martes, 29 de junio de 2010

Moffat, te has portado



Dando vueltas por la red, y esta es la única foto que conseguí de los tres personajes.

Han pasado un par de días desde el final de temporada del Doctor Who (obviamente, el que no hubiera escrito hasta ahora fue porque estaba muy ocupada, mordiéndome las uñas hasta el tuétano y...bueno, no, me dio pereza), la primera temporada con Matt Smith y la primera sin la dirección de Russell T. Davies, a quien hay que agradecerle un mundo que en el 2005 se le ocurriera volver a rodar la serie más longeva de la tele británica.



...Y a cada cual, más hortera. No sé que le pasa hoy al google.

El paso de un doctor a otro ha sido muy distinto de otras ocasiones, no mediante cambio al final de temporada sino con una no-temporada durante todo el 2009, a base de especiales en los que el doctor de Tennant viajaba, ya solo, hasta encontrarse con The Master, los Timelords y finalmente, aceptar su regeneración. Con su despedida venía también la última aparición de los personajes que formaron parte del universo whoviano durante los últimos cuatro años: adiós a Rose Tyler (antes de encontrarse con el doctor-Christopher Eccleston) y su familia, a Martha Jones que, bueno, lo intentó la pobre, a Donna Noble y su entrañable abuelo…incluso nos dejaron una visual del Capitán Jack en un bar muy Star Wars, echándole miraditas al Capitán Alonzo (un Russell Tovey reconocido después de su papel como George en Being Human, pero con los mismos soplillos de siempre).

Y con ellos se despidió Russell T. Davies, dejando la serie en manos de Steve Moffat, que ya se había presentado gracias al genial Blink de la tercera temporada. El doctor pasó a ser trabajo de Matt Smith, cuya principal seña de identidad es ese pedazo cabezón que se gasta y que hacía que en las fotos pareciera “raro”…Igual que su doctor: no llega a estar completamente alejado de la calidez de David Tennant, pero si se vuelve un personaje mucho más absurdo, más alienígena y con más dificultad para comprender a los humanos, aunque eso no quiere decir que no le caigan bien.



Esto es glamour, y no el de los dos de arriba

Nuevo doctor y nuevos compañeros: Amy Pond, cuya historia estará relacionada con las grietas temporales que encontrarán a lo largo de todo el universo y que tienen el poder de borrar cualquier cosa de la existencia, Rory, su prometido, pringado oficial de la serie resulta simpático se mire como se le mire, y la misteriosa River Song, más conocida como la acompañante del futuro cuyo carisma ha hecho que ya se le rumoree un spin off para ella solita. Y creo que seré de las primeras en bajarlo.

Como debe de ser, los enemigos no faltan: en esta temporada no aparecen tantos clásicos como otros puntuales, mucho más centrados en el tema de las grietas y Amy (total, los Daleks nada más que aparecieron para cambiarse de chapa y pintura), aunque los Weeping Angels no podían faltar por haber sido la carta de presentación de Moffat…¡Y vaya aliens más siniestros y cabritos!

El estilo es bastante más diferente del que Davies había acostumbrado a sus seguidores: Moffat es más siniestro, y si tiene que hacer desaparecer a alguien, lo liquida pero bien, aquí no hay Deus ex Machina que valga: por eso es mucho más precavido a la hora de tratar los giros de guiones, aunque eso no evita que episodios como los dos últimos estuvieran llenos de tensión. No está aquí la obsesión de Davies por cerrar todas las tramas que encuentre (allá se nos queda el misterio de la Tardis que oye la niña Amy al final del primer capítulo, y otras tantas) pero sí más interés por mantener una continuidad entre temporadas: se terminó el tema de la grieta y Pandorica, pero este lleva a intentar averiguar qué hizo o hará explotar la Tardis, o si en un futuro cercano se sabrá algo más de River Song. Pero sobre todo, una concesión hacia finales más optimistas: es la primera temporada que veo en la que el doctor no se regenera, ni pierde a una acompañante en otra dimensión, ni liquida a otro Timelord, ni otra acompañante lo olvida por completo…sino que todo se arregla, los protagonistas, recién casados, se despiden y se van en la Tardis en busca de nuevas aventuras. Esto sí que no me lo esperaba…

En general, la nueva temporada me ha resultado correcta: hay quien dice que no ha habido ningún episodio memorable, pero como introducción de un doctor nuevo, me pareció mucho mejor que, por ejemplo, la primera temporada con David Tennant y su final con reunión de enemigos clásicos.

