lunes, 30 de abril de 2012
Livide (2011). Los caserones dan mal rollo, y las bailarinas, todavía más
Aunque las historias de fantasmas y casas siniestras no estén muy de moda, o más bien, no haya mucho por donde innovar a estas alturas, siempre es posible encontrar alguna novedad. Especialmente si viene de Francia, porque esta gente es muy capaz de hacer películas que sin ser lo más original del mundo, consiguen alejarse del esquema de las películas estadounidenses o incluso inglesas. Esto ya les venía de antes porque solo hay que leerse un relato de Claude Seignolle después de uno de M. R. James.
Volviendo a la película, Livide es uno de esos guiones que no duda en tirar de Mcguffin para empezar la historia: una enfermera empieza su trabajo atendiendo a una antigua instructora de ballet, en coma, que vive en una mansión enorme y siniestra. Su jefa le cuenta que en dicha casa se esconde un tesoro y, como las cosas tampoco andan bien muy bien en Francia, la protagonista y su novio deciden volver al caserón y hacerse ricos. La avaricia es cosa mala, y ninguno de los dos, especialmente la chica, que parece la más espabilada, se plantea que en todo ese cuento del tesoro escondido debe haber gato encerrado. Con este punto de partida, no parece que la película vaya a ser una maravilla…y bueno, a nivel de argumento tampoco es que lo sea, pero tiene un punto a su favor: dentro de lo hilvanado que está, el guionista intenta que los personajes tengan un trasfondo algo lógico para el que entrar a robar en una casa les parezca una opción aceptable. Además, muchas historias de terror funcionan olvidándose de la lógica y aceptando lo que pasa en pantalla por poco sentido que tenga, como es el caso de Livide: ¿Qué hay una mansión señorial completamente abandonada, exceptuando a una vieja comatosa que vive en una habitación y a la que se le hacen transfusiones diarias? Obviamente, va a pasar algo, y seguramente va a ser interesante para los que vemos la película, pero no muy divertido para sus protagonistas
Porque, con un argumento tan esquemático, lo que importa de verdad es la atmósfera de la película e incluso, qué es lo que se van a encontrar los protagonistas en la casa. Y en esto aciertan de pleno: sin hacer movimientos de cámara irritantes, ni trucos cutres con la música, consiguen crear una atmósfera bastante inquietante: aunque la mansión fuera una antigua academia de baile, hay cosas tan fuera de lugar como instrumental médico , una habitación de juegos en las que las cabezas de las muñecas han sido sustituídas por animales disecados que, aunque en un principio parezcan fuera de lugar, están bastante más relacionadas con lo que pasó allí y por lo visto, sigue pasando.
Si Thomas Ligotti estuviera registrado en facebook, se haría fan de este fotograma
Otro punto a favor, sobre todo si se ha visto bastante cine de terror, son las referencias que aparecen: desde el homenaje a Suspiria, hasta toques de El silencio de los corderos o películas menos conocidas como Halloween 3, y aunque hubiera un tiempo en que esto de los guiños fuera una verdadera plaga en las películas, aquí son muy sutiles y si no se pillan, no parecen fuera de lugar. E incluso el guión me recordó bastante al fantastique clásico: todo lo que aparece son elementos tradicionales del fantástico, pero tratados de una forma muy particular que solo suele aparecer en los relatos de Gastón Leroux o de Jean Ray (con unos cuantas escenas de puñetazos incluídas, como las que le gustaban al belga).
Sin ser una gran película, cosa que hoy también es difícil, y ni siquiera una para recordar, Livide funciona: es una vuelta de tuerca al tema de las casas encantadas y al suspense, y desde luego, mucho más honrada y efectiva que la de los adolescentes tontorrones haciendo cola para que los mate el bicho de turno.
viernes, 27 de abril de 2012
Another Earth (2011). Planetas y dobles no necesariamente malvados
Anda que ahora vamos a rodar como si nos hubiera embestido el planeta Melancolía
Muchas veces películas o novelas que nada tienen que ver con el tema aprovechan un punto de partida cercano a la ciencia ficción para plantear cuestiones completamente distintas. La Carretera hablaba de la supervivencia y la preocupación por lo que queremos en un escenario catastrófico que nunca queda claro. Nunca me abandones, sobre la vida de unos clones a los que no les queda otra que servir de donantes de órganos. La historia que desarrollan poco tiene que ver al final con su premisa fantasiosa, más allá de servirle para tratar un tema que muchas veces sería imposible de escribir en una novela realista.
En Otra Tierra se descubre un planeta idéntico a este, y tras las primeras investigaciones se descubre que no solo es habitable y está poblado, sino que es un reflejo de la Tierra original (o de la segunda, según desde qué planeta se compare): cada persona tiene su versión exacta en el planeta que pueden ver enfrente, y por lo que se sabe, el desarrollo de los dos ha sido igualito, por lo que no queda en muy buen lugar la originalidad de la especie humana, pero esto es todo lo que podrá saberse de Tierra 2 (o 1).
Seguramente lo habréis adivinado, y si no...sí, es uno de los primeros tipos que salía en Perdidos
Lejos de contar preparativos sobre viajes al espacio o de cómo este descubrimiento afecta de forma global, la historia se centra en cómo esto afecta a dos personajes: la protagonista, que sale de la cárcel tras haber tenido un accidente de coche bastante desafortunado hace cuatro años, y el hombre que perdió a su familia en él. Sin muchas expectativas en la vida, la protagonista decide presentarse a un concurso en el que se gana un viaje a la otra Tierra, poco antes de encontrarse de nuevo con el hombre a quien arruinó la vida, que como era de esperar, tanto su vida como su casa están hechos una piltrafa.
