sábado, 25 de junio de 2011
Lecturas quincenales
En la foto son muy monos. Lo malo es cuando deciden convertir las hojas en su merienda.
Una semana más volvemos con los libros que han pasado por mis manos (es que leo muy rápido). La selección es algo más variada, o más bien, un batiburrillo de novelas de capa y espada, ciencia ficción y terror.
Paul Feval (padre). Le Bossu. A este señor lo conocía por sus novelas un tanto surrealistas y paródicas, de vampiros y alopecias (necesario haberse leído Los dramas de la muerte o La ciudad vampiro para entender el chiste), y no había caído en la cuenta que también era el autor de una historia de época conocidísima, con permiso de los Tres Mosqueteros y cualquier cosa que escribiera Dumas. El Jorobado narra las aventuras de Henri de Lagardère, un espadachín que jura proteger y devolver su herencia a una huérfana usurpada por un malvado. Ha tenido varias versiones en cine y tres o cuatro secuelas literarias obra de su hijo, que cambió el final con todo el morro para poder sacar una segunda parte. Sin embargo, no ha sido de lo que más me ha gustado, entre otras cosas, porque el género no me atrae mucho, y estaba más acostumbrada a su faceta de autor más o menos gótico, incluso con cosas más normalitas como Le fils du Diable.
Ian Watson. Empotrados. Aunque lo que llevo leyendo de ciencia ficción me había dejado buen sabor de boca, quizá por irme a lo más clásico, esta ha sido una de esas novelas que me recordó por qué no me gusta el género, además de recordarme a Bernard Black y su “disfrute del libro. Es horrible, pero bastante corto”. En unas pocas páginas, el autor sigue tres o cuatro argumentos, empezando con un tipo que tiene a unos niños encerrados para que aprendan ellos solos el lenguaje primario (¿pero eso no lo había hecho nosequé rey medieval y le había salido rana?), un francés que se va a vivir con una tribu en el amazonas, y hasta la aparición de unos alienígenas que van buscando nosequé otra cosa por el espacio, y cambian conocimientos científicos por cerebros humanos. Por si la historia no fuera ya lo suficientemente confusa, la última parte terminó de liarlo, y hasta el propio autor intenta acabar como puede metiendo por ahí una explosión nuclear. Que falla, igual que el argumento.
Isaac Asimov. El fin de la Eternidad. Una de cal y otra de arena, o al revés. Si hasta hace poco no había leído nada de Asimos, y me había sorprendido para bien, con El fin de la Eternidad ha pasado lo mismo: pueden ser temas que no me atraigan a priori, pero que los trata de una forma tan llevadera que acaba siendo una lectura entretenida. En este caso, cambia los viajes espaciales por el hipertiempo, y la Eternidad, un espacio, o tiempo, en el que un grupo de personas seleccionadas viajan entre distintas épocas evitando catástrofes, y sobre todo, cambios demasiado drásticos. Durante toda la historia consigue mantener el interés, aunque el giro final me pareció un poco pillado por los pelos, y sobre todo, tras leer también El Sol Desnudo, me da la sensación que este hombre tiene fijación por mandarnos a todos a recorrer el espacio.
Manel Loureiro. Apocalipsis Z. Los días oscuros. Apocalipsis Z, sin apostilla, empezó como un relato seriado en un blog, allá por la época anterior a la moda de los zombies. Su autor se ganó la simpatía de los lectores con las aventuras de un abogado gallego (Autor Avatar. Tvtropes dixit) intentando sobrevivir en una España infestada de muertos vivientes en la que parece no quedar ningún superviviente vivo. Los días oscuros continúa la historia de los protagonistas llegando a unas Canarias superpobladas de refugiados y al borde de una guerra civil entre republicanos y partidarios de Froilán, en la que todo escasea. Aunque divertida y sin pretensiones, conociendo sus orígenes, sucede bastante poco para su extensión, especialmente si se la compara con novelas del estilo como las de David Wellington, que son un no parar. En esta, su principal gracia es haber sido prácticamente el primero en ambientar la historia en España, enfrentando a los personajes a problemas como la ausencia de armas, y sobre todo, ser una de las primeras novelas que incluye la guerra civil, que resulta divertidísima. Su final es un cliffhanger en toda regla que deja espacio para La ira de los justos, en la que según las reseñas, los problemas con el resto de supervivientes y los sistemas que estos intentan establecer, son más importantes que escapar de los zombies.
