Unas vacaciones dan para mucho en cuanto a libros se refiere, porque por fin he podido ponerme al día con lo que tenía pendiente. Luego está la siguiente fase, más conocida como "a ver dónde demonios meto yo ahora esta pila de veinte libros", seguida de "Me van a poner a caer de un burro porque ya he llenado otra estantería", junto con la popular y emocionante "Todavía no me explico como este estante de contrachapado puro no ha atravesado el piso de abajo debido al peso". Pero como eso es algo que todavía no tengo resuelto, vamos a quedarnos en la primera fase, la de "Me he leído":
Los libros que me regalaron por fiestas: La fábrica de pesadillas, The elephanta suite, Ocean Sea, Night Shift y The glass books of the dream eaters. Esta vez sí he conseguido un pleno al quince porque lo que opinaba respecto a los libros es exactamente lo que resultaron ser. Eso sí, a cualquiera que le guste el género terrorífico le recomiendo La fábrica de pesadillas ¿Por qué? Pues porque ya tiene mérito el dedicar un relato a describir una fábrica abandonada, y otro a describir una camilla vacía en un psiquiátrico abandonado y resultar inquietante sin que pase nada.
Doctor Who: Autonomy y The taking of Chelsea 426. Vale, no es que sea precisamente el Ulises de Joyce, pero por norma general, las novelas del Doctor Who suelen ser muy divertidas. Para quien no esté familiarizado con el merchandising de la serie, diré que hay dos ediciones: una "antigua", compuesta por todos los doctores hasta Christopher Eccleston, y una "nueva", en tapa dura y con algo menos de páginas que apareció en el 2005. La principal diferencia era que las antiguas equivaldrían casi a un arco de cuatro o cinco capítulos, además de estar destinadas a un público más variopinto, mientras que las nuevas ya están orientadas hacia un público juvenil. Pero todas se caracterizan por estar clasificadas según la encarnación del Doctor y quien la acompañe en ese momento. Así, en la versión nueva hay aventuras del doctor interpretado por Christopher Eccleston y acompañado por Rose, del interpretado por David Tennant y acompañado por Rose, Martha Jones, Donna Noble, o él solito, que serían los libros correspondientes a los de esta no-temporada de especiales. En particular, Autonomy y The taking of Chelsea 426 corresponden a esta última, y narran aventuras aisladas (una en la Tierra, y otra en una colonia de Júpiter), en la que el doctor se enfrenta respectivamente a los Autons y a los Sontaran. No hay más que decir salvo que me recuerdan un poco a las aventuras de un solo episodio que solía haber en todas las temporadas. Y que son divertidas.
Feodor Dostoievski. Crimen y castigo. Todos conocemos Crimen y Castigo. Es ese libro de 500 páginas que vive en las colecciones de Grandes Obras de la Literatura Universal y en las ofertas de los periódicos, pero que nunca nos hemos leído ya que, al igual que Madame Bovary, Ulises o Moby Dick, tiene pinta de ser todo lo contrario que una lectura llena de acción y dinamismo. Finalmente decidí solucionar este prejuicio cogiendo el ejemplar correspondiente y empezando las (desgraciadas) aventuras de Raskolnikov en el San Petersburgo Imperial. Pero saltándome el prólogo, eso sí. Porque solo faltaba que viniera un tipo que por ser catedrático en nosequé, se creyera en situación de explicarme qué y por qué hacen tal cosa los personajes, faltaría más.
Y lo cierto es que me ha sorprendido, pero bien. Porque donde me esperaba una sesuda reflexión sobre la culpa, el sistema jurídico y filosofías varias, me he encontrado una novela muy bruta, pero bruta de una forma que no esperaba de algo escrito a mitad del siglo XIX: Hay asesinatos, proxenetismo, intentos de violación y hasta un pederasta, que al final del libro ya estaba yo con los pelos como escarpias de ver tal desfile de horrores y conductas desequilibradas. Porque otra cosa no, pero si algo he aprendido leyendo a Dostoievski es que los rusos, lejos de ser unos tipos fríos que juegan al ajedrez, son una gente exagerada y escandalosa como poca: se insultan, pasean los pueblos reparando honores, gritan mucho y sufren crisis de fervor religioso ortodoxo. Y muy dada a beberse hasta el último kopec, al menos, para conseguir la tensión dramática necesaria para la historia.
En general, me ha gustado mucho, especialmente por el desfile de personajes, ya que es difícil que no te acabe cayendo bien alguno o que acabes llamándole "cabrón" a otro mientras lees (Luzhin, te odio, ojalá que te gastes el capital en medicinas). El final, más esperanzador de lo que me imaginaba.
Y eso es todo. Portarse bien y no salir de casa, que han dicho en el telediario que las ciclogénesis explosivas andan sueltas.