El desarrollo de la película es bastante extraño: los dos personajes empiezan una relación de una forma bastante inusual, debido a que siendo menor, sus identidad se quedó en secreto tras el accidente, y que la intención inicial de la protagonista era pedir disculpas…Seguramente en una comedia romántica esto daría para divertidas situaciones y un final feliz, pero habiendo sido premiada en el festival de Sundance, y con todo el tema del planeta y el viaje al espacio, sabemos que no va a pasar nada de eso.
Lo absurdo de la situación sirve para tratar más o menos la moraleja o la filosofía de la película: la posibilidad de cambiar las cosas, corregir errores, o incluso, plantearse como podrían haber sido estas de no haber metido la pata estrepitosamente (como por ejemplo, conduciendo borracha y mirando el dichoso planetita), y la realización ayuda bastante: muchos silencios, secuencias con la protagonista desplazándose de tren en tren, limpiando la casa o simplemente, mirando al mar o a las noticias que van revelando más novedades sobre la otra tierra. También, muchos colores apagados y una fotografía algo opaca que, aunque según el director sirve para reflejar el estado de ánimo de los personajes, a mí me pareció un poco hipster: a veces parecía que en vez de cámara, habían filmado con Instagram…
A otra tierra hay que reconocerle también la eficacia con la que ha conseguido contar una historia: no es que pueda irse muy lejos con ella ni asquear al espectador con insufribles planos fijos, por lo que los usa lo justito y la trama se resuelve en noventa minutos, una minucia para lo que suele ser hoy en día. Además, el tema de los dobles, las vidas paralelas y las segundas oportunidades, me ha gustado bastante, aunque sea una versión mucho más seria en cuanto a la situación de los personajes, y sobre todo, alejada de explicaciones científicas, de la que podría darse en una película o novela de ciencia ficción más al uso.
martes, 24 de abril de 2012
Meme literario (o como subir rápido una entrada)
Aunque el Día del libro fuera ayer, hoy toca un meme relacionado con las letras y el papel impreso o digital que he robado arteramente. Sí, podría haber esperado al próximo 23 de abril y que coincidiera la temática, pero si hay algo claro en este blog, es que nunca se rechaza ninguna entrada sobre lecturas. Ni fotos de gatos.
1. ¿Libro favorito de la infancia? Probablemente, Pippa Mediaslargas de Astrid Lindaren, aunque también leí bastantes de Las aventuras de Guillermo, de Richmal Crompton, que eran bastante más políticamente incorrectos que los de Enid Blyton.
2. ¿Qué estás leyendo ahora mismo? Acabo de terminar Scary Stories to Tell in the Dark, y todavía no me he puesto con ninguno porque estoy acabando unos comics. Pero en cuanto pueda, empiezo con The Antipope, de Robert Rankin
3. ¿Qué libros tienes tomados de la biblioteca? Más que habitual del sitio, parece que el Ayuntamiento también me ha puesto ahí, pero estos días no tengo ninguno. A menos que cuente los expurgos que adopté la semana pasada.
4. ¿Un mal hábito cuando lees? Seguramente, poner cara de perro cuando alguien viene a interrumpirme.
5. ¿Cuál es el último libro que tomaste de la biblioteca? El cementerio del Diablo, de un autor anónimo que imita un poco el estilo de Abierto hasta el Amanecer, de Robert Rodríguez.
6. ¿Tienes un e-reader? Sí, y con él un extraño síndrome de Diógenes lector: libro que veo una reseña interesante, libro que tengo que almacenar en él para el futuro. Al menos tengo suficiente material por si acaban con los p2p.
7. ¿Prefieres leer un libro a la vez o varios? Uno cada vez, que si no me desoriento.
8. ¿Tus hábitos de lectura han cambiado desde que tienes un blog? Siguen siendo igual de caóticos. La diferencia es que cada vez que subo una entrada sobre ellos, procuro que tengan una temática similar. A veces lo consigo y otras me sale un batiburrillo de los de siempre.
9. ¿El libro que menos te ha gustado este año (hasta el momento)? Witch and Wizard, de James Patterson. He leído cosas malas pero este es atroz.
10. ¿El mejor libro que has leído este año? Es muy pronto para decirlo, al menos hasta pasado un año no suelo darme cuenta de los libros buenos que he leído porque son los únicos que acabo recordando. Aunque por interesante, me quedo con Trampa para Cenicienta, de Sébastien Japrisot. 11. ¿Puedes leer en un bus? Con lo que me mareaba de pequeña en los coches y en los autobuses, no me atrevo.
12. ¿Lugar preferido para leer? Cualquier sofá medianamente confortable.
13. ¿Qué piensas acerca de prestar libros? Que fue así como perdí El ministerio del Miedo de Graham Greene. Actualmente solo se los presto a Hewl, que es bastante cumplidor con las devoluciones. Probablemente, porque sé donde vive.
14. ¿Alguna vez escribes en los márgenes de los libros? La última vez que lo hice debió ser en COU. Por si me olvidaba las metáforas y pleonasmos que incluían las novelas obligatorias para el examen de literatura.
15. ¿Ni siquiera en los libros de texto? Más que escribir, mis libros de texto tenían unos graffitis que ni el metro.
16. ¿Cuál es tu idioma preferido para leer? Si me es posible, el idioma original en que fue escrito. Obviamente, con Dostoievski y Murakami, eso es bastante difícil.