miércoles, 22 de junio de 2011
Los Grandes Éxitos de Juego de Tronos (y algún que otro fracaso)
El crossover definitivo: los gaticos de Barrilete y Juego de Tronos
Este domingo terminó Juego de Tronos, la miniserie de la HBO que adapt…¿a quien intento engañar? A estas alturas, todos conocemos Juego de Tronos, porque se han encargado de darle una cantidad de publicidad que haría palidecer a Perdidos. Y tras ver los diez capítulos de esta serie, solo puedo decir que ha sido merecida.
Como este ha debido ser de los pocos blogs que no seguían episodio a episodio, voy a hacer un resumen sobre la temporada como tal. Y como una, además de aficionada a los gatos, es muy de contabilidad, este irá dividido entre lo mejor y lo peor dentro de la serie:
Mentalidad de Pocero: tiramos el muro y promovemos una urbanización
El Muro. Juego de Tronos empezó prácticamente con una panorámica de un paisaje helado, y un gigantesco Muro que dividía las tierras más civilizadas (a la vista de lo que pasa en la serie, es un decir), de lo desconocido. La recreación es impresionante, y ni cuando comencé los libros llegué a imaginarme un escenario de tal envergadura, aunque en él aparece todo: su vastedad, los sistemas de entrada, la fortaleza de la Guardia…Puede que en una adopción fiel se pierda algo de emoción para los que conocen los libros, pero se compensa con escenas como estas.
Las interpretaciones. Todas. Se nota un gran esfuerzo en el casting, tanto a la hora de encontrar actores parecidos a los personajes, como que estos tuvieran el registro suficiente y consiguieran una actuación creíble. Hay alguno que flojea (ehm…cierra la boca, Jon Snow, no eres un pez), pero en la mayoría de los casos, es en comparación con lo que llegan a conseguir el resto del reparto.
¡Todos juntos!: Joe, es que es igual, igual...
Los Lannister. Aunque todos merecen mi admiración, estos, aún sin ser mi casa favorita en los libros, han sido mis preferidos de lejos. El Tyrion de Peter Dinklage, además de tener ya nombre de enanito, se gana todas y cada una de las escenas en las que aparece. En los libros, Cersei pasó de parecerme una intrigante a un personaje bastante tonto. Lena Headey ha conseguido que sienta simpatía por una auténtica bruja, a la que es muy difícil no comprender cada vez que se la ve en compañía de Robert Baratheon. Tampoco sabemos si Nikolaj Coster-Waldau es Jaime Lannister o al revés, pero lo que es seguro, es que se ha ganado su propio meme gracias a su parecido con el Príncipe Encantador.
Empiezo a sospechar que esa es su cara habitual
Viserys Targaryen. Uno de los personajes con menos apariciones e inexplicablemente, con algunas simpatías en el fandom. El primogénito de la casa Targaryen no pasará a la historia ni es especialmente recordable. Harry Lloyd lo sabe y opta por ofrecer una interpretación divertidísima, suavizando las partes más desagradables del personaje, y centrándose más en su parte más desquiciada: su paso por la serie deja un montón de ojos desorbitados, aspavientos y muchos gritos de escándalo. Y el “Pero, ¿le ha gustado o no?”, tras conocer a su futuro cuñado, deja bien claro sus intenciones.