El doctor de Moffat, pese a tener que enfrentarse a una nueva serie, y alguna situación un tanto estúpida por parte de sus personajes, aprueba con nota. Toca esperar al especial de navidad, que si es lo que adelantaba la conversación telefónica del Doctor, promete: ¿Un dios egipcio en el Orient Express? ¿En el espacio? No se preocupe, Majestad. Ahí estaremos para verlo.

sábado, 19 de junio de 2010

Estrenos, series nuevas y series terminadas. De todo como en botica



A poco más y tengo que contratar al gatico para que me ayude

Una semana más movida de lo habitual me ha impedido hacer nada de nada: ni lectura, ni series, ni preparar mermelada de frambuesa ¡Con lo que a mí me gusta la mermelada de frambuesa…Menos mal que como corresponde a toda tarde de sábado, he podido ponerme al día en el noble de no hacer nada con la televisión puesta.



¡Tontolnabo, te mereces todos los palos que te caigan!

Kick-Ass (2010). Esta la están echando en el cine, pero hace mucho que le tengo declarada la guerra a los multicines en los centros comerciales: Solo me arrancarán la pasta de mis frías manos muertas. O como mucho, para la Mejor Película de Toda la Historia (en este caso, En las montañas de la locura de del Toro).
El R5 tiene hoy una calidad igual que un DVDRip, y sale al mismo tiempo que un estreno en cine, por lo que pude ver la película en calidad como dios manda, sin carraspeos y sin cabezas asomando bajo la pantalla.



Le enfocas una linterna a la cabeza, y deslumbras a alguien

Kick Ass cuenta la historia, de un modo un tanto violento, de un geek que decide convertirse en superhéroe y llevar más palos que una estera, cosa que le permite, vía Unidad de Cuidados Intensivos, acabar con varias placas metálicas en el cuerpo y la mitad de sus terminaciones nerviosas de baja permanente: o lo que es lo mismo, seguir recibiendo palos, pero sin que le duela tanto. Para su desgracia, hay por ahí una familia que lleva más tiempo preparándose para combatir el mal, y concretamente, al mafioso D´Amico (el Lord Blackwood de Sherlock Holmes, irreconocible gracias a una calvicie que mete miedo)..Y a partir de ahí, se va contando una historia de friki sin vida que se da cuenta que esta es mucho más compleja y dolorosa que los comics, y de cómo una niña con katana y peluca violeta lo da todo despiezando sicarios. El final queda abierto, como debe ser, a segunda parte, porque el resultado en Estados Unidos ha sido lo suficientemente bueno, y en cuanto al elemento incómodo de la película, Hit Girl, tampoco me ha parecido tanto: a estas alturas no se si es peor una sádica de diez años asesinando mafiosos a lo Kill Bill o las coreografías de las Divinas en Patito Feo..O, bueno, todo Patito Feo.



¡Oh, Bill Compton, nos estamos forrando!


La semana pasada empezó la tercera temporada de True Blood, y por aquello de saber qué pasa (no como en Lost, que dejé de enterarme al final de la primera temporada), empecé a ver a qué decidían esta vez enfocar la trama. El resultado ha sido el que podía esperarme: toda una realización en el mejor estilo HBO (violencia, droja, mucha droja y todo lo que pudiera gustarle a Alan Ball), que cada vez se acerca más a la parodia…Aunque en este caso, True Blood es el único camino que podía tomar: partiendo de un origen tan de traca como eran las novelas de Charlaine Harris (Hewl, masoquista compulsivo, se ha leído un par y ha confirmado que son Romance paranormal puro y duro), la única posibilidad para esa serie era el de dejarse de tomar en serio a sí misma y tirar por el camino de exagerar las tonterías que hacen sus personajes y desmitificar a unos cuantos. No podía ser de otro modo si el enemigo sobrenatural de esta temporada van a ser nada menos que los hombres lobo…y, la última vez que vi un enfrentamiento entre vampiros y hombres lobo fue en Underworld, película insignia de todos los frikis. Quien iba a pensar que ahora el señor Ball iba a echar mano de este recurso.