17. ¿Qué te hace amar un libro? Generalmente, la historia y los personajes. Aunque el momento en que lo haya leído también ayuda. Hay libros a los que le guardo bastante cariño y dudo mucho que puedan gustarme como lo hicieron en su momento.
18. ¿Qué te inspira para recomendar un libro? Los gustos de la persona a la que se lo recomiendo. Muchas veces recomiendo novelas que a mí no me han gustado mucho pero que sé que sí pueden gustar a otro.
19. ¿Género favorito? La novela. Antes leía más antologías de cuentos pero ahora me tiran más las historias medianamente largas.
20. Un género que rara vez leas (pero que te gustaría leer más). Novelas realistas. Tengo temporadas que soy incapaz de coger nada que no incluya nada minimamente fantástico en el argumento.
21. ¿Alguna vez has leído un libro de autoayuda? Me prestaron alguno, pero no me acuerdo ni de qué iban.
22. ¿Libro de cocina favorito? Ninguno. Me enseñaron a cocinar, aunque tengo uno de recetas de pizza con fotos bastante cuco. Pero si leo, no me dedico dos horas a elaborar masa.
23. ¿El libro más inspirador que hayas leído este año (ficción o no ficción)? Si entendemos “inspirador” como “que te haga pensar”, podría ser Eumeswil, de Ernst Jünger.
24. ¿Snack favorito para leer? Si hombre, como para poner el libro perdido de miguitas.
25. ¿Sueles estar de acuerdo con las críticas de los libros? Depende mucho de quien haga la crítica. Es muy probable que no coincida en nada con alguien a quien le guste Terenci Moix y Antonio Gala. Además, tengo bastante en cuenta el tipo de libro, y según un libro de terror puede ser muy entretenido dentro de su género, a Thomas Ligotti no lo voy a comparar con Maximo Gorki.
26. ¿Cómo te sientes cuando tienes que escribir una reseña negativa? Si puedo hacerla con saña, vesania y gracia a un escritor o libro tan pretencioso que se lo merece, estupendamente.
27. Si pudieras leer en un idioma extranjero, ¿cuál sería? Alemán. Pero si todo va según mis cálculos, en unos cinco años estaré leyendo El proceso.
28. ¿El libro más intimidante que has leído? Crimen y Castigo, de Dostoievski. Su forma de narrar será simple y directa pero los personajes y la situación tienen bastante carga.
29. ¿Un libro tan intimidante que te da miedo comenzarlo? El Ulises de Joyce. Aunque igual más que intimidante, no lo empiezo por plomo.
30. ¿Personaje de ficción favorito? Steerpike, el antihéroe de Gormenghast.
31. ¿Villano de ficción favorito? Georgette Cuvelier, la mayor enemiga de Harry Dickson.
32. ¿Libro que es más probable que lleves a las vacaciones? Este año, vete a saber…lo mismo me lío la manta a la cabeza y me llevo el ebook, que me acabo comprando cualquier cosilla en una tienda de saldos.
33. ¿La mayor cantidad de tiempo que has estado sin leer? Un mes por estar de exámenes. Después comprobé que el vivir como un anacoreta no me garantizaba el aprobado y en el siguiente cuatrimestre, volví a leer en los ratos libres.
34. Nombra un libro que no pudiste terminar. Los ángeles del arroyo. Me pueden gustar las novelas por entregas, pero esto era literatura para señoras en toda regla: 1000 páginas de huerfanitos, inclusas, tragedias…y cero intriga.
35. ¿Qué te distrae fácilmente cuando lees? Depende de lo interesante que esté el libro. Lo mismo puede ser el empezar a pensar que tengo que bajar a hacer la compra, o que la gata me esté mordiendo los calcetines.
36. ¿Adaptación favorita de un libro? Probablemente, la miniserie que realizó la BBC sobre los libros de Gormenghast. Lástima que no llegaran a Titus Solo.
37. ¿La adaptación que más te decepcionó? Una versión de La Tumba, de H. P. Lovecraft, dirigida por Uli Lommel. Más que decepcionarme, me hizo querer arrancarme los ojos con una cuchara. Pero adopciones de juzgado de guardia las hay a patadas.
38. ¿La mayor cantidad de dinero que has gastado en libros de una sola vez? Unos 90 euros, cuando descubrí las compras por Internet a librerías extranjeras. Me puse loca perdida, pero…eh, pude leer Guerra Mundial Z dos años antes a que se publicara en España. 3
9. ¿Qué podría causar que dejaras un libro a la mitad? Que suene el teléfono, que tenga que ir a comer o que llamen a la puerta. Pero después lo retomo y lo termino, sin importar lo plomífero que sea.
40. ¿Te gusta tener tus libros organizados? Con que me quepan en la estantería me doy por satisfecha.
41. ¿Te gusta quedarte con los libros o darlos una vez que los leíste? Últimamente, si termino alguno, no me importa regalarlo, aunque algunos me resulta imposible. Malpertuis y los Mitos de Cthulhu se quedan en mi casa.
42. ¿Hay algún libro que hayas estado evitando? Los mementos contables de IVA e Impuesto de Sociedades …muy recomendables ellos pero no estoy para pagar 80 euros por ellos.
43. Nombra un libro que te haga enojar. Ninguno. Los libros no hacen enfadar, son las personas las que sacan las cosas de quicio. De ahí que me repateen lo mismo las fangirls de Crepúsculo que los fanáticos que queman libros de Harry Potter.
44. ¿Un libro que no esperabas que te gustara pero que te gustó? Madame Bovary. Le tenía un poco de respeto por aquello de ser uno de los grandes de la literatura, pero de nuevo, el Realismo hacía que la narrativa fuera bastante sencilla. Y por algún motivo, la buena de Emma me caía bien.