¿Khalasar o Feria del Rocío? Ustedes deciden
El Khalasar. En una serie el presupuesto es limitado, pero con un poco de inventiva (y algo de infografía o planos cortos) se arregla. Y es que la ciudad-ejército de Khal Drogo y Daenerys, más que contar con los mejores guerreros, da la sensación de ser más pequeña y caótica. Y por caótica no me quejo, porque dothrakis no son precisamente el colmo de la organización, pero ¿Cómo se las apañan entonces para montar esas tiendas llenas de comodidades y mobilario? ¿Es que han saqueado algún Ikea?
Poniente está arruinado: no tienen ni para decolorante
Las Cejas de Cersei. La gran batalla perdida a la hora de utilizar actores no rubios para personajes que sí lo son. Las de Daenerys, aún con el extraño tono de su pelo, quedan mejor disimuladas, cosa que no consiguen en un tono rubio corriente como es el de la Lannister. Menos mal que la interpretación de Lena Headey hizo que me fijara más en la historia que en el estilismo.
Spoiler-adorable del cuarto libro
¡¡Oh, Dios mío!!! ¿¡Qué habéis hecho con los niños!? En Juego de Tronos hay muchos personajes. Tantos, que sería muy complicado incluir a todos los del primer libro. Pero cuando los que prácticamente desaparecen son tan importantes como el hijo menor de Eddard Stark y los hermanos pequeños de Joffrey Baratheon, sería necesario que aparecieran aunque solo fuera a nivel de figurantes, que ya tendrán su momento en posteriores temporadas. Teniendo en cuenta los costes, es normal que no puedan hacer salir a todos los que deberían estar en la corte, pero en ese caso, siempre se podrían sacar unos dólares reduciendo las apariciones de Ros.
Todo el mundo quiere a Ros (especialmente los guionistas). Genuíno expediente X de la serie: un personaje completamente anecdótico, que ni siquiera ha llegado a tener una base de fans, aparece prácticamente en todos los capítulos, ya sea enseñando cacha, escuchando las confesiones de diversos personajes, o ambas a la vez. Se sospechó que podría ser la sustituta de Shae, para no incluir tantos personajes. Pero, tras aparecer esta, algunos empezamos a sospechar que la moza en cuestión debe gustarle mucho a algún guionista o productor…Y en ese caso, que le den un spin-off para ella sola, pero que dejen de meterla con calzador en todas partes.
sábado, 18 de junio de 2011
Insidious (2001) Este es un caso para Iker Jimenez
¿Habrá que ponerle caja de arena a los gaticos fantasma?
Uno de los problemas del cine de terror es lo fácil que es su clasificación, y a veces, lo predecible que resulta cada tipo: tenemos películas de asesinos en serie, de demonios y posesiones, y de grupos acorralados (y aquí, la subclasificación puede ser de zombies, bichos dimensionales, vampiros o trífidos). Dentro de ellas, las de fantasmas y casas encantadas suelen ser las más difíciles de innovar por estar todavía más fijas a clichés como pueden ser las casas, objetos, asesinatos previos o fantasmas agresivos.
Es por eso por lo que sorprende un poco que una película de fantasmas y casas encantadas pueda llegar a tener tan buen resultado de público y crítica como Insidious, no sabemos si por ser un poco más original que la media, o porque la gente ya no exige demasiado. En este caso, el comienzo de Insidious no es nada novedoso: una familia se muda a una casa, donde empiezan a suceder cosas extrañas. Poco después de la enfermedad de su hijo, que cae en coma, los fenómenos empiezan a multiplicarse, y ni siquiera una nueva mudanza hace que desaparezcan. La familia, desesperada, decide pedir ayuda a una médium y su equipo, que les explicarán lo que sucede, y para variar, necesitarán la colaboración de la familia para salvar al niño.
Como puede verse, no es una historia que descubra la pólvora: la casa, los niños amenazados, y sobre todo, los mediums, es algo que hemos visto en buenas películas como Poltergeist, hasta bodrios como la saga de Amityville. Sin embargo, Insidious consigue hacer funcionar este argumento gracias a su falta de ambición, sin pretender otra cosa que contar una historia de fantasmas y contarla lo mejor que puedan, y sobre todo, trabajar bien con los elementos de los que disponen, e incluso, atreverse a variar un poco el esquema habitual. Porque, sin meterme en spoilers, la amenaza fantasmal que persigue a la familia no tiene que ver tanto con sucesos pasados sino con la naturaleza de los propios personajes. Que, visto así, también suena un poco a Poltergeist, pero ya dije antes que en esto de las casas encantadas es un poco difícil innovar.
