jueves, 1 de septiembre de 2011
Lecturas de la semana I
¡Hay tiempo para todo! Y aunque estas últimas semanas haya empezado con Torchwood y la vuelta del Doctor Who, también he podido terminar algunos libros.
Thomas Ligotti. Teatro Grottesco.. Conseguir libros de este hombre es lo más parecido a encontrar el Vellocino de Oro o el Santo Grial: si encuentras uno a precio ajustado, ya es todo un logro. Y es que, además de poco disponibles, sus antologías más antiguas cotizan a precios astronómicos...En fin, cada uno se valora como quiere o como puede. Y en el caso de Thomas Ligotti, sus escasas publicaciones y su personaje de recluso ayuda al tipo de relatos que escribe: más cercanos a pesadillas, a menudo inconexos, y en muchas ocasiones, mucho más parecidos a una descripción pausada que a una historia coherente. Sin embargo, en esta antología sus mejores bazas son In A foreign Town, in a Foreign Land, muy cercana al gótico, y sobre todo, lo que él ha dado en llamar "horror corporativo": básicamente, historias macabras relacionadas con fábricas que no se sabe qué producen, y supervisores misteriosos que obligan a los trabajadores a trabajar sin descanso. Lo más parecido a la empresa privada a día de hoy, vamos ¡Ahí le has dado, Tomás!
Haruki Murakami. El fin del mundo y un despiadado país de las maravillas. Murakami es uno de esos autores que oscila entre las narrativa corriente y la fantasía o el absurdo...Es más, quizá él sí haya conseguido crear novelas verdaderamente de "fantasía urbana" y no el entretenimiento popular que suele llevar esa etiqueta. En este caso, con más razón que nunca, ya que el Tokio que aparece en la primera parte de la novela, está llena de corporaciones desconocidas que se enfrentan entre sí, e incluso una raza de criaturas que viven en el subsuelo. La segunda parte, es un lugar desconocido que acaba encontrando su lógica en el desenlace de la historia. Sin embargo, como suele pasar con él, lo importante no son los elementos que se salen de la realidad, sino el protagonista...que para no variar, también es un sinsangre como el de Crónica del pájaro que le da cuerda al mundo. De hecho, no ha llegado a gustarme tanto como Crónica, ya que el elemento fantástico se hace más desordenado, sin llegar a tener mucha relación con lo que realmente quiere contar.
Michael Moorcock. El bastón Rúnico I: La joya en la frente. . En los años 60, Moorock, experimentando con la narrativa fantástica, y a juzgar por lo que escribe, con el LSD, creó El Campeón Eterno, un héroe que tiene avatares en distintos mundos: ha sido Elric, Corum, y también Dorian Hawkmoon. Por desgracia, el exceso de psicodelia se nota, y mientras las aventuras de Elric han aguantado relativamente bien, este primer volumen de Hawkmoon roza el ridículo en más de una ocasión. Ambientado en una Europa post-catástrofe, el malvado imperio de Granbretan (sigh) planea hacerse con toda Europa, si el Conde Brass y Dorian Hawkmoon no lo impiden. Hasta ahí vale, pero entre lo surrealista de la ambientación y la parquedad de la narrativa, el conjunto pierde mucho. No es precisamente por la unidimiensionalidad de los villanos y los personajes en general (los granbretanos son malos, y los de la Camarga, pasan de todo), sino por encontrarse con escenas tan fueras de lugar como un protagonista que viaja a Persia montado en un flamenco....Recomendable unicamente para los muy aficionados a las extravagancias de Michael Moorcock.
Dorian fue un jarro de agua fría habiendo leido Elric.
ResponderEliminarYo debí haberme dado cuenta de ello con cosas como "El Conde Brass, lord protector de la Camarga, cabalgaba en su unicornio..." Ni Lucy in the sky with diamonds, oyes.
ResponderEliminarLos veo un poco enreversados para mi gusto :s
ResponderEliminarLas dos primeras, un tanto extrañas, la de Hawkmoon es bastante asequible exceptuando lo psicodélico de la ambientación.
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