45. ¿Un libro que esperabas que te gustara pero no te gustó? Rayuela de Julio Cortázar. Tanto hablar de Lucía la Maga y de lo fascinante del realismo mágico, y se queda todo en un ejercicio estilístico.
lunes, 23 de abril de 2012
Bunraku (2010). Lo que da de sí el papier maché
Cuando se hace una película con una realización que difiere de la norma, sobre todo si esa realización es bastante cara, se corren bastantes riesgos: lo mismo tiene éxito, que se la ignora (aunque con un poco de suerte, 20 años más tarde se dan cuenta que no estaba tan mal y la recuperan), o lo que es peor, fracasa estrepitosamente y no se vuelve a hablar del tema. También es cierto que en estos casos, hace falta que el argumento enganche un poco para mantener en pie todo el tinglado. En el caso de esta película, no ha sido de los resultados más malos, aunque sí ha sido rara un rato largo…unas dos horas, para ser precisos.
De entrada, Bunraku en un teatro de marionetas japonés, según la wikipedia, y un nombre más que acertado para una película que en todo momento hace referencia a las figuras de papel y los escenarios. De hecho, la introducción del principio está montada con este tipo de figuritas y todo tipo de sombras, en la que se explica que la historia se desarrolla en un futuro muy particular: se han prohibido las armas de fuego, que han sido sustituídas por espadas y lanzas, y que un jefe del crimen conocido como Nicola es el dueño de una ciudad, aunque de vez en cuando alguna otra banda lo desafía por aquello de pasar el rato. La entrada de la película ya es llamativa de por si por el enfrentamiento, bastante teatral, entre dos de los grupos: lejos de ser una sucesión de puñetazos y patadas de artes marciales, está más planteada como un número musical en el que los figurantes dan volteretas, caen o se esquivan unos a otros.
Como era de esperar en una historia como esta, aparecen dos personajes, que, por un motivo u otro, tendrán que enfrentarse a los criminales y a su jefe que ha hecho de la ciudad lo que ha querido. Puede verse perfectamente que este guión ha aparecido en un montón de veces en las películas del oeste o en las de samurais, géneros a los que Bunraku homenajea a su particular manera. De hecho, no falta nada: el barman amargado, los aterrorizados dueños del restaurante japonés, la femme fatale...y aunque por repetitivo, tampoco es una mala historia: muchos clásicos se basan en este esquema y el que funcione bien, solo es cuestión de la maña del guionista y de su capacidad para crear personajes creíbles. De todas formas, el argumento de la película no interesa gran cosa, porque la principal gracia es la estética: mantiene una referencia contínua a los escenarios de marionetas y teatro de sombras, sobre todo al anime, y eso es solo el principio, porque hay de todo: desde vestuarios tipo steampunk hasta el cine noir, un poco adaptado al estilo de esta película, claro. De hecho, el manga parece una de las referencias más importantes, porque tanto la ambientación un tanto anacrónica como los vestuarios recuerdan a series del estilo de Samurai Champloo, que no la he visto pero me dicen que se parece mucho, y habrá que fiarse de la palabra de quien sabe más.
El reparto me sorprendió bastante para el tipo de película que es: aunque Ron Perlman es un habitual en este tipo de cine un tanto frikoso (y con tal de no estar enterrado en varias toneladas de maquillaje de Hellboy, hace lo que haga falta), aparecen Woody Harrelson, Demi Moore, Josh Hartnett y en la parte oriental, supongo que para animar a la comunidad otaku, Gackt, que por lo visto es un cantante de pop japonés bastante famoso, aunque esto último también me lo han chivado. Aunque pudiera tratarse de un trabajo de esos que pudieran aceptar para pagar las facturas, el talento se nota y los actores se defienden bastante bien en situaciones como peleas que recuerdan a un baile o duelos en un jardín o plaza que se notan, intencionalmente, hechos de papel. Incluso hay un par de secuencias en los que van un poco sobreactuados, cosa que, con el tono teatral de la película, no queda mal del todo.
Bunraku no ha sido un gran éxito y algunas críticas se quejan de un argumento bastante malo, pero a mí no me lo ha parecido: puede ser un poco simple, pero hay películas mucho más taquilleras que funcionan con historias peores. La realización es realmente imaginativa y tiene su mérito el crear una historia con una situación tan irreal y colorista ¿Qué el argumento es simple? Pues en Avatar estaban recontando Pohacontas con bichos azules y anda que no movió dinero ni nada.
viernes, 20 de abril de 2012
Dylan Dog: Dead of Night (2011). Cualquier parecido con el original es pura coincidencia
Después de escribir sobre los comics de Dylan Dog, y sabiendo que existía una película, decidí verla. Las críticas no eran muy buenas porque, más que negativas o positivas, eran crípticas: todo el mundo que conocía al personaje recomendaba no verla, y se proponían olvidarla cuanto antes. Como he visto cosas bastante malas (y lo que tiene más delito, fue voluntariamente, y hasta me gustaron), no me parecía que fuera tan tremenda esta versión, y más teniendo en cuenta lo sencillo que resultaría adaptar el cómic a la pantalla: un detective inglés y su ayudante imitador de Groucho Marx, viven en Londres e investigan misterios. Vamos, que ni haría falta un gran presupuesto ni tampoco que había que plantearse como hacer para que el traje de lycra amarillo del protagonista no pareciera ridículo. Y a pesar de todo, consiguieron cagarla. Pero bien cagada.
