viernes, 2 de diciembre de 2011

Adventure Time (2009) Menos mal que son dibujos p´a los niños..





Yo también me quedé como el gato Dramático

La expresión inglesa “Nightmare Fuel” se refiere a todo aquello que, siendo para niños, acaba produciendo el efecto contrario, o al menos, siendo muy inquietante.
Si algún día aceptan esa expresión en un diccionario, deberían incluir una foto de Adventure time al lado.




En un principio, Adventure Time, la serie de Cartoon Network, cuenta las aventuras de Finn, un niño con un sombrero blanco, y Jake, un perro con poderes mágicos (principalmente, se estira como un chicle), en el país de Ooo, un lugar fantástico, donde los objetos inanimados hablan, los arbustos dan donuts y donde siempre hay personajes en apuros a los que el protagonista ayuda. También están los personajes secundarios: la princesa Chicle, la vampira Marceline, el Rey del Hielo, un malvado que secuestra princesas, y el Lich, que básicamente, es un lich de los de toda la vida. Finn y Jake reparten su tiempo intentando ayudar a los distintos personajes que se encuentran en apuros, o construyendo nuevos inventos.



Los capítulos están planteados de forma episódica, para que sea sencillo ir pillando la serie, y contados con un humor muy surrealista, alternando momentos un tanto escatológicos y algunos dibujos más feistas a los que ya nos acostumbramos tras Bob Esponja y las series de Cartoon Network en el 2000. Incluso el doblaje está muy bien adaptado, con un lenguaje más moderno y algo gamberro, sin llegar a aquellos doblajes currísimos de las series de los noventa: los protagonistas se tratan de “tío, colega”, las cosas son “una pasada”, e incluso dejan caer algunos errores gramaticales como “colgao”, lo que, aunque pueda parecer lo contrario, está dosificado y pega mucho mejor con el estilo de la serie que un doblaje más correcto.



Qué bonico es todo...

Y, en un principio todo ello es muy bonito y surrealista, pero...¿Y si dijera que el maravilloso país de Ooo es nada menos que el mundo, unos mil años después de una guerra nuclear? Porque los creadores de la serie no lo esconden, y de hecho, los créditos del principio presentan un panorama desértico, lleno de restos de civilización, hasta llegar al bonito país de Ooo. Los personajes se refieren a menudo a “la guerra de los hongos gigantes”, está el Río de la Basura, lleno de trastos. Cuando se sumergen en el océano, bucean entre restos de edificios, llegando a verse unos cadáveres sentados en un sofá. Y por si no quedara claro, en uno de los episodios más conocidos, la vampira Marceline recuerda su infancia, hace siglos, como una niña sola y harapienta que deambula entre edificios destruídos…Vamos, que ni en las leyendas urbanas que se dedican a inventarse episodios perdidos de series infantiles, donde siempre se mata o se suicida alguien, se habrían encontrado situaciones más siniestras. Y aunque la serie intente mantener un tono ligero y humorístico, el estilo de dibujo, muy simple e infantil, hace que el diseño de muchos monstruos que aparecen, resulten bastante inquietantes. De los argumentos, en ocasiones, ni hablamos: muchos de ellos son una parodia abierta a aquellos dibujos con mensaje positivo de los ochenta y noventa. Si en su día la moraleja hablaba de compartir o ayudar a los demás, en más de un episodio los personajes acaban concluyendo que no se puede confiar en el primero que pida ayuda.



El Lich. Y por lo que he visto, salen bichos peores..

La realización es todo lo buena que se puede esperar hoy, sin necesidad de grandes alardes porque, la simpleza del dibujo no lo pide. Una de las cosas más divertidas en cuanto a la música y sonidos de ambientación, son las canciones grabadas con vocoder, y muy cortitas, y algunos efectos de sonido que recuerdan un montón a los juegos de ocho y 16 bits, al igual que la cabecera de la serie, muy parecida a los rpgs para aquellas videoconsolas y que resulta un tanto chocante con el resto de los dibujos. Eso, claro, hasta que te pones a ver la serie.

3 comentarios:

  1. Una serie con Lich sube muchos puntos.

    ResponderEliminar
  2. Es curioso e interesante tu análisis de una serie de dibujos en principio para niños. Y me lleva a pensar en los cuentos auténticos de los Hermanos Grimm y los de Hans Christian Andersen. Eran absolutamente terroríficos. Ahora la editorial Impedimenta ha lanzado recientemente el relato auténtico de LAS ZAPATILLAS ROJAS de H. C. Andersen. Al parecer, es bastante más cruel y sangriento que las adaptaciones más inocentes que se publican para los niños. Además, tiene unas ilustraciones maravillosas. No podemos olvidar que al fin y al cabo los artífices de estos cuentos y de los dibujos que describes son adultos y saben que el mundo es y puede ser mucho más inquietante de que lo que les mostramos a los niños.

    Mi gato también se queda muchas veces embelesado con la televisión y ante la pantalla del ordenador. Lo que sí le aburre ya es perseguir el cursor del ratón.

    Un saludo,
    Ana.

    ResponderEliminar
  3. Satrian: este Lich está en su ambiente, con aquello de los aventureros (por absurdos y postapocalípticos que sean). Ahora, para cantidad de Lichs, y bastante originales, los libros de Zombie Planet de David Wellington.

    La Minomalice: ultimamente las series de dibujos tiran por este estilo, intentando divertir también a un público más mayor, pero esta me ha dejado los ojos como platos. De hecho, lo del mundo fantasioso después de la guerra nuclear me recordó a Los hechiceros de la guerra, de Ralph Bashki.
    Tengo también un libro con los cuentos íntegros de Andersen, y en general, son bastante siniestros...El que ahora conozcamos la mayoría de relatos populares en su forma light es cosa de los Grimm, por mucho que en las series los pongan como aguerridos cazadores de monstruos.

    ResponderEliminar