A la hora de rodar, lo mejor ha sido la forma de dosificar el suspense, trabajando con lo que sospechan los personajes o lo que puede ver el espectador. Todo ello, sin recurrir a los saltos de música ni a las apariciones de susto gratuito: si algo tiene que salir, lo hace, e intuyéndose desde hace rato que ahí hay algo raro, sin tener que usar fanfarria para espantar gratuitamente. De hecho, aunque en algunos casos tiren de maquillaje (y en una ocasión, demasiado), los fantasmas que mejor funcionan son los que recurren a una caracterización más gestual y absurda, que a deambular por la casa con aspecto extraño.
Están planteándose en llamar a Carmen Porter
En una película de casas encantadas no pueden faltar los mediums, y en este caso, también son uno de los puntos más divertidos de la película: pese a su profesionalidad, y a contar con un personaje bastante más serio, los dos ayudantes principales resultan hilarantes en su aparición y forma de trabajar: dos tipos con corbata y aspecto un tanto freak, que realizan mediciones y grabaciones con piezas modificadas que a menudo no son otra cosa que máquinas antiguas o juguetes. Sin resultar irritantes, son el punto cómico del guión, y una pareja que está pidiendo a gritos un spin off para ellos solos.
Sin embargo, a partir de su aparición, la película comienza a flojear un poco al obtener una explicación (como siempre, una historia de fantasmas es más divertido hasta que se sabe lo que pasa), recurrir al típico viaje al limbo para salvar a un personaje, y sobre un final que no me ha dejado muy allá, aunque le reconozco que, hasta que salieron los créditos, la decisión a la hora de elegir el fantasma fue más acertada de lo que esperaba.
martes, 7 de junio de 2011
Psychoville, Temporada 2. Ahora con un 30% más de humor negro
Atención: esta serie es no recomendada para gaticos menores de 18 meses
Por estas mismas fechas, en el 2009, se emitía en la BBC2 Psychoville, la comedia negra más extraña que ha debido aparecer en televisión: en ella, un grupo de personajes a cada cual más extraño (una comadrona desquiciada, un payaso manco, un enano pequeño, un proyecto de asesino en serie y un coleccionista de peluches ciego) se veía convocado a un antiguo hospital psiquiátrico gracias a una nota que ponía "I know what you did". La historia estaba contada de una forma tan sutil y autorreferencial que, al menos en mi caso, no me dí cuenta de su intención cómica hasta el tercer o cuarto episodio, donde los elementos anacrónicos empezaron a hacerse más evidentes. Bueno, también pudo ayudar que entonces no conociera a The League of Gentlemen, sus creadores, y especialistas en el humor marciano.
Tras su primera temporada, no se si por su absoluta rareza o por compromisos de sus creadores, no se supo nada más durante dos años, cosa extraña porque su último episodio había dejado un claro (y también bastante paródico) cliffhanger que prometía un enigma todavía mayor al que habían presentado. Pero como ya se sabe que los ingleses son más aperiodicos que la revista Señor Marqués, parecía que Psychoville se iba a quedar en una de esas rarezas como lo fue Garth Marenghi´s Darkplace. Sin embargo, el pasado 31 de octubre tuvimos un especial de Halloween, que aunque no estaba relacionado con la serie, sí traía de vuelta a sus protagonistas, y de paso, prometía una segunda temporada con seis episodios que termina este mismo jueves.