El mejor video de la historia

Empiezo la tercera y última temporada de Ashes to Ashes. Adiós, Gene Hunt, Inglaterra te echará de menos.

sábado, 12 de junio de 2010

Lectur..compras de la semana

Este, más que un gato, parece una pelusa grande encima de un libro

No hacía mucho escribía que La Pila estaba acercándose a su fín. También me había propuesto no comprar más libros en lo que me quedara de vida (nota: regalos no incluidos en el acuerdo) y hacer uso de la biblioteca…Pero una cosa es proponérselo, y otra muy distinta, cumplirlo. La voluntad no es fuerte, y las librerías con material en inglés, cada vez más numerosas.



David Wellington: Monster Island. A muchos les sonará parte del título por haber sido publicado en España como Zombie Island, en todo un ejemplo de cómo vender una novela en plena moda de los zombies, haciéndola más obvia. En un principio, no me interesaba lo más mínimo gracias al argumento de contraportada: eso de las “colegialas soldado” yendo a matar zombies me sonaba más a historieta manga chorras que a una novela de zombies que pudiera interesarme (y eso que a mí me interesa cualquier cosa). Por suerte, una investigación más profunda reveló lo potencialmente demencial y divertido de la historia, con esa república africana convertida en matriarcado y siendo uno de los pocos países capaces de sobrevivir a la invasión zombie gracias a su amplio número de niños-soldado. El argumento me pareció una vuelta de tuerca tan demencial que no pude evitarlo y me dije “A la saca”.



A efectos prácticos, esto es lo que evoca la palabra Liche

David Wellington: Monster Planet. Mis ganas de traer libros eran grandes, pero mi presupuesto era limitado, por lo que preferí traerme la última parte de la trilogía de Wellington, saltándome Monster Nation, que era tipo precuela. Podría pasar perfectamente con el primer libro, que es autoconclusivo, pero este tenía bastantes puntos a favor: sucede varios años después de la primera historia, por lo que aumenta el factor “después de la caída de la civilización” y encima, uno de los personajes es un liche ruso que va por ahí con una horda de muertos vivientes. Un argumento, que, como la mayoría de las veces, es demasiado llamativo como para no fijarse, y que provocaría a Hewl poner cara de circunstancias.




Sergei Lukyanenko. Daywatch. Hay dos tipos de personas en el mundo: a los que les gustó la saga y las películas de Guardianes de la noche, y los que no. Yo estoy en el primer grupo, habiendo visto en su día las dos películas y comprado el primer libro de la saga en la abusivamente cara edición de Ediciones B. La principal diferencia es que, exceptuando los personajes, los libros se parecen a la película como un huevo a una patata, pero, con lo que me habían gustado, lo tomé más como un 2x1 que como una falta de fidelidad al original. En Los Guardianes del Día la historia se cuenta desde el punto de vista de “los malos”, si es que se puede usar ese nombre, porque la historia es rara, rara, y no hay malos al uso. Eso sí, lo que más me llamó la atención en su día era la pinta de mafioso ruso que le habían puesto al jefe de los guardianes del día.

Después de esta tanda, creo que no voy a comprar mas lib..ehm, no, dejémoslo correr.

sábado, 5 de junio de 2010

Una pandilla alucinante (Monster Squad, 1987)



Otra tarde como siempre..

Hacía ya tiempo que no dedicaba una tarde a ver una película, he de reconocer que sin mi gato no es lo mismo. Además, los últimos sábados los había dedicado más a terminar series que a cine.



