jueves, 7 de julio de 2022

La hora fría (2006). Fall Out Gran Canaria


Aunque ahora quede más lejos, finales de la década del 2000 fue el comienzo del boom de los  zombies. O los infectados, y todos aquellos que por cualquier virus o agente externo se convirtieran en una masa anónima capaz de acabar y asimilar a los seres vivos que encontraran. En 2006 la tendencia empezaba a asomarse, pero ya empezaban a aparecer en las pantallas de menos presupuesto grupos de supervivientes que caían uno tras otro tras ver como su refugio desaparecía. Elio Quiroga, con algunos cortometrajes dirigidos hasta la fecha,  decidía aportar su visión en una película donde se planteaba un escenario un poco peor si cabe: guerra, infectados y encima criaturas monstruosas.




En un momento indeterminado del futuro, o del presente, el pequeño Jesús graba durante la noche a sus compañeros de refugio: Pedro, Pablo, Lucas, María, Judas y Magdalena conviven y sobreviven en un complejo aislado del exterior gracias a los víveres y medicinas almacenados antes de que estallara una guerra que acabó con el mundo que conocían y de loa que solo parecen quedar ellos, y los Extraños: las víctimas de un arma bacteriológica cuyo contacto provoca el contagio inmediato y que también deambulan por los pasillos más alejados. Pero también deben preocuparse de lo que ellos llaman  “La hora fría”, un momento de la noche en la que las temperaturas disminuyen drásticamente y unas criaturas, apodadas los Invisibles, se desplazan entre el frío acabando con la vida de todo lo que s e encuentra a su paso. El transcurso del tiempo hace   que  el grupo, quizá el último vivo en el planeta, deba organizar una expedición a los lugares más alejados y hacerse con los suministros  que puedan encontrar, aunque esto suponga poner en peligro la seguridad de todos.


Filmada en las Canarias, poco se ve de las islas en una producción  que transcurre íntegramente in interiores, y sí mucho de un presupuesto muy  escaso. Los escenarios se componen exclusivamente de pasillos, celdas y sótanos que podrían ser cualquier parking o centro comercial en vía s de construcción, y donde los zombies (perdón, infectados), aparecen convenientemente ocultos en sombras, cuando no se ve que son señores embarrados, y donde los efectos digitales  se destinan a crear mucha niebla y unos monstruos fosforescentes cuya presencia está tan poco clara como la de los infectados y el trasfondo al que van haciendo  referencia a través de emisiones de televisión antiguas, donde hablan de una guerra atómica, química y un bando enemigo.



Aunque el presupuesto, y una fotografía que parece a veces de producción televisiva, podría haberse llevado con un poco de inventiva como en muchas series B, el mayor fallo de la película es su falta de originalidad y no arriesgarse a la hora de ofrecer una explicación viable en lugar de generalidades. Lo que esta cuenta, simplemente, se ha visto una y mil veces en el cine, en los videojuegos, en la ficción en general y no hay ni un solo elemento que  pueda considerar suyo o convertirse al menos, pese al guion poco original,  en algo que el público pudiera recordar con simpatía. La guerra contada  a retazos, los mutantes contagiosos, los monstruitos más difíciles de eliminar y el grupo familiar compuesto por supervivientes que va desmoronándose. Todos resultan familiares pero a la vez, poco destacables: la líder, su pareja, la madre adoptiva, el anciano, el traidor/secundario que enloquece son estereotipos conocidos y que no dicen mucho debido a una caracterización que no se ha esforzado a y a unos actores que se limitan a cumplir su trabajo con más desgana que interés, y de la que una de las caras más conocidas es Silke, la musa de finales de los noventa y de la que esta fue su última película antes de retirarse.


