miércoles, 17 de febrero de 2010

Sesión de Tarde (Renaissance version)



Si con esto no consigo llamar la atención del lector, es que están hechos de cartón piedra

Decía Charlton Heston que solo me quitarían el mando a distancia de mis frías manos muertas. O algo por el estilo. Y más cuando me encuentro que no hay episodio a la vista de ninguna de las series que estoy siguiendo excepto Being Human, y a esa ya le haré una entrada a lo grande. En definitiva, que sigo rebuscando no en el disco duro, sino en los dvds que tengo pendientes para ver...Un par de regalos de Reyes, alguna que me compré gracias a los coleccionables de los kioskos...El caso es sacarle polvo al lector de discos del dvd, que a este paso se le va a olvidar lo que era un disco original, pobrecico.



El asfixia (The Asphyx). Un recuerdo de aquellos tiempos en los que los títulos se traducían como buenamente podían. Porque aquí no se asfixia a nadie, sino que el Asphyx es el Agonía, o espíritu de la muerte según la mitología griega. Sí, esos señores que cuando no estaban inventándose perversiones se inventaban teorías para hacerle la vida imposible a los estudiantes de Selectividad.
The Asphyx cuenta la historia de un científico del siglo XIX obsesionado con atrapar a su espíritu de la muerte y así conseguir la inmortalidad. Lo consigue, sí, pero sufriendo una tragedia familiar que le lleva a la condena de vivir eternamente. La historia es original, aunque que nadie se espere una realización impecable, ya que los actores, pese a estar a finales de la época victoriana, se gastan unos pelucones y patillucas que ni Starsky y Hutch, además de deambular por unos decorados que debieron aprovechar de una película de época con más presupuesto. Por no decir de las apariciones de la Agonía, que harían los efectos especiales de Viaje a la Luna de Meliès quedar a la altura de los CGI de Avatar.


¡Os lo dije, no me inventaba nada!

Actualmente se está preparando un remake de esta película, para el 2011, cosa que me parece un poco absurda, pero desde que hubo uno de aquel musical de suspense-paganismo-cosa rara que fue El hombre de mimbre, cualquier cosa es posible.


Oh-Dios-mío

El coleccionista de Cadáveres.
La peor película de la historia. Así de claro. No porque sea un intento de hacer cine de suspense en las costas de Torremolinos, ni porque esté mal filmada. Sino porque este bodrio es la última película en la que apareció Boris Karloff antes de abandonar este mundo. Y eso tendría que ser delito punible con lapidación como mínimo. Porque una cosa es irse al otro barrio después de haber estrenado Targets, y otra muy distinta, es acabar sus días saliendo después de morir en películas mexicanas de bajo presupuesto y peor calidad. Podría extenderme hablando de sus defectos, pero creo que el que me la haya visto dándole al botón de forward es un buen indicativo de la calidad de la cinta. Es más, prefiero terminar con un vídeo homenaje a Karloff y otorgarle el puesto de personaje de la semana, que con dos entradas seguidas se lo ha ganado pero bien.

2 comentarios:

  1. No podrás ver cosas normales, como física o Química o los debates de intereconomía?
    Me das verguenza ajena!!!

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  2. Mira quien habla, el que se lee Crimen y castigo voluntariamente.
    Tú a escribir entrada que ya te toca.

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