De entrada, Dylan Dog: los muertos de la noche, es una producción estadounidense basada en los comics italianos. Que tampoco es para rasgarse las vestiduras porque Tintin es belga, y bien cuca que quedó la versión de Spielberg. Si Dylan Dog les gusta también y quieren pasarlo a cine, de acuerdo. El problema viene cuando aparecen ciertas adapciones al público para presuntamente, calar mejor entre el público estadounidense. Es así como Dylan Dog pasa a de ser el detective londinense a un detective que vive en Nueva Orleáns. Esto no es que ayude mucho a la fidelidad con el personaje original, pero no habría sido tan grave si solo se hubieran quedado en un cambio de domicilio. Porque el estadounidense, lo único que tiene en común con el comic es el nombre. Y es que, por no respetar, no han respetado ni a su ayudante, Groucho, que desaparece por completo para ser sustituído por un tipo que poco tiene que ver y entra en la categoría de Ayudante Graciosillo Genérico.
Del argumento, mejor no hablar: el Dylan Dog del comic es un investigador de lo paranormal más o menos conocido y como suele ser, hay gente que cree en él y quien lo considera un fraude. Y aunque pruebe ser bastante efectivo a la hora de resolver los casos, estos no pasan de ser situaciones aisladas como encantamientos, científicos locos o algún portal dimensional. Ninguna conspiración se cuece bajo las tranquilas vidas de los londinenses ni hay sociedades secretas de vampiros. La gracia de Dylan Dog es la simpleza con la que plantea los argumentos, que no afectarán más que a los protagonistas o como mucho, a los habitantes de algún pueblo. Y sobre todo, el particular mundo en el que se mueve. Porque la creación de Tiziano Sclavi es sobre todo, un batiburrillo de influencias en las que los investigadores de lo paranormal son consultados por la policía, hasta el secundario más inesperado puede parecerse a algún actor, estrofas de rock en inglés aparecen en las viñetas, y sobre todo, no se cortan en reconocer todas esas influencias y copias llegando a incluir al mismísimo (imitador de) Groucho Marx como personaje fijo.
En Los muertos de la noche no hay nada de eso. Hay una ciudad de Nueva Orleáns en la que hay sociedades de hombres lobo, de zombies y de vampiros que hacen negocio vendiendo una droga a base de su sangre (algún guionista se ha perdido el estreno de True Blood y pensó que sería original). Y hay un tipo que, tras haber trabajado como detective para esta gente, se retira y se dedica actualmente a ser un investigador normal, que, por alguna coincidencia, se llama igual que el personaje de un comic italiano.
En conjunto, no la consideraría una mala película: solo mediocre, porque es un argumento de fantasía urbana que podría haberse exportado a cualquier personaje, desde Harry Dresden hasta Anita Blake. Del protagonista y personajes ya no digo nada, porque también son de lo más soso que he visto en mucho tiempo . Lo malo es la completa ausencia de quien supuestamente están adaptando, y de todo lo que lo caracteriza. Las únicas referencias y, presuntamente, homenajes que aparecen, son la foto del protagonista con un tipo que lleva unas gafas postizas de Groucho, y que uno de los vampiros que aparece se llama Sclavi. Y menos mal que incluyeron estas chorradas, porque a la media hora de metraje, yo pensaba que estaba viendo la típica película cutre que pongo los sábados por la tarde.
martes, 17 de abril de 2012
Lecturas de la semana y de todo un poco.
El gato no está leyendo. Solo está pasando vergüenza ajena tras ver los últimos libros
Como Hewl está pensando en volver a escribir, y temo que la entrada sea profundamente sarcástica con mi persona (o hablará de series, que era como habíamos empezado), voy a empezar la semana con los últimos libros que han pasado por mis manos.
André Gide. Les faux monnayeurs. Aunque esta debería ir en el apartado de lecturas gabachas varias, como no me daba para la siguiente recopilación, va aquí suelta. Y aunque se trate de una de las novelas de entreguerras más importante (el ejemplar que me prestaron venía con anotaciones de algún sufrido estudiante), tampoco me ha gustado mucho..Y es que, entre el argumento, que es bastante enrevesado y tiene algunos puntos entre lo perverso (para la época) y lo absurdo, tiene una forma muy particular de escribir, que puede dar la impresión de ser un poco pagado de si mismo y no ser plato de todos los gustos, especialmente cuando incluye párrafos opinando sobre las decisiones que han tomado sus propios personajes, o el tema de “novela dentro de una novela” con el trabaja durante todo el libro.
Sarban. The sound of his horn. Con esta novela corta entramos de lleno en la ciencia ficción de entretenimiento, y en uno de los campos más explotados en los últimos cincuenta años: ¿Qué pasaría si los nazis hubieran ganado la guerra? De la respuesta no estoy muy segura, pero lo que sí es cierto es que muchos escritores se habrían quedado sin ideas manidas. En el caso de este libro, lejos de plantearse cómo sería el mundo tras cincuenta años de régimen nacionalsocialista, tira por otro de los clichés típicos del género pulp: la cacería de hombres. Porque el protagonista acaba en los dominios de un malvado alemán que en sus ratos libres se dedica a organizar partidas de caza ayudado por sus perros y una bandada de chicas-gato ligeras de ropa…sí, habéis leído bien. Está visto que uno de las imágenes más recurrentes para los otaku fue inventada hace cincuenta años. Por lo demás, hay que reconocerle que está bastante mejor que muchos pastiches del estilo escritos recientemente, y que, para que negarlo, es de esas novelitas cortas que se disfrutan cuando no se toman en serio para nada.
