domingo, 1 de abril de 2012

Dylan Dog. Una de tebeos



El gato italiano solo los usa para afilarse las uñas

Algunas de las cosas buenas (pocas, con las que está cayendo) que debe tener Italia es su cantidad de comida rica en carbohidratos, algunos de los directores de cine más divertidos de los setenta y su variedad de tebeos.



Como en botica, hay de todo: desde el clásico ladrón de guante blanco sesentero, Diabolik, hasta las recientes W.I.T.C.H., que se hicieron famosas gracias a la serie de dibujos, y especialmente, la editorial Bonelli, que debe ser el equivalente al Bruguera que tuvimos en su día.

En concreto, estos últimos tienen alguna de las ofertas más grandes, centradas casi siempre en el género de aventuras y misterio, de las que llegaron a publicarse unas cuantas series en España. De ellas, la más famosa es Dylan Dog, que lleva dando vueltas desde el 85 y hasta ha tenido su propia película y todo, aunque dicen que no es muy buena. Para mi sorpresa, está hecha en Estados Unidos, y es que estos comics se venden allí bastante bien, hasta el extremo de tener portada de Mike Mignola.



El tal Dylan Dog es un investigador de lo paranormal, que debe ser la profesión más rentable a la hora de diseñar cualquier personaje: sirve para que las historias sean autoconclusivas, mantener unos pocos secundarios recurrentes, y que la gente pueda empezar la serie en cualquier número. De hecho, salvo en que aparecen los protagonistas por primera vez, y explican un poco de qué va el tema, poca diferencia hay entre El amanecer de los muertos vivientes, el primer número, y por poner un ejemplo, su vigésimo octava aventura. En cuanto a Dylan, como buen detective, se sabe que ha sido alcohólico, le gusta hacer maquetas de barcos y es vegetariano. Y que su camisa roja y americana negra es un clásico como puede serlo el sombrero de Sherlock Holmes. El resto de personajes serían Groucho, su ayudante, un imitador de los Marx que acabó creyéndose el verdadero por una amnesia, el Inspector Bloch y el ayudante de este. Como buen personaje principal, también tiene un archienemigo, el profesor Abraxas, que aparte de tener algo que ver con los zombies e ir vestido como Mortadelo, sale muy poquito y algunas veces, de refilón.



O más bien, a un cruce entre Mortadelo y Recio, el mayorista de pescados y mariscos.

Hay también otros secundarios que aparecen de vez en cuando, como la misma muerte, que en este caso, se parece un montón a la de El Séptimo sello de Bergman. Y es que una de las mayores gracias de Dylan Dog es la cantidad de referencias a actores: el protagonista es un calco de Rupert Everett, el parecido de su ayudante está bien claro, y en muchas de sus páginas han aparecido retratos de gente como Sean Connery, incluso en papeles pequeños. Tampoco faltan los guiños a la música o la literatura: muchos de los nombres de sus personajes se refieren a escritores, como Robert Bloch, y no suelen faltar las estrofas de alguna canción de heavy metal. Y aunque de momento no haya aparecido, el día en que encuentre algún personaje llamado Lovecraft o Ligotti, seré la persona más feliz del mundo.



Consiga pillar la referencia y gane una piruleta.

Pese a ser un personaje italiano, tanto Dylan Dog como sus aventuras transcurren en Londres, por aquello de la ambientación exótica y que al lector no se le hiciera raro el que el protagonista persiguiera fantasmas por las calles de Roma. O eso, o es que en el país no debe quedar ni un bicho de esos porque los ha espantado todos Berlusconi (reconozcámoslo, era un chiste demasiado bueno para dejarlo pasar). Por lo que la mayoría de sus investigaciones transcurrirán en Inglaterra, Escocia, aunque a otros países europeos no les hace asco, y los nombres de los personajes serán en su mayoría anglófonos, si bien un tanto extraños: en muchos de los cómics ha habido gente llamada Lullaby, Phoenix o Lamby, cosa que encuentro bastante divertida y le queda muy bien al cómic en cuestión.

De las investigaciones que el protagonista lleva a cabo, hay de todo, como buen detective de lo sobrenatural: zombies, fantasmas, alienígenas y hasta un pulpo gigante, aunque también es capaz de meterse en cosas más complicadas como portales dimensionales o casos de doble personalidad. Aunque la estructura en conjunto es muy simple, con la presentación del secundario que propone el caso, investigación y desenlace, esta da para mucho y las historietas son de lo más variadas: el personaje no es infalible ni tiene ningún poder especial, por lo que no cuenta más que con su inteligencia y sus colaboradores. Y aunque los monstruos tiendan a ser más o menos recientes o típicos del cine, no faltan algunos sacados de la mitología clásica, como las Gorgonas. Y también, pese a su intención de entretener, hay historias bastante buenas y que alcanzan sus buenas dosis de tensión y dramatismo: al protagonista se le ha muerto una cantidad de gente mayor de lo recomendable a lo largo de la serie, y aunque en los siguientes números nadie hace mención, en su momento, resulta bastante trágico.



Portada de Mignola y protagonista de la película americana. Creo que prefería a Rupert Everett..

El dibujo varía de un número a otro, porque excepto el guionista, Tiziano Sclavi (aunque en los últimos números trabaja otra gente), no tienen autor fijo. En la mayoría de los casos es correcta, en algunos es muy buena y consigue detalle no solo en los personajes sino en los escenarios, y en contadas ocasiones, es floja de narices, pero trabajando con unos rasgos tan esenciales, como son los parecidos de los protagonistas a actores conocidos, es fácil que los dibujantes se adapten, y el resto queda en su habilidad con el lápiz.

Para los que les guste el género fantástico y los comics, Dylan Dog tiene una ventaja añadida: entender el italiano, y con ilustraciones, es sencillo. Por no decir que las 100 páginas de cada ejemplar andan sobre 2.70 €, por lo que para cualquiera que viaje, o necesite cumplir con el regalo correspondiente, estos tebeos hacen un souvenir barato y bastante más apañado que la camiseta hortera con el coliseo dibujado.

4 comentarios:

  1. Yo leí algunos antiguos de Martin Mystere, pero de Dylan Dog he leido poca cosa.

    ResponderEliminar
  2. Hay unos 300 números, con lo que es difícil leerse "muchos". Pero de Dylan Dog leí varios. De Martin Mystere solo uno, pero no me convenció tanto (o no me convencieron los cinco euros de la edición española, más bien)

    ResponderEliminar
  3. Renaissance, lo has descrito tan bien que me has despertado la curiosidad, aunque reconozco que no suelo leer tebeos. Pero es que tiene todos los ingredientes para ser interesante. A mi me gusta mucho leer a alguien que siente entusiasmo por una manifestación artística y lo sabe trasmitir.

    Besos!
    Ana.

    ResponderEliminar
  4. Dylan Dog lo recomiendo mucho, y en general, la mayoría de fumettis de aventuras o misterio. El comic también es una de mis aficiones pero es de las que menos aparece en el blog y ultimamente, en mis estanterías.

    ResponderEliminar