comics.
Vaya, ¿estamos entonces ante una genuina amélielización del personaje al llevarlo a la gran pantalla?
ResponderEliminarAy, me encanta!!! Los dibujos me gustan muchísimo y las tramas me traen recuerdos de novelas de misterio leídas con fruición en verano. He de reconocer que después de mi niñez no he leído demasiados cómics, pero me parece al leerte que me he perdido grandes momentos de disfrute. Lo bueno es que todavía estoy a tiempo!!
ResponderEliminarBesos!
Ana.
El gato no tiene precio
Nof Low: sin lugar a dudas. Hasta el París que sale es demasiado luminoso y Belle Epoque comparado con el folletinesco de los comics. Eso sí, es una película...mona.
ResponderEliminarLa Minomalice: ¡te los recomiendo muchísimo! Además, la última edición incluye cuatro historietas por tomo. Es un poco carilla, pero una vez que lo abres y puedes pasar días viendo esas ilustraciones de Paris dibujadas por Tardi, te das cuenta que el precio está justificado.
Es una de mis películas favoritas, especialmente si está en francés
ResponderEliminarMe sigue gustando visualmente, evitando comparaciones con el cómic. Y en francés también gana. Aunque en su momento los subtítulos de los que disponía eran más que patateros y tuve que tirar de oreja
ResponderEliminar