Martin H. Greenberg. If I were an Overlord. Todos los que hemos leído fantasía, ciencia ficción o cualquier género de evasión reconocemos al personaje de Malvado Señor del Mal, al que, por malo que sea en los correspondientes libros, ha sido explotado hasta la saciedad: desde Sauron hasta el Doctor No, pasando por el Doctor Infierno y la lista de “Cosas que no haría si fuera un Malvado señor del Mal”. Era de esperar que saliera una antología con relatos basados en este tipo de personajes. El conjunto es bastante irregular, porque entre algunos que buscan el chascarrillo (sin gracia. No todo el mundo puede ser Pratchett) hay algunos que sí mantienen bastante el tipo, e incluso alguno de los autores se atreve a escribir un relato más serio sobre el tema, aunque son los menos. Porque, a estas alturas, y con la cantidad de libros y películas, es bastante difícil que alguien se tome en serio a cualquier Señor del Mal. A menos que te llames Kim Jong Un y vivas en Corea del Norte, claro.
viernes, 13 de abril de 2012
La biblioteca municipal y las sorpresas de los expurgos
Un felino, algo menos posesivo que yo con el papel impreso
La biblioteca a la que voy es un sitio que suele sorprenderme bastante con el fondo de catálogo que se están montando, y aunque después de un tiempo ya no me llamaba la atención cualquier frikada que aparecieran en las novedades, hoy han vuelto a superarse.
Aunque por lo que sabía, es habitual que muchas bibliotecas se deshagan de libros regalándolos, y esta también tenía una mesa donde ponían sus restos, estos no eran muy interesantes: guías del sistema universitario gallego, estudios de estadística o algún libro editado por la Diputación…al menos hasta que esta mañana me encontré con una enorme pila de novelas de ciencia ficción clásica.
Bueno, no es el original, pero a estas horas no me iba a poner a hacerles fotos
Sí, habéis leído bien. Novelas de ciencia ficción clásica ¡y gratis! ¡y en tapa dura! La selección no estaba nada mal pese a que las sobrecubiertas se habían ido al cielo del papel hacía mucho, y entre algunos policiacos y uno de Graham Greene (que aunque me guste mucho, El fin de la aventura parecía bastante plomo), me acabé llevando El Hombre ilustrado de Ray Bradbury, La isla de cemento de J. G. Ballard y un mundo devastado de Brian Aldiss. Había bastante más, especialmente de este último, pero no hay que ser avaricioso y por eso se quedaron por ahí para los lectores rezagados….Bueno, en realidad no. Había más que hubiera querido llevarme, pero entre la cartera, esos tres y unos comics gordos que acababa de sacar de allí, empezaba a escorarme peligrosamente cual Costa Concordia. En situaciones como estas es cuando una agradece el tema de los ebooks, pero por si acaso, la próxima semana volveré a visitar la mesa, visto que no todo van a ser recopilaciones estadísticas.
jueves, 5 de abril de 2012
Biggles Adventures in Time (1986). Algo pasa con los británicos y los viajes en el tiempo...
Siempre digo que desde Internet, es difícil encontrarse con una película divertida por casualidad, sin tener varias toneladas de información previa…pero a veces pasa: hace unos días estaba buscando algún archivo con los libros de Biggles, una serie de aventuras sobre un aviador muy popular en Inglaterra hace la tira de años, cuando me encontré, además de las novelas, una película sobre el personaje. El título, Las aventuras de Biggles a Través del Tiempo, era un poco chocante porque hasta donde sé, el tema de los viajes temporales poco tiene que ver con él. Pero el ver que en el reparto se encontraba Peter Cushing y guardarme la película en el disco duro, fue todo lo mismo.
Sin meterse mucho en detalles, Biggles es uno de esos personajes que acaban pasando varias décadas y épocas envejeciendo muy poco, debido al carácter autoconclusivo de sus aventuras. Esto no quiere decir que sea malo: ahí tenemos a Tintin para demostrarlo. Por lo que, de sus primeras novelas de principios de siglo, como piloto en la primera guerra mundial, llegó a extenderse hasta los sesenta, y aunque seguramente hoy haya envejecido bastante mal, fue lo bastante famoso como para que tuviera su propia película en 1986, aunque enfocada de una forma muy particular: en vez de limitarse a hacer una de pilotos, hicieron una remezcla de ciencia ficción de esas que las ves y piensas que algo así solo pudo hacerse en los ochenta. Tanto por el argumento, como por el estilo de la película.
El protagonista es un yuppie americano, que, en plena campaña publicitaria de su empresa de comidas precocinadas (tal cual), empieza a viajar hacia atrás en el tiempo, viajes en los que, sin pretenderlo al principio, ayuda a un piloto inglés a escapar de sus enemigos y a conseguir unas fotos de un arma secreta alemana. Poco después, un anciano (Peter Cushing) le explica lo que está pasando…o más bien no. Porque en realidad ni los personajes, ni los espectadores, y creo que ni los propios guionistas, sabían muy bien qué demonios pasa en la película, y todo eso de los saltos temporales se queda en un mcguffin para actualizar un poco al personaje principal, y seguramente, por cuestiones de presupuesto: sale mucho más barato rodar en unos exteriores cualquiera, que ponerse a cavar trincheras y meter a unos figurantes dentro.