En esta no solo cuentan lo que sucedió tras la explosión en el antiguo psiquiátrico, en el que se resolvía el misterio anterior y encontraban a la malvada Enfermera Kenchington, sino que añaden unas cuantas novedades, como es el medallon que este personaje reclamaba constantemente, una organización que parece monitorizar a los protagonistas y que, para variar, es igual de rara que ellos, y algunos personajes nuevos que están más o menos relacionados con la trama. Y es que lo de incluir a cuantos más mejor, es ya marca habitual de The League of Gentlemen, aunque Psychoville sea obra exclusiva de Reece Shearsmith y Steve Pemberton (Gatiss hace horas extras como Mycroft Holmes, y del guionista, no sé que ha sido):
Joe, es que es igual, igual...
- Grace Andrews, jefa de una Corporación, y Kelvin, su ayudante, siguen atentamente los pasos de los protagonistas, el rastro del medallón, y están detrás de la muerte de tres de ellos. Además, están siendo presionados por un grupo de "inversores" que exigen resultados. El parecido de Grace Andrews y su despacho con el Massive Dynamics y Nina Sharp de Fringe es más que evidente, aunque la intención de este personaje estuvo claro desde el principio, en cuanto comenzó a solicitar una pantalla plana "como la de las series de la tele" que mostrara en tres dimensiones la información que consultan.
A este hombre, con Being Human, le tocó la lotería
- Peter Bishop, dueño de la tienda de juguetes antiguos Hoyty Toyty. Conociendo a estos cómicos, empiezo a sospechar que el nombre del personaje no es pura coincidencia, aunque no tenga nada que ver con la otra serie. La mayor sorpresa es ver en el papel a Jason Watkins, a quien ya conocimos como el Herrick de Being Human, haciendo de juguetero un tanto amanerado, y traficante de objetos nazis. De hecho, es él quien descubre la relación de la enfermera Kenchington con los científicos alemanes, y con esto, quedan ya pocos clichés que los guionistas no se atrevieran a machacar alegremente.
¿Por qué a todos los hombres les gusta disfrazarse de señora?
- Hattie (Steve Pemberton, especialista en hacer de mujeres gordas), es una maquilladora que por hacer un favor a un amigo, se casa con el novio de este a fin de que pueda conseguir sus papeles de residencia...lo que no contaban es que la mujer no tiene nada que envidiar a Joseph Fritzl en cuanto a encerrar gente. Aunque en un principio no está relacionado con el resto de personajes, sino que es más bien una trama cruzada que da lugar a situaciones bastante malrollistas.
Shearsmith en versión Freak y Neurótica
- Jeremy Goode (Reece Shearsmith) es un bibliotecario obsesionado con la devolución de un libro, Los 50 mejores paseos marítimos de Gran Bretaña, Volumen II, para lo que no duda en intimidar a la infractora y toda su familia, hasta el extremo de secuestrar a su perro. No se sabe si parte de su psicosis está relacionada con un siniestro personaje que solo él puede ver, al que llama The Silent Singer (nada menos que el propio Shearsmith, con coletas rubias, usando un bastón de micrófono). Las apariciones de este, acompañado de una banda sonora con ruidos raros, demuestra que la frontera entre el horror y el humor para estos cómicos, es muy difusa.
Además de estos nuevos personajes, la serie varía un poco en relación a su estilo anterior, ya que el tono paródico se hace un poco más evidente. Puede ser eso, o que el espectador ya sepa un poco de qué va la cosa, pero la aparición del trasunto de Nina Sharp, pidiendo a gritos aparatos electrónicos modernos, es mucho más obvio que las secuencias, de, por ejemplo, la comadrona, en la temporada anterior. Además, no dudan en cargarse alegremente a parte de los personajes principales, o al menos, a los que no formaban parte de los dos cómicos principales (solo hay uno, interpretado por Pemberton, al que sí finiquitan), o incluso, llegar a retomar a personajes incidentales de la temporada anterior, como la voluntaria china, o la ancianita, que ahora trabaja con Mr. Jelly (perdón, Mr Jolly) en sus números cómicos.
En conjunto, esta nueva temporada sigue siendo tan extraña que no decepciona, y si ha llegado a una segunda, es probable que tengamos otra...El cuando, eso es lo más difícil de saber.