sábado, 1 de mayo de 2010
Fringe S02E20. El musical
Reconozco que no las tenía todas conmigo cuando este jueves emitieron el Episodio Musical de Fringe. Por fin había arrancado definitivamente la trama de Peter y la Dimensión de al Lado, y el detener el argumento para hacer un episodio meramente anecdótico no me parecía muy allá.
Más todavía cuando esta semana he estado siendo perseguida por el genero noir en todas sus facetas: primero mando a tomar vientos a Bored to Death y después empiezo un libro de Raymond Chandler (Trouble is my Business) que había sacado de la biblioteca. Pero no por premeditación, sino porque no conseguía encontrar el que había ido a buscar. Los caminos del bittorrent son inescrutables: una semana ves el Alicia en todas sus facetas, y otra acabas rodeada de detectives.
Por suerte, mis sospechas respecto al capítulo de Fringe han sido infundadas, porque ha resultado ser un especial divertidísimo a todos los niveles. En este caso, el musical es meramente anecdótico, más allá de ver a Walter Bishop y a Olivia cantando alguna pieza, o a Broyles (pedazo de vozarrón tiene el tío), porque en realidad la historia va de un pastiche entre el género detectivesco y las historias infantiles. Que ya es raro solo de oírlo, igual de raro que el resultado, pero también divertido.
Todo comienza cuando la sobrina de Olivia llega al laboratorio y Walter decide contarle una historia. Este irá actuando como narrador durante todo el capítulo ayudado por la niña, que de vez en cuando también aparecerá para poner quejas. El bueno de Walter decide unir el género musical y detectivesco en una historia en la que la detective Olivia Dunham recibe el encargo de buscar a Peter Bishop…A partir de aquí empezarán a aparecer todos los personajes de la serie a cada cual mejor: Broyles de policía cantante, Astrid como ex ayudante de la detective y pidiendo trabajo en un manicomio por su paciencia con los locatis (es lo que lleva haciendo dos temporadas. Tiene práctica), Massive Dynamics y Nina Sharp, pero sobre todo…Walter Bishop como el inventor de todas las cosas fabulosas del mundo: los caramelos, los arco iris, ¡los abrazos! Sin duda ha sido uno de los mejores puntos de todo el capítulo ya que no pierde el nexo con la idea de este, un cuento para una niña pequeña.
En conjunto, mantiene muy bien el equilibrio entre la mitología de la serie, con los personajes en papeles determinados, los elementos infantiles y un tanto macabros, que parecen salidos de un libro de Roald Dahl, y la parodia de los detectives de los años cuarenta que es ya habitual en estos casos. Para muestra, estos han sido las mejores escenas del capítulo:
- El momento anacronismo, cuando pese a la estética de los años cuarenta, empiezan a aparecer teléfonos móviles y portátiles.
- Los aparatos cienciaficcioneros por doquier en el laboratorio del Walter Bishop de la historia. Mención especial para la vaca a topos de colores. Y los cadáveres cantantes.
- La explicación al origen de los inventos de Walter.
- Astrid explicando que se le dan bien los pacientes de psiquiátrico.
- La sobrina de Olivia arreglando el final del cuento que Walter le ha contado.
Me han gustado los momentos anacrónicos, y ese cruce de miradas entre Broyles y Dunham, que duros somos.
ResponderEliminarSatrian: ¡Fueron buenísimos! Menuda cara se me quedó cuando en esa ambientación cuarentera la gente empieza a tirar de teléfono móvil y de ordenador.
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