Aunque el punto de partida sea un sinsentido, lo más sorprendente es que la película funciona muy bien: es una historia de aventuras sin más, en la que no hacen falta personajes especialmente complejos, demasiada lógica y ni siquiera, grandes efectos especiales: con un descampado y unas lucecitas, se improvisan un escenario de la Primera Guerra Mundial que da gusto. Tampoco se complican mucho la vida a nivel de drama ni de argumento: hay héroes, hay un arma secreta, hay un villano, y todo termina en final feliz como era de esperar.
El malo de la película. Nueve de cada diez aficionados al pulp adoramos este fotograma
La sensación que dan estas Aventuras de Biggles es la de homenaje, tanto al personaje que da nombre a la película, como a las novelas de aventuras de la época: el malo es un calco del Barón Rojo y el arma secreta que aparece recuerda mucho a la tecnología un tanto absurda que se imaginaban a principios de siglo. También, vista hoy, se nota que es una película 100% de los ochenta: la banda sonora son canciones pop, y salen cosas tan propias de la época como los yuppies, las empresas de publicidad o las primeras apariciones de los platos precocinados.
En resumen, sin saber nada ni del personaje, ni de que esta película existía, me ha gustado un montón: puede que me haya dado en el punto débil de la nostalgia, pero hay que reconocerle el mérito de haber conseguido una historia muy entretenida sin necesidad de tener a treinta tíos en un ordenador generando un escenario infográfico. Y eso también tiene mérito.
miércoles, 4 de abril de 2012
Más lecturas (y más franceses) de la semana
Diseño inicial de la Torre, según Gustave Eiffel
Esta semana, vuelvo más francesa de lo habitual, y con la firme promesa de no pedir prestados más libros de los que pueda leer en un mes, y mucho menos si son dramas o biografías. Aunque reconozco que, cuando huele mínimamente a ciencia ficción, como ha sido el caso de Bernard Werber, me costó lo suyo rechazar los siguientes libros hasta terminar unos cuantos.
Yo sigo siendo más de Trífidos...
Bernard Werber. Les fourmis. Se trata de la primera novela de lo que después se convertiría en una serie. Aún no tengo muy claro si es ciencia ficción, pero es bastante probable, porque cuenta dos historias paralelas: por un lado, el descubrimiento de las investigaciones de un científico, por parte de una familia, y por otro, las aventuras que viven varias hormigas en relación a su colonia y a otros insectos. Se nota que el autor ha hecho los deberes, porque la comunicación entre las hormigas y su particular civilización está muy detalla, y al menos, intenta que estas se comporten y tengan reacciones que le corresponderían a un insecto con inteligencia y no a un humano con antenas. El final queda abierto a un posible enfrentamiento/entendimiento entre los humanos y las hormigas, y aunque la diferencia de tamaño sea considerable, estas tienen dos palabras a su favor: ácido fórmico. Y eso pica.
La portada no anuncia nada bueno
Michel del Castillo. Tanguy. A grandes rasgos, la historia de un niño exiliado a Francia durante la Guerra Civil española y su paso por lo peor de la Europa de los años cuarenta: desde un campo de concentración hasta un orfanato del Auxilio Social de vuelta a España, pasando, una vez alcanzada la mayoría de edad, por una insalubre fábrica de cementos. Aunque esta comienza con el protagonista perdiendo a su madre mientras intenta huir de la Francia Ocupada, lo último que debemos esperar del libro es otro Marco, porque al cabo de un tiempo, acaba más preocupado por sobrevivir que por buscar a ningún progenitor…y mal no hace, el chaval. Porque como libro, es bastante desesperanzador: en 180 páginas muestran cómo en época de guerra y hambre no se tiene piedad ni con los niños, y que por desgracia, los padres de la criatura también dejan bastante que desear como personas. Sin duda la peor parte se la lleva España: si el protagonista llega a reconocer que puede comprender la actitud de los guardianes en un campo de concentración, la de los curas encargados del orfanato español, bastante sádicos ellos, le resulta incomprensible. Una novela muy recomendable para esos días en los que se odia un poco más al género humano.
Cuando te encuentras a tu profesor de mayor, te da morriña. Viva la memoria selectiva
Georges Lopez. Les petits cailloux (Memorias de un profesor). Bastante más agradable que la anterior, y desde luego, todo un descanso tras la acumulación de miserias varias, son las memorias del profesor Lopez, conocido gracias al documental Être et avoir, sobre un curso escolar en una escuela unitaria de Auvernia. En realidad no es otra cosa que la vida del profesor contada por él mismo, desde la llegada de su padre a Francia (desciende de españoles. Por si el apellido llevaba a engaño), sus estudios de magisterio y sus primeros pasos como profesor suplente hasta llegar a la escuela unitaria que lo haría famoso, el rodaje del documental y su jubilación. Aunque no escatima ninguno de los problemas que hubo tras la película, como el tener que pelear por los derechos de imagen tanto para él como para los alumnos, está escrito con bastante discreción, procurando quedarse con las memorias positivas, como vacaciones o buenos maestros, y pasando de puntillas por las peores, como algún que otro profesor de su infancia o la referencia a ciertos chanchullos y enchufes a la hora de conseguir plaza en los concursos-oposición. Se vé que en todas partes cuecen habas y Francia tampoco iba a ser menos.
domingo, 1 de abril de 2012
Dylan Dog. Una de tebeos
El gato italiano solo los usa para afilarse las uñas
Algunas de las cosas buenas (pocas, con las que está cayendo) que debe tener Italia es su cantidad de comida rica en carbohidratos, algunos de los directores de cine más divertidos de los setenta y su variedad de tebeos.
Como en botica, hay de todo: desde el clásico ladrón de guante blanco sesentero, Diabolik, hasta las recientes W.I.T.C.H., que se hicieron famosas gracias a la serie de dibujos, y especialmente, la editorial Bonelli, que debe ser el equivalente al Bruguera que tuvimos en su día.