Estos se mueve entre tópicos, en una trama que prácticamente no existe: no sucede nada durante la primera mitad, salvo en el momento en el que dicen que hay que buscar suministros porque...bueno, han pasado cuarenta y cinco minutos y algo tendrán que hacer. A partir de ahí, empieza un desfile de mutantes a media luz, de monstruos sacados de la manga, y en un intento de sorprender al público, cierran una historia carente de interés con una revelación que ni va ni viene: y es que esa terrible guerra nuclear no había tenido lugar en la tierra. Una sorpresa que poco importa ante una desenlace previo que más que desesperanzador, solo demuestra que no sabían que hacer con el final del guion.

Aunque en su momento se anunciara como un estreno con distribución internacional, no hay nada en La hora fría que la distinga de cualquier generalidad ni haga que pudiera recordarse años después de su estreno (no sabía ni de su existencia hasta verla en una plataforma). Lo mejor que puede decirse de ella es que la corrección en su rodaje y el intentar ofrecer una historia coherente, o tomándose en serio lo que hacen, supone que esta sea mucho mejor que algunas de las entregas de la Fantastic Factory, con la que comparte fecha en algunos estrenos.

2 comentarios:

  1. ¿Pero son zombis o infectados? xD Hay que reconocerle a Danny Boile lo que ha dado de sí 28 días después.

    A esta peli hay que reconocerle las ganas, pero todavía está a medio camino entre ese cine noventero y de primeros de los dos mil, con regusto a telefilme, y lo que vendría poco después. Tengo la percepción de que el abaratamiento de las tecnologías y su mejora permite grabar mejores películas por menos dinero. No sé, a lo mejor dentro de veinte años las películas de ahora me parecerán cutrísimas. Pero esta La hora fría luce como capítulo de El internado de Antena 3. De unos años después, y de producción estadounidense, es Infectados, la peli de los hermanos Pastor, que luce totalmente diferente. O de la siguiente década Los últimos días, esta vez con producción y reparto españoles, una película sobre pandemias y miedo a salir a la calle por contagiarse. Unos visionarios los Pastor xD.

    Por un lado el CGI te permite hacer cosas que antes, de manera artesanal, costarían una pasta y no te puedes permitir, pero también lucen, o lucían en la época, de aquella manera. Nunca olvidaré Dragones y mazmorras, que también podría haber sido peli de sobremesa de los sábados de Antena 3. Y eso que se gastaron pasta en la peli. Al menos La hora fría tiene la excusa del presupuesto escasísimo, que compensan echándole ganas. Y no sale Mario Casas, lo que es un punto a su favor xD.

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  2. Yo le doy la razón a Enjuto Mojamuto y creo que los zombies estos no son zombies, son infectados XD.

    Lo de parecerse a un capítulo de El internado es la mejor definición que podía darse de la película...hay ganas, la historia, en principio, no es mala, pero sí muy derivativa, y se agradece el esfuerzo de hacer una producción seria, pensando en que pudiera salir al exterior, pero entre lo genérico de todo y esos efectos CGI (yo todavía me estoy recuperando del golpe que supuso a mis ilusiones infantiles esa película de D&D), no termina de salir.

    Infectados es de esas películas que pese a haber olvidado, es oírla mencionar y vuelve de golpe. Entonces no sabía que era de Pastor, pero la factura me pareció impecable dentro de sus medios, y entonces me había chocado mucho la descripción de esa epidemia que no es nada vistosa ni ficticia (ni mutas, ni te conviertes en zombie, ni nada), pero que es simplemente, una enfermedad, incurable y mortal y lo único que puede hacerse es evitar todo contagio. Si en su momento me pareció raro, o un poco abstracto, unos años después vino marzo del 2020 y dijo "Pérate, que te voy a hacer una demostración práctica" XD.

    Pese a ser partidaria de los efectos artesanales, que acaban envejeciendo mejor, el CGI bien usado sí que ha sido una oportunidad para producciones menores...ahi está Hellmouth del 2014, donde gracias a eso pudieron bajar a Stephen Mchattie al infierno cual orfeo noir.

    Y lo de Mario Casas si que era una plaga y no el CGI...que hasta Alex de la Iglesia lo acabó incluyendo XD.

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