Al final acabé viendo Una pandilla alucinante (Monster Squad), una película de 1987 sobre unos niños que deben enfrentarse a los monstruos clásicos (es decir, a Dracula, Frankenstein y el Hombre lobo, no a Zapatero y al director del BBVA), que en su día me había gustado muchísimo más que Los goonies porque si bien esta tenía piratas, Una pandilla alucinante tenía a todos los monstruos. Y eso ya es imbatible.
Gracias a haberla visto veinte años después, he aprendido una importante lección: no todas las películas que se vieron en la infancia son geniales. Y eso, teniendo en cuenta todas las copias italianas de éxitos del momento que ví en vhs, ya debería haberlo aprendido. Pero volvemos a lo de antes: los monstruos tiran mucho.

Una pandilla alucinante comienza con un prólogo en algún lugar de Transylvania, donde Van Helsing tiene que abrir un portal al limbo para enviar a Dracula, Frankenstein, el Hombre Lobo, la Momia y la Criatura de la Laguna Negra. En su día me preguntaba cómo podían vivir tantos monstruos en un mismo inmueble, pero unos años después empecé a ver Being Human y ya lo entendí mejor.

El caso es que lo del portal no sale bien, los monstruos quedan sueltos hasta nuevo aviso, y Van Helsing se va por el limbo abajo. Cien años más tarde, un grupo de críos de doce años apasionados de los monstruos se encuentran el diario de Van Helsing, y descubren que Drácula ha llegado a la ciudad para hacerse con un talismán (una piedra que emite brillitos) y así dominar el mundo.



Esta falta de lógica continúa a lo largo de la película, dando lugar a situaciones bastante absurdas: Drácula le enchufa unos cables de batería y usa su bastón como pararrayos para resucitar al monstruo de Frankenstein, irrumpe en la casa de los protagonistas a golpe de cartuchos de dinamita como un vulgar anarquista eslavo…Vamos, cosas que aun crío de once años que estaba viendo la película en el año 87 no le hubieran llamado la atención.



Aparte de situaciones como estas, el argumento tiene abundantes chistes para chavales, o más bien, para chavales de los ochenta: vease la patada a las santas partes del hombre lobo o el niño más pequeño enviándole una carta a los soldados para que vengan pronto.

En ese sentido, la película ha envejecido bastante mal, y muchas de estas escenas provocan un poco de vergüenza ajena, mientras que los Goonies ha aguantado mucho mejor el paso del tiempo. Sin embargo, esta no deja de ser simpática y tirar del efecto nostalgia, siendo todo un festival de aventuras para los chavales de ocho y doce años que en el futuro serían los primeros geeks, y sobre todo, no podría entenderse sin la afición que existe en Estados Unidos por los monstruos de la Universal, que acompañaron a los chavales de dos o tres generaciones hasta que fueron siendo sustituídas por Freddys, Jasons y Michaels Myers..Quien iba a pensar que hoy en día tampoco hay nadie menor de 21 que recuerde a estos últimos.

Pese a rayar hoy en lo ridículo, debo reconocer que Una pandilla alucinante me había encantado en su día, y la sigo prefiriendo a Los goonies: siempre me hicieron más gracia los monstruos que los piratas.

jueves, 3 de junio de 2010

Life on Mars: actualización de última hora



La foto es una pista de lo que voy a hablar

Un poco después de terminar la entrada sobre Life on Mars y su spin-off, encontré algo bastante interesante: los personajes principales de ambas series leen un cuento para la sección Storytime de Cebeebies, el programa infantil bastante conocido de la BBC.

(Aclaración: un programa infantil es algo que emitían en las televisiones españolas hace muchos años, y que ahora tiene la forma de inacabables bloques de dibujos animados en los canales temáticos de la tdt y la tele por cable)



John Simm cuenta Winnie the Witch. Tiene alguna más, y lo que debo decir es que sorprende bastante verlo, después de su papel como angustiado y confuso Tyler, y como Timelord psicótico, contándole un cuento a la muchachada.



Keeley Hawes: Eat your peas. El cuento que lee es bastante simplote, pero tiene gracia verlo por lo expresiva que parece. Nunca un plato de guisantes dieron tanto argumento. .

He dejado el mejor para el final: ¿Los niños se ponen revoltosos? ¿Infantes díscolos? No hay problema, Philip Glennister les cuenta el cuento acerca de un niño llamado Tyler que va de picnic. Y más vale que se duerman pronto, o el Guv pateará sus juguetes.