En concreto, estos últimos tienen alguna de las ofertas más grandes, centradas casi siempre en el género de aventuras y misterio, de las que llegaron a publicarse unas cuantas series en España. De ellas, la más famosa es Dylan Dog, que lleva dando vueltas desde el 85 y hasta ha tenido su propia película y todo, aunque dicen que no es muy buena. Para mi sorpresa, está hecha en Estados Unidos, y es que estos comics se venden allí bastante bien, hasta el extremo de tener portada de Mike Mignola.
El tal Dylan Dog es un investigador de lo paranormal, que debe ser la profesión más rentable a la hora de diseñar cualquier personaje: sirve para que las historias sean autoconclusivas, mantener unos pocos secundarios recurrentes, y que la gente pueda empezar la serie en cualquier número. De hecho, salvo en que aparecen los protagonistas por primera vez, y explican un poco de qué va el tema, poca diferencia hay entre El amanecer de los muertos vivientes, el primer número, y por poner un ejemplo, su vigésimo octava aventura. En cuanto a Dylan, como buen detective, se sabe que ha sido alcohólico, le gusta hacer maquetas de barcos y es vegetariano. Y que su camisa roja y americana negra es un clásico como puede serlo el sombrero de Sherlock Holmes. El resto de personajes serían Groucho, su ayudante, un imitador de los Marx que acabó creyéndose el verdadero por una amnesia, el Inspector Bloch y el ayudante de este. Como buen personaje principal, también tiene un archienemigo, el profesor Abraxas, que aparte de tener algo que ver con los zombies e ir vestido como Mortadelo, sale muy poquito y algunas veces, de refilón.
O más bien, a un cruce entre Mortadelo y Recio, el mayorista de pescados y mariscos.
Hay también otros secundarios que aparecen de vez en cuando, como la misma muerte, que en este caso, se parece un montón a la de El Séptimo sello de Bergman. Y es que una de las mayores gracias de Dylan Dog es la cantidad de referencias a actores: el protagonista es un calco de Rupert Everett, el parecido de su ayudante está bien claro, y en muchas de sus páginas han aparecido retratos de gente como Sean Connery, incluso en papeles pequeños. Tampoco faltan los guiños a la música o la literatura: muchos de los nombres de sus personajes se refieren a escritores, como Robert Bloch, y no suelen faltar las estrofas de alguna canción de heavy metal. Y aunque de momento no haya aparecido, el día en que encuentre algún personaje llamado Lovecraft o Ligotti, seré la persona más feliz del mundo.
Consiga pillar la referencia y gane una piruleta.
Pese a ser un personaje italiano, tanto Dylan Dog como sus aventuras transcurren en Londres, por aquello de la ambientación exótica y que al lector no se le hiciera raro el que el protagonista persiguiera fantasmas por las calles de Roma. O eso, o es que en el país no debe quedar ni un bicho de esos porque los ha espantado todos Berlusconi (reconozcámoslo, era un chiste demasiado bueno para dejarlo pasar). Por lo que la mayoría de sus investigaciones transcurrirán en Inglaterra, Escocia, aunque a otros países europeos no les hace asco, y los nombres de los personajes serán en su mayoría anglófonos, si bien un tanto extraños: en muchos de los cómics ha habido gente llamada Lullaby, Phoenix o Lamby, cosa que encuentro bastante divertida y le queda muy bien al cómic en cuestión.
De las investigaciones que el protagonista lleva a cabo, hay de todo, como buen detective de lo sobrenatural: zombies, fantasmas, alienígenas y hasta un pulpo gigante, aunque también es capaz de meterse en cosas más complicadas como portales dimensionales o casos de doble personalidad. Aunque la estructura en conjunto es muy simple, con la presentación del secundario que propone el caso, investigación y desenlace, esta da para mucho y las historietas son de lo más variadas: el personaje no es infalible ni tiene ningún poder especial, por lo que no cuenta más que con su inteligencia y sus colaboradores. Y aunque los monstruos tiendan a ser más o menos recientes o típicos del cine, no faltan algunos sacados de la mitología clásica, como las Gorgonas. Y también, pese a su intención de entretener, hay historias bastante buenas y que alcanzan sus buenas dosis de tensión y dramatismo: al protagonista se le ha muerto una cantidad de gente mayor de lo recomendable a lo largo de la serie, y aunque en los siguientes números nadie hace mención, en su momento, resulta bastante trágico.
Portada de Mignola y protagonista de la película americana. Creo que prefería a Rupert Everett..
El dibujo varía de un número a otro, porque excepto el guionista, Tiziano Sclavi (aunque en los últimos números trabaja otra gente), no tienen autor fijo. En la mayoría de los casos es correcta, en algunos es muy buena y consigue detalle no solo en los personajes sino en los escenarios, y en contadas ocasiones, es floja de narices, pero trabajando con unos rasgos tan esenciales, como son los parecidos de los protagonistas a actores conocidos, es fácil que los dibujantes se adapten, y el resto queda en su habilidad con el lápiz.
Para los que les guste el género fantástico y los comics, Dylan Dog tiene una ventaja añadida: entender el italiano, y con ilustraciones, es sencillo. Por no decir que las 100 páginas de cada ejemplar andan sobre 2.70 €, por lo que para cualquiera que viaje, o necesite cumplir con el regalo correspondiente, estos tebeos hacen un souvenir barato y bastante más apañado que la camiseta hortera con el coliseo dibujado.